Montojo y Albizu, Jose Biografia

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José Montojo y Albizu Biografía



Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Encomienda de número de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

Orígenes

Vino al mundo en Ferrol el 24 de enero de 1797, siendo sus padres don José Ignacio Montojo y Aldao, y doña Clara Albizu y Arriondo.

Hoja de Servicios

El 13 de julio de 1810 sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Ferrol, al aprobar sus exámenes teóricos, pasó a la escuela de los superiores, finalizando estos en mayo de 1816, siendo ya alférez de fragata.

Fue destinado al Departamento de Cádiz donde se le ordenó embarcar en la corbeta Descubierta, formando parte de la expedición de tropas a Tierra Firme, al mando del general Morillo, sosteniéndose en aquella campaña.

Recibió su bautismo de fuego ante la sitiada plaza de Cartagena de Indias, logrando introducir víveres y pertrechos, además se distinguió en el ataque a la isla Margarita el 1 de marzo de 1820, con la lancha de su corbeta armada con un cañón de á 12, atacando a las fuerzas sutiles colombianas a pesar de sufrir el fuego de los fuertes que protegían a éstas.

Por su heroísmo, por Real orden del día 12 de agosto se le otorgó el mando de la goleta Morillo, de cinco cañones, manteniendo las comunicaciones entre Puerto Rico, Santomas y Curaçao.

Al llegar don Ángel Laborde como comandante de Puerto Cabello, fue incorporada la goleta a su división, zarpando de la Habana con rumbo a tomar el mando con sus tres velas, al llegar una división colombiana lo tenía bloqueado, su número era mayor y sus buques más rápidos, estos pensaron dadas la superioridad poderlos tomar al abordaje, pero el fuego bien dirigido de los tres españoles les convenció que lo mejor era utilizar su velocidad para huir, así lo hicieron.

Poco después dando escolta a un convoy con tropas, apresó a una goleta insurgente, al llegar se efectuó el desembarco y toma del puerto Coro, donde volvió a demostrar su valor, pues para impedir el fuego de una batería sobre las tropas, atravesó su buque bombardeándolos hasta lograr enmudecer los cañones enemigos, visto esto los insurrectos le pegaron fuego a la fortaleza, de nuevo sobre Puerto Cabello, forzó en varias ocasiones la entrada del puerto a pesar del fuego enemigo, así pudo transportar pertrechos de boca y guerra.

El 24 de agosto de 1822 se le otorgó el mando de la goleta Cóndor, realizando la misma comisión anterior de correo, participando en las acciones de la toma de Maracaibo por las tropas del general Morales.

Por Real orden del 1 de mayo de 1823 fue ascendido a alférez de navío graduado.

Los constantes servicios de mar unido a la falta de cobro por las dotaciones, produjo una rebelión, Montojo con solo cinco españoles sin tener en cuenta su inferioridad numérica les hizo frente, fueron vencidos y castigados, consiguiendo arribar a la Habana donde quedaron desembarcados los sediciosos, siendo reemplazados por españoles.

Se le comisionó con pliegos a la Martinica, el 5 de abril de 1824 cuando se encontraba a cuarenta millas de Punta Maternillos divisaron una goleta de velacho, variando el rumbo de vuelta encontrada, al divisar el pabellón se distinguió ser colombiana, llegaron al contacto pasando al abordaje, transcurridas seis horas fue rendida, de los cincuenta tripulantes solo quedaban veinte y muchos heridos, los españoles sufrieron veintiuna bajas, de cuarenta y cinco.

Por este hecho de armas por Real orden del 10 de agosto de 1824 se le confirmó en el grado.

Se le dio el mando del bergantín-goleta Belona, continuando su labor en el seno mejicano, en total permaneció por espacio de ocho años en aquellas aguas, a su regreso a su Departamento se le destino por un año a descansar en la Mayoría General del mismo.

En 1827 se le ascendió al grado de teniente de navío, embarcando en el navío Soberano, destinado de nuevo al apostadero de la Habana, para reforzar las fuerzas navales del brigadier don Ángel Laborde.

Con él estuvo en la desafortunada expedición Barradas, por ser sorprendida por un furioso huracán que dañó a los bajeles, tomando parte muy activa en el desembarco con los botes de su navío, pero sucedió que fueron a parar a un lugar poco abrigado de la costa de Tamaulipas, de donde se dirigieron a Tampico.

El navío Soberano regresó a la península, llegando a Ferrol donde se le desarmó en septiembre de 1830, se le ordenó embarcar en el bergantín Guadiana, destinado a cruzar por el Cantábrico durante los tres años siguiente.

Por Real orden del 13 de marzo de 1834, se le otorgó el mando de la goleta Clarita, para ello regresó a la Habana donde se encontraba el buque destinado.

En uno de sus cruceros encontrándose sobre Guantánamo, impidió por la fuerza entrara en el puerto un bergantín británico, con la excusa de reconocer a otro que se hallaba en él, permaneció en la isla hasta 1839, entregando el mando de su goleta y regresando a la península, pasando a Ferrol.

A su llegada fue ascendido al grado de capitán de fragata, siendo nombrado oficial de la secretaría de la Junta Superior de Gobierno y Dirección General de la Armada.

En 1841 se le dio el mando de todos los guardacostas del Departamento de Ferrol.

En 1843 volvió a cruzar el océano, para tomar posesión del mando como capitán del puerto de Matanzas en la isla de Cuba, en cuyo ejercicio estuvo los dos siguientes años, durante un corto periodo de tiempo se le otorgó el mando de la fragata Cortes.

En 1846 fue ascendido al grado de capitán de navío, regresando a la península, siendo nombrado comandante del arsenal de Cartagena.

En 1848 se le otorgó el mando del vapor de ruedas Castilla, en 1849 fue incorporado a la expedición al mando del brigadier don José María de Bustillo, tomando parte en la expedición a los Estados Pontificios, en apoyo de los bienes terrenales de la Santa Sede, participando en las operaciones de Gaeta, Anzio y Terracina.

Al finalizar la campaña y habiendo destacado en todas aquellas operaciones, el comandante de la escuadra general Bustillo le felicito oficialmente, posteriormente se le impusieron las encomiendas de San Gregorio de Roma por S. S. Pío IX y S. M. le concedió la Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, al mismo tiempo le autorizaba a llevar la concedida por el Papa.

Fue comisionado para transportar desde Civitavechia al embajador ante España, visitó todos los puertos del Mediterráneo peninsular, se le dio el mando de una división formada por su vapor, la corbeta Colón y los bergantines Patriota y Volador, para proteger a los españoles por la revolución en el vecino Portugal, permitiéndole las autoridades estacionarse en el mar de la Paja en Lisboa.

Por Real orden del 28 de enero de 1853, fue ascendido al grado de brigadier, pidió y se le concedió licencia para recuperar su salud, aprovechó para viajar particularmente por Francia y el Reino Unido cambiando así de aires.

A su regreso se le encomendaron los destinos de Mayor General del Departamento de Cádiz, capitán de éste puerto y comandante del Tercio de Málaga, otorgándole S. M. posteriormente por todos sus buenos servicios prestados la Encomienda de número de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

En 1859 se le nombró segundo Jefe del Departamento de Cartagena y comandante interino, justo en la época en que la guerra de África exigía la mayor actividad.

La reina doña Isabel II gran apasionada de la mar quiso visitar el Departamento, se reunió una escuadra tomando el mando por verificarse en las aguas de su responsabilidad, estando formada por el navío Don Francisco de Asís, fragata Princesa de Asturias, corbeta Mazarredo, los vapores Isabel II, Lepanto, Liniers, Edetana, Álava, San Quintín, Patiño y San Francisco de Borja.

La escuadra se traslado al puerto de Alicante donde embarcó la Reina y su Real familia en el navío Don Francisco de Asís el 12 de septiembre de 1860, pasó a las islas Baleares entrando en la bahía de Palma de Mallorca, donde fue recibida con todo tipo de agasajos, pasando al puerto de Mahón, repitiéndose los parabienes.

Embarcaron el 20 de septiembre en la fragata Princesa de Asturias, saliendo del puerto de Mahón, por encontrarse con vientos contrarios, mandó el general calar los masteleros, queriendo Su Majestad presenciar la maniobra subió a cubierta, a pesar de serle recomendado lo peligroso de ciertas maniobras en los buques, lo hizo cogiendo de la mano precisamente a la Princesa de Asturias.

El destino quiso que se partiese uno de los cuernos de la cruceta mayor, al caer rompió uno de los palos que sujetaban el toldo del puente, golpeándole uno de los trozos y produciéndole tres heridas en la región anterior izquierda de la cabeza a doña Isabel II, quien por el impacto cayó sobre la cubierta, cundiendo la alarma al verle toda la cabeza ensangrentada, pero en ningún momento soltó de la mano a su hija; la fortuna quiso no fuera nada grave, dictamen que realizaron los médicos tanto de cámara, como del buque.

Al día siguiente, ante el puerto de Barcelona donde se dirigía la comitiva Real, firmó en la mar el decreto de ascenso de Montojo al grado de jefe de escuadra supernumerario.

Regresó a Cartagena, continuando en su destino, hasta ser nombrado el 25 de marzo de 1863, Vocal de la Junta Consultiva de la Armada.

Enfermó, pidiendo y siéndole concedida licencia para recuperarse pasando a Cádiz, pero no fue así, pues falleció el 29 de julio de 1863, cuando contaba con sesenta y seis años de edad, de ellos cincuenta y tres de servicios a España.

Bibliografía:

Bordejé y Morencos, F. Fernando de.: Crónica de la Marina Española en el siglo XIX, 1800-1868 (Tomo I) Editorial Naval. Madrid, 1993.

Bordejé y Morencos, F. Fernando de.: Crónica de la Marina Española en el siglo XIX, 1868-1898 (Tomo II) Editorial Naval. Madrid, 1995.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Estado General de la Armada para el año 1860.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández Duro, Cesáreo.: Viajes Regios por Mar en el transcurso de quinientos años. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1893.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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