Combate Trafalgar Parte Oficial navío San Juan Nepomuceno 1805

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Combate Trafalgar Parte oficial navío San Juan Nepomuceno

Por el Teniente de fragata don Vicente Burugal.  

Relación de lo acaecido en el navío San Juan Nepomuceno

« El navío San Juan arrió bandera a las cuatro de la tarde o algo más, después de batirse al principio de la acción, que empezó a las doce y cuarto, con tres navíos, y después hasta seis, uno de tres puentes por la mura de babor, los demás por las aletas, habiéndose quedado durante el combate sin una verga, mastelero ni vela; muy pocos obenques; los guardianes faltos, la rueda del timón rota, los palos rendidos por dos partes a lo menos; unos catorce cañones desmontados, destrozado el costado de babor, cuatro o cinco balazos a flor de agua: Comandante, Segundo y un oficial muertos; cien hombres de la tripulación y guarnición igualmente; unos doscientos heridos, y casi todos los oficiales lo mismo levemente.  

Al momento de su rendición fue marinado y después abandonado por haberse incendiado un cartucho de a veinticuatro en el entrepuentes, lo que hizo tirar varios oficiales y gente al agua, que se salvó; fue de nuevo marinado y llevado a Gibraltar a remolque por un navío con una fragata de escolta. — Cádiz, uno de noviembre de 1805. — Vicente Burugal (rubricado) »  

Parte de campaña: por el teniente de navío D. Joaquín Núñez Falcón, comandante del navío San Juan Nepomuceno

« Dicho navío era el cola de la línea y rompió el fuego a las doce y media contra los navíos enemigos que arribados venían a atacar la retaguardia de nuestra escuadra.

El combate se fue empeñando con más viveza a proporción que los enemigos se iban acercando, los que llegaron a situarse a tiro de pistola en esta forma: un navío de tres puentes por nuestra mura de babor, otro de igual clase por la aleta de la misma banda y otro sencilla por la de estribor, sin contar otros dos que también nos hicieron fuego, aunque no con tanto empeño; en estas circunstancias, como a las tres y media, me avisaron que subiese a encargarme del mando del navío por haber muerto el Comandante y el Segundo.

Lo verifiqué inmediatamente, y habiendo subido al alcázar me encontré el navío en el estado más lastimoso. No obstante, continué la acción hasta después de las cuatro, a cuyo tiempo se hallaba el navío sin gobierno, por haberse hecho pedazos la rueda del timón y cortados los varones, desarbolado de los masteleros, partida la verga mayor, acribillados los palos a balazos, cortada la mayor parte de sus jarcias, el trinquete hecho pedazos, desmontados e inutilizados hasta quince cañones y varios balazos a flor de agua en el costado de babor.  

En tan críticas circunstancias convoque los oficiales para tratar del partido que se debía tomar, y cerciorados del deplorable estado del buque y de las fuerzas tan superiores que nos batían impunemente, después de largo rato, por la falta de gobierno de nuestro navío y sin esperanzas de ser socorridos unánimemente, fueron de parecer de que debíamos arriar la bandera, lo que mandé verificar pues se hallaba bien a cubierto el honor de las armas de Su Majestad y que cuanto se hiciese no sería más que un infructuoso sacrificio de unos soldados que con tanto valor se habían conducido durante la acción y que habían tenido la suerte de sobrevivir a tantos compañeros suyos que fueron víctimas de la superioridad del enemigo.  

No puedo hacer un detalle de todas las averías ni dar una noticia circunstanciada de los muertos y heridos que hubo durante la acción, por haber pasado a bordo del navío Dreadnought luego que éste nos marinó; pero por las noticias que me dieron inmediatamente después del combate los oficiales encargados de los puestos, infiero que el número de los primeros ascendía a cien hombres y el de los segundos a ciento cincuenta, debiendo contarse entre los primeros el Comandante del navío Brigadier de la Real Armada D. Cosme Churruca, su segundo el capitán de fragata D. Francisco de Moyúa y el alférez de fragata D. Benito Bermúdez de Castro; y entre los segundos el alférez de Artillería de Ejército, D. José Sánchez Boado, el primer piloto y alférez de fragata D. José Cabezas y el guardia marina D. José Bustillo. Además salieron contusos la mayor parte de los oficiales.   — Cádiz, catorce de noviembre de 1805. — Joaquín Núñez (rubricado) »

Bibliografía:

González-Aller Hierro, José Ignacio. La Campaña de Trafalgar (1804-1805) Corpus Documental. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004.  

Lon Romeo, Eduardo.: Trafalgar (Papeles de la campaña de 1805). Excma. Diputación Provincial. Zaragoza, 2005. Facsímil.  

O’Scanlan, Timoteo.: Diccionario Marítimo Español. Museo Naval. Madrid, 1974. Facsímil publicado en el año de 1831.  

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