Beranger y Ruiz de Apodaca, Jose Maria Biografia

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Biografía de don José María Beránger y Ruíz de Apodaca


 Retrato al oleo de don José María Beránger y Ruíz de Apodaca.
José María Beránger y Ruíz de Apodaca.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


XXXI Capitán General de la Armada.
VII Almirante.
Caballero cruzado de la Orden Militar de Calatrava.
En seis ocasiones distintas, desempeñó la cartera de Ministro de Marina.
Senador del Reino.

Contenido

Orígenes

Vino al mundo en la ciudad de Cádiz a lo largo del año de 1824, descendía de familia de marinos, siendo el nieto del conde de Venadito.

Hoja de Servicios

Pasó los exámenes de ingreso con tan solo trece años de edad siendo admitido por la Junta de Jefes de la Armada en el año de 1837, ya que en ésta época no había un centro destinado para la enseñanza de los aspirantes y guardiamarinas [1].

Continuó sus estudios, pasando el examen para su ascenso a guardiamarina de 1ª obteniéndolo en el año de 1841. A partir de aquí comienza a navegar para realizar los estudios prácticos, consiguiendo pasar el examen final y siéndole entregado su despacho de alférez de navío en el año de 1843, momento en que pasa como oficial subordinado a embarcar en diferentes buques.

Después de adquirir una experiencia se le otorga el mando del falucho Júpiter y posteriormente el del náutico Palomo, con los que realiza comisiones de guardacostas en las aguas de la Península.

Por Real Orden del año de 1847 se le asciende al grado de teniente de navío, poco tiempo después se le otorga el mando de la corbeta Villa de Bilbao, con la que vuelve a realizar misiones costeras y un tornaviaje a la Habana.

Por Real Orden del año de 1852, se le asciende al grado de capitán de fragata, permaneciendo en destinos en tierra, hasta que fue entregada a la Armada la fragata de hélice Petronila que se le entregó el mando, participando en su primer viaje en el traslado de la Reina doña Isabel II, embarcando en el puerto de Alicante y desembarcando en el de Valencia, al terminar esta comisión la división fue disuelta y pasó a Cádiz, donde se avitualló, continuando viaje al Cantábrico, fondeando en el puerto de Gijón.

Donde se mantuvo a la espera de la llegada de la Soberana, para volver a embarcar el día cinco de septiembre del mismo año y transportarla al puerto de la Coruña donde desembarco S. M. Zarpó el día veintiséis de septiembre del puerto con una fuerza de Infantes de Marina con destino y rumbo a la bahía de Cádiz, pero por un fallo tocó en el cantil del Norte, lo que produjo varias averías, pero con rapidez pudieron ser solventadas con los materiales de a bordo y continuo viaje a su destino, a su arribada se le cesó en el mando, por pasar el buque destinado al apostadero de la Habana en la isla de Cuba.

Continuó en el Departamento, hasta que por Real Orden del año de 1860 se le asciende al grado de capitán de navío, con el que desempeña varios mandos en tierra y siendo encargada la futura fragata acorazada Vitoria [2] en los astilleros Blackwall del Reino Unido en el año de 1864, se le nombró su comandante de quilla, siendo a continuación también su primer comandante cuando fue alistada en el año de 1867.

El día veintitrés de septiembre del año de 1868 se produjo el levantamiento del general don Juan Prim Prat y del contralmirante don Juan Bautista Topete, siendo apoyado por Beránger y su nueva unidad naval, consiguiendo derrocar a doña Isabel II y proclamar una nueva Constitución, que por apodo se le conoce por « La Gloriosa », pero que duró poco ya solo estuvo en vigor un poco más de un año, ya que fue sustituida por una nueva Monarquía en la persona de don Amadeo I de España, Príncipe de Saboya.

Pero si le valió a Beránger para obtener por su apoyo a la Revolución su ascenso al grado de brigadier en el mismo año de 1868 y unos meses más tarde, de nuevo se le ascendió al grado de contralmirante, ya en el año de 1869. Y al abandonar la cartera de Ministro de Marina don Juan Bautista Topete, le sucedió en el cargo, siendo la primera vez que lo ocupaba.

No llegando a ningún acuerdo en las Cortes Constituyentes, el día dieciséis de noviembre del año de 1870, se llegó al de hacer llamar para nuevo Rey de España al duque de Aosta, segundo hijo del Rey de Italia Víctor Manuel, para ello se preparó una escuadra en el puerto de Cartagena, para que transportara a los emisarios españoles, compuesto por un Presidente, que lo era de las cortes don Manuel Ruíz Zorrilla, acompañado por veinticinco Diputados y tres Secretarios, a los que se sumaba el Almirantazgo y al frente de él como Ministro de Marina, don José María de Beránger, más otros doce generales, jefes y oficiales.

Acudieron a Cartagena donde les esperaban lo buques, siendo el insignia la fragata Villa de Madrid, a quien acompañaban las fragatas acorazadas Numancia y Vitoria, zarpando el día veintiséis de noviembre, arribando a Génova el día treinta, trasladándose la división a la Spezzia y donde se engalanó a la Numancia para alojar a la familia Real, estando al mando del buque el capitán de navío Díaz Herrera. La familia Real llegó en tren especial al puerto el día veintiséis de diciembre, de donde zarparon dándoles escolta la fragata Príncipe Humberto y la goleta Vedetta, del Reino de Italia, sufriendo un fuerte temporal del O. que les impedía avanzar, pero a pesar de ello consiguieron presentarse ante el puerto de Cartagena el día treinta de diciembre, donde entraron y atracaron, desembarcando la familia Real algo mareados. De aquí nació una amistad entre don Amadeo y don José María, que sería aprovechada por éste.

A la llegada al trono de España de don Amadeo I, contribuyó desde su alto puesto a formar un partido de izquierda dinástica, lo que le facilitó posteriormente regresar al mismo cargo, ya que lo fue por segunda vez en el año de 1872. Como los Gobiernos se sucedían muy rápidos al dejar el puesto se le destinó como capitán general del Departamento de Cádiz, en el que permaneció unos años.

Siendo destinado a la isla de Cuba, donde estaba en ebullición la guerra de los diez años, con el grado de comandante del Apostadero y Jefe de la escuadra allí destinada, participando personalmente al mando de la Infantería de Marina, junto a las fuerzas del ejército al mando del general Blanco, en diferentes combates y lugares, hasta conseguir la pacificación en el año de 1878. Aún continuó un tiempo en su cargo hasta poder regresar a la Península.

Por tercera vez ocupó la cartera de Marina en el año de 1885, por cuarta vez en el año de 1890, pero en esta ocasión presentó la dimisión para poderse batir en duelo en defensa de su honor y de la Armada, por quinta vez en el año de 1892 donde le tocó presidir la conmemoración del descubrimiento de América.

Viajó hasta la ciudad de Cádiz, porque iba a tener efecto la celebración del cuarto centenario del descubrimiento del Nuevo Mundo, siendo el día veintiocho de julio del año de 1892, cuando se le hizo entrega al Ministro de Marina la copia de la nao Santa María, por lo que unos días después nombró a Concas su comandante y como segundo al señor Gutiérrez Sobral.

El día treinta se presentó el vapor Legazpi enarbolando la insignia del Ministro don José María de Beránger, dando remolque a la nao hasta dejarla fondeada en la bahía de Cádiz, al día siguiente, treinta y uno de de julio, pasó a darle remolque a la nao el vapor de la Trasatlántica Piélago, que iba a la estela del buque insignia, a los que les daban escolta los buques de los diferentes países que habían acudido a celebrar el evento, en dos columnas a ambos lados del insignia y la nao, hasta arribar al puerto de Huelva.

El día dos de agosto, zarpó sola la Santa María hasta el puerto de Palos, soplando un viento flojo que le permitió desplegar las velas mayor, trinquete y gavia, ya que lo estaba recibiendo por la cuadra, consiguiendo navegar a una velocidad entorno a los cinco nudos, a su arribo se había dispuesto una batería en tierra en el Convento de la Rábida y toda su frontal a la mar, enarbolando todas las banderas de los países americanos, por lo que saludó la Santa María con sus lombardas y siendo contestadas por las del Convento.

Los buques presentes en representación de sus países se encontraban, por parte de los Estados Unidos: Newarck, capitán A.E.K. Benham, con el comodoro C. S. Carey. Reino Unido: Australia, capitán Swinton C. Hollan; Amphion, capitán John R.E. Pattison; Scout, capitán Walter S. Goodridge; Torpedero, capitán Hugh le D. Staplenton; Torpedero, capitán Allan T. Everett. Francia: Duglesquin, capitán Mr. Blanc y Hirondelle, capitán Mr. Bellue. Austria: Aurora, capitán M. Thewalt. Italia: Lepanto, capitán S. Grenet Francesco, insignia del contralmirante De Liguori; Bausan, capitán De Libero; Dogali, capitán Giorelo y Duilio, capitán conde Candiani de Olivala. Holanda: Bonaire, capitán A. F. Krabbe. Portugal: Vasco de Gama. Méjico: General Zaragoza, capitán Reginald Carey Bretón. Argentina: 'Almirante Brown', capitán T. Domec Garcia, insignia del almirante don Daniel Solier; Veinticinco de Mayo, capitán un C. N. y España: Legazpi, comandante Adriano Sánchez Lobatón, siendo el buque de representación por enarbolar en él la insignia del Ministro de Marina, don José María de Beránger; Pelayo, comandante Luis Pastor y la insignia del contralmirante don Zoilo Sánchez Ocaña; Reina Regente, comandante José Pilón; Vitoria, comandante Manuel Dueñas; Alfonso XII, comandante José de Guzmán; Isla de Cuba, comandante Salvador Rapallo; Isla de Luzón, comandante Ramón Valentí; Temerario, comandante Rafael Pascual de Bonanza; Cocodrilo, comandante Adolfo España; Nautilus, comandante Fernando Villaamil; Arlanza, comandante Alberto Castaño; Cuervo, comandante Manuel Pasquín y Piélago, comandante N. Pla.

Al mismo tiempo lo hizo toda la flota mencionada, por lo que el espectáculo era digno de ver, además de durar casi una hora el saludo por salvas, haciéndose más largo por hacerlo también al antiguo estandarte de Castilla, que se encontraba en el centro de todas las demás banderas, al terminar pusieron todos rumbo al S. en formación de cuatro columnas, en el exterior a ambos costados los acorazados y cruceros, siguiendo las aguas de la Santa María, también en dos columnas algo separadas los buques más pequeños, detrás de la nao iba el Legazpi con la insignia del Ministro, cuando todos ya estaban formados y algo alejados de la rada, el buque del Ministro dio contramarcha, siendo a su vez de nuevo saludado por todos los buques, entonces se enarbolaron las banderas de órdenes y se realizó una espectacular exhibición de maniobra, a pesar de los diferentes tamaños, velocidades y radios de giro, no hubo ningún abordaje y todo salió a la perfección, quedando asombrados todos del buen entrenamiento de las distintas escuadra, a pesar de no ser todas las unidades del mismo país.

El Legazpi tomo a remolque a la nao y la devolvió a la rada, hasta dejarla fondeada de nuevo. La maniobra de la exhibición la mando el Ministro don José María de Beránger, quedando demostrado que la pericia de todos y el buen mando, se consiguió hacer de esta exhibición naval, quizás la mejor de todas las celebradas hasta ese momento, ya que aún siendo del mismo país venían sucediéndose siempre algún desperfecto en ellas por causa de la gran cantidad de buques y sus diferencias ya mencionadas.

Dejó el cargo de nuevo y ocupo su puesto de Senador, hasta que volvió a ganar las elecciones su partido y por sexta y última volvió a ser nombrado Ministro de Marina en el año de 1895, pero la rueda de la política era tan rápida que a veces no daba ni tiempo a sentarse en el sillón. Pero por reconocimiento a su gran labor a través de los años, por Real Orden del año de 1895 se le ascendió al grado de vicealmirante. No en balde llevaba veintiséis años con el grado de contralmirante, quizás el más largo de la Historia Naval de España en ese grado.

Por Real Orden del día treinta de abril del año de 1903, fue elevado a la máxima dignidad de la Real Armada, con el grado de Capitán General, siendo el séptimo Almirante, graduación que estaba entonces en vigor desde la Revolución de 1868.

Ocupando al mismo tiempo por ser anexos el cargo de Presidente de la Junta Consultiva de la Armada, así como del Consejo Superior de la Marina.

Permaneció en su puesto, hasta que el día veintitrés de enero del año de 1907, le sobrevino el óbito en Madrid.

Entre otras condecoraciones estaba en posesión de: Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III; Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo; Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo rojo; Gran Cruz del Mérito Naval con distintivo blanco; Comendador de la Orden de San Mauricio y San Lázaro. Italia; Cruz de Comendador de la Orden de Cristo. Portugal; Placa de Medjidie Imperial. Turquía; Medalla de los viajes de doña Isabel II; Medalla del viaje de don Amadeo I; Medalla de Cuba y Benemérito de la Patria.

Notas:

  1. En el año de 1824 se refundieron las tres compañías de Guardiamarinas en un Colegio, el cual debía de establecerse en la población de Puerto Real, pero se decidió trasladarlo a La Carraca, a pesar de ser un establecimiento de la Armada no se pudo poner en marcha. En el año de 1828 se suprimió el Colegio y se dio libertad de enseñanza aplicando la Constitución del año de 1812, por ello ya no era necesario ser hijodalgo ni pasar las pruebas de limpieza de sangre, al estar preparado se pasaba un examen presidido por una Junta de Jefes de la Armada, quienes al dar el Vº Bº se producía el ingreso en la Corporación. No era fácil superarlo, porque en los exámenes las exigencias eran las justas y conformes a lo que requería la profesión, fue una época muy dura pues ante la libertad de estudio los jueces de las pruebas eran implacables en ellas, no perdonando ningún error por nimio que fuera. Pasando con todo esto veintiún años en los cuales no hubo academia, ni colegio, ni compañía de guardiamarinas, siendo libre la preparación de todos los aspirantes, viviendo en « casas de confianza » e ingresando por el examen de la Junta de Jefes, llegando el año de 1845 en que por fin se abrió la Escuela Naval Militar en San Carlos.
  2. Este buque siempre lleva al mismo error que es conveniente corregir, siempre se llamó Vitoria, en honor a la capital de la provincia de Álava, sólo se llamó Victoria, los tres años de duración del reinado de don Amadeo I y en honor a la Reina esposa del Rey que así se llamaba, regresando al de Vitoria cuando el Monarca abandonó el trono de España.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 8. 1910, página, 183 y 184.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Nao Santa María. Memoria de la Comisión Arqueológica Ejecutiva. Madrid, 1892. Dibujos de don Rafael Monleón.

Fernández Duro, Cesáreo.: Viajes Regios por Mar en el transcurso de quinientos años. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1893.

González de Canales, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada Española, del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga. 1998.

Rey Vicente, Miguel del.: La Guerra de los 10 años (1868-1878). Ristre. Madrid, 2003.

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