Santa Cruz, Alonso de Biografia

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Alonso de Santa Cruz Biografía



Cosmógrafo español del siglo XVI.

Orígenes

Se supone que era nacido en la ciudad de Sevilla, lo que es seguro, es que estaba avecindado en esta ciudad, cuando se comienzan a saber cosas de él y que al parecer lo fue durante el resto de su vida.

Hoja de Servicios

La primera noticia seria sobre él se conoce en el año de 1525, cuando fue nombrado por el rey Carlos I, tesorero de la expedición que se hizo a la vela desde el río Guadalquivir, con destino a las especerías y al mando de Sebastián Caboto.

En el mes de agosto del año de 1530, al regreso de la expedición anterior, se le otorgó plaza como cosmógrafo de la Casa de Contratación, asignándosele un sueldo de treinta mil maravedíes anuales, concedido por Real Cédula con fecha del día siete de julio del año de 1536.

En éste mismo año, concurrió a una junta de cosmógrafos y pilotos, que se había formado, para intentar poner orden en las cartas de navegación; aprovechó la ocasión para presentar un instrumento de su invención, para facilitar la observación de la longitud.

En el año de 1539, la Casa de la Contratación le nombró, para formar parte de la expedición al mando de Alonso de Camargo, con destino a la exploración del estrecho de Magallanes, pero enterado el Rey, ordenó que no saliera en ella, pues le quería cerca para oír sus gratas lecciones de cosmografía y astronomía, de las cuales aprendía mucho y que se compartían con las que le daba el marqués de Llombay, quién pasando los años sería San Francisco de Borja.

En el año de 1540, fue nombrado por el rey Carlos I, como cosmógrafo de la Real Casa y Contino de ella.

En el año de 1545, se le ordenó viajar a Lisboa hacer un reconocimiento de los derroteros de las Indias, tratando de averiguar de los pilotos, las variaciones que sufría la aguja y las observaciones de esta agua y costas.

En el año de 1551, dirigió al Rey desde Sevilla, un escrito en el que le acompañaba uno de los trabajos más espectaculares de la época, que es el libro de «Astronomía», con un cierto parecido al de Pedro Apiano, con ruedas y demostraciones, en el que se incluían, un mapa grande España, otros de Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Alemania, Flandes, Hungría con Grecia, de la Península Itálica, Córcega, Cerdeña, Sicilia y Candia, más uno completo con toda Europa y que terminaría su magna obra si sus enfermedades no le estorbaban.

Con respecto a la Armada su principal obra es «Libro de las longitudes y manera que hasta agora se ha tenido en el arte de navegar, con sus demostraciones y ejemplos, dirigido al muy alto y poderoso Señor D. Felipe II de este nombre, rey de España, por A. de S. C. su cosmógrafo mayor.» Esta obra como muchas otras permanece inédita en la sala de Mss. de la B. M.

Lo escribió como resultado de la junta de cosmógrafos, astrónomos y otras personas doctas en diferentes materias y presidida por el marqués de Mondéjar, que por Orden Real se compuso, en ella se examinaron diferentes instrumentos de metal hechos por Apiano para la observación de la longitud, pero el trabajo de recopilación y estudio se le dio a Santa Cruz.

Está dividido en siete métodos, siendo el primero el ilustrado por Tolomeo, aunque no se ajusto a ello, sino que aplicó sus propias teorías, por lo que fue el primero que «…ideó y trazó las cartas de las variaciones magnéticas, en que se ocuparon más de siglo y medio después, algunos sabios que intentaron contribuir por este medio al acierto y seguridad de la navegación, y que procuró adelantar los métodos, hoy muy perfeccionados, de observar la longitud, aplicando a la marina los que juzgaba mas propios y exactos, ideando ingeniosos instrumentos y cálculos, que por complicados e inexactos que ahora nos parezcan, no dejan de haber allanado el paso para llegar al estado actual de perfección, en que los vemos. De este continuo estudio y prolijas investigaciones, resultó también el conocimiento de la imperfección de las cartas planas, y de la necesidad de trazar las esféricas, como lo consiguió con muchos años de antelación a Eduardo Wright ó á Gerardo Mercator, á quienes generalmente se le atribuye esta invención.»

M. Alejo de Vanegas, después de referir las tareas hidrográficas de Alonso de Santa Cruz, y los artificios esféricos de su invención, añade: «Todo esto he dicho para que pues en España tenemos la suma de la cosmografía, querría yo que sacasen muchos estas figuras de los patrones de su autor; porque no perezca la ciencia con la vida de un hombre, especialmente de hombre, que junto con estos instrumentos envuelve la historia con la corografía de los lugares, que escribe de todo el mundo.»

Y continua con el tratamiento de las variaciones de la aguja y de los defectuoso de las cartas planas, diciendo: «…ora nuevamente Alonso de Santa Cruz, á petición del Rey nuestro señor, ha hecho una carta abierta por los meridianos, desde el equinocial a los polos; en la cual, sacando por el compás la distancia de los blancos que hay de meridiano a meridiano, queda la distancia verdadera de cada grado, reduciendo la distancia, que queda, a leguas de línea mayor.»

Y aunque se ha demostrado después, que la proporción en que debían aumentarse en las cartas los grados de latitud, según que eran mayores las alturas y menor la extensión de los paralelos, siendo el radio al coseno de la latitud; en su momento Santa Cruz marco los principios básicos para su posterior desarrollo y eso es irrefutable.

En el año de 1560, le mando el Rey, que formara el «Islario general del mundo», de los que existen en el archivo general de Sevilla varios borradores suyos, y en uno de ellos esta. «Dedicatoria á Felipe II, el prólogo y la explicación de las ocho tablas» de que está compuesta la obra.

En los años de 1566 y 1567, en compañía de tres cosmógrafos más, presentaron al Rey ocho pareceres sobre si las islas Filipinas y la de Cebú, estaban en la proporciones de los territorios de España, como ya había hecho el rey Carlos I, al de Portugal en el año de 1529 y si las del Maluco, con muchas de aquellas y otras posesiones, también estaban en los mismos, pertenecientes a la corona de Castilla.

Santa Cruz, le dijo al Rey, que para efectuar su dictamen, se había basado en el «Derrotero» del piloto portugués Juan de Lisboa, que como eran anteriores a la controversia entre los dos estados, no podía existir sospecha alguna de que él hubiese alterado las situaciones geográficas de aquellos territorios.

A lo que añadió que se debía de desconfiar de las mismas hechas por Portugal, pero posteriores al año de 1530, ya que maliciosamente se habían mandado hacer, para venderlas y exportarlas, ya que él había estado presente de esas manipulaciones, durante su estancia en la ciudad de Lisboa, encontrándose errores como que algunos golfos descritos en ellas, se encontraban con rumbos de la mar y en dirección a las Indias; no confiando del todo el Rey en ello, mandó traer de Sevilla a la Corte varias de aquellas cartas, por lo que se pudo comprobar la adulteración producida en ellas, dándosele toda la razón por parte del monarca.

Debió de fallecer en el transcurso del año de 1572, pues en el mes de octubre, se tiene Fé de que sus papeles y libros, le fueron entregados al que le sucedió en el cargo de Cosmógrafo Mayor.

Al hacer la donación a su sucesor, se realizó el consabido inventario, entre todos sus papeles, que eran muchos, todavía se encontró un nuevo «Tratado de las longitudes y del arte de navegar» que era totalmente distinto al que ya se a hecho referencia.

Y posteriormente, aún aparecieron unos documentos escritos por él, (se sabe por su firma), que se encontraron en unos legajos del archivo de Sevilla, con el título de «Papeles de la armada del mar del sur, años de 1624 a 1626» pero que obviamente correspondían a sus años de vida y que se conocen con el título de «Declaración que dio en el puerto de San Vicente del Brasil sobre las tropelías del general Sebastián Gaboto al capitán Francisco de Rojas por haberse este opuesto a la arribada que hizo al Río de la Plata, en vez de seguir el viaje de la Especería al socorro del comendador Loaisa.»

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Varios autores.

Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa-Calpe. Tomo 54. 1964. Pág. 180.

Fernández de Navarrete, Martín. Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la viuda de Calero. 1851.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

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