Fradera y Bohigas, Esteban Biografia

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Los españoles residentes en la ciudad Cerro de Pasco recaudaron otros cuatrocientos pesos (Soles), equivalentes a 5.929'20 reales de vellón, sumados a los 2.002 que tenía Fradera de su propiedad, fueron depositados en la Caja de la escuadra, el general Pareja remitió los 7.931'20 contra una letra del Tesoro a su viuda doña Francisca Uller.
Los españoles residentes en la ciudad Cerro de Pasco recaudaron otros cuatrocientos pesos (Soles), equivalentes a 5.929'20 reales de vellón, sumados a los 2.002 que tenía Fradera de su propiedad, fueron depositados en la Caja de la escuadra, el general Pareja remitió los 7.931'20 contra una letra del Tesoro a su viuda doña Francisca Uller.
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Cuatro buques de la Armada han sido bautizados con el nombre del Cabro Fradera, el primero construido en la Habana en 1870, segundo en 1895 en Cowes, Reino Unido también destinado en Cuba, vendido a los norteamericanos al terminar la guerra, el tercero en La Unión Naval de Levante, en Valencia en 1928, con destino a la guarda de la frontera con Portugal en el cauce del río Miño, donde le siguió el cuarto en 1963 construido por Bazán en La Carraca y a fecha de hoy sigue activo en el mismo cometido, con el distintivo de costado P-201, siendo por otra parte el único patrullero fluvial de España.
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Cuatro buques de la Armada han sido bautizados con el nombre del Cabo Fradera, el primero construido en la Habana en 1870, segundo en 1895 en Cowes, Reino Unido también destinado en Cuba, vendido a los norteamericanos al terminar la guerra, el tercero en La Unión Naval de Levante, en Valencia en 1928, con destino a la guarda de la frontera con Portugal en el cauce del río Miño, donde le siguió el cuarto en 1963 construido por Bazán en La Carraca y a fecha de hoy sigue activo en el mismo cometido, con el distintivo de costado P-201, siendo por otra parte el único patrullero fluvial de España.
Entre los muchos cantos a la gesta de la campaña del Pacífico, destaca el siguiente: «El Canto del Marino» / «La Bandera española en el Pacífico.» / «Raya, bandera, en la región de gloria / que halla el valiente en la celeste esfera, / noble florón de la española historia, / ¡Raya, bandera! / A Pezuela, su prez, Madrid envía, / Canarias, al intrépido Antequera, / a Patera, y a Lobo, Andalucía; / ¡Raya, bandera! / Topete insigne, de ánimo atrevido, / del peruano el corazón lacera / Vácarcel a su lado ha combatido, / ¡Raya, bandera! / Alvargonzález a vengar injurias, / vuela con Sánchez, que en la mar impera, / este, prez de Galicia, aquel de Asturias, / ¡Raya, bandera! / Truena el cañón, valiente el peruano, / cual hijo de español, la muerte espera, / sobre el combate bárbaro, inhumano, / ¡Raya, bandera! / Por si los muertos nos abrasa el llanto, / si por la noble sangre marinera / llama el Señor a nuestro lloro, ¡santo! / ¡Raya, bandera! / Vengada está la sangre, o Cataluña, / que por su patria derramó Fradera, / de Barcelona, a Cádiz, a Coruña, / ¡Raya, bandera! / Al sucumbir la víctima, su acento / de España reclamó venganza entera; / cumplió el marino tan sagrado intento, / ¡Raya, bandera! / Honra de España, orgullo de Galicia, / ¡Méndez, la patria a su Almirante espera; / gloria inmortal tus sienes acaricia! / ¡Raya, bandera! por don Fernando Fulgosio Carasa.
Entre los muchos cantos a la gesta de la campaña del Pacífico, destaca el siguiente: «El Canto del Marino» / «La Bandera española en el Pacífico.» / «Raya, bandera, en la región de gloria / que halla el valiente en la celeste esfera, / noble florón de la española historia, / ¡Raya, bandera! / A Pezuela, su prez, Madrid envía, / Canarias, al intrépido Antequera, / a Patera, y a Lobo, Andalucía; / ¡Raya, bandera! / Topete insigne, de ánimo atrevido, / del peruano el corazón lacera / Vácarcel a su lado ha combatido, / ¡Raya, bandera! / Alvargonzález a vengar injurias, / vuela con Sánchez, que en la mar impera, / este, prez de Galicia, aquel de Asturias, / ¡Raya, bandera! / Truena el cañón, valiente el peruano, / cual hijo de español, la muerte espera, / sobre el combate bárbaro, inhumano, / ¡Raya, bandera! / Por si los muertos nos abrasa el llanto, / si por la noble sangre marinera / llama el Señor a nuestro lloro, ¡santo! / ¡Raya, bandera! / Vengada está la sangre, o Cataluña, / que por su patria derramó Fradera, / de Barcelona, a Cádiz, a Coruña, / ¡Raya, bandera! / Al sucumbir la víctima, su acento / de España reclamó venganza entera; / cumplió el marino tan sagrado intento, / ¡Raya, bandera! / Honra de España, orgullo de Galicia, / ¡Méndez, la patria a su Almirante espera; / gloria inmortal tus sienes acaricia! / ¡Raya, bandera! por don Fernando Fulgosio Carasa.

Revisión de 08:06 16 ago 2021


Biografía de don Esteban Fradera y Bohigas


Foto de don Esteban Fradera y Bohigas. Cabo de mar de la Real Armada Española
Esteban Fradera y Bohigas.
La Ilustración.


Cabo de mar de la Real Armada Española.

Contenido

Orígenes

Nació en Malgrat de Mar provincia de Barcelona el 26 de noviembre de 1837 en la calle de las Alobas número 11, (en la actualidad lleva su nombre) Fueron sus padres don Manuel Fradera, de su madre lo desconocemos.

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Comenzó su carrera naval muy joven, es de suponer que como marinero enrolado, pasando de un buque a otro hasta ser ascendido a cabo, continuando con sus embarques y ser destinado a la fragata Resolución.

Un poco de historia: Después de unos complicados cruces de escritos entre ministros y presidentes, se concluye con la firma de aceptación mantener a nivel de Cónsules las comunicaciones oficiales entre Perú y España. Perú da a conocer la idea de poder atraer a diez mil españoles, para ello se establece una empresa consiguiendo que 25 familias vascas con doscientos sesenta emigrantes viajen por su cuenta a la zona de Talambo, cerca de Pacasmayo al Norte del país, al llegar se dan cuenta que casi son unos esclavos, por ello el 3 de agosto de 1863 se reúnen para protestar ante sus jefes, un tal Salcedo los convence y al ir a retirarse, el mayordomo de la hacienda con unos pistoleros les disparan, asesinan a don Juan Miguel Ormazabal y hieren a otros cinco, dándole una paliza a Miner, el cabeza de la protesta, a quien ya en el suelo es arrastrado y colocado junto al cadáver de Ormazabal, el resto después de recibir una lluvia de balas y palos son encerrados en una choza con vigilancia durante dos días enteros, menos Micer que permanece veintitrés. Se intenta averiguar la verdad por parte de un juez, pero a fecha de hoy (2015) nada se ha podido averiguar de las razones exactas de este triste comportamiento, desatándose al saberse en España un cruce muy grave de peticiones para aclarar los hechos. Además este comportamiento ya había sucedido con alemanes, asiáticos e ingleses.

En 1862 se pone en marcha la formación de una pequeña escuadra, con la comisión científica de levantar planos de las costas del Pacífico y aprovechando la mejora de relaciones entre ambos países ver la posibilidad de conseguir un apostadero (como el existente en Montevideo) aumentando así los lazos de unión, pues España lleva muchos años sin hacer acto de presencia en el mar del Sur, a su mando se designa al jefe de escuadra don Luis Hernández Pinzón, quedando formada por la fragata Resolución, insignia y Triunfo, con la orden expresa de evitar confrontaciones, tanto que se le previene para no coincidir en los puertos los días de fiesta nacional de la independencia de los respectivos países.

La escuadra sale de Cádiz el 10 de agosto de 1862 con rumbo a Río de Janeiro, donde llegan el 6 de octubre, de donde salen arribando en noviembre a Montevideo, donde se incorpora a la escuadra la goleta Covadonga, decidiendo Pinzón cruzar por el Magallanes, pero los viento muy fuerte causan en la Resolución un destrozo en el timón obligándoles a retroceder, fondeando en las Malvinas, aquí no había nada para solucionar el problema, decidiendo enviar a Montevideo a por materiales al regresar se alista el buque, con un retraso de dos meses, en abril salen a doblar el cabo de Hornos, sufriendo un duro temporal consiguiendo fondear en Valparaíso en mayo, donde fueron muy bien recibidos, a finales de junio salieron con rumbo al Callao donde llegan el 10 de julio de 1863.

Estando fondeados el comandante de la Covadonga don Luis Fery informa a Pinzón de los hechos ocurrido en la hacienda algodonera de Talambo. Se suceden unos movimientos políticos desacertados en Madrid, con varios nombramientos de representantes para Perú y Chile, tanto que el primero no concede el plácet al presentado por ser un conocido intrigante, este desdén fue muy mal acogido por el ministro don Francisco Mata Alós en la capital de España. Mientras lo que sí hizo Pinzón fue recoger a los vascos, para ello envío a la goleta Covadonga a Pacasmayo para conducirlos al Callao.

Regresa de España don Eusebio de Salazar y Mazarredo con nuevas órdenes del gobierno, con el nombramiento de Ministro en Bolivia y Comisario Extraordinario para Perú (país que anteriormente no le había aceptado), se mueve como pez en el agua por las delegaciones de Francia y Gran Bretaña, visita Lima y a su presidente. La escuadra zarpa del Callao con rumbo Norte, tocan en Guayaquil Panamá, Acapulco y San Francisco llegando el 9 de octubre de 1863, por ser muy lenta la Covadonga se le ordena regresar al Callao, una vez terminado el recorrido ordenado en Madrid para la comisión científica regresan al Callao las dos fragatas, quedando unida la escuadra, donde a su vez desde España se incorpora la corbeta Vencedora en enero de 1864.

Un dato más que dice mucho: Se recibe en la Legación Española en Washington un comunicado de un diputado a Cortes, en el cual asegura que la escuadra de Pinzón se ha ido a pique en la Baja California. El tal diputado no es otro que el señor Salazar, quedando demostrado su interés en producir un enfrentamiento.

Salazar se presenta a Pinzón, explicándole (sin mostrar los documentos pedidos por el general) que debe tomar las islas Chinchas o Lobos hasta que el problema quede resuelto (se refiere a las indemnizaciones pedidas por el Gobierno por el maltrato y asesinato de los vascos) No fiándose del todo Pinzón leva anclas y arrumba a Valparaíso a esperar órdenes directas del Gobierno, estás no llegan e instigado por el representante español, decide el 14 de abril de 1864 tomar las islas Chinchas, donde acude el señor Salazar para verificarlo in situ. Al no existir resistencia Pinzón arrumba al Callao para explicar al gobierno de Perú la acción tomada, comunicando al mismo tiempo a las delegaciones británica, francesa y norteamericana las razones de esta resolución militar.

La situación se agrava por momentos y obliga a Pinzón a dar la orden de levar y fondear en las islas Chinchas. Viendo el problema el señor Salazar decide regresar a España. Mientras todos los países del cono Sur se movilizan en contra de España, por pensar que solo quiere volver a recuperar lo perdido tan solo cuarenta años atrás.

El Gobierno al conocer la noticia reacciona mostrando por escrito su desagrado, quedando exonerado el señor Salazar y Mazarredo de su cargo político, al llegar la noticia a Pisco donde se halla la escuadra, Pinzón dimite de su cargo el 24 de noviembre, y justo al día siguiente en un embarque de repuestos en la fragata Triunfo, se produce un incendio imposible de ser sofocado perdiéndose el buque, quedando reducida la escuadra a una fragata, una corbeta y la goleta.

Al conocerse en la península el agravamiento de la situación se nombra el 22 de octubre próximo pasado al general don José Manuel Pareja y Septiem como jefe de la escuadra, quien se presenta en Pisco el 6 de diciembre, el 11 arriba la fragata Berenguela y el 20 la Villa de Madrid y Blanca, reforzando con ello el dispositivo militar de España, pero con el agravante de haber declarado el Gobierno de Perú como contrabando la venta de carbón, por ello solo llegaba algún buque desde San Francisco o Panamá con suministros.

El general Pareja (limeño de nacimiento) llega con órdenes muy concretas de firmar un convenio de paz con la república, lo que hace saber al presidente de Perú general don Manuel Ignacio de Vivancos, comienzan las conversaciones y al ir alargándose sin razón Pareja pone un límite de 48 horas para ser firmado con los arreglos de última hora.

Sucintamente el Tratado dice: «Se devolverán las islas Chinchas y la República de Perú indemnizara con tres millones de pesos fuertes a España en concepto de reparaciones.» El tratado debía ser ratificado por el Congreso de la República pero al leerse las condiciones todos los congresistas se levantaron y abandonaron el lugar, ante ello Vivancos como presidente confirmó a Pareja su firma, efectuándose a bordo de la fragata Villa de Madrid el 27 de enero de 1865 y ratificado el siguiente 2 de febrero. Pero era patente el desagrado de los congresistas y parte del pueblo movido sobre todo por el partido Rojo.

A pesar de la intranquilidad reinante o quizás por desconocimiento al no haber desembarcado ningún español, el general Pareja autorizó el 5 de febrero el desembarco de los libres de servicio, siendo en torno a los ciento cincuenta hombres para al menos estar unas horas en tierra. Desembarcaron sin notar alteración ninguna, esto les hizo confiarse y se desperdigaron por la ciudad, como es normal unos iban en grupos pequeños y otros simplemente solos, entre estos se encontraba el cabo de mar don Esteban Fradera de dotación en la fragata Resolución.

Cuando de pronto comenzaron a recibir insultos, ante esto algunos se encaminaron al puerto para embarcar, aunque simplemente recibían gritos amenazadores la mayor parte lograron ponerse a salvo, Fradera al parecer no se enteró quizás por estar más alejado. Hay muchas versiones sobre los hechos, pues la prensa española (como todas) en estos casos cargan tintas, por ello en nuestra opinión pasamos a transcribir un relato (después de repasar varios) que quizás se aproxime a la realidad; es una mezcla del redactado por don Pedro de Novo y Colson y don José Ramón García Martínez, considerando que ambos autores no tienen ánimo de mal gastar tinta.

«Sobre las 18 horas una turba excitada empieza a increpar a los marinos españoles y tras los insultos comienzan a envalentonarse debido a su mayor número (las multitudes tienen muchas cabezas, pero ningún cerebro), comenzando la persecución de los que iban solos (más de uno, para ellos ya eran demasiados), Fradera como se ha dicho era uno de estos, al verse acosado intenta llegar al muelle mientras a su alrededor cae una lluvia de piedras. No encuentra ninguna barca disponible pero ve una a poca distancia, se lanza al agua y nada hasta ella, el patrón le niega el auxilio, (si a éste lo hubiera tirado al mar, el problema se habría resuelto) viéndose obligado a regresar, al ascender al muelle un oficial del ejército y otro de la marina de Perú lo detienen, estando con ellos el gentío avanza, uno le intenta robar su cuchillo, mientras otro con un palo por la espalda le golpea, ante esto se libra de los oficiales diciendo ‹no aguanto más› empuña su arma reglamentaria y se encara a la multitud, ésta (muy valiente) retrocede y le abre camino, al dejarle espacio vuelve a recibir la lluvia de piedras, arremete contra tres que estaban más cerca y los acuchilla, esto asusta a la plebe quienes le gritan más improperios y arrojan más piedras, en ese instante un proyectil de los lanzados le impacta en un ojo saltándoselo, quedándole colgando por el nervio óptico, sin pensar lo coge y saja con su arma arrojándolo al suelo, regresando al combate, pero el asustado populacho se limitó a lapidarlo a distancia, se mantuvo en pie durante unos minutos hasta recibir varias piedras en la cabeza que le aturdieron, momento aprovechado para lanzarse sobre él y asesinarlo, solo en este momento hizo aparición la policía para rescatar su cadáver.»

Por vía diplomática se comunicó el desagrado del gobierno español al peruano, reclamando una indemnización para la familia del cabo asesinado, éste respondió pronto, primero asegurando que los culpables estaban encarcelados y segundo enviando al general Pareja en billetes el importe de seis mil pesos [1] al recibirlos envío las gracias al Gobierno de Perú.

Los españoles residentes en la ciudad Cerro de Pasco recaudaron otros cuatrocientos pesos (Soles), equivalentes a 5.929'20 reales de vellón, sumados a los 2.002 que tenía Fradera de su propiedad, fueron depositados en la Caja de la escuadra, el general Pareja remitió los 7.931'20 contra una letra del Tesoro a su viuda doña Francisca Uller.

Cuatro buques de la Armada han sido bautizados con el nombre del Cabo Fradera, el primero construido en la Habana en 1870, segundo en 1895 en Cowes, Reino Unido también destinado en Cuba, vendido a los norteamericanos al terminar la guerra, el tercero en La Unión Naval de Levante, en Valencia en 1928, con destino a la guarda de la frontera con Portugal en el cauce del río Miño, donde le siguió el cuarto en 1963 construido por Bazán en La Carraca y a fecha de hoy sigue activo en el mismo cometido, con el distintivo de costado P-201, siendo por otra parte el único patrullero fluvial de España.

Entre los muchos cantos a la gesta de la campaña del Pacífico, destaca el siguiente: «El Canto del Marino» / «La Bandera española en el Pacífico.» / «Raya, bandera, en la región de gloria / que halla el valiente en la celeste esfera, / noble florón de la española historia, / ¡Raya, bandera! / A Pezuela, su prez, Madrid envía, / Canarias, al intrépido Antequera, / a Patera, y a Lobo, Andalucía; / ¡Raya, bandera! / Topete insigne, de ánimo atrevido, / del peruano el corazón lacera / Vácarcel a su lado ha combatido, / ¡Raya, bandera! / Alvargonzález a vengar injurias, / vuela con Sánchez, que en la mar impera, / este, prez de Galicia, aquel de Asturias, / ¡Raya, bandera! / Truena el cañón, valiente el peruano, / cual hijo de español, la muerte espera, / sobre el combate bárbaro, inhumano, / ¡Raya, bandera! / Por si los muertos nos abrasa el llanto, / si por la noble sangre marinera / llama el Señor a nuestro lloro, ¡santo! / ¡Raya, bandera! / Vengada está la sangre, o Cataluña, / que por su patria derramó Fradera, / de Barcelona, a Cádiz, a Coruña, / ¡Raya, bandera! / Al sucumbir la víctima, su acento / de España reclamó venganza entera; / cumplió el marino tan sagrado intento, / ¡Raya, bandera! / Honra de España, orgullo de Galicia, / ¡Méndez, la patria a su Almirante espera; / gloria inmortal tus sienes acaricia! / ¡Raya, bandera! por don Fernando Fulgosio Carasa.

NOTAS

  1. La moneda peruana es el Sol, por la existencia en la época de la paridad oro, la equivalencia de un Sol era igual a veinte reales, o moneda de 25 gramos de plata de 900 milésimas, traducidos a reales de vellón los seis mil pesos (costumbre de denominar a la misma moneda de 20 reales) se convertían en 88.938.

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: Naufragios de la Armada Española. Establecimiento tipográfico de Estrada, Díaz y López. Madrid, 1867.

Fulgosio Carasa, Fernando.: El canto del marino. La bandera española en el Pacífico. Publicada en El Museo Universal, del 8 de julio de 1866, página 215.

García Martínez, José Ramón.: Méndez Núñez (1824-1869) y La Campaña del Pacifico (1862-1869). Xunta de Galicia, 2000. 2 Tomos.

Novo Colson, Pedro de.: Historia de la Guerra de España en el Pacífico. Madrid, 1882.

VV. AA.: Buques de la Armada Española. Historiales (1700-2014) Instituto de Historia Naval y Fundación Alvargonzález. Gijón, 2014.

VV. AA.: El Buque en la Armada Española. Sílex. Madrid, 1981.

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