Velez Ladron de Guevara y de Vinuesa, Baltasar Biografia

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Biografía de don Baltasar Vélez Ladrón de Guevara y de Vinuesa



Teniente general de la Real Armada Española.

Comendador de la Reina en la Militar Orden de Santiago.

Orígenes

Hijo natural don Beltrán Manuel Vélez Ladrón de Guevara, casado con doña Nicolasa Manrique de Mendoza Velasco Acuña y Manuel. XII duquesa de Nájera, quien no tuvo descendencia. Don Beltrán, era hermano de don Íñigo Manuel Vélez Ladrón de Guevara y Tassis. VIII conde de Oñate, quien entre otros cargos ocupó la embajada de España ante la Santa Sede y compró de su peculio el palacio de los Monaldeschi, actual sede desde entonces de la Embajada de España en la plaza que le da su nombre de España en Roma, así como a la escalinata que le da acceso. Fue su madre, doña Teresa de Vinuesa, conociéndose el dato de ser bautizado en la parroquia de San Martín de Madrid el 13 de enero de 1673.

Hoja de Servicios

Comenzó sus servicios en el año de 1695, como soldado aventurero, logrando al poco tiempo ser nombrado capitán de la galeota San José y un tiempo después, de la galera Patrona.

Entre 1705 y 1706 al mando de una escuadra de galeras, participó en el sitio a la plaza norteafricana de Orán; su actuación en este combate fue memorable, pues expuesto al fuego y desde la falúa de su galera, dirigiendo las embarcaciones menores, permaneció protegiendo la retirada de las tropas españolas, al producirse la obligada evacuación del sitio.

En 1708 participó en la toma de Tortosa, y estando en aguas de Alicante, desembarcó parte de la artillería de sus buques, para proteger a esta plaza del ataque al que estaba sometida, por el ejército austriaco.

En 1713 la mantenerse en la ciudad de Barcelona los defensores de don Carlos III, participó con sus galeras en el bloqueo por mar que ordenó don Felipe V, estando al mando de tres de sus buques, combatió frente a la costa de Mataró contra dos enemigos de 22 y 18 cañones, que procedían de Génova con tropas de socorro, consiguiendo rendirlos a pesar de la manifiesta inferioridad de sus naves y sobre todo la diferencia en hombres que transportaban los enemigos.

Siéndole reconocida la acción por el mismo Rey contando desde este momento con el mayor aprecio, el cual se lo demostró al año siguiente de 1714 al entregarle la Encomienda de la Reina en la Orden de Santiago, la cual tenía una renta anual de doce mil seiscientos siete reales de vellón.

Pero no se quedó aquí, puesto que por Real patente fechada el 22 de abril de 1715, le eleva al grado de jefe de escuadra. Como el documento tiene un alto valor para conocer sus anteriores méritos y para que nada se nos olvide, aunque algo largo pasamos a transcribirlo íntegro.

Comillas izq 1.png «D. Felipe, por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de Asturias, de León, de Galicia, de Aragón, de Sevilla, de Córdoba, de Jaén, de Valencia, de Granada, de Murcia. etc., etc. — Por cuanto he resuelto que se creen tres Jefes de escuadra de las galeras, para que segun las antigüedades de servicios de cada uno tengan su lugar en este grado, embarcándose estos tres jefes en la galera capitana, sino es en el preciso caso que yo mande otra cosa, en cuya consecuencia y atendiendo á los servicios ejecutados por vos, Don Baltasar de Guevara, capitan de la galera Patrona de 20 años á esta parte, habiéndolos empezado de aventurero, soldado de la capitana, capitan de la galeota San José y de la dicha Patrona cuyo empleo habeis ejercido 17 años, habiendo tenido á vuestro cargo los de 1705 y 1706 el comando de toda la escuadra con cabal expediente de este manejo, y pasando las galeras á las asistencias del sitio de Orán, os embarcásteis en la capitana llevado de vuestro celo y amor a mi servicio, por hallarse vuestra galera incapaz de ejecutar aquel viaje, y resultando que cuando llegó el caso de evacuar aquella plaza os nombrase D. José de los Rios Gobernador de dichas galeras, para que embarcando en una falúa asistiéseis sobre las lanchas y embarcaciones menores, como lo ejecutásteis debajo de la fusilería de los moros, al embarco de la guarnicion que procuraban impedirlo, á que se añade que después de la campaña de la toma de Tortosa, se os encargó el desembarco de la artillería en la playa de Alicante, que sirvió para la rendicion de aquella plaza, de donde pasásteis á las costas de Cataluña para asístir á la rendicion de Barcelona y hallándoos destacado con tres galeras en la playa de Mataró os avisó el caballero de Reves, Comandante de aquella plaza, se hallaban en aquellas cercanías dos navíos que intentaban entrar en Barcelona, y empeñando en quitar este socorro á los rebeldes (aunque con tan desiguales fuerzas), salísteis en busca de ellos, y encontrándolos comenzásteis á pelear, como lo contiuásteis toda la noche hasta que al amanecer rendísteis á fuerza de armas (con dos galeras por haber quedado incapaz de pelear la vuestra) al que la tenia mayor y despues al segundo y últimamente, habiendo quedado en la playa del rio Llobregat el dia 9 de Julio del año próximo pasado de órden del Marqués de Alegre, para asegurar nuestras embarcaciones que estaban á la descarga, lográsteis el dia siguiente que la abandonase la mayor parte de su equipaje un navíos de los rebeldes, con 29 cañones, determinado ir á su bordo solo con la galera de vuestro cargo, pasando por el fuego de los costados de otros tres navíos, y cortásteis casi la mitad de la embarcaciones latinas que venian cargadas y sostenidas de siete galeras grandes con otras de menor fuerza, habiendo apresado antes otras cuatro embarcaciones con trigo y provisiones que intentaban introducir en Barcelona.

He resuelto elegiros y nombraros, como en virtud de la presente os elijo y nombro por el segundo de dichos Jefes de escuadra, con el propio sueldo que hoy goza D. Pedro de Montemayor y en la misma parte y forma, y con advertencia de que como capitan que habeis sido de la galera Patrona, habeis estado en posesion de mandar á D. Pedro de Montemayor en cuantas ocasiones habeis estado destacados, no obstante la mayor antigüedad de servicios y grado de Coronel con que este se halla revestido, respecto de ser sólo capitan de galera sencilla, y así he resuelto tambien que despues de Don Francisco de Grimau (uno de los tres Jefes de escuadra nombrados), os sigais en la antigüedad de este grado, prefiriendo en todos los actos al dicho D. Pedro de Montemayor, pues á este fin de despachar los títulos de Jefe de escuadra, dando el primer á Grimau, el segundo á vos y el tercero á Montemayor. Por tanto, mando á D. José de los Rios, Gobernador de dichas galeras, dé la órden conveniente para que se os forme asiento de dicho empleo de Jefe de escuadra, con el sueldo que hoy goza el dicho D. Pedro de Montemayor, y preferencia que viene referida, y á los oficiales y gente de mar y guerra que sirvieron en dichas galeras, que os hayan y os tengan por tal Jefe de escuadra de ellas, guardándoos y haciéndoos guardar las preeminencias y exenciones que os tocan y deben ser guardadas, que tal es mi voluntad, y que del presente se tome razon en la Secretaría del registro general de Mercedes, dentro de dos meses de su fecha, con advertencia que no ejecutándolo así ha de ser inválida esta, y por la Comisaría de guerra de dichas galeras.

Dado en el Buen Retiro á 22 de Abril de 1715. — Yo el Rey. — Yo D. Martín de Sierra-Alta, Secretario del Rey N. S. le hice escribir por su mandato. — Registrado en la Secretaría de la Real Cámara de Mercedes, como S. M. manda. Madrid 23 de Abril de 1715. — Don Juan Manuel de Heredia Tejada.» Comillas der 1.png


En 1716 se le dio el mando de cinco galeras, que junto con la escuadra de seis navíos de línea de Esteban Mari, debían acudir en auxilio de Venecia, socorriendo a la isla de Corfú, donde los turcos habían desembarcado a treinta mil hombres y tres mil caballos, al mando de bajá Dianum Codgi, quien el día dieciocho de agosto ordenó el primer asalto a la ciudad, pero no pudieron con las defensas y se retiraron, se prepararon de nuevo para efectuar el segundo, en cuyo momento los vigías de la costa anunciaron la presencia de muchas velas, eran las escuadras de don Esteban Mary, don Baltasar de Guevara y don Andrea Pisani, almirante de Venecia, ante esta fuerza presentada de improviso, el baja decidió abandonar el segundo intento y a su vez la isla. Como las fuerzas estaban muy cercanas ya, embarcaron y zarparon, dejando en el campo cincuenta y seis cañones, ocho morteros, los hospitales, las tiendas y las provisiones.

Propusieron los Jefes españoles al almirante veneciano Pisani la persecución de los turcos, pero éste tenía otros planes y no lo aceptó, concurriendo con las tres escuadras para recuperar las plazas de San Butrinto y Santa Maura, que habían sido tomas con anterioridad a la República de Venecia, resultando casi un paseo militar ante el poder reunido. (Una vez más Venecia se aprovechaba del esfuerzo de España, para salir claramente beneficiada)

Tomó parte en las expediciones a Cerdeña, zarpando al mando de tres galeras del puerto de Barcelona, el día treinta y uno de julio del año de 1717. Arribó cerca del cabo Pulla, el día nueve de agosto y hasta el día veinte siguiente no llegó Mari, haciendo con el retraso que Cerdeña pudiese ponerse en estado de defensa, por lo que hubo que poner sitio a Cáller en toda regla, con la consiguiente pérdida de tiempo.

Pero todo fue causado por lo complicado de reunir a toda la expedición, ya que ésta se hizo a la mar el día quince de agosto desde el mismo puerto, la escuadra del marqués de Mari con insignia en el navío Santa Isabel de 80 cañones, compuesta por doce navío, seis fragatas, dos bajeles de fuego, dos bombardas y las tres galeras de Guevara, para dar apoyo a ochenta trasportes cargados con nueve mil hombres y seiscientos caballos, más los consabidos respetos de artillería de sitio y de campaña, los ingenieros y los bastimentos propios de víveres más la pólvora, donde desembarcaron con el apoyo de la escuadra, manteniendo de nuevo duros combates, que dieron un final feliz ya que fue conquistada en menos de dos meses, regresando igualmente a enarbolar el pabellón español, era un trozo más de los territorios perdidos durante la guerra de Secesión.

En 1718 durante las operaciones de Sicilia, fue destacado a Malta con dos navíos y una fragata, para incorporar las galeras sicilianas allí refugiadas, y por tanto no tomó parte en la primera fase de la batalla de cabo Passaro, acudiendo ya cuando Gaztañeta daba la señal de rendición, con su escuadra maltrecha ante el súbito y traidor ataque de la escuadra británica del almirante Byng; mas Guevara, con su navío insignia el San Luis, vio a tiempo la señal del San Felipe el Real, por la orden de arriar la bandera, lo que sirvió para saber que todo se había perdido y evitar que sus buques también fueran apresados, optando por virar y alejarse, pero no navegó muy lejos pues en los siguientes días batió y apresó a una fragata de guerra británica y a tres mercantes del convoy que ésta escoltaba; siendo por lo tanto el único que causo algún daño a los enemigos en tan desafortunada ocasión.

Ante la agresión británica el Gobierno español decretó, entre otras represalias favorecer al pretendiente al trono de Escocia a su auténtico sucesor James Stuart, por lo que envió una expedición en su auxilio siendo Alberoni el que más fuerza hizo para que se realizara.

Guevara reunió en la bahía de Cádiz a sus dos navíos y una fragata, que habían salido indemnes del combate anterior, más veinte transportes de tropas con los que se hizo a la vela el 10 de marzo de 1719, a pesar de sus quejas, que no fueron otras que la mala estación para navegar por aquellas aguas; arribó a Vigo, después a la Coruña, entró en Santander y recaló en Pasajes, en todos ellos fue aumentando algo su expedición siendo cuatro navíos y veinticinco de carga con infantería, más treinta mil fusiles, quinientos caballos, pólvora y municiones, embarcando a su vez muchos escoceses é irlandeses, quienes iban a las órdenes de sir George Butler, y el duque de Ormond.

Más sus quejas no era banas y a los pocos días de haber comenzado la navegación se desató un temporal de Norte, que obligó a correrlo, de forma que algunos buques fueron a dar en Finisterre, otros se fueron a pique, los que transportaban los caballos se vieron obligados a lanzarlos a la mar; varios buques se estrellaron contra la costa, dieciocho lograron entrar en Vigo o en diferentes puertos de Galicia, a Lisboa arribaron cuatro y algunos no pudieron hacer otra cosa que arribar Sanlúcar de Barrameda e incluso uno a Cádiz.

Dos fragatas de San Sebastián pudieron llegar a Escocia al lugar exacto, donde desembarcaron a mil hombres, tres mil fusiles y equipos para quinientos caballos; un navío y un patache desembarco algo más al norte otras tropas, uniéndose a estas fuerzas dos mil campesinos, pero el plan fracasó al contar con tan exiguo contingente, pues al poco tiempo acudieron las tropas del rey George y los vencieron.

Todo este desastre por no hacer caso a un experto, obligó al pretendiente don James Stuart a regresar a España de donde pasó a Liorna en las galeras del mando de don Pedro Montemayor, que cargadas al máximo aprovecharon el viaje para dejar provisiones en la isla de Sicilia, la cual por falta de buques desde la toma el año anterior no habían podido ser socorridas.

De don Baltasar de Guevara escribe Patiño con motivo de ésta expedición:

Comillas izq 1.png «Toda la flota y su empresa se encargó á D. Baltasar de Guevara, el cual, como jefe antiguo, hombre náutico y experimentado en la marina resistió cuanto pudo la salida, diciendo que la estación no era á propósito para ponerse á la vela y en aquellos mares, por esta misma razón, era arriesgar la flota, y por tanto, con muy fundadas razones prevenía la fatalidad.

Éste famoso capitán, conocido por su valor, no se arrojaba á entrar en lo más porque le faltaba animosidad para lo menos; pero gobernado por su ciencia y experiencia en marina, con aliento y no con miedo, pretendía evitar pretendidas desdichas. Y verdaderamente éste y otros casos enseñan que en el Ministerio debería haber hombres experimentados en cada una de las materias de Política, de Guerra, de Marina y de Estado, sin que se fiara todo á un solo sujeto, por mucho que alcanzara y que fuese hombre universal en las cosas; porque un entendimiento aplicado á una sola materia, sabe lo más intrínseco de ella y penetra más bien sus fondos que aquel que se extiende á muchas; por cuyo motivo, aun el más avisado, en algunos lances no conoce la ruina que corteja.

Por último, como los ilustres capitanes llevan la obediencia en el puño y no en la punta de la espada, D. Baltasar de Guevara ya no pudo resistir al orden superior, y así ilustró más su conducta sacrificando á la obediencia su valor y su pericia» Comillas der 1.png


En 1720 se le ascendió al grado de teniente general y se le concedió el mando de la Flota de Indias, zarpando de la bahía de Cádiz con el rumbo ya previsto de las recaladas en La Guaira y Cartagena de Indias, arribando el 9 de julio del mismo año a Veracruz, saliendo de este puerto el 6 de septiembre, con la escuadra del jefe de escuadra don Antonio Serrano, arribando de nuevo a la bahía de Cádiz el 12 de diciembre con los caudales y las especias.

Zarpó de la bahía de Cádiz en julio de 1724 al mando de dos navíos de azogue, el San José, alias Tolosa (insignia) y Nuestra Señora de Guadalupe, arribaron a Puerto Rico el 13 de agosto donde se reparó el mastelero del insignia, una vez terminado zarparon el 23 siguiente rumbo a la Habana y el 24 encontrándose en la costa norte de la isla de La Española se desató un duro temporal, siendo arrojado el Guadalupe contra el cabo de San Rafael y al amanecer del día siguiente, el San José tocó con su fondos un arrecife quedando abierto, tanto que arrastró con él a quinientas setenta personas entre ellas a su general, salvándose sólo treinta. Contaba con cincuenta y un años de edad.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 67, 1929, página, 704.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Francis Lang, Mervyn.: Las Flotas de la Nueva España (1630-1710). Despacho, azogue, comercio. Muñoz Moya, editor. Sevilla, 1998.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Pérez-Mallaina Bueno, Pablo Emilio.: Política Naval Española en el Atlántico 1700-1715. Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. CSIC. Sevilla, 1982.

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