Cordova y Cordova Lasso de la Vega y Ramos, Jose de Biografia

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José de Córdova y Córdova Lasso de la Vega y Ramos Biografía



Óleo de don José de Córdova y Córdova Lasso de la Vega y Ramos. Teniente general de la Real Armada Española.
José de Córdova y Córdova Lasso de la Vega y Ramos.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


Teniente general de la Real Armada Española.

Orígenes

Nació en la población de Utrera el día 26 de septiembre del año de 1732. Fueron sus padres don Ramón de Córdova y Córdova Lasso de la Vega y Puente Verástegui, natural de Sevilla y de su esposa, doña María Ana Ramos y Garay, natural de la villa de Utrera.

Fue bautizado en la parroquia de Santa María de la Mesa, aparte de otras curiosidades, está la de los nombres con que se le bautizó: Joseph, Sicpriano, Ramón, Antonio y Agustín.

En el año de 1745, con sólo trece años ingresó como aventurero en la escuadra del general don Juan José Navarro, marqués de la Victoria, por negársele el acceso por su minoría de edad en la Compañía.

Hoja de Servicios

Al año siguiente, el día 31 de octubre del año de 1746, sentó plaza de Guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, única existente en ese momento. Expediente N.º 453.

En su primera salida a la mar como tal participa en el socorro a Ceuta, que estaba asediada por los berberiscos, logrando levantar el sitio que estos habían puesto a la plaza.

Al terminar sus estudios y ya como guardiamarina, a bordo del navío Invencible, zarpa de Cádiz con la escuadra del general don Andrés Reggio rumbo a América, tocando en La Guaira, Cartagena de Indias, Puerto Cabello y la Habana.

En el mes de octubre del año de 1748 se encuentra en el combate que mantuvo la escuadra española del general Reggio contra la inglesa del almirante Charles Knowles en las aguas de la Habana, en el que se distinguió por su valor. Regresando a la península con la Flota de Nueva España, que arribó a Ferrol el día 13 de julio del año de 1749.

Por Real orden del día 23 de octubre del año de 1751 fue ascendió a alférez de fragata, realizando diversos servicios en el Mediterráneo, sobre todo los de mantener la lucha contra la piratería de las regencias norteafricanas.

Fue ascendido al grado de alférez de navío, por Real orden del día 13 de julio del año de 1752 realizando un tornaviaje a Montevideo y al regresar otro a las islas Canarias. A su regreso de Canarias embarca en Cartagena en la división de jabeques del capitán de fragata don José de la Flor, realizando cruceros contra los corsarios argelinos.

El día 16 de marzo del año de 1755 sostiene un combate en aguas de Alicante contra tres jabeques enemigos, del porte de 24, 22 y 14 cañones, resultando hundidos los buques y capturando a cuatrocientos noventa y cuatro argelinos; la división española tiene que lamentar siete muertos, entre ellos el comandante del jabeque Gavilán, más cincuenta y tres heridos, entre estos el guardiamarina don Juan Venero.

Se le ascendió al grado de teniente de fragata por Real orden del día 5 de marzo del año de 1757, pasando destinado al navío Vencedor, con el que continuó sus misiones contra el corso formando parte de la división de don Isidoro de Postigo.

Navegando en el navío divisaron dos velas el día 9 de junio del año de 1758, la división al mando de don Francisco Javier, con insignia en el Soberano, más el Héctor y Vencedor, pusieron rumbo a ella resultando ambos con bandera de la Regencia de Argel, a los que dieron caza en la ensenada de Tetuán a un navío y una fragata de la regencia de Argel, siendo el navío Castillo Nuevo, de 60 cañones, al mando del arráez Mahamud Rais y la fragata Caravela de 40, al de Achi-Mostafá el navío quiso hacer de cebo y que se salvara la fragata. Los tres navíos españoles eran del porte de 70 cañones. Por parte española sólo se sufrieron dos muertos y doce heridos, mientras que los argelinos, padecieron cien muertos, más cincuenta ahogados, trescientos seis cautivos y se liberaron a cincuenta y tres prisioneros cristianos, la gran mayoría holandeses, el resto alemanes y un irlandés.

Ascendido al grado de teniente de navío por Real orden del día 13 de julio del año de 1760, cuando estaba destinado en la Flota de Nueva España del mando del general don Carlos Reggio, habiendo salido de Cádiz el día 29 de junio y arribando a Veracruz el día 4 de septiembre.

Pasó después a la Habana donde le sorprende en el verano del año de 1762 el ataque de la escuadra británica del almirante Pocock y el ejército del general Albermarle que se apoderan de la plaza, después de un largo y costoso asedio.

Transportado a la península, se le dio un descanso por los sufrimientos sufridos por la dura defensa, al año siguiente se le ordena realizar un tornaviaje a las islas Filipinas, que le sería muy beneficioso para su carrera en el futuro.

En 1764 es destinado al navío Septentrión, con el que participa en el socorro de la plaza de Melilla, que se encontraba sitiada por los moros.

Al año siguiente, a bordo del navío Buen Consejo, es enviado a Filipinas. Después de realizar diferentes servicios, regresa a Cádiz en el año de 1767.

Pasando embarcado a la escuadra de jabeques de don Antonio Barceló; en un combate apresó el día 11 de mayo del año de 1769 en aguas de Málaga a dos jabeques argelinos.

Fue ascendido a capitán de fragata por Real orden del día 6 de agosto de ese año, y su jefe le otorgó el mando de una de sus divisiones de jabeques, con la que en el mes de octubre de éste año, en otro de los muchos combates que se sostenían contra los argelinos, apresó a una división de cuatro en aguas de la ensenada de Melilla.

El día 13 de enero del año de 1770 zarpa de Cádiz con destino a Manila, capital de las islas Filipinas, a donde arribó el día 9 de agosto. Para su regreso a Cádiz, zarpa de Manila el día 30 de enero del año de 1771, fondeando en la bahía de Cádiz el día 1 de agosto siguiente después de un accidentado viaje.

Como segundo comandante del navío Astuto, realiza varias misiones en los mares del Sur, regresando a Cádiz el día 18 de julio del año de 1772 con caudales.

Un mes más tarde se le da el mando de la comandancia del Arsenal de La Carraca.

Por Real orden del día 21 de abril del año de 1774 es ascendido al grado de capitán de navío y se le otorga el mando el día 7 de septiembre de ese año del navío San Miguel, navío que se encontraba en tan mal estado que se pensó venderlo por inútil, pero don José de Córdoba con gran esfuerzo personal lo puso en estado operativo.

En el año de 1776, participó en la expedición, que al mando del general Cevallos, se realizó sobre las colonias portuguesas, en las aguas de América.

En el año de 1777 es destinado al navío San José, alías El Peruano, con el que zarpa de Cádiz el día 4 de noviembre rumbo al Pacífico para realizar varias misiones científicas.

Allí se encuentra durante la guerra contra el Reino Unido por la independencia de las colonias norteamericanas; realizó un gran esfuerzo para conseguir poder alistar el buque con todo lo necesario, para tener un mínimo de garantías para doblar el cabo de Hornos y regresar a la bahía de Cádiz.

En el año de 1779 participó, al mando de su navío, el Arrogante, que pertenecía a la escuadra del general don Luis de Córdova, al apresamiento en aguas del cabo de San Vicente del gran convoy británico, de cincuenta y cinco velas, de los que cuatro fragatas pasaron a formar parte de la Real Armada.

Siendo ascendido al grado de brigadier por Real orden del día 19 de junio del año de 1781, pero continuó en el mando de su navío, con el que realizó la segunda campaña del canal de la Mancha.

También estuvo en el gran bloqueo de Gibraltar y posteriormente en el combate del cabo de Espartel, en el que se enfrentó a la escuadra del almirante británico Howe, en el mes de octubre del año de 1782.

Fue ascendido al grado de jefe de escuadra por Real orden del día 21 de diciembre del año de 1782, entregándosele el mando de una división con la que estuvo cruzando por las aguas de las islas Terceras en comisión de protección de la recalada de los buques procedentes de América.

Después se le dio el mando de la división de evoluciones, que era la encargada de dar instrucción a los futuros oficiales.

Al dejar el mando anterior se le destinó de nuevo al mar del Sur, donde permaneció un tiempo hasta que el día 13 de abril del año de 1784 zarpó de El Callao acompañado del navío San Pedro Alcántara, pasando muchas penalidades en la travesía, hasta conseguir lanzar las anclas en la bahía de Cádiz el día 21 de febrero del año siguiente.

El día 13 de abril del año de 1788 se le da el mando de una escuadra de siete navíos, dos fragatas y varios buques menores, escuadra ésta de evoluciones con la que hizo varias pruebas de comparación de los navíos San Ildefonso, San Leandro y San Fulgencio.

Por Real orden del día 21 de junio del año de 1789 es ascendido al grado de teniente general, por el advenimiento al trono de rey don Carlos IV, que tuvo a bien conceder una promoción general para todos los que se habían distinguido en el reinado de su padre y como agradecimiento por los servicios prestados a su persona.

Continuó en sus diferentes destinos en la circunscripción del Departamento de Cádiz en la guerra que había estallado contra los franceses en 1793.

El día 31 de enero del año de 1794 se le nombra segundo en el mando de la Escuadra del Océano, que estaba al del general don Francisco de Borja.

En agosto de ese año zarpa de Cádiz con una escuadra para cubrir la llegada de naves de comercio de Tierra Firme, cruzando entre los cabos de Santa María y San Vicente.

Al mes siguiente zarpa con otra escuadra de seis navíos, dos fragatas y un bergantín para esperar en las Azores la llegada del tráfico mercantes desde el océano Pacífico. A comienzos del año de 1796 es el segundo del general Juan de Lángara en la escuadra del Mediterráneo, participando en las operaciones contra Francia, que terminaron al firmar la Paz de Basilea; sustituyendo a Lángara al ser este nombrado ministro de Marina.

José de Córdoba, había quedado como comandante general de la flota, a su escuadra fondeada en Cartagena se le debía de unir la del Mediterráneo, que estaba al mando del conde Morales de los Ríos formando así la mayor escuadra vista en todo el siglo XVIII, pues estaba compuesta por veintisiete navíos y siete fragatas, más algunos buques menores.

Debía de pasar la escuadra de Cartagena a Cádiz, pero ésta estaba falta de dotaciones (endémico mal de la Real Armada), pues nada más le faltaban unos cuatro mil hombres para completarlas.

Las alianzas habían cambiado de nuevo y ahora estábamos en guerra con el Reino Unido.

Después de proteger a un convoy que dejó sano y salvo en Algeciras, más unas divisiones de lanchas cañoneras y a tres de sus navíos en la bahía de Cádiz, se desató un típico temporal de Levante en el Estrecho, con el que estuvieron luchando durante ocho largos días, lo que desorganizó la escuadra y maltrató las arboladuras de los navíos, con el consiguiente agotamiento de las tripulaciones y además por tener que correr el temporal, aparecieron en las aguas del cabo de San Vicente en la costa de Portugal.

El día 14 de febrero del año de 1797 la escuadra amaneció desorganizada, formando tres líneas paralelas entre sí y con cuatro navíos sotaventados con respecto a ella, además de mantenerse una densa niebla que sólo dejaba ver al navío de proa, conforme fue elevándose el Sol la niebla se fue disipando y fue cuando se avistaron las velas de la escuadra del almirante Jervis, que navegaba con rumbo a ellos y con su línea de batalla muy bien formada.

El resultado fue, la pérdida de cuatro navíos por parte de los españoles, el San José y Salvador del Mundo, de tres baterías, más el San Nicolás y San Isidro de dos baterías.

El general Córdova, se mantuvo en extremo valeroso durante el combate, viendo que el resto de la escuadra parecía mantenerse a la expectativa, a las 14:00 ordenó izar las señales 256 «ataque general» acompañada de la 252 «cada uno empeñe el combate cuando pueda» pero a pesar de hacer éstas señales y ordenar guardar la línea o que esta se formara, sucedió que o los comandantes no las vieron, por el humo de los cañones o simplemente las desoyeron, pero él se esforzó sobre todo en la defensa de su navío insignia el cuatro baterías y 120 cañones Santísima Trinidad, el cual quedó completamente desmantelado y acribillado por el ataque de cuatro de los enemigos, que incluso llegó a rendir su bandera, pero con la llegada en su auxilio y socorro de los navíos Pelayo y San Pablo, que al mando de Valdés y Hidalgo de Cisneros, más otros que posteriormente llegaron al lugar se pudo salvar al buque insignia, pues los británicos que eran minoría, al verse venir encima a los que se les acercaban y ya conseguido el botín de los cuatro navíos se dieron por satisfechos, abandonando las aguas del combate.

El general Córdova, en primer lugar trasbordo a la fragata Diana y después al navío de tres puentes Conde de Regla, con el que arribó a la bahía de Cádiz.

Córdoba fondeó en la bahía de Cádiz pero no desembarcó hasta mediados de marzo, siendo arrestado a primeros de diciembre del año de 1798 para ser posteriormente juzgado. En el Consejo de Guerra por las pérdidas sufridas en el combate celebrado en el año de 1799, presidido por el bailío don Antonio Valdés a la sazón capitán general de la Real Armada, los vocales que fueron designados eran los tenientes generales: don Joaquín Cañaveral y don Basco Morales; los jefes de escuadra: don Pedro Autran, don Gabriel Guerra, don Francisco Javier Rovira, don Antonio Chacón, don José Bermúdez de Castro, don Francisco Millao, don José Adorno, el brigadier don Andrés Valderrama y los capitanes de navío don Miguel Orozco y don Alonso de Torres-Guerra, como fiscal el jefe de escuadra y Mayor General don Manuel Núñez Gaona, la sentencia no causó ejecutoria, por ello se elevó esa resolución a S. M: quien con fecha del día 10 de septiembre del propio año, firmó una Real orden que en parte dice:

«Que el Teniente General de la Real Armada, D. Joseh de Córdoba Comandante General de la escuadra, como convencido que está de no haber sabido desempeñar su Real confianza en el mando de aquellas fuerzas Navales, por su insuficiencia y desacierto en las maniobras y disposiciones del ataque, de que resultó principalmente su desgraciado éxito, quede desde luego privado de su empleo, sin que pueda obtener otro mando militar; prohibiéndole asimismo que resida ni se presente en la Corte, ni en las Capitales de los Departamentos de Marina.»

Durante varios años intentó el perdón del Rey sin éxito. El día 17 de diciembre del año de 1805 ya muy cansado envía un escrito a Godoy, el cual está desglosado en 35 puntos. Quien a su vez lo hace llegar al capitán general de la Real Armada don Francisco Gil de Lemos.

«Excmo. Sr. Muy Señor mio: En los adjuntos escritos ha recurrido á mí D. José de Córdova pidiéndome le alcance de S. M. que le vuelva á su Real gracia, restituyéndole, en prueba de ello, al empleo de Teniente General de la Real Armada, de que fué privado en 1799 á consulta del Consejo de guerra que examinó las operaciones de dicho General con la escuadra de su mando en el combate naval de 14 de Febrero de 1797 contra la inglesa del Almirante Jerwis.

D. José de Córdova se portó en esta acción con el mayor espíritu militar, y es notorio que dió en ella grandes pruebas de valor, bien que le faltase, como dice la sentencia del Consejo, suficiencia y acierto en las disposiciones y maniobras del ataque como Comandante General.

Los largos servicios de Córdova, de más de 53 años; sus virtudes militares, tan acrisoladas en la constancia con que lleva la privacion de su empleo, va para siete años, y sus no interrumpidos anhelos por volver á la gracia del Rey para morir con honor y con este consuelo, le hacen digno, en mi entender, de que se le restablezca en su antiguo empleo de Teniente General de marina, acordándole al propio tiempo su jubilacion con el goce de sueldo de cuartel, pues su avanzada edad pide descanso.

Sírvase V. E. ponerlo todo en conocimiento de S. M., para que se digne resolver lo que fuere de su Real agrado.

Dios guarde á vuecencia muchos años. — San Lorenzo 29 de Diciembre de 1805. — El Príncipe de la Paz. — Sr. D. Francisco Gil de Lemos»

Así lo hizo el capitán general de la Real Armada y de ello emanó la Real orden siguiente:

«Excmo. Sr.: El Rey N. S. ha tenido por conveniente restablecer á D. Joseh de Córdova en el empleo de Teniente General de la Armada, de que fué depuesto en 1799, y se ha servido concederle su jubilacion con el goce del sueldo de cuartel, cuya soberana resolucion traslado á V. E. para su conocimiento y demás efectos.

Dios guarde á V. E. muchos años. — San Lorenzo 6 de Enero de 1806. — Fr. Francisco Gil. — Señor Director General de la Armada»

El día 3 de abril del año de 1815 falleció en Cádiz.

Con fecha del día 4 de abril del año de 1815, el general don Baltasar Hidalgo de Cisneros, a la sazón Capitán General del Departamento de Cádiz, comunica al Capitán General de la Armada don Félix de Tejada, que el día anterior había fallecido en la Plaza de Cádiz «de enfermedad natural el Teniente General jubilado de la Real Armada D. Joséf de Córdova».

Doña Julia de Rojas, el día 15 de octubre siguiente, reclama una paga que se había otorgado a todo el personal del Departamento de Cádiz y que ella no había percibido, reclamación que le es favorablemente informada y atendida.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

González de Canales, Fernando. Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Sánchez Núñez, Pedro. Venturas y desventuras de un marino utrerano: José de Córdova y Ramos. Ayuntamiento de Utrera. Sevilla. 2002.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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