Lastarria y de Sendargorta, Francisco de Biografia

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Biografía de don Francisco de Lastarria y de Sendargorta


Retrato al oleo de don Francisco de Lastarria y de Sendargorta.
Francisco de Lastarria y de Sendargorta.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Orígenes

Vino al mundo en 1703, en la villa de Bermeo, la más importante villa marinera del Señorío de Vizcaya.

Hoja de Servicios

Comenzó su carrera militar sirviendo en el ejército donde participó en varias combates, demostrando un gran valor en todos ellos.

Elevó petición para pasar a la Real Armada y, por Real orden del 24 de enero de 1729, se le concedió y en atención a sus conocimientos y servicios ya prestados, se le entregaron directamente los galones de teniente de navío.

En 1732 participó en la expedición a Orán y Mazalquivir del conde de Montemar, estando embarcado en la escuadra al mando del general don Francisco Cornejo, cuyos bajeles se concentraban en el puerto de Alicante. La escuadra estaba compuesta por los navíos: San Felipe, de 80 cañones, insignia de don Francisco Cornejo; Real Familia y Galicia, de 70; Santiago, Castilla, Andalucía y Hércules, de 60 y los JúpiterTexto en cursiva, Padre de San Diego, Fama, Volante y San Francisco, de 50; dos bombardas, siete galeras de España al mando de su Segundo Cabo don Miguel Reggio, dos galeotas de Ibiza y cuatro bergantines guardacostas de Valencia, ciento nueve buques distintos de transporte, cincuenta fragatas, cuarenta y ocho pingues, noventa y siete saetías, ciento sesenta y una tartanas, veinte balandras, ocho paquebotes, cuatro urcas, dos polacras, dos gabarras, veintiséis galeotas y cincuenta y siete buques menores, siendo el Segundo en el mando el jefe de escuadra don Blas de Lezo que enarbolaba su insignia en el navío Santiago. Entre otros materiales se llevaron 110 cañones y 60 morteros; en total había veintiséis buques de guerra y quinientos ochenta y cuatro mercantes, además de un el ejército compuesto por veintiséis mil hombres, constituyéndose así una de la mayores concentraciones navales del siglo XVIII.

A causa de la gran cantidad de buques, comenzaron a zarpar de forma escalonada el 15 de junio de 1732 del puerto de Alicante con rumbo a la plaza norteafricana. Dado los diferentes tipos de buques y sus distintas velocidades, era muy difícil mantenerlos unidos, por lo que constituyó un gran éxito que no se perdiera ninguno de ellos.

Se presentaron al anochecer del 23 y como la gente estaba muy cansada de tanto maniobrar yendo detrás de los que se despistaban por su poco andar, el general Cornejo determinó no desembarcar hasta el día siguiente para que les sirviera a todos de descanso, por ello fondearon en las cercanías de la plaza, comenzando el desembarco al amanecer del día 24, llegando a tierra en la playa de La Aguada, donde se fue formando la infantería apoyada por la artillería de los buques.

Los moros intentaron romper la línea atacando con su caballería por las alas, pero estas zonas estaban cubiertas por el fuego de las galeras y las fragatas, haciéndoles imposible envolver la línea española, y si algún grupo lo intentaba, se encontraba de cara con la caballería. Tras varios intentos inútiles de atacar, los enemigos se retiraron, lo que fue aprovechado para desembarcar los víveres, repuestos de pólvora y proyectiles, quedando perfectamente compuestos y organizados los efectivos desembarcados.

Avanzaron, sin encontrar resistencia, sobre Orán cuyas puertas encontraron abiertas al haber huido la infantería tras los restos de la caballería mora, por lo que la ciudad fue tomada sin oposición. Una vez asegurada está plaza se dirigieron a Mazalquivir, donde sí se defendieron, por lo que el general Cornejo ordenó a dos navíos que se acercaran a la fortaleza que soportó por un tiempo el bombardeo, pero dada su cercanía al mar, los grandes cañones le hacían mucho daño, comenzando, por sus efectos, a desmoronarse varios trozos de la muralla, razón que llevó a los defensores a enarbolar bandera blanca. Se procedió a reparar lo destruido y se dejó una guarnición para su protección; la escuadra regresó a Alicante y desde aquí cada división lo hizo a su Departamento, siendo el de Cádiz el de destino de don Francisco.

Al poco tiempo de arribar se le ordenó trasbordar a uno de los navíos de la Flota de Tierra Firme que cruzaba el océano para realizar las debidas arribadas a la Guayra y Cartagena de Indias, donde desembarcaron los azogues y embarcaron el situado, zarpando luego con rumbo a la Habana; allí se reunieron con la Flota de Indias y juntas regresaron a la bahía de Cádiz. Pocos días después se le dio la orden de trasbordar a un navío cargado de tropas con destino a las islas Canarias, donde embarcaron a su vez los hombres a reemplazar, que desembarcaron, una vez fondeada la nave, en la bahía de Cádiz.

En 1735 se le ascendió por Real orden al grado de capitán de fragata, siendo nombrado Segundo del navío Galicia por Real orden del 15 de febrero de 1736 y embarcando ese mismo día, zarpó con rumbo al Departamento de Ferrol, donde arribó el día 6 de marzo, quedando asignado el navío a este Departamento, en el que realizó comisiones de guarda costas hasta que, en una de sus arribadas, recibieron la orden de desembarcar por pasar el buque a desarme.

Por Real orden del 24 de julio de 1736 se le otorga el mando de la fragata San Francisco Javier, y se le entregan pliegos con la orden de zarpar a los pocos días con destino a los mares del Sur. Tras hacer escala en puerto Soledad, donde como siempre, se reforzó la jarcia y se cambiaron las velas para doblar el cabo de Hornos, alcanzó el Pacífico y fue visitando diferentes puertos, tanto de Chile como de Perú, y al completar la entrega y recogida de los pliegos de respuesta, puso de nuevo rumbo a doblar el cabo de Hornos, regresando a la Península ya entrado 1739.

Unos días después se le dio el mando de la fragata San Esteban, y por no ser posible carenarla en el Arsenal de la Carraca, fue necesario trasladarla al de Guarnizo, donde desembarcó la dotación y él el último el 1 de septiembre de 1740.

Regresó a Ferrol y casi nada más presentarse le fue otorgado el mando del navío Asia, buque insignia del general don José Pizarro, cuya escuadra estaba destinada a navegar por los mares de Sur en persecución de la británica al mando del comodoro Anson.

La mencionada escuadra; compuesta por los navíos Asia, del porte de 64 cañones, Guipúzcoa, de 74, Hermione, de 54 y las fragatas Esperanza, de 50 y la San Esteban, de 40; zarpó el 22 de octubre del mismo 1740 rumbo a Santa Cruz de Tenerife, arribando el 17 de noviembre donde se realizó la aguada, haciéndose de nuevo a la mar el 19 siguiente, arribando al Mar del Plata el 17 de enero de 1741, donde se volvió a hacer aguada, zarpando de nuevo el 1 de febrero y llegando a la altura del Cabo de Hornos el 1 de abril. Después de haber intentado salir al Pacífico a través del Estrecho de Magallanes y al serles imposible conseguirlo, como el tiempo apremiaba, se dirigieron a doblar el mencionado Cabo, pero se desató una gran tormenta que no sólo impidió el paso, sino que destruyó casi a la escuadra española; entre los buques que se salvaron figuraba el Asia, que regresó con tan solo cincuenta y ocho hombres y desarbolado del palo mayor y trinquete a Montevideo el 22 de enero de 1742, teniendo que desembarcar Francisco Lastarria por estar enfermo de escorbuto.

El buque pasó a carenar y arbolar y estando en esto le llegó la Real orden del 13 de enero del año anterior, de 1741, por la que se le ascendía al grado de capitán de navío. Marchó por tierra desde Montevideo a Valparaíso junto a su general y varios oficiales, por haber tenido noticia de que, aunque en muy malas condiciones, había conseguido doblar el cabo de Hornos la fragata San Esteban. Al llegar, el general Pizarro ordenó que se alistara entregándole el mando de la fragata y una vez lista, se hicieron a la vela pero ya no pudieron encontrar los restos de la escuadra británica que a su vez había quedado reducida a un sólo navío, el Centurion.

Del cuaderno de bitácora del Centurión extraemos lo siguiente: «El 23 de mayo, ya rebasados del cabo de Hornos, y próximos á las costas de Chiloé, sufrimos un temporal que nos despedazó todas las velas y nos destrozó mucha maniobra. Como á las ocho de la noche, una ola semejante á una montaña reventó en el costado de estribor dándole al buque una sacudida tan violenta que rompió varios obenques, quedando de este modo los palos en gran riesgo por falta de seguridad; se nos corrió la estiva sobre babor, quedando el Centurion dormido ó muy tumbado sobre esta banda: la consternación en este lance fué grande, esperando zozobrar á cada momento; los balances eran desmedidos y el navío se desguazaba por instantes.»

(Recordamos que por ser un documento británico y este país todavía no haber aplicado el calendario Gregoriano, puede haber una diferencia de diez días de más con respecto a la fecha española)

La escuadra al mando al comodoro Anson estaba compuesta a su salida, por los navíos: Centurion, de 64 cañones y cuatrocientos hombres; Gloucester, de 50 y trescientos hombres, y el Savern, de 50 y trescientos hombres, las fragatas: Pearl, de 40 cañones y doscientos cincuenta hombres y la Wager, de 28, con ciento sesenta hombres, más el bergantín: Trial, de 8, y cien hombres, más dos transportes el Anna Pink e Industry.

Permanecieron casi todo 1742 navegando por aquel mar, pero ya no hicieron acto de presencia, como se temía, otros buques británicos y así, mediado el mes de noviembre, el general Pizarro dio la orden de regresar a Montevideo, donde llegaron de nuevo por tierra el 1 de diciembre. Allí tomó el mando del navío Asia, que ya estaba reparado, permaneciendo en aquellas aguas con cruceros casi continuos hasta que por orden superior, zarpó el 15 de octubre de 1745, con rumbo a la Península, arribando a la ría de Corcubión el 20 de enero de 1746.

Pocos días después, zarpó con rumbo a Ferrol, donde fondeó el 19 de febrero, permaneciendo en su navío hasta que por Real orden del 5 de junio siguiente, se le ordenó desembarcar a toda la dotación, por haberse dado de baja el navío.

Permaneció en el mismo Departamento en espera de órdenes superiores hasta que por Real orden del 18 de marzo de 1750, se le otorgaba el mando del navío San Felipe, con él zarpó con rumbo a la bahía de Cádiz. Allí se le comisionó en diferentes ocasiones y la principal, como siempre, la de cruzar por las aguas de las regencias norteafricanas para combatir a sus buques corsarios. Realizó también un par de viajes con tropas a las islas Canarias y, en una de sus arribadas, recibió la orden de pasar a su Departamento por lo que se hizo a la vela en la primera ocasión y arribó a Ferrol donde, al poco de fondear, se le dio la orden de desembarcar por pasar a desarme el navío.

Por Real orden fechada el 6 de abril del año de 1754, se le otorga el mando del navío Aquilón con la orden de llegar a la bahía de Cádiz, volviendo a repetirse las mismas comisiones adscritas a las aguas dependientes del citado Departamento. En una de sus arribadas se le entregó una Real orden con su ascenso al grado de jefe de escuadra, debiendo ser por octubre de 1760, pues tuvo que entregar el mando del navío y, habiendo sido destinado al Departamento de Ferrol, embarcó en un mercante llegando a su destino el 3 de noviembre siguiente. Nos permitimos recordar que este época todavía no se había creado en la Armada el grado de brigadier, por ello se ascendía directamente de capitán de navío a jefe de escuadra.

Con fecha del 22 de agosto de 1761, se le entregó el mando de una escuadra compuesta por los navíos Monarca, insignia, Oriente, Príncipe y Arrogante, con la que llevó a efecto el cruce del canal de la Mancha protegiendo las costas del mar Cantábrico del contrabando, permaneciendo en esta misión hasta el 14 de octubre siguiente en que fondeó la escuadra, recibiendo la orden de desembarcar el 26 siguiente.

Por real orden del 6 de marzo de 1762, se le nombró Segundo jefe de la escuadra del mismo Departamento al mando del teniente general conde de Vega Florida, enarbolando don Francisco su insignia en el navío Victorioso. Zarpó la escuadra, por haberse declarado contra el Reino Unido la Primera Guerra del Tercer Pacto de Familia, realizando comisiones de guarda costas en aguas del Cantábrico y Galicia, así como la protección del importante tráfico marítimo, permaneciendo en esta comisión hasta el 11 de diciembre, en que desembarcó, pues una vez más se iba a firmar la paz con el Reino Unido y la escuadra pasaba completa a desarme.

En 1770 se le otorgó el mando del departamento de Ferrol, con carácter interino, por estar enfermo su propietario, el teniente general conde de Vega Florida, cesando en el destino el 10 de diciembre siguiente por reincorporarse el conde.

Estando en su casa le sobrevino el óbito de muerte natural el 25 de marzo de 1771, contaba con sesenta y ocho años de edad, de ellos, contando sólo los de la Real Armada, cuarenta y dos años de servicios continuados a España.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.

González de Canales, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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