Enriquez de Cabrera y Velasco, Fadrique Biografia

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Fadrique Enríquez de Cabrera y Velasco Biografía


Grabado de don Fadrique Enríquez de Cabrera y Velasco. IV Almirante Mayor de Castilla. Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro. IV señor de Medina de Rioseco. III Conde de Melgar y I Conde de Módica.
Fadrique Enríquez de Cabrera y Velasco.
Grabado Biblioteca Nacional de España.


IV Almirante Mayor de Castilla

Caballero de la Insigne Orden del Toisón de Oro

IV Señor de Medina de Rioseco

III Conde de Melgar

I Conde de Módica

Orígenes

Vino al mundo en la villa de Medina de Rioseco (Valladolid), a mediados del siglo XV.

Hoja de Servicios

Al fallecer su padre en el año de 1485 heredó el título de Almirante, pero ya llevaba un tiempo a bordo de los mismos, como era costumbre en la época.

En el año de 1487 estaba al mando de la escuadra de buques redondos, que su padre había mandado pasar al Mediterráneo, con la que estaba bloqueando las aguas de la ciudad de Málaga, facilitando así el progreso de los ejércitos cristianos.

En el año de 1495 y como a tal Almirante Mayor de Castilla, estuvo al frente de la escuadra compuesta por ciento veinte buques, que zarpó de la población de Laredo, con rumbo a Flandes trasportando a la infanta doña Juana para contraer matrimonio con el archiduque de Austria don Felipe. Al regresó transportó a la archiduquesa de Austria doña Margarita, prometida a su vez del príncipe de Asturias don Juan.

Continuó prestando sus servicios a los reyes, ganando fama de valeroso soldado y recto proceder, demostrado en los distintos combates que mantuvo y en las decisiones tan claras que tomó en todo momento.

Don Fadrique fue el que decidió iniciar la construcción del palacio de los Almirantes, así como la iglesia de San Francisco, fundando a su vez el convento de Santa Clara y mandó construir la iglesia de Santa María de Mediavilla que aún llegó a verla terminada.

En el año de 1504 al fallecer la reina doña Isabel —La Católica— las Cortes de Castilla proclamaron reina a su hija doña Juana, al llegar a España desde Flandes para tomar posesión del trono, sucedió el accidente que causó la muerte a su marido el archiduque de Austria, por las reacciones de doña Juana, su padre el rey Católico consiguió que fuera dada oficialmente por —Loca— y ser él nombrado Regente de Castilla.

En el año de 1516 falleció el rey don Fernando —El Católico—, quedando como regente de España el cardenal Jiménez de Cisneros, hasta que consiguió reunir a las Cortes de Castilla ya en el año de 1518, para proclamar como soberano al hijo de doña Juana el futuro don Carlos I.

En estas cortes se dijo de todo y muchos, como era notorio tomaron partido, unos a favor del nombramiento del hijo por estar — Loca — la madre y entre los contrarios a esta posición se encontraba don Fadrique, quien según se dice, cerró la cuestión con una frase que ha pasado a la historia: «. . .ya estuviese loca o cuerda» por lo que las Cortes dieron como reina a doña Juana, más bien ratificaron la primera elección del año de 1504.

Esto obligo casi de por vida al rey de España don Carlos I, luego Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, como V de su nombre, a tener que firmar todos los documentos con referencia a Castilla, como: «La Reina y Yo» Así que se da la paradoja, que siempre es nombrado como Carlos V, lo que casi es un acierto, ya que como Rey de España no le era posible hasta que su madre no falleciera, siendo en realidad Rey de Aragón pero Regente de Castilla.

A esto se sumó, que la rancia aristocracia castellana se negara en redondo a que el Rey abandonara la Península, además de que el dinero para los combates en Europa salía de los reinos de España, por esta razón se levantaron los Comuneros en Castilla y las Germanías en Aragón, pues sus constantes demandas económicas estaban dejando exhaustas las arcas hispanas.

Don Fadrique no tomó partido, ya que al final las Cortes admitieron al Rey, lo que provocó aún más el levantamiento general de la Península y no quería entrar en refriegas internas por considerar que venían de fuera, para como siempre matarnos entre los de dentro, así decidió abandonar la política y dedicarse a controlar su hacienda.

El nuevo Rey fue algo listo, pues viendo lo difícil que era doblegar a los españoles, decidió partir salomónicamente el problema ya que obligatoriamente debía salir de la Península para ser investido como Emperador del Sacro Imperio y otros menesteres.

En el año de 1519 a pesar de saber que no estaba de su parte le otorgó el Toisón de Oro y lo nombró Regente del Reino, junto al cardenal Adriano y el condestable don Íñigo de Velasco, consiguiendo con ello calmar a los comuneros al poner a un castellano de su raigambre en un puesto de tanta altura y facilitar a la nobleza a comprender que sus decisiones no estaban en contra de ella.

Fue un buen regente, sobre todo muy conciliador para evitar el derramamiento de sangre, solo cuando ya no había otra solución utilizó la fuerza. Todo llevado por su muy buena voluntad, pues amaba más a España que a su propia vida habiéndola puesto en peligro en varias ocasiones por ella.

A pesar de sus buenos oficios, durante su permanencia en la regencia consiguió aplazar la temida guerra, pero al llegar de nuevo el Rey ya no se pudo parar, por lo que definitivamente se excusó a S. M. y abandonó la política.

Sobreviniéndole el óbito el 7 de enero de 1537.

Falleció sin descendencia, heredando sus títulos su hermano Fernando Enríquez de Cabrera y Velasco que el rey don Carlos I lo elevó a Duque de Medina de Rioseco, por Real Cédula del día veintidós de abril del año de 1538. V Almirante Mayor de Castilla.

Antecesor
Bandera_Castilla
IV Almirante Mayor
XXX Almirante de Castilla
Sucesor
Alonso Enríquez de Quiñones Fadrique Enríquez de Cabrera y Velasco Fernando Enríquez de Cabrera y Velasco

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el Contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 20, 1915. Página 71.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Marina de Castilla. Desde su Origen y Pugna con la de Inglaterra, hasta la Refundición en la Armada Española. Madrid. 1894.

Salas y González, Francisco Javier.: Marina Española de la Edad Media. Imprenta Ministerio de Marina. Tomo I, 1925, Tomo II, 1927.

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