Topete y Viana, Juan Bautista Biografia

De Todoavante.es

Saltar a navegación, buscar



Juan Bautista Topete y Viaña Biografía


Óleo de don Juan Bautista Topete y Viaña. Jefe de escuadra de la Real Armada Española. Ministro de Marina.
Juan Bautista Topete y Viaña.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.


Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Ministro de Marina.

Orígenes

Vino al mundo en Cartagena el 29 de agosto de 1784 y bautizado al día siguiente en la parroquia de Santa María, siendo sus padres don Ramón Topete y Fuentes, capitán de navío de la Armada y doña Francisca de Paula Viaña y Sánchez de Sanz.

Hoja de Servicios

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Ferrol el 1 de enero de 1799. Expediente N.º 3.035.

En el ataque efectuado por los británicos entre los días 25 á 28 de agosto de 1800, con el intento de conquistar un segundo Gibraltar pero en el norte, fue la ocasión en la que recibió su bautismo de fuego, estando a las órdenes de su padre don Ramón Topete, comportándose valerosamente.

Al aprobar los exámenes teóricos se le ordenó embarcar en 1801 en el navío San Agustín al mando de don Ramón, perteneciente a la escuadra del general don Juan Joaquín Moreno, con ella se hicieron a la vela en derrota del puerto de Algeciras el 1 de julio, participando en el socorro de la escuadra francesa del contralmirante Linois, por hallarse bloqueada en el apostadero de Algeciras por una británica.

Al regreso, el almirante francés quería llevar a Cádiz el navío británico Hannibal, 74 cañones que había apresado a los enemigos, obligando con ello a llevarlo a remolque navegando todos a inferior velocidad, los franceses iban en vanguardia y los españoles, a retaguardia y los últimos en líneas paralelas eran dos navíos de tres puentes y 118 cañones españoles, los Real Carlos y San Hermenegildo.

Por una treta de los británicos, su navío Superb disparó en la noche del 12 siguiente que por ser muy cerrada le facilitó hacerlo, sobre el navío Real Carlos, quien al verse atacado respondió al fuego, pero los proyectiles le dieron al San Hermenegildo, por ello los dos se cañonearon, hasta producirse los incendios que alumbraron la escena, dándose cuenta del error, pero ambos estaban tan castigados que se fueron al fondo de la mar y con ellos más de dos mil hombres.

Fue ascendido a alférez de fragata el 5 de octubre de 1802; en marzo de 1803 se le ordenó embarcar en el bergantín Descubridor, navegó por aguas del golfo de Méjico en comisión de guardacostas, trasbordando sucesivamente a las corbeta Ardilla, fragata Flora y corbeta Diligente, con ésta realizó dos viajes con situado entre la Habana y San Juan de Puerto Rico, de aquí con rumbo a Cartagena de Indias, donde se le ordenó trasbordar a la goleta Naucia, realizando dos campañas de guardacostas y vigilancia de Guarico, trasbordando a la goleta Mercedes, permaneciendo a su bordo hasta el 23 de abril de 1805, por recibir la orden de trasbordar a la Carmen, navegando en aguas del Darien, regresó a la goleta Mercedes volviendo a cruzar sobre el cabo de Gracias a Dios.

Convoyó buques con pertrechos de boca y guerra con rumbo a Cartagena de Indias, por estar la plaza bloqueada por buques británicos, se le otorgó el mando de la propia goleta el 26 de junio de 1806, participando seguido en la campaña de Portobelo y poco después sobre Panamá, el 11 de noviembre se le ordenó encargarse interinamente de la capitanía del puerto de Cartagena de Indias, permaneciendo en su cargo hasta el 9 de enero de 1807, por serle ordenado regresar a la Habana, para ello embarcó de transporte en la goleta Piedad, fue descubierta por un bergantín británico quien la persiguió, su comandante don José Fernández de las Peñas se aproximo mucho a la costa para evitar ser capturado por los importantes pliegos que transportaba, el 19 de enero de pronto se levantó un duro viento de N. por su efecto fue arrastrada hasta no poder evitar embarrancar, siendo salvados los pliegos, la dotación y algunos pertrechos, al llegar a la Habana se le entregó pasaporte con fecha del 12 de febrero, debiendo hacer el viaje vía los Estados Unidos presentándose en la bahía de Cádiz el 7 de junio siguiente.

De regreso en la península se le destina al Arsenal de Cádiz, cuando se produjo el alzamiento nacional del 2 de mayo de 1808 continuo en su puesto, hasta el 4 siguiente por recibir la orden de embarcar en la fragata Flora, participando en el ataque de los días 9 á 14 de junio contra la escuadra francesa del almirante Rosilly, perteneciendo su buque a la escuadra del general don Juan Ruiz de Apodaca, donde también se encontraban su padre y su tío Juan de Dios, hasta la rendición del enemigo, en este hecho de armas ningún Topete estuvo ausente.

El 1 de septiembre zarpó con la fragata rumbo a Montevideo, comisionado para transportar los pliegos comunicando el comienzo de la guerra contras los napoleónicos, fondeando en la bahía de Cádiz el 16 de mayo de 1809, pasando a entregar los pliegos con noticias de aquellas tierras para la Junta, en agradecimiento se le entregó la Real orden del 23 de febrero próximo pasado con su ascenso al grado de alférez de navío, poco después se le ordeno trasbordar a la goleta Carmen.

Realizó tres tornaviajes a Cartagena de Indias en comisión de correo, zarpando la primera vez en el mes de agosto de 1809, hasta su regreso del tercero el 3 de junio de 1811, al llegar se le entregó la Real orden del 24 de mayo próximo pasado notificándole su ascenso al grado de teniente de fragata.

El 31 de julio seguido zarpó con su goleta con rumbo a la Habana y Veracruz, desembarcando en éste último y con otros jefes y oficiales, de la Armada, realizó la guerra en el virreinato de Méjico, mereciendo por su comportamiento en ella el ascenso al grado de teniente de navío por Real orden del 11 de diciembre de 1812.

Permaneció en el virreinato, donde contrajo matrimonio, con doña Clara Carballo, de acrisolada familia Tlacotalpana, recibiendo la Real orden del 29 de noviembre de 1816 con su ascenso al grado de capitán de fragata graduado, continuó prestando servicios en el seno mejicano, siéndole entrega la Real orden del 21 de octubre de 1819 siendo ascendido en propiedad al grado que poseía.

El 2 de mayo de 1821 quedó incorporado al apostadero de Veracruz, al mando del capitán de fragata don Francisco Murias, encomendándosele el mando al fallecimiento de su titular, eran los tiempos de la insurrección y había que estar en varios sitios casi al mismo tiempo

Encontrándose en esta situación y por el empuje de los insurrectos, se le encomendó la misión de retirar a la guarnición de Veracruz y transportarla al fuerte de San Juan de Ulúa, por su brillante comportamiento en esta acción se le concedió el escudo de Distinción.

Cesó en el mando del apostadero el 8 de marzo de 1823, embarcó en el bergantín Voluntario trasladándose a la Habana, al llegar se le destinó al depósito de la escuadra, encontrándose aquí le fue entregada la Real orden del 26 de septiembre de 1824, con su ascenso al grado de capitán de navío

En éste año se le dio el mando de una división compuesta por la corbeta María Isabel, bergantín Voluntario y goleta Belona, con ella dio escolta a varios transportes con tropas, víveres y pertrechos, con destino al castillo de San Juan de Ulúa, desempeñando tan brillantemente esta comisión estando a la vista del enemigo, regresando a la Habana sin contratiempos.

Al arribar se le nombró comandante general de la parte terrestres del apostadero y segundo jefe de las fuerzas navales, por ello se convirtió en un extraordinario auxiliar del general Laborde, quien al llegar con buques malparados en los combates o huracanes, cuando regresaba de otra misión los primeros estaban listos y preparados para hacerse a la mar, prosiguiendo en sus cruceros y comisiones oportunas.

Por todos estos servicios tan brillantemente desempeñados, se le había otorgado la Cruz de Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y la de La Marina de Diadema Real, de las cuales lógicamente se enteró unos meses después.

Gracias a su entrega y dedicación se pudo efectuar el riguroso y efectivo bloqueo de Cayo Hueso, obligando con ello al comodoro Poters a desarmar sus buques, pues hacerse a la mar le resulto imposible durante más de un año, así como el apresamiento del bergantín mejicano Guerrero, por la fragata Lealtad, uno de los escasos buques componente de la escuadra de don Ángel Laborde en el apostadero de la Habana.

Por Real orden del 6 de diciembre de 1829 se le ascendió al grado de brigadier, siendo una promoción general por contraer matrimonio don Fernando VII con la Princesa de Nápoles doña María Cristina de Borbón, pero sin alteración de su destino y obligaciones que tan satisfactoriamente había demostrado su cumplimiento.

El 4 de septiembre de 1832 se le otorgó el mando de la fragata Restauración, sin dejar el anterior cometido y cuando el general don Ángel Laborde y Navarro se puso enfermo repentinamente el 31 de marzo de 1834, agravándose su enfermedad falleció el 4 de abril seguido, por ello quedó como comandante general interino de las fuerzas navales por Real orden del 23 de mayo siguiente, al recibirla dirigió una carta al Secretario de Estado y del despacho de Marina, en los siguientes términos:

«Comandancia General de marina del apostadero de la Habana. — Excmo. Sr.: Por la Real órden del 23 de mayo anterior que V. E. se ha servido comunicarme, quedo impuesto de haberse dignado S. M: la Reina Gobernadora disponer continúe yo encargado del mando de este apostadero, como lo estaba el difunto General D. Angel Laborde, hasta que resuelva otra cosa. Obligado por tan honrosa distincion, procuraré corresponder á la confianza que S. M. me dispensa, protestándole mis mejores deseos la más veraz garantía de todos mis procedimientos; y como esté persuadido que esta resolucion el influjo de V. E. habrá sido el móvil principal, de aquí la gustosa obligacion con que el deber y el reconocimiento me manda el más respetuoso homenaje de reconocimiento. Esta ocasion, tan grata para mí, me proporciona la de poder asegurar á V. E. para que lo haga á S. M., que la adhesion hácia la causa de su excelsa hija la Reina Nuestra Señora Doña Isabel II, tiene tal asiento en los corazones de todos mis subordinados, que para hacerla respetar no puede tener lugar la aplicacion de la ley, pues que sobre ser de derecho legítimo, la sabiduría de su Gobierno, los beneficios que constantemente derrama sobre esta gran nacion, y todo lo que de su Real munificencia debe esperarse, la hacen justamente ser el ídolo de todos los españoles; mas si, lo que no cabe en los posible aguardar, hubiese motivo para vacilar de que esa adhesion fuese desconocida por alguno guiado siempre por el extravio de la razon, sabré emplear el vigor que se me recomienda y en la forma que los quiere S. M. é importa á su Real servicio, procurando que este no padezca, y dirigiéndome siempre con arreglo á los sentimientos que me animan y me imponen mis deberes; pero V. E. puede estar seguro y vanagloriarse, que todos los indivíduos que tienen destino en este apostadero son y serán constantes defensores de los derechos de la Reina Nuestra Señora, pues que al deber de vasallos reunen el deseo de felicidad de su patria, que tan sábiamente va proporcionando; y yo, por mi parte, procuraré llenar en los demás todo el cometido que me impone mi destino, para no desmentir el concepto que de mí ha formado el Gobierno, y que tanto me honra con su manifestacion, confiado en su indulgencia para aquello que no pueda ser de su agrado por efecto de un error de concepto, y nunca con la persuasion de que lo sea al tiempo de obrar. Dios guarde á V. E. muchos años. Habana 30 de julio de 1834. — Excmo. Sr. — Juan Bautista Topete. — Excmo. Señor Secretario de Estado y del Despacho de Marina.»

Por Real orden del 26 de mayo de 1836 pasó a serlo en propiedad, desempeñando este cargo hasta 1838, por ser ascendido al grado de jefe de escuadra por Real orden del 21 de noviembre, siéndole concedida por tener cumplidos los requisitos la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Este mando produjo los consabidos celos, por creerse postergado un jefe con más antigüedad; pero no había desdén alguno, solo el Secretario de Marina hizo caso al general don Ángel Laborde, quien en su lecho de muerte había recomendando su nombramiento.

Prestó como segundo del capitán general Tacón una eficaz aportación y soporte al general Lorenzo, quien en esos momentos se dedicaba de lleno, en los interminables combates contra los disidentes en la isla de Cuba.

Por Real orden del 25 de enero de 1839 se le nombró miembro de la comisión regia, constituida por Real orden para la información de la Reina, pues ésta quería saber del gobierno y administración y con todo lo referente a la situación en las islas de Cuba y Puerto Rico, cumplió la orden en la isla de Cuba, al finalizar pasó de transporte en la corbeta Liberal a Puerto Rico, al dar por concluida la comisión a principios de 1840, embarcó y fondeó en la bahía de Cádiz presentándose en el Departamento en el mes de mayo siguiente.

Por Real orden del 1 de junio fue nombrado Comandante General del Departamento de Cádiz, tomando posesión de su cargo el 22 siguiente, permaneciendo hasta el 18 de agosto seguido, por haber sido nombrado vocal de la Junta Superior de Gobierno y Administración Económica de la Armada, desempeñando este cargo hasta recibir la Real orden del 23 de noviembre continuo por ser nombrado Ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina y Consejero Real.

Redactó un reglamento para el Colegio Naval Militar por encargo del Gobierno, siendo el primero de ellos que entró en vigor, permaneciendo muchos años sobre las mesas de los guardiamarinas.

Fue elegido en 1845 diputado a Cortes por la jurisdicción de Morón, patria de sus antepasados por línea paterna, provincia de Sevilla, por el partido Moderado, sin pérdida de su anterior alto cargo.

En el mes de febrero de 1846 fue disuelto el Gobierno presidido por el general Narváez, la Reina designo al nuevo presidente del Gobierno, marqués de Miraflores, éste lo eligió como ministro de Marina, él lo aceptó con marcada repugnancia y sólo por obediencia a la Reina el 12 de febrero de 1846, permaneciendo hasta el 16 de marzo siguiente, solo treinta y cuatro días, pues los vaivenes de la política en aquellos momentos, provocaba que los Gobiernos fueran efímeros, siendo sustituido por un nuevo Gobierno encabezado por el general Narváez.

Como éste ministerio fue de muy corta duración, a su salida fue repuesto en su plaza de Ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, siéndole concedida la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica.

Agravada de modo notable la enfermedad que padecía tras el conocimiento de la muerte del único hijo no marino, ahogado en el naufragio del buque que lo transportaba desde la Habana a Veracruz.

Falleció en la ciudad de Madrid en la tarde del 23 de diciembre de 1847, en su domicilio sito en la calle del Arenal, cuando contaba con sesenta y tres años de edad, de ellos cuarenta y ocho de inestimables servicios a España.

Dejando tras de sí una limpia ejecutoria, una brillante hoja de servicios y el fruto logrado por sus tres hijos marinos: Francisco, Juan Bautista y José, pero Juan Bautista sería el más destacado de los tres al levantarse junto a don Juan Prim, convirtiéndose en el ‹El almirante de la revolución del 68›, quienes llegaron al almirantazgo tras dilatados servicios a la Armada y a España.

También sus hijas Salomé y Carmen, se casaron con marinos, la primera con don Manuel Baldasano y la segunda con don Francisco Núñez, por ello el entronque del apellido con la Armada, se ha ido afianzando en posteriores y sucesivos vínculos.

Bibliografía:

Aragón Fontela, Miguel.: La Rendición de la Escuadra Francesa de Rosilly (14 de junio de 1808) Cuaderno Monográfico del Instituto de Historia y Cultura naval, N.º 55. Madrid, 2007. Págs. 67 a 90.

Barbudo Duarte, Enrique.: Apresamiento de la escuadra francesa del almirante Rosilly en la bahía de Cádiz, el 14 de junio de 1808.

Cervera Pery, José. Juan Bautista Topete: Un Almirante para una Revolución. Ministerio de Defensa. Madrid. 1995.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. 1928. tomo 62, páginas 810 y 811.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández Duro, Cesáreo.: Naufragios de la Armada Española. Establecimiento tipográfico de Estrada, Díaz y López. Madrid, 1867.

González de Canales, Fernando. Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Todoavante ©

Herramientas personales
Espacios de nombres
Variantes
Acciones
Navegación
Hª NAVAL de ESPAÑA
Estado Mayor
Ordenes Militares
Flotas
Buques General
De 1248 a 1514
De 1515 a 1700
De 1701 a 1833
De 1834 a 1957
Herramientas