Fernandez Almeida, Jose Biografia

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Biografía de don José Fernández Almeida

Capitán de navío de la Real Armada Española.

Vicealmirante honorífico.

Contenido

Orígenes

Vino al mundo en San Fernando el 5 de junio de 1874.

Hoja de Servicios

Sentó plaza de aspirante el 9 de enero de 1891 en la Escuela Naval Flotante a bordo de la antigua fragata Asturias fondeada en Ferrol. Ascendido a alférez de navío el 20 de julio de 1896, pasando a realizar los estudios de torpedista en la escuela sita en Cartagena. El 29 de junio fue destinado como torpedista a la fragata Numancia. Por orden del 10 de enero de 1901 embarca en el cañonero Vicente Yáñez Pinzón.

Por Real orden del 25 de mayo de 1907 se le asciende a teniente de navío, el 5 de agosto de 1911 es nombrado segundo comandante del destructor Proserpina. El 19 de febrero de 1916 embarca en el crucero Princesa de Asturias.

Pasó destinado como interventor de Marina de la región occidental del protectorado de Marruecos en Larache. Parte de su carrera estuvo vinculada a ésta tierra y su casuística, llegando a ser un buen experto de sus problemas.

Al producirse en julio de 1921 el desastre de Annual la zona quedo en poder de las harcas rifeñas al mando de Ab del-Krim, quedando solo libres los peñones de Alhucemas y Vélez de la Gomera así como las islas Chafarinas, pero todos ellos por su cercanía a tierra enemiga sufriendo bombardeos, esto causaba bajas y se necesitaba tanto transportarlas a la península como restituirlas, además de aprovisionarlos de víveres y pertrechos de guerra. Para ello se decidió cumpliera la comisión el vapor de la Trasmediterránea Juan de Juanes, pero en su primer viaje fue hundido.

El Alto comisario general don Dámaso Berenguer ordeno pasar a realizarlos el destructor Bustamante, al mando del don José, cuando ostentaba el grado de capitán de corbeta, no era el mejor tipo de buque para realizarla, pero ya sabemos que en España eso importa poco, se hace todo, sea o no posible, con los que se tiene. Comenzó su comisión efectuándola siempre de noche para evitar ser detectado y recibir fuego enemigo, pero no fue así, pues siempre se le recibía con gran estruendo cuando se acercaba a algunos de los lugares obligados, no obstante procuraba si las circunstancias de la mar le dejaban entrar en ellos a sotafuego, se realizaba el trasiego propio transportando lo necesario y se alejaba del lugar, pero se mantuvo constantemente en ellas logrando mantenerlas por espacio de catorce meses, viéndose obligado a dejarlo por haber cumplido el plazo de mando a bordo y pasar su buque a carenar. Por todo este largo periodo pero muy efectivo le fue concedida la Medalla Naval Individual y al resto de la dotación la colectiva, siéndole impuesta con todos los honores de ordenanza a bordo del acorazado Alfonso XIII, pues es la máxima condecoración por debajo de la laureada de San Fernando y no se prodigaban.

El general Primo de Rivera desde que tomó el mando, estaba tratando de repatriar a los pocos prisioneros españoles de Annual y Monte Arruit, como siempre las conversaciones con los moros son largas y tediosas, pues se alargaron más de un año, en julio de 1925 se llegó al acuerdo, consistiendo en entregar cuatro millones de pesetas, de ellos uno en monedas de duros de plata y el resto en billetes a cambio de los trescientos veintiún cautivos, quienes llevaban en unas deplorables condiciones de vida un año y medio, como condición especial inalienable la no presencia de ningún militar en el intercambio, de lo contrario se quedarían con ambas, el dinero y los apresados, saliendo a bordo del vapor Antonio López la comisión de rescate a las órdenes de don Horacio Echevarrieta, pero por amistad se unió don José, vestido como uno más de la dotación para pasar desapercibido.

Al llegar entregaron el dinero al ministro de exteriores de Ab del-Krim, Sidi Mohamed Azerkán entregándolo para su recuento lo que les llevó un tiempo por su manifiesta desconfianza, al estar de acuerdo comenzó el embarque de los hombres, la mayor parte debían ser ayudados por sus falta de fuerzas por la mala alimentación. El ministro moro, conocido por "El Pajarito" al concluir el embarco le espeto al señor Echevarrieta: «Ya tú ver que moro dar palabra y moro cumplirla, pues si moro querer poder hacer prisionero a ti y a Almeida (a quien señaló) y pedir muchos millones» Como es natural ambos se quedaron fuera de lugar, pero reaccionaron y comenzaron a hablar casi como amigos, de pronto uno de los jefes moros se dirigió a don José diciéndole: «¡Ah! Tú ser Almeida, el que manda fragata que echa tanto humo» quien le preguntó: «Vamos a ver, ¿cómo llegando yo siempre con mi barco en las noches oscuras, donde apenas se distingue la costa cercana, tú puedes verme y cañonearme?» El moro le respondió casi con gracejo andaluz: «Es que yo no verte, yo olerte por el humo y entonces decir !ahí esta Almeida con fragata! y largar cañonazos» se quedo pensativo Don Pipo como era conocido en la corporación, pues hasta era razonable dado que el destructor era reconocible, como la mayor parte de buques de la época por sus humaredas.

El comisario general no quiso perderlo por haber demostrado un gran valor y sobre todo gran pericia, pues al dejar él de hacerlo se utilizaron otros medios que no resultaron tan eficaces, por ello quedo afecto por orden del Ministro de Marina al transporte de guerra España nº 5, [1] prosiguiendo en su trabajo anterior ratificando no era cuestión de medios, si no de práctica marinera y saber hacer, siguió hasta participar en el desembarco de Alhucemas, entre septiembre y octubre de 1925 siendo el punto de inflexión por el que España volvía de verdad a controlar la situación norteafricana. Como premio esta vez fue el Ministro de la Guerra quien le concedió la Medalla Militar Individual, impuesta en Larache por el general Sanjurjo, presidiendo el acto el presidente del directorio el general don Miguel Primo de Rivera.

Un tiempo más tarde por el salvamento en varias ocasiones sobre la misma población de vidas humanas, se le concedió la Medalla de Oro de Salvamento de Náufragos.

Al llegar la paz a esas aguas fue nombrado Jefe de las fuerzas navales del norte de África. Más tarde al cumplir el tiempo de mando se le nombró Interventor principal de Marina en Marruecos.

Falleció en Sevilla el 23 de mayo de 1932, a causa de un ataque cardiaco, cuando contaba con cincuenta y siete años de edad, de ellos cuarenta de muy especiales servicios. El mismo día había llegado en el destructor Velasco acompañando al jalifa de la zona del protectorado español de Marruecos en visita oficial. Era de los denominados africanistas.

Pasados muchos años sus familiares ateniéndose a las condiciones de sus dos principales condecoraciones, comenzaron las reclamaciones por instancias, todo porque las medallas ganadas se regían por un artículo (entre otros) por el cual al alcanzar el grado de coronel o capitán de navío y pasar a la jubilación eran ascendidos al grado superior, general de brigada o contralmirante, se daba el caso que las mencionadas se fundieron en una, la Medalla Militar, la más alta condecoración al valor que no pasa por un juicio contradictorio como la Laureada, por ello era imposible obtener dos. Visto el devenir de los acontecimientos se llegó al acuerdo de ascenderlo por una a contralmirante y por la otra a vicealmirante honorario en 1975, por ello es un caso único, con la pena de habérsele otorgado solo cuarenta y tres años después de su fallecimiento. Exista o no palacio las cosas van despacio.

Notas

  1. Estos buques numerados del 1 al 6 y con el nombre de España, fueron entregados por Alemania en compensación por los mercantes españoles hundidos por su arma submarina durante la Gran Guerra Europea o 1ª Guerra Mundial, el nº 6 pasó a ser el portahidroaviones Dédalo.

Bibliografía:

Estado General de la Armada para el año 1897.

Estado General de la Armada para el año 1900.

Estado General de la Armada para el año 1902.

Estado General de la Armada para el año 1913.

Estado General de la Armada para el año 1917.

Montes Ramos, José.: El Tercio. Aqualarga. Madrid, 2001.

Umbría Ramos, Ángel A.: La interesante historia de don José Fernández Almeida, muerto en 1932 de capitán de navío y ascendido a vicealmirante en 1975. Revista General de Marina, cuaderno de Diciembre de 2007, página 835 y siguientes.

VV. AA.: La imágenes del desembarco. Alhucemas 1925. Almena. Madrid, 2000.

VV. AA.: La Legión Española. 75 años de Historia (1920-1995) Escrita por La Legión. Málaga, 2001, 2002, 2003 en 3 tomos.

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