Davila y Daza o Sancho de Avila, Sancho Biografia

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Biografía de Sancho Dávila y Daza ó Sancho de Ávila


 Retrato en blanco y negro de don Sancho Dávila
Sancho Dávila y Daza
ó Sancho de Ávila.
Capitán General de Mar y Guerra.[1]

Contenido

Orígenes

Vino al mundo el día veintiuno de septiembre del año de 1523 en la ciudad de Ávila, fueron sus padres don Antón Blázquez Dávila y su esposa, doña Ana Daza.

Hoja de Servicios

Según Brantôme fue uno de los mejores generales de su época, apodado el «rayo de la guerra», haciéndose famoso sobre todo por sus operaciones anfibias.

Comenzó muy joven alistándose como soldado en los Tercios de Infantería, en los que fue destacando, como lo demostró en la ocasión estando ya en Flandes, en que a pesar del peso de las armaduras, sostenidas entre los dientes las espadas seguido de ocho hombres atravesaron el río Alvis, consiguieron asaltar varias charruas y capturarlas, entre los prisioneros estaba el duque de Sajona.

En el año de 1550 embarcado en un Tercio en las galeras al mando de don Andrea Doria pasó la expedición a los Gelves, donde después de unos aciertos del pirata Dragut, el genovés no se dejó engañar y cogido ya entre dos frentes, el turco tuvo que abandonar la posición y dirigirse a la Morea, para pedir socorro al Sultán.

El Rey le nombró Capitán de Infantería en el año de 1561 y puesto a las órdenes del duque de Alba, pasando a Nápoles y posteriormente en el asedio a Roma.

En el año de 1567 fue nombrado por don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel III Duque de Alba como jefe de su guardia personal. Se había ganado la confianza del duque, cosa nada fácil, porque pocos a lo largo de su vida llegaron tan cerca de su persona.

Y en posesión de este cargo, fue el quien tuvo que apresar al conde Egmont, por orden directa de su general, pues además de ser el jefe de la guardia personal del Duque, era el capitán de su compañía de caballos.

Al estallar de nuevo la guerra en Flandes, al mando de sus tropas se enfrentó al conde Hochstraete a orillas del Mosa, donde le venció. En el posterior combate que se libró en Quesnoy, resultó vencido y herido.

Se repuso rápidamente y acudió en socorro de la ciudad de Middelburg, que había sido sitiada, para lo que armó a treinta charrúas (buques planos y de poco calado, pero de mucha manga para poder navegar por los canales) armando a algunos de ellos, para ello aprovechó la marea vaciante que le daba más velocidad consiguiendo coger por la espalda a las posiciones enemigas, las cuales fueron conquistadas y desalojadas de ingleses, tomando las plazas de Rauma y Ramekens.

Se repararon los destrozos de la guerra en ambas posiciones y con diez de las charrúas se puso con rumbo a Amberes, aquí se encontró con una fuerte oposición pues los enemigos disponían de treinta de las mismas naves, pero no se arredró y consiguió vencerles, sobre todo al darle fuego a la capitana enemiga lo que causo el típico desconcierto en sus filas.

Al siguiente año, los orangistas atacaron de firme las dos poblaciones conquistadas de Rauma y Ramekens, donde de nuevo acudió a socorrerlas, el enfrentamiento se prolongo desde la diez de la mañana hasta las tres de la tarde, cuando en ese momento se encontraban ya a la altura de Flessinga.

En ese momento los orangistas fueron reforzados, lo que obligó a Sancho a ceder terreno, pero para evitar un desastre se retrocedía dando siempre la cara al enemigo, lo que le permitió alcanzar Amberes y protegerse.

Volvió a reorganizar sus fuerzas navales consiguiendo reunir a veintidós galeones y doce charrúas pero de las más grandes, le dio el mando de la vanguardia a Juan Martínez de Recalde y regresaron para intentar llevar los socorros a la ciudad de Rauma.

Sufrieron un duro y sangriento combate con los orangistas, se perdieron dos de los galeones cargados con víveres, pero consiguió meter en la ciudad el resto de sus fuerzas, con la perdida de cuatrocientos hombres y él resultó herido por la explosión de un barril de pólvora.

Los buques se refugiaron acoderados a la misma fortaleza, pero los enemigos intentaron pegarles fuego con los brulotes, como esta forma de actuar ya era conocida por Sancho, había ordenado formar una primera línea de defensa con los botes de los buques y estos se encargaron de ir desviando a los voraces artefactos flotantes, por lo que nada consiguieron.

El día catorce de abril del año de 1574 se enfrentó con Luis de Nassau en el combate de Moock, al que derrotó en toda la línea.

Se planteó un ataque por dos puntos distintos con el objetivo de conseguir llevar socorros a la ciudad de Middelburg, para ello Sancho al mando de cuarenta charrúas y mil quinientos hombres navegó por el Escala, mientras el vicealmirante Glumes de la Real Armada de Zelanda con cuarenta y cinco charrúas, intentaría entrar en la ciudad y prestar los auxilios.

Quiso el destino que la escuadra de Glumes fuera atacada por la del almirante Luis de Boisot, impidiendo la entrada de los socorros, pero mientras Sancho no tropezó con ningún enemigo y fondeó a su arribada a Flesinga.

Estando aquí le llegaron las noticias del combate que había sufrido la otra escuadra, por lo que levó anclas y se puso a rumbo para encontrarse con ella, así sucedió y al unirse las fuerzas comenzaron una serie de combates parciales, que fueron ganando los españoles lo que les permitió ir conquistando todas las poblaciones, hasta presentarse ante la poderosa ciudad de Ziezikzée la cual al fin también cayó en manos españolas.

El día cuatro de noviembre del año de 1576 se conquistó también Amberes, pero por la sempiterna falta del pago de la soldada, sus tropas al entrar en la ciudad se dedicaron a saquearla, lo que no le gusto nada y de hecho mando a sus oficiales reprimir aquel desmán, como consecuencia de ello también fueron pasados por las armas algunos soldados por su execrable actitud.

Por el «Edicto Perpetuo» se dio por pacificado el territorio de Flandes, por lo que Sancho regresó a España siendo muy agasajado por el rey don Felipe II y disfruto de un tiempo en la Corte, pero pronto sucedió la traición de Namur, por lo que el Rey designó a su hermanastro don Juan de Austria como Gobernador de los Países Bajos y éste reclamó a Sancho, pasando de nuevo a Flandes a combatir.

Al plantearse el rey don Felipe II la conquista del reino de Portugal, por mar protegería al ejército el marqués de Santa Cruz y por tierra lo iría conquistando el duque de Alba, éste reclamó a Sancho para ser su maestre de campo general.

Al presentarse los Tercios a las órdenes del duque de Alba ante Lisboa y derrotar a las tropas del Prior de Crato, el duque indicó a Sancho que por mar los persiguiera hasta la ciudad de Oporto, lo que cumplió arribando y desembarcando sus tropas que conquistaron la ciudad el día veinticuatro de octubre del año de 1580, terminando así con los ejércitos del Prior y dando por finalizada la campaña de la conquista del vecino reino.

Al finalizar la conquista, regresó a Lisboa ya que el duque debía de partir para la Corte, estando en ella un caballo le dio una coz causándole una pequeña herida, a la que no se le prestó la debida atención y como consecuencia de ella, falleció en Lisboa el día ocho de junio del año de 1583.

Sus restos fueron trasladados a su ciudad natal y depositados por orden de su hijo Fernando en la capilla mayor de la iglesia de San Juan Bautista, sobre su mausoleo se pusieron todas las banderas que había ganado en vida y en el mismo mármol, se esculpió un escudo en el que figuraban una ancla y un bastón, con clara referencia a su mando de General de Mar y Tierra.

Notas

  1. Capitán General y Almirante de la Real Armada en Flandes, de la Costa del Reyno de Granada en España, Maestre de Campo General con el Duque de Alba del Exército que allanó á Portugal, y después con el Duque de Gandía del que quedó para defensa del mismo Reyno.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Sin iniciales del compilador.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 6, 1909 página 1297.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Parker, Geoffrey.: El ejército de Flandes y el Camino española 1567-1659. Traducido por Rodríguez Alonso, Manuel. Alianza Editorial. Madrid, 2000.

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