Presa de escuadra turca por la de Napoles 1624

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Presa de escuadra turca por la de Nápoles 1624



Comillas izq 1.png «Presa que D. Diego Pimentel (que esté en el cielo), general de la escuadra de Nápoles, hizo a la vista de las islas de San Pedro con ocho galeras de su escuadra, cuatro de Florencia y tres del Papa. Dase cuenta de la muerte de este General y de quién era el corsario a que venció, el valor de la presa, muerte de los turcos y libertad de muchos cristianos. Con licencia, impreso en Madrid por Juan Delgado, y por su original en Sevilla por Diego Pérez. Año de 1624.

Salió de Nápoles D. Diego Pimentel a 8 de setiembre, día de Nuestra Señora, y fue a la isla de Elba, a puerto Ferrara, donde le aguardaban las galeras de Florencia, y habiendo reconocido las islas de la Chanosa, corrió la costa de Córcega hasta las Bocas de Bonifacio, y no habiendo hallado lengua de las galeras de Biserta y Argel, en cuya busca iba, ni de otros corsarios, pasó a Cerdeña y la costeó por la parte de Levante, y llegó a la ciudad de Caller a los 26 del dicho mes, para ver si D. Juan Vives, virrey del dicho reino, tenía algunos avisos, y no los habiendo hallado, el mismo día partió la vuelta de las islas de San Pedro, por ser el puerto más frecuentado de los enemigos, y llegó a ella a los 28 por la mañana, donde estuvo hasta el 2 de octubre, haciendo las diligencias ordinarias de las descubiertas por las mañanas, y aquel día mismo se fue a tierra firme, que estaba a poca distancia, a hacer la aguada, y una hora antes que anocheciese, la guarda de arriba descubrió dos bajeles 20 millas a la mar, la vuelta de Levante: dejó pasar parte de la noche y partió la vuelta de ellos, y al amanecer el día descubrieron las guardas seis bajeles por proa, a distancia de 15 millas, y porque había poco viento y bonanza de mar, llegóse a ellos a las ocho de la mañana a tiro de cañón.

Eran tres bajeles redondos, dos pataches y una tartana, la cual la desampararon, y habiendo ido la falúa de las galeras a reconocerla, halló un turco en ella y le trajo a la Capitana, y éste dio aviso que la Capitana estaba armada con 200 turcos y 36 piezas y los dos pataches con 50 hombres cada uno; el uno de los bajeles, que será de 400 a 500 toneladas, es de la Inclusa; iba desde Tabarca cargado de trigo a Nápoles y había cuatro días que le habían cautivado. El otro es un bajel nuevo, casi del mismo porte, que en Sicilia le sacaron del cargador de Yaca, sin gente ni artillería, y ellos lo armaron.

Comenzóse a pelear, y el primero que se rindió fue el de la Inclusa: habiendo peleado cuatro horas, le rompieron el trinquete de un cañonazo, y de otro el timón, y saliendo los turcos que tenía dentro en la lancha se fueron a la Capitana; y de allí a poco se rindió el bajel que sacaron de Sicilia, y porque la Capitana peleaba con mucho valor, dio D. Diego Pimentel orden que todas las galeras disparasen a ella y estando su Capitana casi a tiro de mosquete tirando la artillería, y D. Diego dando órdenes en la popa, vino una bala de mosquete y le dio en la boca del estómago una herida mortal; y con todo esto estuvo un rato para ver si se rendía el bajel. Bajáronle a curar a la cámara, y hallóse que la herida era penetrante, y estándole curando avisaron de arriba que los dos pataches se huían, y envió luego orden a D. Francisco Manrique que con la patrona de Nápoles, en que él iba embarcado, y otras siete galeras fuese tras ellos, quedando las siete cañoneando la Capitana.

Son Francisco alcanzó los dos pataches, y los embistió y rindió con mucha bizarría, y todavía la Capitana no se quería rendir, con haberle muerto 100 hombres, hasta que la desarbolaron a cañonazos. Y últimamente la gente comenzó a echarse a la mar y acudieron los esquifes y falúas, y el corsario, que se llama Azan Calafate, turco de nación, arráez del bajel, ya que no pido más, echó a la mar todas las armas y 80.000 reales de ocho que tenia de presas, y voló una esclava rusa que traía para mujer suya, y dejó una mina en el bajel, que a poco rato, como él se echó a la mar se quemó. Peleo ocho horas con gran bizarría, y dicen que es el corsario de más opinión que había en Argel, y que a los 4 de abril salió en conserva de otros 12 bajeles al estrecho de Gibraltar, y que unos ponientes frescos los echaron a Levante, donde ha andado seis meses y enviando otras presas a su casa.

Murieron peleando más de 100 turcos, y se han tomado con este arráez 150 vivos, y D. Diego Pimentel murió de la herida, día de San Francisco, 4 de octubre, a boca de noche, habiendo vivido treinta horas. Los dos bajeles y pataches han entrado en Caller, y la tartana se perdió mientras se peleaba, y esta victoria se ha tenido con pérdida del General (que es gran pérdida), y un artillero y dos o tres forzados.

Hoy 5 de octubre en Caller se ha hecho la repartición de la presa, y los esclavos que se han tomado vivos son casi 200, y se ha dado libertad a 100 cristianos, y según lo que refieren, con el bajel que se quemó y los que están en este puerto importarán toda presa 200.000 ducados, antes más que menos.» Comillas der 1.png


Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo: El Gran duque de Osuna y su marina. «Sucesores de Rivadeneyra». Madrid. 1885.

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