Duenas y Vega, Marcelino de Biografia

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Biografía de don Marcelino de Dueñas y Vega



Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Caballero Justicia de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta.


Orígenes

Vino al mundo en la población de Medina del Campo a lo largo de 1774, siendo sus padres don Miguel Antonio de Dueñas Sanz y de su esposa doña Teresa Pascuala de Vega y Sello, ambos naturales de la misma población.

Hoja de Servicios

Solicitó y se le concedió Carta-orden de ingreso en la Compañía del Departamento de Cartagena, sentando plaza el día 18 de marzo del año de 1789, folio 373. Expediente N.º 3.605.

Al aprobar lo exámenes teóricos, se le ordenó pasar embarcado al navío Firme el 7 de abril de 1791, pasado un tiempo trasbordó al navío Paula, con el que participó en transportar los socorros a la plaza de Orán, posteriormente trasbordó a la fragata Mahonesa prosiguiendo en la misma misión, al regresar de una comisión al puerto de Mahón trasbordó a la fragata Esmeralda, pasando a Mallorca y posteriormente navegó hasta Constantinopla, arribando de regreso a Cartagena el día 18 de junio del año de 1792, recibiendo con retraso, por estar de viaje la noticia de su ascenso a alférez de fragata con fecha del día 16 de abril del año de 1792.

Por desarme de la fragata Esmeralda, pasó un año destinado en el arsenal. En el mes de abril del año de 1793 por haberse declarado la guerra contra los revolucionarios franceses, se le ordenó abordar el navío Soberano perteneciente a la escuadra del general don Francisco de Borja, zarpando del Arsenal la escuadra con rumbo al golfo de Parma en la isla de Cerdeña.

Aquí la escuadra divisó a dos fragatas francesas, la Elene y la Richmont, siendo la primera capturada y la segunda para no serlo, su capitán dio la orden de pegarle fuego. Pasando a continuación a efectuar el desembarco y toma de las islas, de San Pedro y San Antíoco, una vez aseguradas la escuadra puso rumbo a las costas de Génova y Francia, pasa prestar su apoyo de fuego al ejército piamontés y napolitano, en su avance por las riberas del Var. Viéndose obligado el general a suspender sus operaciones, por haberse declarado a bordo de los buques una epidemia, lo que le obligó a arribar al Arsenal de Cartagena.

Como él era uno de los pocos que no estaba enfermo y el navío pasó a formar parte de la escuadra del general don Juan de Lángara, se le asignaron tripulantes de otros buques, zarpando con el nuevo mando para unirse a la escuadra del almirante británico Hood, poniendo rumbo a la ciudad de Tolón, en la que tomaron el puerto, arsenal y las fortaleza que lo protege.

Siendo de los que desembarcó y al frente de su fuerza participó en casi todos los combates que se dieron, especialmente en el de la fortaleza de Balaguer, al contraatacar los ejércitos republicanos y a su frente un nuevo general llamado Napoleón, se vieron forzados a reembarcar.

Su navío se quedó cruzando las aguas de Marsella, donde se desató un fuerte temporal que lo desarboló y tuvieron que correrlo a la capa, fue de tal magnitud la fuerza de la mar que arribaron sólo a la isla de Malta, donde se pudo reparar la arboladura y regresar al arsenal de Cartagena.

Al arribar el navío pasó a reparar, por lo que recibió la orden de trasbordar a la fragata Perla, zarpando con rumbo al cabo de Creux. En la ensenada de Bañuls divisaron a unas tartanas francesas, que estaban bloqueando a Collubre, siendo atacadas y obligadas a abandonar las aguas. Al firmarse la paz regresó a Cartagena.

Al arribar trasbordó a la urca Aurora, realizando comisiones de transporte a las ciudades de Ceuta, Málaga y Rozas, en este último el buque comenzó a hacer agua, lo que les obligó a arribar de nuevo a Cartagena, donde pasó a desarme la urca y él trasbordó al bergantín Tártaro, con la misión de regresar a aguas de la frontera con Francia, al regreso de esta misión se le ordenó trasbordar de nuevo a la fragata Perla, regresando a las mismas aguas, al arribar a su base a reabastecerse fue comisionado el buque, para transportar al Ministro de Estado que iba a visitar llevando pliegos y regalos a las regencias de Argel, Túnez y Trípoli.

Realizó seis viajes a la primera, dos a la segunda y uno a la tercera, al terminar esta comisión arribaron a Cartagena recibiendo la orden de trasbordar a la urca Balbina, que estaba cumpliendo la misión de abastecer de víveres y agua a la escuadra del general don Juan de Lángara que se hallaba en aguas de la ciudad Condal. Pero necesitando el general de oficiales subordinados, se le ordenó trasbordar al navío Atlante, con el que realizó varios transportes de tropas entre las ciudades de Cartagena, Mallorca y Barcelona, en uno de los viajes enfermó, siendo desembarcado al arribar el buque al Arsenal de Cartagena donde quedó en vigilancia médica.

Al encontrase mejor pero no para regresar al servicio, se le concedió licencia para regresar a su casa, regresando al Arsenal el día 18 de octubre del año de 1796, donde se le entregó al Real orden con la noticia de haber sido ascendido al grado de alférez de navío con fecha del día 27 de agosto anterior.

Pero poco pudo disfrutar en tierra de su nuevo grado, ya que al día siguiente de su llegada, el 19 de octubre ya estaba embarcado en la corbeta Colón, zarpando ese mismo día con rumbo a cruzar sobre el cabo de Palos, a los pocos días de estar en estas aguas sobrevino un fuerte temporal que desarboló al buque, a lo que se unió que era atacada por fuerzas superiores, así casi sin defensas su comandante decidió poner rumbo a la bahía de Cádiz, donde consiguiendo llegar pasando muy malos días.

Pero nada más arribar, se le ordenó incorporarse al navío San Joaquín perteneciente a la escuadra del general don José de Mazarredo, quien estaba al mando de la escuadra por el reciente desastre del combate naval del cabo de San Vicente, sufrido el día 14 de febrero del año de 1797, tras el cual el contralmirante Nelson bloqueó a la escuadra española en la bahía de Cádiz.

Aquí de nuevo se puso en marcha el invento del general don Antonio Barceló, pues los botes de los navíos se convirtieron en lanchas cañoneras, las cuales salían de noche y en calma por lo que hostigaban casi impunemente a la escuadra británica.

Ya en 1798 se desató un gran temporal que obligó a los británicos a abandonar el bloqueo, momento que aprovechó el general español para zarpar en su búsqueda, pero no les pudo dar alcance, retornando a fondear en la bahía.

Al poco tiempo volvió a zarpar la escuadra con rumbo a Cartagena, donde se unió a la escuadra francesa del almirante Bruix, las dos unidas regresaron al Estrecho, realizando una corta estancia en la bahía de Cádiz, para zarpar de nuevo con rumbo a la base francesa de Brest.

Estando en esta base, recibió la orden de trasbordar al navío Guerrero, que enarbolaba la insignia del jefe de la división el jefe de escuadra don Juan María Villavicencio, que a su vez estaba incorporado a la escuadra del mando del general don Federico Gravina, zarpando en unión de la francesa del almirante Villaret, con rumbo a la isla de Santo Domingo donde los negros se habían alzado.

Participó en la toma del Guarico, Bayja y otras plazas necesarias, al conseguir los objetivos la escuadra española hizo visita a la Habana, de donde zarpó con rumbo a la bahía de Cádiz, pasando posteriormente al Arsenal de Cartagena, donde el navío quedó incorporado a la escuadra del marqués del Socorro, zarpando con rumbo a Nápoles para embarcar y transportar a Barcelona a los príncipes de la Dos Sicilias. Cumplida la comisión la escuadra regresó a Cartagena donde se dio orden de desarme y Dueñas quedó destinado como ayudante del propio Arsenal.

Recibió una Real orden por la que con fecha del 5 de octubre de 1802, se le otorgaba el ascenso a teniente de navío, pasando destinado a la Mayoría General hasta el día 12 del mes de octubre del año siguiente.

Por ser destinado al Arsenal de Cádiz, tuvo que embarcar de transporte en el navío Argonauta, pero al arribar se había recibido otra Real orden, por la que se le daba el mando de un guardacostas pero en el Arsenal de Cartagena, al arribar a éste se encontró con una nueva Real orden, que le comunicaba pasar destinado a la sargentería de los batallones de marina del Arsenal, permaneciendo en el Real Cuerpo hasta el 10 de junio de 1805.

Por habérsele destinado a embarcar en el navío San Pablo, perteneciente a la escuadra del general don José Justo Salcedo, zarpó con la escuadra a cruzar sobre las aguas de esta costa, hasta el 16 de octubre de 1806, en que por orden superior trasbordó al navío Asía, perteneciendo este buque a misma escuadra, pero ahora al mando del general don Cayetano Valdés, con la que zarpó el 5 de febrero de 1808 en comisión reservada, arribando primero a Palma de Mallorca y después al apostadero de Mahón, donde les llegó la noticia del levantamiento general de los españoles contra el invasor napoleónico, pasando a tomar el mando de la escuadra el general don Juan José Martínez, con la que zarpó con rumbo y arribada de nuevo al puerto de Cartagena, donde volvió a quedar desembarcado.

Recibió una nueva Real orden con fecha del día 23 de febrero del año de 1809, por la que se le ascendía al grado de teniente de navío, con destino al primer batallón del cuarto regimiento de Infantería de Marina, como ayudante Mayor. La unidad fue destinada al ejército de Cataluña, participando en cuantas acciones tuvieron lugar en esa zona.

El 4 de julio de 1810, se le comisionó para llevar una documentación a la Junta de Valencia, quedando incorporado al ejército de esta capital y participando el 10 del mismo mes en el ataque francés sobre la cabeza de puente. El 12 estaba ya de guarnición en el mismo punto, permaneciendo en él mientras duro el contraataque del ejército español.

El 28 de diciembre con el grado de sargento mayor, participó al frente de una columna que atacó a las trincheras francesas, fue tan arriesgada su actuación que mereció de la Junta el ascenso a capitán de fragata. Continuó en la defensa de las murallas de la ciudad hasta que el 2 de enero de 1811 la Junta viendo ya innecesaria la resistencia, capituló.

Fue hecho prisionero por los franceses, pero en compañía de otros compañeros logró fugarse el 8 de julio de 1812, siendo vuelto a capturar el 17 del mismo mes, como elemento peligroso se le pusieron cadenas siendo trasladado al fuerte de Tours, donde permaneció por espacio de once meses por estar constantemente vigilado. Además los franceses por el trabajo extra que les daba lo degradaron a subteniente.

Fue trasladado a otro fuerte, y a los cuatro meses a otro, del que salió a los cuarenta días en dirección al interior de Francia, pero en el trayecto se volvieron a escapar varios compañeros, consiguiendo esta vez presentarse al duque de Ciudad Rodrigo que estaba a punto de cruzar el río Bidasoa, siendo el 21 de marzo de 1814.

Como al ejército español no se le dejó penetrar en territorio francés, por las alusiones del general Arthur Wellesley de que no podía responder de las represalias que se pudieran tomar y la demostrada indisciplina del ejército español, se prefirió que se quedaran en España. No siendo necesario, por este argumento del británico, decidió regresar a su destino, el día 31 del mes de marzo estaba en la población de Irún, y el 28 de abril de nuevo se presentaba en el Arsenal de Cartagena a sus superiores.

El Gobierno no pudo obviar las extraordinarias acciones que había realizado, por ello le confirmó su ascenso con la fecha de entrega de la Junta de Valencia, que lo había sido el 24 de mayo de 1811 y el conde de Alacha, a la sazón Gobernador de Tortosa, le entregó la medalla de Oro de Sufrimientos por la Patria y se le añadió la Cruz del Primer Ejército. Al mismo tiempo se le nombró Sargento Mayor del quinto Regimiento de Infantería de Marina, de cuyo mando interino se hizo cargo el día 18 de enero del año de 1816.

Por Real orden de 1817 viajó a Madrid por haber sido destinado a las órdenes directas del Director General de la Real Armada. A finales de 1819 fue nombrado ayudante de la Mayoría General de la Armada. Posteriormente se le designo oficial segundo de la Secretaria del Almirantazgo, en la que posteriormente ascendió a oficial primero.

En 1823, formó parte de la comitiva que junto al Monarca viajó a Sevilla y posteriormente a Cádiz, siendo en el mes de octubre cuando los «Cien mil hijos de San Luis» devolvieron el absolutismo a don Fernando VII, quedando abolida la Constitución y curiosamente Dueñas pasó de nuevo a ser capitán de fragata sin destino en el mismo Departamento de Cádiz. Pensamos que aquí se divide su carrera en un antes y un después. Lo peor es que no sabemos los motivos que provocaron su pase de nuevo al Cuerpo General.

Por Real orden del 21 de agosto de 1826 se le nombró Mayor del Comandante en Jefe de los cruceros en torno a la Península, teniendo su base en el puerto de Algeciras por lo que acudió a su nuevo destino, en el que permaneció hasta que fue disuelto por orden superior, reintegrándose a su Departamento de Cádiz el 5 de agosto de 1828.

Por Real orden de fecha del 15 de diciembre seguido se le nombró capitán del puerto de Cartagena, donde tomó el cargo el 2 de abril de 1829. Estando aquí recibió una Real orden con fecha del 6 de diciembre del mismo año, por la que se le otorgaba el grado de capitán de navío, cesando con fecha del 6 de marzo de 1830 en la capitanía, para presentarse en el Departamento de Cádiz el 7 de abril.

En marzo de 1831, se vio implicado casi como cabecilla del levantamiento de las tropas de los Batallones de Infantería de Marina, que estaban destinados en el Arsenal de Cádiz, ya que incluso presidió la Junta que allí se formó, pero como inmediatamente se enviaron tropas por parte del Gobierno para combatir la insurrección, se vio obligado primero a ocultarse y posteriormente pasar a Gibraltar, donde lo pasó muy mal por no tener conocidos que le pudieran auxiliar ni sueldo.

Al no poderlo encontrar, el Gobierno por Real orden del 26 de julio lo sentenció por rebeldía a diez años de prisión y al pago mancomunadamente de los costes procesales, así como responsable de los fondos de la caja de los voluntarios realistas, que fueron forzadas violentamente, más se le culpaba de efectos personales que habían desaparecido así como armas y de la caja de la brigada Real de Marina que no apareció.

Pero eran tiempos convulsos por la enfermedad de don Fernando VII, en 1832 la reina doña Cristina de Borbón decretó una amnistía con el ánimo de aplacar las tensiones que se vivían en España. A este Real decreto se acogió Dueñas, por lo que se presentó el 7 de febrero de 1833 en el Departamento de Cádiz, procedente de la ciudad francesa de Marsella.

Al presentarse sus jefes no sabían que hacer con él, así que primero lo clasificaron como retirado, luego lo pasaron a excedente, pero el 13 de agosto de 1835 se le rehabilitó con su grado de capitán de navío, por lo que con fecha del 16 de enero de 1836, se le destinó como capitán del puerto de Cádiz, estando en este destino recibió una Real orden con fecha del 24 de marzo de 1838, por la que se le otorgaba el ascenso al grado de brigadier.

En el verano de 1839 se produjo el pronunciamiento político del general Espartero, siendo designado Dueñas como vocal de la Junta Revolucionaria, con la orden a su vez para que tomara a su cargo la Comandancia General del Departamento de Cádiz lo que cumplió el 18 del mes de septiembre.

Al formarse la Regencia Provisional, se le nombró comandante Principal de los Reales Cuerpos de Artillería e Infantería de Marina, pero hasta que no llegara el propietario de la Comandancia del Departamento debía permanecer al mando de las dos instituciones, por lo que se mantuvo en ellos hasta el 8 de marzo de 1841, en que llegó el propietario a tomar posesión.

Por Real orden del 24 de diciembre de 1842 se le designa Vocal de la Junta de Gobierno del Montepío Militar, por lo que debe cesar en el mando de los Batallones de Infantería de Marina y Artillería para viajar a Madrid a tomar posesión de su nuevo cargo.

Pero la época era convulsa y los cambios por desgracia casi diarios, así por una nueva Real orden de fecha del 11 de mayo de 1843, se le vuelve a nombrar Comandante Principal de los Reales Cuerpos de Artillería e Infantería de Marina, regresando de nuevo al Departamento de Cádiz haciéndose cargo del mando el 26 del mismo mes.

Encontrándose en este mando recibió una Real orden del 30 de junio, por la que se le otorgaba el ascenso a jefe de escuadra, pero en septiembre se produce la sublevación contra el Regente, que a pesar de sus esfuerzos por mantenerse en el poder, las Cortes atrincheradas lo destituyeron.

Esto trajo consigo que todos los que no se habían declarado en su contra fueran inmediatamente perseguidos, en el caso de Dueñas sus propias tropas lo encarcelaron en su casa sita en el mismo cuartel, donde realmente lo pasó muy mal.

Proclamado el nuevo gobierno, envío a su representante a la ciudad de Cádiz, este era el general don José Primo de Rivera quien al llegar se le fueron presentando todos los mandos, al hacerlo Dueñas, le espetó que por Real orden del 30 de julio de 1843, había sido reconocido con el grado de brigadier, por lo que en el acto debía despojarse de su faja de general. Así lo hizo y se la entregó quedando con el grado anterior y disponible en el Arsenal.

Pidió una licencia para viajar a la capital, pero le fue denegada y al año siguiente de 1845 se le destino al servicio de los Tercios Navales.

Encontrándose en este destino, recibió una Real orden con fecha del 9 de agosto de 1847, por la que se le otorgaba el ascenso a jefe de escuadra, pero sin posibilidad de mando alguno.

Por haber cumplido los requisitos, se le concedió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Siendo poseedor desde muy joven, pues comenzó como subalterno y terminó como Caballero de Justicia de la Orden de San Juan de Jerusalén.

Residenciado en la capital del Departamento de Cádiz, sita en la población de San Fernando, le sobrevino el óbito el 15 de noviembre de 1851, contando con setenta y siete años de edad, de ellos sesenta y dos de servicios a España.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 18, 1915, página 2383.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid 1873.

Pegenaute, Pedro.: Represión Política en el reinado de Fernando VII: Las Comisiones Militares (1824-1825). Universidad de Navarra. Pamplona, 1974.

Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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