Palacio y Santibanez, Pedro Biografia

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Pedro Palacio y Santibáñez Biografía

Capitán de fragata de la Real Armada Española.

Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, pensionada.

Orígenes

Vino al mundo en la ciudad departamental de Cádiz en 1773, siendo sus padres don Pedro de Palacio y Alcedo, y doña Ana de Santibáñez y Martínez.

Hoja de Servicios

Pidió la carta-orden y se le concedió sentando plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el 19 de febrero de 1789. Expediente N.º 1.873.

Al aprobar sus estudios teóricos se le ordenó embarcar en el navío Salvador del Mundo, perteneciente a la escuadra del general marqués del Socorro, participando en la campaña del cabo de Finisterre por el problema de límites en Nootka, al concluir ésta regresó a la bahía de Cádiz.

Al arribar se le ordenó trasbordar al navío Conde de Regla, realizando varios cruceros sobre las aguas del mar Mediterráneo, así como los acostumbrados cruceros entre los cabos de Santa María y San Vicente, en protección de la recalada de los buques provenientes de ultramar.

Al declararse la guerra contra la república francesa participó en ella desde el principio, zarpando la escuadra desde el puerto de Cartagena, embarcado en el navío Real Carlos, perteneciente a la escuadra del general don Francisco de Borja, poco después se le ordenó trasbordar al San Fernando y algo más tarde al Concepción, con éste participó en la campaña de Cerdeña.

Zarpó el 26 de febrero de 1793 del puerto de Cartagena, participando en la toma de las islas de San Pedro y de San Antíoco, el apresamiento de la fragata francesa Hèléne y la quema de la Richmond, su viaje a Génova y posteriormente a Córcega, pasando a dar protección a los ejércitos napolitano y piamontés sobre la ribera del Var, continuando hasta Niza y Villafranca, estando aquí se desató una epidemia por el mal estado de los víveres, obligando al general Borja a regresar a Cartagena, arribando entre los días 8 y 9 de agosto siguiente, donde fueron desembarcados más de tres mil hombres enfermos.

Zarpó con la escuadra rumbo a la bahía de Cádiz, donde al arribar y tomar el mando el general don José de Mazarredo le nombró su ayudante, realizando un crucero por las aguas del mar Cantábrico, donde permanecieron durante un tiempo, pasando después toda la escuadra al mar Mediterráneo, por orden trasbordó de transporte a la fragata Florentina, arribando a la bahía de Cádiz donde quedó desembarcado.

Poco después recibió la orden de embarco en el navío Príncipe de Asturias, insignia del general don José de Córdova, general subordinado de don Juan de Lángara, zarpando rumbo al Mediterráneo donde se unió a la escuadra británica al mando del almirante Hood, tomando la derrota del puerto de Tolón, donde al llegar participó en todos los combates contra los convencionales que tuvieron lugar en esta ciudad y puerto francés.

Hasta aumentar la presión de estos, convirtiendo en imposible la resistencia, por ello se dio orden de reembarcar a las fuerzas, el almirante lord Hood dio la orden de quemar los buques franceses allí surtos o en construcción, orden cumplida por el capitán Sidney-Smith, quien dio al fuego a veintidós navíos, ocho fragatas y otros veintisiete buques menores, logrando gracias a la velocidad que avanzaban los convencionales salvar alguno de ellos, en la escuadra española embarcaron varias familias de monárquicos franceses, separándose las dos escuadras aliadas, regresando la de don Juan de Lángara al puerto de Cartagena.

Al llegar recibió la orden de trasbordar al navío insignia Santísima Trinidad de la escuadra del general don José de Córdova, desde éste puerto zarparon, recogiendo a la altura de la ciudad de Málaga a una división de lanchas cañoneras con destino al apostadero de Algeciras, a las que protegieron hasta dejarlas a salvo en su destino.

Encontrándose a la altura de la bahía de Cádiz, se levantó un duro temporal de Levante, por su efecto al correrlo la escuadra fue arrojada sobre el cabo de San Vicente, por el duro trabajo de los ocho días de lucha mantenida contra el viento y la mar las tripulaciones estaban muy cansadas, estando formada en tres líneas inconexas y varios buques sotaventados.

En esta situación sin formación alguna, fue sorprendida por la escuadra británica del almirante Jerwis, quien aprovechó el desorden y arribó solo a parte de la escuadra, combatiendo prácticamente al navío insignia y los pocos que estaban en sus cercanías, siendo el Santísima Trinidad, el que más sufrió pues quedó desmantelado por completo, rodeado de cuatro enemigos y la mitad de su tripulación fuera de combate, estaba a punto de rendirse cuando consiguieron llegar unos navíos de refuerzo, quienes impidieron fuera tomado, el general no pudo permanecer a bordo, trasbordando a la fragata Diana y de ésta al navío Conde de Regla.

Siguiendo a su general Palacio, realizó los mismos trasbordos, como oficial que era de su Mayoría, arribando el 3 de marzo a la bahía de Cádiz.

En este desafortunado combate a parte de los buques dañados, caso del Santísima Trinidad, lo que fue aprovechado para embonarlo y convertirlo en el único cuatro baterías que ha existido, se perdieron los navíos San José y Salvador del Mundo, de 112 cañones y tres baterías, el San Nicolás, de 80 y San Isidro, de 74, ambos de dos baterías.

El combate tuvo lugar el fatídico 14 de febrero de 1797, después de unos días de descanso, en el mes de abril se le ordenó embarcar en el navío Concepción, siendo nombrado ayudante de la Mayoría de la Escuadra, por el proceso incoado a todos los jefes y comandantes de la escuadra por la pérdida del combate anterior, y sus buques, se le dió el mando de ella al general don José de Mazarredo, quien enarbolaba su insignia en el mismo bajel.

Participando el 5 de febrero de 1798 al cesar a causa de un fuerte temporal el bloqueo de la bahía de Cádiz por la escuadra británica al mando del vicealmirante Nelson, momento aprovechado por el general al mando de la española compuesta por veintidós navíos y dos fragatas, para perseguirla pero sin poderle dar alcance, decidiendo regresar a la bahía, fondeando el 13 siguiente.

El 13 de mayo de 1799 realizó su segunda salida la escuadra del océano al mando del general don José de Mazarredo con rumbo al Mediterráneo, para reunirse en el Arsenal de Cartagena con la francesa al mando del almirante Eustache Bruix, estando cerca de su destino sufrió un duro temporal que deshizo a varios buques, por ello algunos fueron reparados inmediatamente y otros tuvieron que permanecer en el Arsenal hasta serlo, zarpando con los útiles para reunirse ambas escuadras navegando con rumbo al S., pasaron el Estrecho y remontaron el océano Atlántico arribaron a Brest, donde fondearon ambas escuadra el 8 de agosto siguiente. Permaneció en el Arsenal francés, hasta su regresó a la bahía de Cádiz el 13 de mayo de 1802.

Quedando desembarco el 26 siguiente siendo nombrado ayudante del Arsenal de La Carraca.

Por el ataque del 5 de octubre de 1804, en las cercanías del cabo de Santa María a la división de fragatas al mando del jefe de escuadra don José Bustamante, por otra británica, siendo un acto de pura piratería pues ambos países estaban en paz, el rey de España don Carlos IV declaró la guerra al Reino Unido de la Gran Bretaña, el 12 de diciembre de 1804.

Al declararse la guerra se le ordenó embarcar en el mes de marzo de 1805 de nuevo en el navío Santísima Trinidad, por ser el buque insignia de la escuadra, pero esta vez al mando del general don Federico Gravina, siendo nombrado ayudante del Mayor General de la escuadra, por no estar alistado al presentarse el vicealmirante Villeneuve, la escuadra tuvo que zarpar de inmediato, por ello trasbordaron rápidamente al navío Argonauta, unidas ambas pusieron rumbo a Martinica.

Al arribar a aquellas aguas asaltaron el fuerte del Diamante y apresaron a un convoy británico, pero Villeneuve fue informado de la presencia del almirante Nelson en aquellas aguas, dando la orden de regresar a las de Europa, siendo la noticia falsa.

De hecho al alcanzar las aguas del cabo Finisterre, se encontraron con la escuadra británica del almirante Calder, teniendo lugar el combate naval del mismo nombre del cabo, dando la orden el almirante francés Villeneuve de virar por avante, recayendo todo el peso del enfrentamiento sobres los buques españoles, perdiéndose apresados los navíos San Rafael y Firme.

Después de este enfrentamiento se reunió la escuadra combinada en el puerto de Ferrol, de donde de nuevo zarpó con rumbo al de Cádiz, en vez de hacerlo sobre Brest, siendo ésta la orden del Emperador, arribando a la bahía el 20 de agosto de 1805.

El general don Federico Gravina decidió trasbordar de navío, siendo esta vez el elegido el Príncipe de Asturias, por ello le siguió toda su Mayoría General.

Después de largas deliberaciones y consejos de oficiales generales, el almirante Villeneuve, al saber había sido sustituido por su Emperador y estar en camino su sustituto, decidió de manera imprevista y en contra de la opinión de todos los españoles, a la que se unieron varios de sus almirantes, zarpar de la bahía, comenzando a hacerse a la mar el 20 de octubre.

Estando toda la escuadra en la mar al amanecer del día siguiente, esta escuadra fue atacada por la británica del almirante Nelson, en el no menos famoso combate del cabo de Trafalgar, donde la escuadra combinada por varias razones fue prácticamente destruida, siendo el navío Príncipe de Asturias, uno de los que más sufrió el envite de los enemigos, pero soportado pudo darse la señal con la orden de poner rumbo a la bahía de Cádiz, donde como pudieron fueron arribando los pocos navíos que quedaron en disposición de cumplirla.

Por caer herido en ella el general en Jefe español don Federico Gravina, pasaron a mandar los restos de la escuadra, primero el general Álava y posteriormente, el general Apodaca, continuando en su puesto Palacio.

Pero la escuadra no volvió a hacerse a la mar quedando afecto al Arsenal y su Mayoría, hasta producirse la invasión napoleónica de la península por ello el pueblo se alzó el 2 de mayo de 1808.

Quedándose los restos de la escuadra francesa del combate anterior en la bahía de Cádiz, se procedió a combatirla con todo lo disponible de las fuerzas navales y desde tierra, con diferentes asentamientos de artillería, comenzando el 9 hasta el 14 de junio del mismo año, hasta rendirse su jefe el almirante Rosilly, participando en ellos Palacio con un bote armado.

Al quedar prácticamente sin buques en servicio la Real Armada española, todos sus oficiales pasaron a prestar servicios en tierra, siendo Palacio elegido por la Junta de Sevilla, siendo nombrado Mayor de ella, como persona muy experimentada en estos menesteres, por su larga experiencia en estos cargos.

Al invadir las tierras de Andalucía el ejército francés al mando del mariscal de Francia Soult, la Junta de Sevilla, viajó hasta Cádiz (Isla de León), donde permaneció durante toda la guerra muy a pesar de los napoleónicos.

Pero ante el ataque persistente de los invasores, la Junta decidió armar la mayor cantidad de buques posible, razón por la que se activó la Mayoría de Armada.

Participó en varios combates, sobre todo para intentar anular las baterías enemigas que bombardeaban la ciudad y sus alrededores, así como algún ataque a las posiciones de campamentos franceses, para intentar bajar la moral del enemigo, en esta situación se mantuvo hasta el 15 de junio de 1813, por recibir la orden de desembarcar, por haber sido nombrado segundo ayudante de la Mayoría General de la Real Armada.

En 1815 por sus grandes desvelos, se le ascendió al grado de capitán de fragata, recibiendo al mismo tiempo el cargo de agregado a la Secretaria del Supremo Consejo del Almirantazgo.

Permaneciendo en él hasta ser disuelto de este organismo, pasando a ocupar el puesto de oficial supernumerario de la Secretaria del Estado y del Despacho de Marina, por ello se le dio de baja en el cuerpo general de la Armada.

Pero prosiguió su carrera hasta alcanzar el empleo de oficial Mayor en la misma Secretaria, recibiendo por su buen hacer varias distinciones por el Rey, como el título de Secretario del Rey con ejercicio de Decretos, más la condecoración de Caballero de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, pensionada; comendador de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y la Cruz y Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

A finales de 1835, se reestructuró la Secretaria de Estado y del Despacho de Marina, siendo cesado en su cargo.

Pero se le otorgó el nombramiento de Consejero Real de España é Indias, en su sección de Marina, permaneciendo en esta nueva institución hasta su extinción en 1836.

Esto provocó quedara cesado por completo, quizás esta inactividad fue la causa de su fallecimiento al siguiente año de 1837, en Madrid, donde había permanecido los últimos, cuando contaba con sesenta y dos años de edad.

Bibliografía:

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Marliani, Manuel.: Combate de Trafalgar. Vindicación de la Armada Española. Impreso de Orden Superior. Madrid, 1850.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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