Morales, Andres de Biografia

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Biografía de don Andrés de Morales


Navegante y cartógrafo español a caballo de los siglos XV y XVI.

Contenido

Orígenes

Vino al mundo a lo largo del año de 1476 ó 1477. Según algún historiador lo sitúa en la ciudad de Córdoba, pero no está confirmado, aunque es muy probable por los datos que se tienen.

Hoja de Servicios

Participó casi con total seguridad en el tercer viaje de don Cristóbal Colón a las Indias.

También con las de don Rodrigo Bastidas y Juan de la Cosa a Tierra Firme. Y mantuvo conversaciones sobre los descubrimientos de Andrés Niño, Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa, Guerra, Diego de Lepe y Vicente Yañéz Pinzón, por lo que consiguió tener una gran información sobre aquellas costas.

En las Antillas permaneció muchos años ejerciendo como piloto mayor sin poseer el título reglamentario oficialmente, que por entonces solo lo daba la Real Casa de Contratación de Sevilla.

En el año de 1501, fue elegido por Bastidas como piloto de su expedición, al que también acompañaba Juan de la Cosa, zarpando de la isla la Española con rumbo a Tierra Firme, costa que corría sobre la actual Colombia y Venezuela, arribando desde Paria, recalando o entrando en todo puerto y ensenada hasta la isla de los Gigantes, cruzaron las aguas de la provincia de Cuquibacoa hasta descubrir el cabo de la Vela, que fue así bautizado por Juan de la Cosa y Ojeda, de donde regresaron a La Española, como allí ya era reconocido se quedó a vivir en ella.

Al arribar don Cristóbal Colón en su cuarto y último viaje, embarcó en su buque por expreso deseo del almirante y ser el mejor piloto del momento en aquellas aguas, arribando a Veragua ó Costa de los Mosquitos, lo que después fue la Capitanía General de Guatemala y parte del actual Panamá, continuando viaje hasta el puerto del Retrete.

Era un gran entendido en las materias de cosmografía y cartografía, por ello no perdía ocasión de levantar planos, que con el tiempo ayudaron no poco a los que iban detrás a reconocer los lugares, incluso a saber si los indígenas eran pacíficos o belicosos, ya que estos últimos utilizaban flechas envenenadas, lo que no era un información baldía.

Entre los años de 1505 a 1514, permaneció navegando por todas las Antillas, así como piloto en expediciones hasta el río Marañón, de estas navegaciones iba adquiriendo sus conocimientos, al mismo tiempo que aprovechaba la ocasión para verificar todo lo que había adquirido de palabra de sus compañeros, confirmando que más o menos era todo verdad, por lo que fue un gran navegante, que casi nada se le escapaba porque todo lo anotaba.

En el año de 1506, estando de Gobernador de La Española fray Nicolás de Ovando, le pidió un informe de la tierra que se pisaba, pues no se sabía si era isla o parte de un continente, para ello lo envío para que la explorara por completo, levantando como era su costumbre un plano con todo tipo de detalles. Éste se conserva en la actualidad, pero no dicen las fuentes donde, lo que nos lleva a conjeturar que se encuentra en alguna biblioteca particular.

No conforme con sus datos aportados, de sus notas escribió un libro, en el que daba toda clase datos, las razas y sus territorios, los idiomas que hablaban, su diferente pronunciación, los alimentos más frecuentes y los más extraños, sus chozas o casas, la forma de cultivar los alimentos, incluso daba apreciaciones de sus danzas, así por circunstancias estuvo presente en todo el ritual del entierro de un jefe indígena y entre otros, consiguió saber hasta los que fueron sus primeros pobladores.

A lo que añadió como cartógrafo, cualquier río, nacimientos de estos, sus afluentes, lagos que formaban, puertos, ensenadas. Respecto al interior, señalaba los montes y cordilleras, así como sus valles. Hizo una descripción muy notable de una cueva que encontró, que contenía un lago interior el cual exploró con lanchas de los buques que se llevaron hasta él, la cual estaba situada en la provincia de Caizimú, y en la que se vieron en gran aprieto por las corrientes que se encontraron en ella, finalmente acompañaba la información con pequeñas nociones de la flora y fauna existente.

Posteriormente realizó el mismo trabajo en las islas de Cuba, Guadalupe, Jamaica, así como en el resto de las pequeñas islas de la Antillas, solo que en estos casos no eran tan exhaustivos como el de la isla La Española, por falta material de tiempo y quizás por ser menos importantes. Las Casas, dice que es muy posible le fuera entregado el «Informe» por Morales al cosmógrafo don Alonso de Santa Cruz y que posteriormente éste los incluyera en su obra: «Islario de Alonso de Santa Cruz»

Por sus profundos conocimientos sobre las corrientes marinas, realizó una interesante teoría sobre los: «torrentes de mar» como él las denominó. Puede decirse con muy poco error o falta de verdad, que fue el primero que las estudió. De hecho fue confirmada por Antonio o Antón de Alaminos en el año de 1513 y terminó por adoptar un nombre no muy español «Gulf Steam» que tiene una gran incidencia sobre el clima en Europa en las costas a donde llega, ya que recorre todo el Atlántico, saliendo de La Florida a más de 30º, la cual va disminuyendo conforme se adentra en el océano, uno de sus brazos asciende en dirección a Terranova en estas aguas aún se mantiene a 10º, cuando al mismo tiempo en las costas del Labrador la temperatura está a 0º.

La corriente es aprovechada por los cetáceos y otros peces que no podrían estar en ellas de no estar templadas. Este mismo calor al llegar a las costas del Reino Unido, es el que produce la niebla tan típica de la zona, así como en Irlanda permite que crezca y viva el mirto, mientras en la misma latitud se encuentra Labrador y en ella los hielos lo impiden.

La corriente alcanza por el norte a la isla de Groenlandia, que incide transversalmente sobre ella, por lo que le obliga a sumergirse, convirtiéndose así en una corriente submarina, donde por profundidad va perdiendo su calor, alcanzando la temperatura de la zona, obligándole a sí a desaparecer a este ramal de ella.

Su nombre actual es dado por una confusión, ya que en principio se pensaba que nacía en el seno mejicano, pero no es así, siendo una corriente ecuatorial quien en realidad lo recorre, por lo que se aprovecha de las aguas que desembocan del río Mississippi, dando un ramal la vuelta a todas las Antillas y otro en el sentido de las agujas del reloj recorre toda la isla de Cuba, esto es lo que hizo pensar que era una corriente solo del golfo de Méjico, pero la parte que recorre la costas de Cuba, se divide posteriormente y llega a La Florida, donde se le une la corriente ecuatorial que es la que le introduce en el Atlántico.

Tiene normalmente una anchura de treinta millas con una profundidad de cuatrocientos metros a una velocidad, que oscila entre los cinco y ocho nudos, formando así una columna de aproximadamente cuarenta millones de metros cúbicos, unas dos mil veces el caudal del propio Mississippi, si los vientos u otras mareas se le oponen se convierte en un temporal con grandes olas, que en alguna ocasión ha arrasado todo lo que estaba a su paso natural, incluidas islas.

A su salida al océano comienza a ensancharse al mismo tiempo que pierde profundidad, para llegar a la altura del cabo Hatteras con unas setenta millas de anchura y doscientos veinte metros de profundidad, comenzando a dividirse en varios brazos, llegando a cubrir desde Islandia a las islas Azores en anchura. Uno de sus ramales alcanza Terranova donde se encuentra con la corriente polar de Cabot y la de Labrador; las dos corrientes se rechazan mutuamente, dependiendo quien vence en esa lucha solo por la época del año, siendo la de Labrador la que por su mayor densidad, se convierte en corriente submarina, excepto una lengua que baña toda la costa Este de los Estados Unidos llegando a La Florida.

Si se está en un punto alto, es incluso fácil distinguir una corriente de la otra, ya que la de Labrador tiene un tono mucho más verdoso dada por su mayor densidad, que la «Gulf Steam», que es de un color azul claro y si se observa un poco más, se pueden ver los remolinos que ambas crean en su lucha interna, sobre todo al contemplar las algas que van influenciadas en sus movimientos por las distintas corrientes.

Por ello es muy fácil viajar incluso llevado por ella, desde las islas Canarias a las Antillas y si se deja llevar el buque o un simple tronco, éste volvería a bordear todo el seno o golfo mejicano, saliendo de nuevo por el Norte de la isla de Cuba y regresando hasta las Azores seguro, donde a su vez podría elegir dos rumbos arrastrado por ella, uno que lo llevaría hasta las cercanías de Galicia y el otro hasta el cabo de San Vicente en el Algarbe portugués.

Nada más que todo esto, es lo que en principio descubrió don Andrés Morales, pero algo nos dice, que Colón también sabía al menos como ir y como volver, siendo esto último lo casi imposible, pero él no dudó en subir paralelos hasta encontrar la corriente que le llevó directo a las islas Azores. ¿Dónde lo supo? ¡Ese es el misterio!

En el año de 1515 fue llamado a declarar por el Fiscal del Consejo de Indias, por ser un «piloto plático», que había vivido muchos años en la isla de Santo Domingo y navegado por aquellas aguas, con respecto al pleito de los descubrimientos del Almirante don Cristóbal Colón, aparte de haber conocido y contrastado informaciones, con el mismo Almirante y descubridores como Ojeda, Niño, Guerra, Lepe, La Cosa y Pinzón. Fue reclamado y pudo acudir porque ya en éste año estaba instalado en su casa del barrio de Triana, separado de la ciudad de Sevilla por el río Guadalquivir.

El principal problema al principio del descubrimiento consistía en que todos querían imitar al descubridor, de ahí que cada uno que pisaba una nueva tierra, la diera como tal, pero sin mencionar en ningún caso que está consistía simplemente en una prolongación del continente, para así llevarse sus lauros, pero en el juicio tanto Rodrigo de Bastidas, como Andrés de Morales, defendieron que todo lo descubierto posteriormente, no dejaba de ser «Si sabían que lo que aquellos descubridores habían descubierto, era un apartado de lo quel Almirante descubriera»

La Casa de Contratación recibía todo tipo de planos y mapas de los diferentes pilotos, pero entre ellas había diferencias apreciables que les hizo dudar de la veracidad de todas en algunos puntos concretos, por esta razón convocó una Junta de pilotos, cartógrafos y exploradores, para entre todos discernir las buenas y aconsejables para sus pilotos, basándose en ellas incluso para la enseñanza. Todo causado por los múltiples combates entre españoles y portugueses mantenidos recientemente por la cuestión de los límites, sobre todo con el actual Brasil.

Por esta razón fue llamado para formar parte de ella y en la que le acompañaban, Nuño García, Sebastián Caboto, Hernando de Morales, Juan Vespucci y Juan Rodríguez Serrano, comenzando las conversaciones y comprobaciones en el mes de noviembre del mismo año de 1515, a pesar de que en ese momento no era un titulado piloto por la Casa de Contratación, pero aquí se demostró que solo valía la experiencia y a pesar de no tener el título, no fue obstáculo para que se le llamara, ya que las razones estaban por España y no daban cabida a títulos, sino a la experiencia acumulada por los que formaron la Junta.

Las conversaciones transcurrieron con igual nivel que la cuestión requería, como era de esperar surgieron diferencias entre ellos, ya que algunas demarcaciones no estaban tomadas o bien había duda sobre ellas. Se dio por buena la latitud, que ya había fijado Americo Vespuccio, dada en los 8º Sur, pero la longitud había muchas dudas sobre ella, ya que cada cual daba o aceptaba las suyas. Viendo que no se avanzaba y había unas ciertas prisas en aclarar el problema, intervino el obispo don Juan Rodríguez de Fonseca, quien decidió darle a Morales todos los planos y basándose exclusivamente en su gran experiencia, compusiera un mapa con las coordenadas que él juzgaran eran de rigor, pero por orden del Regente de Castilla, el Cardenal don Francisco Jiménez de Cisneros.

No tardó mucho tiempo en tenerla lista, pues como conservaba las suyas solo era cuestión de sacar números, así en el mismo año presentó su exposición titulada: «Carta Marítima de la Costa del Brasil» que realizó para el obispo Fonseca, siendo aprobada por el señor don Juan Díaz Solís Piloto Mayor de la Casa de Contratación de Sevilla. Llevada a la Corte por el mismo Morales fue examinada por el Consejo de Indias, quien la validó también, lo que decidió posteriormente al rey don Carlos I para ser presentada por sus representantes como prueba fehaciente en las conversaciones sobre los límites entre los reinos de España y Portugal, que se celebrarían en la ciudad portuguesa fronteriza de Elvas.

Llevó a cabo otra exposición titulada: «Carta de Marear de las Indias Occidentales»

En el año de 1516 el regente [1] de España Cardenal don Francisco Jiménez de Cisneros, lo nombró piloto de la Casa de Contratación de Sevilla, en agradecimiento a las múltiples aportaciones de sus trabajos, que habían contribuido a mejorar la seguridad en la navegación, por haberse aprovechado para la formación de nuevos pilotos, siendo por ello una gran mejora para la seguridad marítima y por extensión a España.

Permaneció en la misma Casa de Contratación componiendo diversos planos, verificando otros, hasta que le sobrevino el óbito en su casa del barrio de Triana a lo largo del año de 1517.

Notas

  1. Hay que explicar por poco conocido, que doña Juana vino a España con su esposo Felipe I arribando a Fuenterrabía a principios del año de 1502. Doña Juana dio a luz en Alcalá de Henares el día diez de marzo de 1503 a su hijo Fernando, que alcanzaría el trono de Hungría y Bohemia, más tarde por abdicación de su hermano mayor Carlos, sería el Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Felipe I dejo muy mal sabor de boca en doña Isabel y más aún en don Fernando, a lo que se sumó, que se marchó de España a sus reinos dejando “abandonada” a doña Juana por estar reciente su parto, la cual al cumplirse un tiempo prudencial con el permiso de los médicos y encontrándose recuperada, zarpó en el mes de marzo de 1504 para regresar a Flandes. Sobrevino el fallecimiento de doña Isabel I el día veintiséis de noviembre del año de 1504, en su testamento dejaba como heredera a doña Juana I de Castilla, quien fue proclamada Reina en las Cortes de Castilla y León en la población de Toro el día once de enero del año de 1505, pero ella estaba ausente del Reino. Don Fernando V no quería dejar de ser el Regente de Castilla, contra la opinión de su yerno, por ello éste vino a España a tomar posesión de “su reino”, sufriendo la desgracia de jugar un partido de pelota, a pesar de estar sudando por todos sus poros, se bebió una gran cantidad de agua fría, que no le sentó nada bien comenzando a tener fiebre, falleciendo cuatro días después siendo el día veinticinco de septiembre del año de 1506, a lo que se sumaba la ausencia de la Península de don Fernando V ya casado en segundas nupcias con doña Germana de Foix, por ello fue nombrado Regente en el año de 1506 fray Francisco Jiménez de Cisneros. Retornó el Rey y para calmar los ánimos en Castilla, confirmó a Cisneros en el cargo de Regente de éste reino, con la bendición y Bula del Papa Julio II se le concedió el obispado, unos años más tarde se le concede el arzobispado y al fallecer don Fernando V el día veintitrés de enero del año de 1516, pasó a ser el Regente de España, ya que don Fernando V en su testamento confirmó como heredera a su hija Juana I (indiscutiblemente fue la primera Reina de España), y como Regente al Cardenal don Francisco Jiménez de Cisneros, por haber sido elevado al capelo cardenalicio por el recién elegido Papa León X en el año de 1513, quedando a la espera de la llegada del hijo de doña Juana I, don Carlos I quien el día diecisiete de septiembre del año de 1517 pasó a ser el Rey, a pesar de no tener la edad estipulaba en el testamento de doña Isabel I de veinte años mínimo, no hubo ocasión de enfrentarse al Cardenal, pues no pudo verlo con vida, ya que falleció el día ocho de noviembre del mismo año, siendo nombrado Rey de Aragón y Regente de Castilla, ya que doña Juana I reina titular de Castilla, convino de palabra, que: «mi hijo Gobierne en mi nombre». Todo esto viene a colación, porque el Cardenal no era un recién llegado, en el año de 1509 formó y embarcó en la expedición que pagó de su peculio contra Mazalquivir y Orán; en el año de 1516, al fallecer don Fernando V defendió al reino de Castilla de la invasión francesa, que pretendía conquistar el reino de Navarra; en septiembre del mismo año creó el ejército permanente Real, pagado en principio por él y así mismo se dio cuenta de que: «Agora entiendo en lo de las galeras, porque no puede ser ninguno poderoso por la tierra, sino lo es por la mar» para confirmar esto dio la orden de construcción de veinte galeras bastardas, convirtiéndose en un gran impulsor de la Real Armada. Todo esto nos lleva al razonamiento de que al convocarse la Junta de Pilotos, Cartógrafos y Exploradores, no dudó un instante en elegir al mejor para realizar la carta de Brasil y por ello lo nombró Piloto, con todo el conocimiento de causa, que no era poco. Don Francisco Jiménez de Cisneros, es uno de los grandes olvidados de la Historia de España, pero como no fue marino se nos “escapa” de nuestro propósito, pero dejamos constancia de que fue quizás uno de los mejores gobernantes de la Historia de España. Como sucede en todos los casos, porque nunca miró a su bolsillo, sino al bien general de su patria, España.

Bibliografía:

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Fernández de Navarrete, Martín.: Colección de Viajes y Descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV. Ediciones Atlas. Madrid, 1955. Tres tomos.

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García Mercadal, J.: Cisneros (1436-1517) Ediciones Luz. Zaragoza, 1939.

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Lacadena y Brualla, Ramón de.: El Cardenal de España. Retrato del más poderoso asesor de los Reyes Católicos. BelacQva. Barcelona, 2005.

Pereyra, Carlos.: Historia de la América Española. ED. Saturnino Calleja. Madrid, 1924.

Vidal Manzanares, César.: Diccionario de los Papas. Península. Barcelona 1997.

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