Santisima Trinidad (1769)

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El 23 de octubre de 1767 se firmó la Real Orden de su construcción, aunque su quilla ya se había colocado a primeros de ese mes, al quedar libre la grada por botadura del navío San Luis el 23 de septiembre. Su construcción sería dirigida por Mateo Mullan, según las normas de Jorge Juan. El 25 de noviembre de 1767 muere Mateo Mullan, encargándose del diseño su hijo Ignacio, mientras la dirección general de las obras se encargó a don Pedro Acosta, que antes de la llegada de Mullan a la Habana, en agosto de 1767, era el constructor jefe. Este reparto de responsabilidades fue quizás el causante de los defectos que el navío acarreó durante toda su vida activa. En la primavera de 1768 murió también Pedro de Acosta, quedando el inexperto Ignacio Mullan al frente de la construcción con sus ayudantes Juan de Mora y Vicente Morand. El coste de su construcción se fijó en 400.000 pesos.

Botado el 2 de marzo de 1769 en la Habana. Tenía las siguientes dimensiones: 220 pies, 6 pulgadas de eslora total en casco (61,3 metros), 213 pies, 2/3 de eslora en flotación (59 metros), 185 pies de quilla (51,43 metros), 57 pies y ¾ de manga (16,1 metros), 28 pies y 5/6 de puntal (8,06 metros), 29 pies de plan (8,02 metros). 2.200 toneladas de arqueo y 4.950 toneladas de desplazamiento. Para Fernández Duro, en su botadura medía 213 2/2 pies de eslora, 182 ¼ de quilla, 57 ¾ de manga, 28 5/6 de puntal y 29 2/3 de plan, desplazando 2.879 toneladas de carga. Estas medidas dadas por Fernández Duro son en pies de la vara castellana. Para Rodríguez Crespo fue botado con las siguientes dimensiones: 59,52 metros de eslora, 50,82 de quilla, 16,09 de manga, 7,96 de calado y desplaza 2.466 toneladas. En 1795, después de corrida la cuarta batería, mide 220 pies ½ de eslora, 186 de quilla, 58 1/3 de manga, 28 ¾ de puntal y 28 2/3 de plan, desplazando 3.190 toneladas de carga. Tenía inicialmente previsto montar 30 cañones de a 36 libras, 32 de a 24, 32 de a 12 y 22 de a 8, haciendo un total de 116, con una tripulación de 960 hombres.

Su primer comandante fue el capitán de navío don Joaquín de Maguna Echezarreta, que tomó su mando el 1º de diciembre de 1769. Zarpó de la Habana el 19 de febrero de 1770 para ir a Ferrol, a cuyo departamento es destinado por real orden de 30 de marzo de 1769. Hizo el viaje en conserva de un paquebote mercante al varar en la salida el navío San Francisco de Paula, que estaba previsto que le acompañara. Llegó a Vigo el 12 de abril. Zarpa de Vigo el 9 de mayo y llega a Ferrol el 15 de mayo en compañía del navío Guerrero.

Realizó sus primeras pruebas entre el 21 de julio y el 9 de agosto de 1770 con los navíos Guerrero y Santo Domingo, todos al mando del jefe de escuadra don Pedro González Castejón. Desde un principio mostró serios defectos, con tendencia al balanceo excesivo y a escorar, que le impedía utilizar la batería principal. Después de unas primeras reformas sin resultado, entró en el dique seco de Ferrol del 14 al 28 de marzo de 1778. Se bajó su centro de gravedad, se bajó el nivel de la cubierta del alcázar, batería superior e intermedia y se le aumentó la falsa quilla, donde encontraron defectos de construcción. Fueron obras lentas y muy caras.

Volvió a la mar el 7 de agosto de 1778 al mando del capitán de navío don Fernando Daoiz, confirmando que continuaba con los problemas de estabilidad y escora. El 21 de agosto de 1778 trasladó su insignia al Santísima Trinidad el teniente general don Luis de Córdoba desde el navío Real Fénix.

Su primera intervención de guerra fue en la que entró España por la independencia de los EE. UU., encontrándose en Cádiz al mando del capitán Daoiz, su segundo era el capitán de fragata don Francisco Javier Muñoz, e insignia del teniente general don Luis de Córdoba y Córdoba, que mando una escuadra de 35 navíos, 7 fragatas y varios buques menores. Zarpan de Cádiz el 23 de junio de 1779, al día siguiente de la declaración de guerra. El 23 de julio se incorporan en las islas Sisargas a la escuadra francesa de Louis Guillonet, conde de Orvilliers, que había salido de Brest el 3 de julio y a la que se había unido la escuadra de Ferrol de don Antonio de Arce. La escuadra de Córdoba se redujo a 16 navíos y 2 fragatas para actuar como escuadra de observación, mientras el resto de buques españoles se intercala con los navíos franceses en otros cuatro grupos.

El plan consistía en lograr el control del Canal de la Mancha, en donde entraron el 14 de agosto, y desembarcar en Inglaterra 40.000 soldados llevados en 400 transportes. La escuadra británica del Canal, al mando de Charles Hardy, rehusó el combate y se refugió en Plymouth, lamentando la pérdida del navío Ardent. Las enfermedades y las tormentas se cebaron en la escuadra combinada; el Santísima Trinidad tuvo dos muertos y dieciséis heridos al caerle un rayo el 19 de agosto. Aunque dueños del mar, las discrepancias entre Córdoba y D’Orvilliers, las tormentas y las enfermedades, que afectaron a 12.000 franceses y 3.000 españoles, hicieron fracasar la empresa, entrando en Brest el 14 de septiembre.

El 9 de noviembre zarpó Córdoba de Brest con 15 navíos, 2 fragatas, otras 6 fragatas francesas, una balandra apresada y un brulote para dirigirse a Cádiz y sumarse al bloqueo de las aguas del estrecho de Gibraltar, que era uno de los principales objetivos españoles al entrar en guerra. Al pasar por Galicia dejó 4 navíos en Ferrol al mando del jefe de escuadra don Ignacio Ponce de León. El 19 de noviembre llegaron a aguas del estrecho y no encontraron a la escuadra de Lángara, por lo que Córdoba ocupó su lugar y no entró en Cádiz hasta finales de diciembre, a pesar de las muchas averías que tenían sus naves. En diciembre entró en Cádiz obligado por los temporales. El navío Santísima Trinidad estuvo a punto de naufragar en la costa africana.

        En los primeros meses de 1780, tras la llegada de la escuadra de Gastón de Brest y otros buques llegados de Cartagena, se había reunido en Cádiz una poderosa escuadra de 40 navíos, 14 fragatas, 6 urcas y otros nueve buques menores. El 9 de julio de 1780, después de haberse reparado, volvió el general Córdoba a izar su insignia en el Santísima Trinidad, zarpando con la escuadra esa misma mañana para interceptar una escuadra avistada que se creía era británica al mando del almirante Geary. Esta la escuadra estaba compuesta por 22 navíos españoles y 9 franceses, además de seis fragatas, una corbeta y tres balandras, regresando a la bahía de Cádiz el 18 de julio cuando se descubrió que eran buques de guerra marroquíes escoltando un convoy. El general Córdoba dejó en el mar una división de seis navíos, tres fragatas y una corbeta a cargo del teniente general don Miguel Gastón para cruzar la boca del estrecho.  
         El 31 de julio vuelven azarpan la escuadra combinada al mando de don Luis de Córdoba. Eran 27 navíos españoles y 9 franceses con órdenes de bloquear el acceso al estrecho de Gibraltar, pero recibieron informaciones de la presencia, cerca de las Azores, de un gran convoy británico. Córdoba fue en su caza y el 9 de agosto de 1780 fueron descubiertos y tras la caza general fueron apresados 52 de los 55 buques que formaban dicho convoy, poniendo en fuga a la menguada escolta, llevándoles a Cádiz el 29 de agosto. En noviembre, los navíos franceses regresaron a Brest, mientras Córdoba continuó su crucero por aguas del estrecho. Esta captura es la mayor pérdida de buques británicos en una sola acción de todo el siglo XVIII.
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