Porter y Casanate, Pedro Biografia

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Pedro Porter y Casanate Biografía


Almirante de la Armada Española.

Caballero de la Militar Orden de Santiago.


Orígenes

Vino al mundo en la ciudad de Zaragoza, por el año de 1610.

Hoja de Servicios

En 1627 al terminar sus estudios universitarios, entró en la armada a prestar sus servicios, como soldado, tenía a la sazón 28 años, con plaza ordinaria más 6 escudos particulares de ventaja, en la compañía del capitán Gaspar de Carassa, siendo ésta una de las Armadas Reales, pasando posteriormente a la escuadra de las Cuatro Villas.

Como era habitual en aquella época inmediatamente tuvo su bautismo de fuego, pues iba embarcado en la flota de don Fadrique de Toledo, que habiendo zarpado del puerto de la Coruña y formando expedición, poniendo rumbo a la plaza de La Rochele, a la que se le prestó el socorro necesario.

En 1628 iba embarcado en la escuadra de don Francisco Vallecilla, con la misión de correr las costas del sur de la Península y limpiarlas de berberiscos, así como al acercarse la fecha de la arribada de la Flota de Indias, el navegar de vuelta encontrada para prestarle la debida protección.

Pero el problema consistía, en que si la Flota se había enterado de la presencia de enemigos, siempre tenían dos opciones, o navegar con rumbo a las costas de Galicia, o por el contrario hacer su derrota normal y doblar el cabo de San Vicente.

Por esta razón la escuadra navegó en demanda de los dos puntos y no fue en vano, ya que en las aguas de Finisterre mantuvo un combate su galeón contra uno turco y lo derrotó, para posteriormente poner rumbo Sur y ya doblado el cabo de San Vicente, mantener otro encuentro con un enemigo de la misma procedencia, pero ya en las aguas de Sanlúcar que también fue rendido.

A caballo de los años de 1629 y 1630, participó en la campaña realizada por don Fadrique de Toledo, para la conquista de las islas de la Nieve y de San Cristóbal.

En 1631 se le ascendió a alférez de su compañía, realizando un viaje con don Antonio de Oquendo a la América española.

En 1633 se le subió el sueldo con ocho escudos de ventaja.

Por esta época publicó en su ciudad natal un folleto, cuyo título era «Reparo a errores de la navegación española.» En él como novedad se describe la corredera, «como un instrumento que colgado de la popa de la nave señala las leguas que se andaban.»

Le enseñó Porter a don Antonio de Oquendo, los principios y después poniéndole al día en la ciencia de la cosmografía, por lo que agradecido su general le nombró, en el año de 1634 capitán de mar y cabo de tropa, del patache de guerra San Antonio.

En el año de 1635, pidió y se le otorgó licencia del Virrey de Méjico, para reconocer las costas del mar del Sur y explorar muy especialmente las de California.

En esta labor efectuó grandes gastos, llegando a construir el mismo algunos instrumentos, después de estos desvelos, le fue confiscado el buque cuando se hallaba en Acapulco.

Pero no se dejó amilanar y volvió una nueva autorización, pero esta fue anulada, por temor a que esta exploración diera con el famoso paso del norte del Atlántico al mar del Sur, que de descubrirse podría ser aprovechado por nuestros enemigos.

En 1637 regresó a España, con la intención de elevar al Rey su petición de exploración, en la cual no cejaba, su buques fueron atacados por los holandeses, siendo hecho prisionero y conducido a Curaçao.

Pudo ser canjeado y regresó a España, entorpeciendo su petición, el que Rey reunido con su Consejo de Indias, estaban examinando toda la campaña del socorro a Fuenterrabía, ocurrida en el año de 1638 y al mando del general Lope de Hoces.

En el combate de Guetaria, estaba al mando de una compañía de infantería de marina y un galeón, que por nombre era el Santo Cristo de Burgos, al que se negó a desamparar a pesar de estar en fuego, teniendo que salvarse arrojándose al mar y a nado, pero sólo realizó esta acción cuando recibió la orden directa y tajante de su general.

En este combate, hubo de sufrir, por la pérdida de uno de sus hijos.

Se le otorgó, por sus merecimientos y valor demostrado, el mando de otra compañía y otro galeón, el nombrado San Diego, con el que se hizo a la vela, por pertenecer a la flota del general Gómez de Sandoval, poniendo rumbo a la América española.

Al mando del galeón nombrado León Félix, perteneciente a la escuadra del general Orellana, participó en la expedición de socorro a Tarragona.

En agosto de 1640, se otorgó la cédula de autorización, para realizar su sueño de explorar California.

En 1642 participó en el combate de la ciudad de Barcelona, estando al mando de la artillería del galeón capitana del duque de Ciudad Real.

En esta campaña, se le ordenó desembarcar, dándole el mando de la caballería.

Por fin pudo cumplir el comienzo de su sueño, embarcó con destino a Méjico en el año de 1643, siendo nombrado cabo y almirante, con las honras y preeminencias de los de la Real Armada.

Al llegar ordenó construir unos buques en la costa de Nueva Galicia, que se realizaba bajo su dirección y que él pensaba que eran los más apropiados, pero las maledicencias le volvieron a causar un gran disgusto, pues hubo casualmente un incendio, que provocó la destrucción de los buques.

Pero no por ello cejó en su empeño, en el año de 1647, mandó la construcción de dos galeones en Sinaloa, los nombrados Nuestra Señora del Pilar y 'San Lorenzo', con los que realizó el recorrido y levantamiento hidrográfico de las costas e islas del Golfo.

Desde éste mismo año, fue nombrado Gobernador y Capitán General de la provincia de Sinaloa, incluyendo sus fronteras, presidios y costas del mar del Sur.

De todos estos trabajos de exploración que realizó, fue comunicado en un extenso informe el Rey, el cual lo recibió del virrey de Méjico, conde de Alba de Liste, a lo que con fecha del 15 de septiembre de 1651, recibió una real comunicación, en la que se le decía «que se daba por bien servido.»

En 1651 por sus dolencias e impedimentos, presentó la dimisión de su cargo de Capitán General de Sinaloa.

En de 1652 estando baldado de brazos y piernas, lo que le impedía servir directamente en los buques, donó al rey sus dos galeones con todos sus pertrecho de guerra.

No se quedó en esto, sino que añadió a la entrega de los buques la vigésima parte de las perlas que le pertenecían por los cambios y rescates realizados con los indios californianos.

En 1655 por sus méritos y por sus dolencias, que no estorbaban sus consejos y buenos entendimientos, el Virrey del Perú, le nombró Gobernador y Capitán General interino del territorio de Chile y presidente de su Real Audiencia.

Se le obligó a realizar el viaje con premura, para tomar posesión de sus cargos, por haber sido residenciado su antecesor don Antonio de Acuña.

Llegó en el año de 1656, pero inmediatamente se supo que había llegado, pues consiguió en muy poco tiempo abundantes victorias para las armas de España.

Pues conservo el fuerte de las Cruces, realizó la restauración de la ciudad del Chillán, consiguiendo la liberación de aquella provincia, que estaba a punto de ser conquistada por la tribu de los indígenas llamados mapuches en la Araucanía a quienes derroto.

Poco tiempo después de esta victoria, al parecer por una dolencia del corazón le atacó una grave hidropesía, que le obligó a estar postrado, por lo que poco pudo disfrutar de su victoria.

Falleció en la ciudad del actual Chile de Concepción, el 27 de febrero de 1662.

Con el amargo dolor de que: «…murió con el desconsuelo de saber que sus servicios no eran estimados en su justo valor…»

Dejó varios escritos y obras notables, entre ellas su «Diccionario Náutico.», una «Hidrografía General.», «Relación de los sucesos desde que salió de Nueva España en 1643 a descubrir el Golfo de California, hasta fin de 1644, con la descripción del país y de sus naturales.» y también la continuación del «Reparo de los errores de navegación.» que título como: «Tratado de las reglas y preceptos de la navegación.»

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández de Navarrete, Martín. Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. 1851.

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