Baleares (1936)

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Construcción:

 Foto del crucero Baleares.
Baleares.
Foto cortesía del Museo Naval. Madrid. Colección D. Alfredo Aguilera.

Los dos cruceros, Canarias y Baleares, proceden de la Ley de 13 de julio de 1926 para el rearme naval español, donde se preveía la construcción de tres cruceros pesados llamados Canarias, Baleares y Ferrol por una Real disposición del 6 de septiembre de 1928. La construcción del tercero fue abandonada por dificultades presupuestarias.

Estos dos cruceros eran del tipo “Washington”, al seguir las especificaciones y limitaciones del tratado firmado en la capital norteamericana el 6 de noviembre de 1922. El tratado se firmó en Washington el 6 de febrero de 1921. España no firmó ese tratado, pero se unió a la norma de construir este tipo de cruceros que no debía pasar de 10.000 toneladas ni llevar artillería superior a 203 mm.

Los planos de los dos cruceros fueron diseñados por el británico Philip Watt, director del astillero Armstrong. Los planos fueron aceptados por la SECN el 31 de mayo de 1928, día en que ordenó su construcción. Sus líneas eran parecidas a las de los cruceros británicos clase “Kent” y “London”, diferenciándose en que los españoles contaban con una sola chimenea y en la torre de mando.

Desplazaba 10.000 toneladas estándar, 13.200 a plena carga. Medía 94 metros eslora, 19,50 de manga, 6,50 de calado. Su tripulación era de 800 hombres, aunque podía llevar hasta 1.200 hombres con el Estado Mayor y el armamento completo.

Disponía de cuatro grupos de turbinas Parsons, acopladas a cuatro hélices, y 8 calderas Yarrow. La potencia total de 90.000 caballos le proporcionaba una velocidad máxima de 33 nudos, aunque en pruebas superó los 34,7 nudos. Podía llevar 2.794 toneladas de combustible fuel-oíl que le daban una autonomía de 8.000 millas a 15 nudos, 4.000 millas a 25 nudos.

Su protección era de sólo 50 mm a la altura de la flotación, que aumentaban hasta 100 mm a la altura de los pañoles de las torres de 203 mm. La cubierta de protección variaba entre los 20 a 75 mm y las torres estaban blindadas con un blindaje de 25 mm de espesor.

Armado con 8 cañones Vickers de 203 mm en cuatro torres dobles, dos a proa y dos a popa, 8 cañones Vickers antiaéreos de 120 mm, cuatro en cada banda, 8 antiaéreos de 40 mm, 12 tubos lanzatorpedos de 533 mm, dispuestos en cuatro montajes triples, dos por banda, pero éstos nunca fueron instalados.

La quilla de los dos cruceros se colocó en los astilleros de la SECN de Ferrol el 15 de agosto de 1928. Estaba prevista su entrega en 1933. Hubo muchos retrasos en su construcción, y muchos detractores, que pensaban que este tipo de buques no eran necesarios para la Armada española y que eran muy vulnerables por la falta de protección.

Historial:

Fue botado el 20 de abril de 1932. Cuando comenzó la guerra civil se encontraba alistándose en Ferrol con bastante retraso, quedando en poder de los nacionales. Sólo se habían instalado la mitad de los cañones de 203 mm, y sin la dirección de tiro. Quedaba por instalar buena parte de los servicios eléctricos.

Su entrega a la Armada se produjo el 15 de diciembre de 1936, realizó pruebas de máquinas el día 18 y el 27 se desplazó a Cádiz para instalar parte de la artillería, la tercera torre de 203 mm y cuatro cañones de 120 mm. La torre nº 4 no fue instalada hasta bien entrado el año 1937 y hasta entonces llevó una torre simulada, de madera.

Para completar los mil hombres que necesitaba, se recurrió a una compañía de Infantería de Marina, adiestrada en ejercicios de tiro, además de numerosos voluntarios. Fue su primer comandante, desde antes de su entrega, el capitán de navío don Manuel de Vierna y Belando. Se unió a su gemelo Canarias en la costa de Málaga a finales de enero de 1937, apoyando con sus cañones el avance de las tropas nacionales.

Una de sus primeras misiones fue la escolta del mercante J.J. Domine, que salió de Ceuta con musulmanes del Protectorado rumbo a la Meca. Parte de esta misión la hizo en compañía del crucero Canarias.

A mediados de febrero de 1937 comenzó a operar en solitario o en compañía del crucero Almirante Cervera. El 18 de febrero de 1937 entró en Palma de Mallorca, donde recibió de la población la bandera de combate. El capitán de navío Vierna desembarcó por enfermedad y su mando se entregó al capitán de navío don Ramón de Ozamiz y Lastra, sustituido por el del mismo empleo don Rafael Estrada y Arnaiz el 7 de marzo. Mientras el Canarias marchó al Ferrol y operó en el Cantábrico, el Baleares se convirtió en el buque insignia de la flota nacional en el Mediterráneo y el Estrecho.

A finales de marzo de 1937 regresó el Canarias al Mediterráneo y se unió a su gemelo. El 2 de abril hundió el crucero Baleares al mercante griego Poli, que llevaba material para el bando republicano. El 20 de abril se entregó de nuevo el mando al capitán de navío Vierna.

El 25 de abril atacaron a la escuadra enemiga que estaba entrando en Cartagena tras bombardear Málaga. Después de un corto intercambio de disparos, los cruceros se alejaron para no entrar en el radio de acción de las baterías de costa de 381 mm. Después, intentaron atacar al acorazado Jaime I, que había varado, pero éste se puso a salvo en Almería.

El 20 de mayo navegaba entre la niebla escoltando un petrolero. Pasó por medio de una formación de destructores republicanos, avistando a los que navegaban en vanguardia. Disparó contra los destructores sin resultados.

El 24 de mayo fue alcanzado por una bomba lanzada por un avión cuando se encontraba fondeado en Palma. Provocó cinco heridos. A finales de mayó llegó a Cádiz, donde se le instaló la cuarta torre de 203 mm. A primeros de junio salió de Cádiz rumbo a la costa catalana. Efectuó varios bombardeos de la costa, escolta de convoyes y patrullas y sufrió varios ataques de la aviación. A finales de junio regresó a Cádiz para terminar de instalar los cañones de 120 mm que le faltaban.

El 12 de julio de 1937 se produjo el combate de cabo Cullera, cuando el crucero interceptó a varios destructores republicanos que navegaban escoltando un convoy rumbo a Valencia. En un primer encuentro, los destructores Churruca, Lepanto, Almirante Miranda y Almirante Valdés se retiraron ante los cañones del crucero. En un segundo encuentro se enfrentó a los destructores Sánchez Barcáiztegui y Gravina, pero consiguieron entrar en Valencia con el petrolero Campillo.

El 21 de julio entró en la base de Ferrol. A finales de ese mes relevó al crucero Almirante Cervera en el bloqueo de Santander. El 31 de julio entró en el dique de Ferrol. El 6 de agosto salió de Ferrol rumbo al sur y llegó a Palma el 9 de agosto, reanudando su campaña en el Mediterráneo y el estrecho.

El 7 de septiembre de 1937 se enfrentó a una escuadra republicana en el combate naval de Cherchell. Sabiendo que varios mercantes iban a zarpar de Argel con material de guerra, el crucero patrullaba la costa del norte de África. A las diez de la mañana del día 7, avistó un convoy de cuatro mercantes, Antonio Satrústegui, Aldecoa, Mar Caribe y Mar Blanco, a unas 30 millas al oeste de Argel, escoltados por los cruceros Libertad y Méndez Núñez, que navegaban a popa, y siete destructores por las bandas. Mientras los mercantes se alejaban con la protección de los destructores, los dos cruceros republicanos se dirigieron al Baleares. Sobre las once menos cuarto comenzó el crucero a disparar, respondiendo los dos cruceros republicanos a una distancia de unos 14.000 metros. Diez minutos después, el Méndez Núñez quedó rezagado debido a su menor velocidad, reduciéndose el encuentro a los dos cruceros mayores. Aunque el Baleares logró centrar su fuego y alcanzar al Libertad, éste alcanzó al Baleares en dos ocasiones. Faltando cuatro minutos para las once, fue por un cañón de 152 mm en la amura de babor, a un metro y medio sobre la línea de flotación. Nueve minutos después recibió el impacto de otra bala del mismo calibre en medio de las estructuras, delante de la chimenea. Mató a dos hombres e hirió a muchos, dañó el puente, dejó fuera de servicio una ametralladora de 40 mm y provocó otros daños. El Baleares se alejó para realizar algunas reparaciones. Volvió media hora después y comenzó otro duelo artillero a unos 16.000 metros. En esta ocasión, el Libertad se alejó hacia el convoy y se separaron. Esa tarde, el Baleares avistó de nuevo al convoy. En el intercambio de disparos no hubo consecuencias. Rompió el contacto y esperó al crucero Canarias, que se acercaba desde Ceuta. Mientras tanto, los dos cruceros republicanos trataron de buscar a los mercantes, pero no los encontraron al haberse refugiado en el puerto de Cherchell y uno de ellos, el Aldecoa, quedó varado en una playa. El solitario crucero nacionalista había impedido que el convoy llegara a su destino. El crucero entró en Cádiz el 9 de septiembre para desembarcar las bajas, cinco muertos y veinte heridos, y reparar averías.

El 11 de septiembre salió de Cádiz dando escolta a un convoy, llegando a Palma el día 13. Después de realizar nuevos servicios de escolta, el 4 de octubre entró en Ferrol para realizar varias obras, entre ellas el montaje de la dirección de tiro. Salió de nuevo el 22 de octubre con el crucero Almirante Cervera y el día 28 se unió al Canarias. Por los méritos contraídos, el capitán de navío Vierna fue ascendido a contraalmirante, siguiendo a bordo del crucero Baleares, ahora como jefe de la división de cruceros. Se entregó el mando del crucero, a finales de noviembre de 1937, al capitán de navío don Isidro Fontenla y Maristany.

Con la caída del frente republicano del norte, los cruceros nacionales operaron en el Mediterráneo, formando la Fuerza de Bloqueo del Mediterráneo, con base en Palma y al mando del vicealmirante don Francisco Moreno Fernández, que tenía su insignia en el crucero Canarias. Realizó numerosos servicios de escolta de convoyes y bombardeo de puertos, uno de ellos el de Barcelona en enero de 1938. Sufrió numerosos ataques aéreos, el más importante fue el 22 de febrero de 1938, cuando 18 “Katiuskas” atacaron a los cruceros Canarias, Baleares, Almirante Cervera y dos minadores. La peor suerte la llevó el Almirante Cervera que sufrió la pérdida de 12 muertos y unos 70 heridos, mientras en el crucero Baleares hubo un muerto y un herido.

A las tres de la tarde del 5 de marzo de 1938 salió de Palma con los cruceros Canarias y Almirante Cervera para dar protección lejana hasta el estrecho a un convoy de dos mercantes procedentes de Italia, el Umbe-Mendi y el Aizkori-Mendi. Estos mercantes, estaban recibido la escolta de los cañoneros Canalejas y Cánovas del Castillo y de los destructores Velasco, Huesca y Teruel. El comandante del bloqueo del Mediterráneo, don Francisco Moreno, había desembarcado en Palma, siendo el jefe de la división de cruceros el contraalmirante don Manuel de Vierna, a bordo del Baleares. El encuentro con el convoy se produjo a las cinco y media de la tarde al sur de Ibiza, reemplazando a la escolta anterior. Los tres cruceros marchaban a 13 nudos en línea de fila, a unos 4.000 metros a estribor de los mercantes.

La noche del 5 al 6 de marzo, navegando hacia Alborán en total oscuridad, se encontraron con la escuadra republicana, que había salido de Cartagena para atacar Palma de Mallorca y habían cambiado el rumbo para atacar al crucero Cervera, del que creían que se dirigía en solitario a Cádiz para reparar. El encuentro, inesperado por ambos bandos, comenzó con el lanzamiento de dos torpedos del destructor Sánchez Barcáiztegui contra el Cervera, el más retrasado, pero no tuvo éxito. Este encuentro pasó a la historia con el nombre de combate de Cabo de Palos. Tras perderse de vista las dos formaciones, Vierna ordenó rodear al convoy para evitar un ataque de la escuadra enemiga a los mercantes. Al no aparecer ésta, ordenó a la una y media de la madrugada regresar a su rumbo anterior. Cinco minutos después de las dos, los tres cruceros comienzan la maniobra de invertir el rumbo para compensar su mayor velocidad con respecto a los mercantes. Este cambio de rumbo les llevó al encuentro de la escuadra republicana.

Se entabla un breve duelo artillero, donde los cruceros republicanos Libertad y Méndez Núñez logran un impacto en la cubierta del Baleares. Poco después, tres de los cinco destructores de la 2ª flotilla lanzan 12 torpedos, tres el Lepanto, cuatro el Sánchez Barcáiztegui y cinco el Almirante Antequera, mientras que el Lazaga y el Gravina no intervienen en la acción. Uno o dos de ellos, alcanzan al crucero Baleares a la altura del puente de mando por la banda de babor, estallando el pañol de municiones de las torres una y dos. Murió en el acto el contraalmirante Vierna y todo su Estado Mayor. Los dos cruceros nacionales se alejaron para proteger al convoy, además de evitar un nuevo ataque de los destructores. La escuadra republicana, en vez de explotar su éxito, se retira a Cartagena satisfecha de lo conseguido.

La situación del crucero Baleares era desesperada. Se encontraba en llamas, con continuas explosiones y entrando aguas a raudales por la brecha abierta. Navegaba al garete, sin energía y escorado a babor. El oficial más antiguo que quedaba con vida, el teniente de navío don Manuel Cervera Cabello organizó la evacuación y las tareas necesarias para prolongar la flotabilidad del crucero. A las cuatro de la madrugada se acercaron dos destructores británicos, el Boreas y el Kempenfelt, alertados por las llamas y explosiones. Cervera intentó organizar la evacuación de forma ordenada, algo casi imposible con las explosiones y los bandazos. Los buques británicos intentaron en varias ocasiones acercarse al crucero. Viendo que era imposible, Cervera ordena abandonar el crucero, que se hundió ocho minutos después de las cinco de la madrugada. Los supervivientes se acercaron como pudieron a los destructores británicos, que lanzaron cabos. Impregnados de petróleo, muchos marineros caían de nuevo al agua y se ahogaron ante la dificultad de nadar en el petróleo.

Los cruceros Canarias y Cervera, después de asegurar a los dos mercantes, regresaron al lugar del naufragio a las siete y veinte. Comenzó el transbordo de los náufragos a los buques españoles. Poco después de las ocho y media aparecieron nueve aviones republicanos que ametrallaron a los náufragos y a los botes británicos. Fue alcanzada una de las lanchas del destructor Boreas, causando cinco heridos y muriendo uno de los marineros británicos. Temiendo un nuevo ataque, el capitán de navío don Rafael Estrada, comandante del Canarias, pide a los británicos que le sigan a Palma para desembarcar a los náufragos. Los británicos acceden y llegan a Palma a las cinco de la tarde. De los 1.223 hombres que llevaba embarcados cuando fue torpedeado, murieron 788. A la dotación habitual, se habían añadido el Estado Mayor, marineros de otras unidades que debían desembarcar en Cádiz y disfrutar de un permiso y un grupo de operarios de la Sociedad Española de Construcción Naval de San Fernando, dedicados a hacer reparaciones sobre la marcha.

En su corto tiempo en servicio, realizó 278 singladuras, bombardeó en 33 ocasiones la costa y puertos enemigos, tuvo cuatro encuentros con la escuadra enemiga, abatió 14 aviones, realizó 40 servicios de escolta de convoyes, reconoció 289 buques mercantes, fue atacado en tres ocasiones por submarinos y en 34 por aviones que le lanzaron 110 bombas.

Bibliografía:

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González, Marcelino.: 50 Barcos españoles. Fundación Alvargozález. Gijón, 2009.

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