Pedro Alcantara, San (1771)

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Dibujo del navío por antonomasia y cuerpo más numeroso en las escuadras, por sus setenta a setenta y cuatro cañones, repartidos en dos baterías o puentes, pasaban a ser denominados como navío Real, de este porte era por ejemplo el San Juan Nepomuceno al mando de don Cosme Damián de Churruca en el combate de Trafalgar.

Construcción:

Navío de 70 cañones construido en la Habana siguiendo los planos del navío San Genaro, del sistema de construcción de Jorge Juan.

Botado el 19 de octubre de 1771.

Tenía las siguientes dimensiones: 196 pies de eslora, 175 pies y 2/3 de quilla, 51 pies de manga, 25 pies de puntal, 25 pies y ½ de plan. 1.645 toneladas de arqueo.

Historial:

El 8 de abril de 1772 zarpa de la Habana al mando del capitán de navío don Martín de Lastarría con los navíos San Rafael y el registro San Nicolás de Bari, los navíos mercantes Tallapiedra y Tardi, cuatro saetías, el paquebote San Miguel, de la Compañía de Caracas, y las urcas de guerra Peregrina, San Carlos y San Juan. Embarcaron caudales y frutos rescatados del naufragado navío Castilla. Entran en Cádiz el 20 de mayo con 7.386.770 pesos en oro y plata y otros 4.995.555 pesos en frutos y géneros.

Al hacer sus pruebas de mar en 1773, formando división con los navíos San Pablo y San Gabriel, al mando del brigadier don Juan Tomaseo, resultó con graves defectos, como ser muy rudo en las cabezadas, poco andar de bolina y adquirir tal escora con viento fresco que impedía el uso de la artillería del combés. Debido a las dudas suscitadas en las primeras pruebas, realizó otras con el navío San Genaro, del sistema de Jorge Juan, siendo el encargado de las pruebas el capitán de navío don Pedro Castejón, durante las cuales realizó la travesía de Cartagena a Ferrol. Sus defectos sirvieron para reformar los planos y corregir esos fallos en los siguientes navíos.

En junio de 1773 zarpa de Ferrol rumbo a Cádiz al mando del capitán de navío don Pedro Colarte para zarpar en el mes de noviembre rumbo a los mares del Sur con azogues y otros géneros pedidos por el virrey Amat. Llegó de arribada a Montevideo el 5 de mayo de 1774 desmantelado por los temporales al intentar cruzar el cabo de Hornos, habiendo alcanzado en marzo de ese año los 61 grados Sur, cerca de la Antártica.

Zarpó de Río de la Plata el 28 de noviembre de 1774 y llegó a Lima el 15 de febrero del año siguiente. Zarpa de Callao el 2 de diciembre de 1775 y entra en Cádiz el 20 de mayo de 1776 al mando del brigadier don Juan Soto y Aguilar Montoya, realizando la travesía en conserva del navío San Julián.

Es destinado de nuevo a los mares del Sur. Su habilitación en Cádiz se retrasa al ser necesarios todos los pertrechos navales para la escuadra de Casa-Tilly que se preparaba en Cádiz. Al mando de don Manuel Fernández de Bedoya parte de nuevo rumbo a los mares del Sur en 1777, llegando a puerto con numerosos muertos y enfermos.

Durante la guerra por la independencia de los EE.UU. entre 1779 y 1783, desarrolló su actividad en aguas del Pacífico con la escuadra al mando del brigadier don Antonio Vácaro, compuesta por los navíos San Pedro Alcántara, Peruano y Santiago la América, los navíos particulares San Miguel, Belén y Aquiles, las fragatas Santa Paula, Santiago, alias Nueva Galicia, las fragatas particulares Santa Bárbara, Begoña y Águila, la urca Monserrat, el paquebote Princesa de Aragón, los bergantines San Joaquín y Santa Ana y el paquebote mercante Merceditas, fletado por la Real Hacienda.

La escuadra realizó varias navegaciones de patrulla. Ante la falta de tripulaciones, el gobernador de Chile O’Higgins ordenó una leva general de malos sujetos. Se completaron las dotaciones, pero al poco brotó una epidemia en las nuevas tripulaciones por lo que Vácaro ordenó que desembarcaran para evitar su extensión al resto de las tripulaciones.

Acabada la guerra en 1783, partió de Callao el 12 de abril de 1784 al mando del brigadier don Manuel Fernández Bedoya, su segundo era don Manuel de Eguía, para llevar caudales a Cádiz, consistentes en ocho millones de pesos fuertes en oro y 211.440 pesos en lingotes de cobre y otros efectos de valor. Zarpó del Callao con el navío San José, alias El Peruano. Una serie de averías por el mal estibado de la carga y el mal mantenimiento del navío San Pedro Alcántara, le obligó a regresar a Talcahuano, mientras el Peruano continuó la navegación.

Regresó a Callao en septiembre de 1784. Mientras se le hacían las reparaciones se puso al mando del brigadier don Manuel de Eguia, por enfermedad y posterior muerte de Bedoya. Después de muchas dilaciones, vuelve a zarpar el 21 de diciembre de 1784 rumbo a Cádiz, arribando otra vez en el puerto de Concepción de Chile el 22 de enero de 1785 para recoger más caudales. El 2 de junio llega a Río de Janeiro y el 4 de noviembre de ese año zarpa con destino a Cádiz pero naufraga en Peniche, al norte de Lisboa, al batirse contra las rocas a las diez y media de la noche del 2 de febrero de 1786.

Perecen 152 personas, entre las que se encontraban catorce oficiales, cinco mujeres y ciento veintiocho tripulantes, del total de 450 tripulantes y pasajeros que iban a bordo. Entre las víctimas se encontraban diecisiete indios prisioneros de la rebelión de Tupac Amaru, siendo Fernando Tupac Amaru uno de los que se salvaron. Al comandante Eguia se le rehabilitó en consejo de guerra.

Al poco de conocerse la noticia zarparon de Cádiz las fragatas Asunción y Colón, al mando del capitán de navío don Francisco Javier Muñoz, con los buzos del arsenal. En los meses siguientes al naufragio llegaron hasta cuarenta buzos de toda Europa para rescatar el tesoro, lo cual se consiguió en la mayor parte, incluso 62 de los 64 cañones que llevaba a bordo el navío. Se extrajeron 6.780.255 pesos fuertes, 3.349 barras y planchas de cobre.

Bibliografía:

Gaceta de Madrid, nº 22, 2 de junio de 1772, páginas 185 y 186.

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