Flores de Valdes, Diego Biografia

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Diego Flores de Valdés Biografía


Capitán General de la Flota de la Carrera de Indias siglo XVI.

Orígenes

Vino al mundo por el año de 1530 en Las Morteras concejo de Somiedo, siendo sus padres don Juan Flórez y su esposa, doña Urraca de Valdés.

Hoja de Servicios

Con veinte años ya se le encuentra a bordo de las naves de don Pedro Menéndez, con quien navegó por la ruta del canal de la Mancha transportando tropas y pertrechos de guerra a las provincias de Flandes, cuando adquirió experiencia pasó a Sevilla, donde se le contrató ya como piloto, realizando varios viajes a las Antillas y Tierra Firme.

En 1555 yendo ya de capitán de una nao, forma parte de la escuadra que se destina a los mares del Sur, para desembarcar en Valparaíso a su gobernador de don Jerónimo de Alderete, zarpando de nuevo y continuando viaje el Callao de Lima para desembarcar al virrey marqués de Cañete.

Aquí se le pierde la pista, hasta el año de 1581. Es de suponer que se mantuvo en servicio, realizando diferentes cometidos y misiones, alcanzando el título de general, puesto que en el año mencionado se le otorga el mando de una escuadra.

Se ordenó aprestar la expedición, dándole la dirección de ésta a Sarmiento, aparte de ser ya nombrado Gobernador y Capitán General del Magallanes, pero la escuadra, se puso bajo el mando de don Diego Flores Valdés; llegó la Real instrucción del 20 de agosto de 1581, librada en Lisboa, por ello nada más recibirse se hicieron a la mar desde Sanlúcar a fines del mes de septiembre, la escuadra compuesta por veintitrés naves, pero contra el parecer de Sarmiento, pues era conocedor de que se acercaban las fechas de las temidas tormentas y tempestades en esa zona, además de ser seguido por todos los pilotos de la flota.

Pero don Diego se impuso y la expedición se hizo a la vela, efectivamente estando entre cabos les cogió un temporal, por lo que se perdieron cinco naves, eso aún estando en la misma bahía de Cádiz y medio guarecidas por la costa, pero no fue simplemente la pérdida de los vasos, si no que con ellos se ahogaron ochocientos hombres de sus dotaciones.

Lograron regresar a duras penas y con muchos sufrimientos al puerto de salida, pero como la orden era Real, se volvió a formar la expedición en la bahía de Cádiz.

Pero continuaba la guerra entre Sarmiento y Flores, aun estando ya en la mar, por lo que por una mala decisión de Flores, se perdió una fragata y lo peor fueron todas las calamidades que sobrevinieron después.

El 9 de enero de 1582, lanzaron las anclas en las islas de Cabo Verde; Sarmiento, en compañía del gobernador, del ingeniero Antonelli y de Diego Flores, desembarcaron y reconocieron varias de las islas, designando la de Santiago como lugar apropiado, para ser fortificada, se la bojeo para componer un buen mapa de sus costas con una descripción de todas ellas y en particular de ésta última; se le entregó a Flores la documentación para hacerla llegar al Rey, pero nunca llegó a manos del Monarca, pues llevado de su rivalidad las hizo desaparecer.

Ya entrados en el mes de febrero, se levaron anclas y se hicieron a la mar, con rumbo a Río de Janeiro, a donde arribaron el día veinticuatro de marzo, pero como era la época de los temporales en el hemisferio Sur, invernaron en éste, permaneciendo hasta el mes de noviembre refugiados pasando el invierno.

El día de Todos los Santos levaron anclas y se hicieron a la mar, con rumbo al Magallanes con todas las naves disponibles que sumaban dieciséis, pero a pesar de sus desvelos, muchas de ellas estaban castigadas en su forros y herrajes.

Por ello al pasar el paralelo 38º Sur y recibir el primer viento fuerte de aquellas latitudes, se fue a pique un bergantín, con lo que de nuevo se ponía de manifiesto la indolencia del jefe de la expedición, ya que no seguía ninguno de los consejos de Sarmiento; poco tiempo después le pasó lo mismo a la nao Riola, pero con el agravante de que este vaso transportaba a los que debían quedarse de dotación en los fuertes a construir, por lo que perecieron más de trescientas cincuenta personas.

Pero a todo esto el temporal continuó sotaventando a la nao de Flores, que continuó su descenso hacía el paralelo 28º Sur, pues poco más pudo hacer contra las fuerzas de la naturaleza y esto propició el encontrar refugió en la isla de Santa Catalina.

El trece de enero del año de 1583, después de intentar en vano que Sarmiento desistiera de la empresa, salió Flores de la isla de Santa Catalina, al haber recorrido unas pocas millas, se fue a pique la nao, que precisamente era la que llevaba todas las provisiones de la expedición.

En el Río de la Plata, continuó insistiendo sobre la suspensión de la empresa, por ello en las cercanías del Plata se separaron tres naves, al mando de Eguino, poniendo rumbo a Río de Janeiro, ya que estaban en muy mal estado, intentando con ello que se reparan en éste puerto, pero al mismo tiempo se conseguía disminuir el número de naos.

No quedando aquí el problema, pues otras tres, al mando de Alonso de Sotomayor, se separaron con rumbo al Mar del Plata, con la idea de que éste fuese por tierra a Chile, de donde había sido nombrado Gobernador, y así aún disminuía más la fuerza de la expedición.

A pesar de las negativas de Flores se hizo a la mar, arribando al Estrecho a principios del mes de febrero, pero por todo lo sucedido la expedición había quedado reducida a dos naos y tres fragatas, que lograron después de muchas penalidades fondear «…al abrigo de la gran barranca del cabo de las Vírgenes»

Al día siguiente, se junto un viento y una corriente, que logró lanzar fuera del estrecho a la capitana, viendo a esta que no podía hacerse contra los elementos le siguieron otras tres naos, navegando con rumbos del primer cuadrante.

Viendo Sarmiento que nada se podía hacer, se puso a la vela para intentar darle alcance, una vez estaba a la distancia de la voz, se puso en contacto don Diego Flores, pero éste nada pudo hacer, porque se le habían sublevado parte de la dotación de su capitana.

Esto les obligó a intentar regresar, haciendo una aguada en la isla de San Vicente y después de muchas peripecias, lograron arribar a Río de Janeiro (en estos momentos español) a primeros de mayo, al desembarcar ya les estaba esperando el general don Diego de Alcega, que con cuatro naos cargadas de víveres, eran enviadas por expreso deseo del Rey, para ayudar a que la empresa de Sarmiento no fracasara, y a las que acompañaban varias cartas Reales para Sarmiento y Diego Flores, por la oportunidad de que se había informado, de las tropelías de los corsarios franceses y por ello de la urgencia en fortificar el paso del estrecho de Magallanes.

A pesar de todo ello, la obstinación de Flores y a pesar de haber realizado mil tropelías con bajeles y hombres, logró tirar por la borda tan costosa expedición, pues en el mes de junio del mismo año de 1583 y casi furtivamente, pues ni siquiera se despidió de las autoridades, ordenó el regreso a España, eso sí, llevándose consigo los mejores vasos y los mejores hombres, con gran parte de todas las provisiones.

Falleció a lo largo del año de 1595, siendo sepultado junto a los restos de su esposa en la parroquia de San Esteban de Las Morteras.

Flores Valdés dejó algunos trabajos escritos:

«Descripción sucinta del Río de la Plata y el camino y leguas que hay para Chile y el Perú»; un memorial presentado al Rey:
«Sobre la importancia de poblar y fortificar el puerto de San Vicente y todos los otros de la costa del Brasil hasta el Río de la Plata…»
«Sobre la seguridad y guarda de la navegación y puertos y cabos de Indias» y
«Parecer sobre la fábrica de seis navíos en los astilleros de Vizcaya»

Aviso: En la Red se confunde y mezclan dos biografías, la de don Diego Flores Valdés y la de don Pedro de Valdés y Menéndez, por ser ambos asturianos y contemporáneos.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 54, 1929, páginas 609 a 611.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Guillén Tato, Julio Fernando.: Colección de Diarios y Relaciones para la Historia de los Viajes y Descubrimientos. Instituto Histórico de Marina. Madrid 1943 a 1975. Siete tomos. Tomo II Pedro de Valdivia 1540-50, Menéndez de Avilés 1565-6, Flores Valdés y Alonso de Sotomayor 1581-3, Bodega y Quadra 1776.

Landin Carrasco, Amancio.: Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1945.

Miniana, Padre: Historia General de España; del Padre Mariana. Madrid, 1849-1851. Miniana fue el continuador de Mariana.

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