Alvarez de Aviles, Juan Biografia

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Juan Álvarez de Avilés Biografía

Capitán General de Mar y Guerra.[1]

Contenido

Orígenes

Vino al mundo en la ciudad que le da el apellido, Avilés, sobre 1567 en Asturias.

Hoja de Servicio

Sabemos que ya en el año de 1607 estaba al mando de la Armada de Guarda del Estrecho, a las ordenes del duque de Medina-Sidonia que era el Capitán general de Andalucía y el que había ordenado la construcción de los buques, compuesta por diez naves pequeñas, ya que la capitana tenía cuatrocientas toneladas, estando todas tripuladas por ochocientos hombres y mil de los Tercios como guarnición.

La escuadra se acaba de constituir y era para tratar de vigilar el paso del Estrecho; se hicieron a la mar en el mes de marzo del año de 1607, se encontraban cruzando sus aguas cuando divisaron una escuadra holandesa, que daba protección a un convoy de mercantes, cuando ya se había entablado combate con la escolta, tuvieron que abandonar la lucha por declararse un fuerte temporal de Levante, que no les dio tiempo a rizar velas, por lo que muchos de los buques perdieron sus árboles. Escapándose así los catorce mercantes que protegían los bátavos.

A los pocos días volvieron a zarpar y detuvieron a cinco mercantes de la ciudad de Emden, por no llevar claros sus documentos y ruta, siendo marinados a la bahía de Algeciras, para que las autoridades decidieran sobre ellos.

Encontrándose aquí recibió un despacho del Duque, avisándole de que habían sido vistas treinta y cuatro velas doblando el cabo de San Vicente de ellas veintiséis eran grandes galeones holandeses. Y le adjuntaba una Real Orden por la que S. M. decidía que dada la inferioridad de la escuadra del Estrecho, debían de guarecerse en la bahía de Algeciras ‹en fortaleza› [2]

Esta decisión no era muy acertada y ante la duda, decidió convocar Consejo de Guerra, efectivamente don Tomás Guerrero de la Fuente capitán de mar y tierra nacido en la ciudad de Málaga, fue quien comenzó y después le siguieron otros. Guerrero dijo:

‹que en el caso de que los buques enemigos atacaran al mezclarse con los españoles la artillería de las fortalezas no podrían abrir fuego, por lo que no era conveniente y lo mejor era fondear, pero listos a dar las velas en cuanto hubiera oportunidad, ya que al ser más pequeños navegaban más rápidos y esta ventaja se perdía de obedecer esa orden›

pero se impuso la decisión del Rey, ya que desde hacía tiempo, el almirante Villamarí y el mismo Andrea Doria, habían demostrado que guarecerse ‹en fortaleza› daba muchas ventajas.

Así se cumplió y se formó una primera línea con los buques más grandes que eran cinco y los restantes cinco quedaron en retaguardia acoderados. Así se encontraban la tarde del día veinticinco de abril, cuando los holandeses entraron en la bahía impulsados por un inmejorable viento del Oeste, acortaron tan rápidamente las distancias, que a nadie le dio tiempo ni de abrir fuego, por lo que sucedió lo que se temía el almirante Guerrero, los artilleros de los fuertes se convirtieron en puros espectadores del combate, ya que al estar tan cerca de tierra la artillería de estos estaba en desenfilada, no pudiendo por ello proteger a los buque.

De esta forma la Capitana fue atacada por cuatro enemigos, los mismos a la Almiranta, igualmente al galeón Madre de Dios y tres a los Portuguesa y Campechana, no teniendo en cuenta para nada a la segunda línea, al estar a tiro de arcabuz fue cuando abrieron fuego al mismo tiempo ambos combatientes.

El combate fue duro como todos, pero aquí la desigualdad entre los dos contendientes casi ni se entendía, ya que a la capitana la abordaron varias veces las dotaciones de los cuatro que le rodeaban y otras tantas trasbordaron maltrechos a sus buques, e incluso abordaron los españoles, solo que reforzados los bátavos los devolvieron a su galeón, llegó un momento en que ya las fuerzas flaqueaban y habiendo muerto el General don Juan Álvarez el gobernador de la Infantería don Diego de Aguilar y Castro, el sargento mayor don Pedro Álvarez de Herrera y casi todos los oficiales, fue cuando consiguieron tomar el estandarte Real, pero la noche se les echaba encima y tuvieron que abandonar la bahía.

Falleció en combate el 25 de abril de 1607.

Las bajas españolas fueron en total trescientos cincuenta entre muertos y heridos, pero los holandeses no tuvieron menos y entre ellos también a su almirante Jacob van Heemskerk. Fernández Duro nos cuenta que:

‹Los cuerpos destrozados del general Juan Alvarez de Aviles y del gobernador Diego de Aguilar recibieron sepultura en el monasterio de San Francisco; de los otros, casi carbonizados, no pudieron identificarse mas que los de los capitanes Terrero, Granillo y Gutiérrez de Sandoval.›

Notas

  1. De la Armada de Guarda del Estrecho.
  2. Esto significa que debían de anclar lo más cerca posible de la costa para ser protegidos por la artillería de los castillos, los galeones muy juntos para evitar los abordajes, además de fijar unos cables entre ellos, para que el enemigo no rompiera la línea de batalla.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez. Entradas del biografiado y de los holandeses: Heemskerk, Jacob van y Hans, Peter van Der.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.

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