San Nicolás de los Arroyos combate 1811

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1811 Combate de San Nicolás de los Arroyos


Parte del combate del día 2 de marzo dado por el capitán de fragata don Jacinto de Romarate, Comandante de la división compuesta por los bergantines Cisne, de 12 cañones y Belén, 2 de á 18 y 8 carronadas y los faluchos Fama y San Martín.


« Excmo. Sr. — En mi oficio de 17 del pasado ofrecí dar á V. E. una noticia satisfactoria con motivo de haber sabido la entrada en el Paraná de los buques armados por la subversiva Junta de Buenos-Aires, y tengo el honor de cumplir mi palabra poniendo á las órdenes de V. E. la goleta Invencible, del porte de 12 cañones, ocho de ellos de á ocho, y los restantes de á 12; el bergantín Veinticinco de Mayo, con 14 carronadas de á 12, dos cañones de idem á proa, y dos de á ocho á popa, y la balandra la Americana con un cañon de á seis giratorio, y dos de á tres en las bandas, que acaban de dar fondo en este puerto con los demás buques de mi division.


El abordaje que para su apresamiento tuve que darles en el surgidero de San Nicolás, donde se hallaban fondeados, hace tanto honor á las armas del Rey, y tan recomendables á los Comandantes y Oficiales y tripulaciones de los buques de mi mando, que para satisfacción de V. E. y justo premio de estos, pongo en su noticia lo que sigue:


En la noche del 28 del pasado logré amarrarme en la parte del E. de la isla del Tonelero, y al amanecer tuve la satisfacción de avistar á los buques de la Junta que se hallaban acoderados en el canal que forma la isla de San Nicolás con sus barrancas, é inmediatamente puse señal llamando á los Comandantes de mi division, con el fin de determinar facultativamente si convenia atacar navegando en favor o contra de la corriente que en aquella estrechura es incalculable; y segun mi parecer, se determinó que fuese en contra de ella, pues de este modo podiamos hacer uso por más tiempo, y con mayor ventaja, de la artillería gruesa de nuestros bergantines Cisne y Belen. Determiando esto, puse la señal de dar la vela, y á las ocho de la mañana, doblé la isla del Tonelero con proa al OSO., no habiendo podido efectuar enteramente por falta de viento; pero lo conseguí á la espía, y á las doce de amarró la division á la parte O. de la isla como á dos tiros de cañon de las embarcaciones que se iba á atacar. A las cuatro de la tarde tiré un cañonazo sin bala y despaché al alférez de navío D. José Aldana, Comandante del falucho San Martín, en calidad de Parlamentario. Este Oficial, contra todo orden de guerra, no fue recibido y regresó a bordo al ponerse el sol.


Luego que esto se verificó, determiné, con anuencia de los Comandantes y Oficiales de los buques, atacarlos y abordarlos en el momento que el tiempo me lo permitiese. Al amanecer del siguiente dia largaron los bajeles de la Junta una bandera roja al tope de trinquete, asegurándola con un cañonazo con bala, indicándonos no daban cuartel, cuya bravata nos anunció más bien su miedo y nuestra victoria.


A las siete y media salí con mi lancha armada á reconocer de más cerca su posicion, y rompieron el fuego luego que entré bajo de tiro, regresé á bordo despues de reconocidos, y me mantuve así hasta las ocho de la mañana siguiente, porque el viento no permitia dar principio á la accion. A esta hora dí la vela al efecto con viento al S. fresco y con la órden dada á los Comandantes de seguir batiéndolos hasta llegar al abordaje; pero habiendo tirado como 14 ó 16 tiros de proa, me avisaron de las cofas que por tierra venian, con direccion á las Barrancas, un crecido número de caballería con dos cañones, por lo que dí órden al Belen, que se hallaba a la voz por mi costado de estribor, para que arribase, siguiendo mis movimientos con los faluchos hasta observar la clase de fuegos que se nos iba á dirigir y poder conseguir con este movimiento separarnos de la barranca que sólo distaba un tiro de pistola. Habiéndome separado como cosa de cable y medio, volvimos á virar sobre los enemigos, precaviéndonos de un bajo, haciéndoles fuego y recibiéndole muy vivo, tanto de los buques como de cuatro piezas de cañon que con mucha ventaja nos batian dese la barranca. Volvimos á virar por habernos aproximado demasiado á tierra, y al cambiar de bordo sobre la costa de la isla, nos aconchó la corriente de proa sobre el placer de ella: El Belen logró salir poniendo sus aparejos en facha, y yo tuve que tender una espia para ello, sufriendo el fuego de dos de las cuatro piezas de á ocho, con las que consiguieron darme cuatro balazos en el casco y aparejo de este buque, manifestando en este tiempo mi gente la mayor serenidad y desprecio al fuego enemigo.


A las dos horas salí de la varada y me fuí á la punta NE., de la isla, donde de mi órden se hallaba el Belen. En este paraje me dió parte el Comandante del falucho Fama, que á los dos tiros de cañon le habia faltado la corredera, por lo que dispuse que su gente pasase á los bergantines, quedándose él en mi buque para asistir al abordaje que pensaba dar en aquella misma tarde. Inmediatamente llegó el Comandante del Belen D. José María Robion, con la gallarda oferta de su gente de que sólo esperaba la señal para volver al ataque, deseoso de que se concluyese en aquel mismo dia. Le día las debidas gracias en nombre del Rey, y quedamos en que luego que las tripulaciones tomasen un refresco, volveriamos á dar la vela, dirigiéndose el Belen á la goleta, y el Cisne al bergantín, con el determinado objeto de abordarlos sin hacer caso de los fuegos de tierra y la balandra.


A las tres de la tarde hice la señal de ponerse á la vela para efectuar la órden dada, y con efecto, nos pusimos ambos bergantines en vuelta del canal, haciendo un fuego vivísimo de cañon y fusil á las baterías y buques segun se iban proporcionando; el Belen por su mayor andar logró abordar á la goleta cerca de un cuarto de hora antes que el Cisne abordase al bergantín, sin embargo de haber forzado de vela para conservar la mayor union. Este buque consiguió en su abordaje apoderarse del bergantín, sin más desgracias que la de cuatro heridos, por haberse tirado los contrarios al agua en el acto del abordaje. Ya rendido el bergantín, noté que aun se defendian en al goleta, sin embargo de que sólo tenia izada la bandera encarnada, por lo que dí órden á la voz á mi lancha armada, que venia haciendo fuego por los flancos con los faluchos, mandada provisionalmente por el teniente de artillería de milicias de Buenos Aires D. Sebastian Riera, de que fuese á reforzar el Belen; llegada á él se embarcó en ella el Comandante Robion, y haciendo conducir á la goleta, saltó dentro á la cabeza de los valientes que le acompañaban y completó su rendicion.


Rendidos estos tres buques, mandé á tierra al alférez de navío D. José Aldana, y á sus órdenes al de fragata D. Joaquin Tosquella, acompañado del capitán de artillería de transporte don Juan Pedro de Cerpa, para que se posesionasen de los cuatro cañones que nos habian batido desde la barranca y los hiciesen transportar hasta la orilla del agua para facilitar su embarco, cuya operacion se realizó á la mañana siguiente. Al amanecer de esta mandé á la isla de San Pedro, donde se hallaban refugiados los prófugos del bergantín apresado, al teniente de artillería don Sebastian Riera con algunos hombres, á fin de que los condujesen á bordo, previniéndoles no debian temer ninguna clase de violencia ni mal trato, y así se le ha cumplido en todas sus partes á los 62 individuos de que V. E. puede disponer.


La obstinada defensa de la goleta, al paso que ha dado mayor brillo al Comandante y demás individuos que tripulaban el Belen, ha acarreado la dolorosa pérdida de 11 muertos y 16 heridos de este buque, algunos de ellos gravemente, con particularidad el alférez de artillería de transporte D. Ramon Suarez, que probablemente perderá una pierna.


He podido averiguar han perdido los buques apresados 36 hombres, entre muertos y heridos; pero han sido aumentadas estas desgracias por algun número de ahogados, á quienes precipitó el criminal temor de su suerte en nuestra arbitrariedad, haciendo una injusticia á nuestros sentimientos, tan inmutables como incapaces de imitar por las almas bajas que nos censuran.


La bizarría, valor y subordinacion con que se han conducido los individuos de esta division, imitando á los Comandantes don Manuel Clemente y D. José María Robion, tenientes de fragata y á sus segundos D. José Argandoña y D. Toribio Pasalagua, alféreces de idem; á los faluchos D. José Aldana, alférez de navío, y D. Joaquin Tosquella, alférez de fragata, me ponen en la honrosa obligacion de recomendarlos á V. E., así como á los oficiales de artillería de transporte D. Juan Pedro de Cerpa, don Estéban José de Cirus y D. Sebastian Riera, que con el capitan de infantería D. Luis José de Saa, ocuparon tan dignamente sus puestos, como los demás inclusos los terceros D. Mariano Hernandez y D. Gerónimo Romero, y al aventurero D. Isaac Tápani, y los cirujanos segundos D. José Rodriguez y D. Diego Moreno que han desempeñado sus encargos á toda mi satisfaccion.


Dios guarde á V. E. muchos años. Bergantín Cisne, al ancla en el puerto de le colonia del Sacramento, á 13 de marzo de 1811. — Excmo. Sr. — Jacinto de Romarate. — Excmo. Sr. D. Javier de Elío, virey y Capitan General de estas provincias. »

Bibliografía:

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Transcripción por Todoavante ©

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