Diaz de Morales y Souza, Basco Biografia
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Biografía de don Basco Díaz de Morales y Souza
Teniente general de la Real Armada Española.
Caballero de Justicia de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta.
Orígenes
Vino al mundo en la ciudad de Córdoba en el año 1738, siendo sus padres, don Juan Díaz de Morales Fernández de Córdoba y doña María Souza y Ruíz de León.
Siendo enviado a la isla de Malta donde cursó sus estudios y cruzado caballero de la Orden en el año 1749, con tan solo once de edad.
Hoja de Servicios
Por su inclinación a la mar, su padre solicitó la eximente de edad y el acceso a la Compañía, siéndole todo concedido, al recibir la Carta-orden de ingreso sentó plaza de guardiamarina el día 24 de marzo del año 1751, en la Compañía del Departamento de Cádiz. Contando en ese momento con doce años de edad. Expediente: N.º 542.
Al pasar los exámenes teóricos se le ordenó incorporarse al Departamento de Cartagena, abordando diferentes buques todos ellos dedicados al corso contra las regencias norteafricanas, navegando y combatiendo en el mar Mediterráneo.
Hasta que pasó el examen final y se le entregaron los galones de alférez de fragata el día 24 de julio del año 1754, siendo destinado como subteniente de la 6ª compañía del 5ª batallón de la Infantería de Marina, pasando para ello de nuevo al Departamento de Cádiz, donde embarcó en la Flota del mando del jefe de escuadra don Joaquín María de Villena, en el navío San Fernando, que era el insignia, viendo su general sus mejores dotes, lo nombró su Ayudante de Órdenes, zarpando la Flota un tiempo después con rumbo a Tierra Firme, realizando la consabida derrota, de La Guaira, Cartagena de Indias y Portobelo, donde se desembarcaba el azogue y se embarcaba el situado, regresando al finalizar a la bahía de Cádiz.
Al regresar se le ordenó trasbordar a un navío de la escuadra del mando del teniente general don Andrés Reggio, en la que fue trasbordando de un buque a otro en diferentes comisiones, al arribar de uno de ellos se le entregó la Real orden con fecha del día 3 de marzo del año 1758, por la que se le notificaba su ascenso al grado de alférez de navío, con nuevo trasbordo a la fragata Venus, encuadrada en la escuadra del mismo general.
El día 10 de agosto del año 1759 falleció el Rey don Fernando VI, la Reina madre Regente del Reino, ordenó que una escuadra fuera a Nápoles para traer al nuevo Rey don Carlos III a España, se formó una expedición al mando del general don Juan José Navarro de Viana marqués de la Victoria, con una escuadra de diecisiete navíos, cuatro fragatas, seis jabeques, dos tartanas y ocho barcas.
Recibiendo la orden don Andrés Reggio de incorporarse a la escuadra del general don Juan José Navarro, que enarbolaba su insignia en el navío Fénix, de 80 cañones, zarparon de Cádiz el día 29 de agosto navegando con rumbo a Cartagena, donde al llegar se le comunicó al marqués de la Victoria que ya habían zarpado las unidades de ese Departamento, así como las que se encontraban en el puerto de Barcelona, por lo que viró con rumbo a Nápoles, arribando a este puerto el día 27 de septiembre, pero ya anochecido esperaron al siguiente para entrar y fondear, comenzando el trabajo de embarcar en las ocho barcas, todo los baúles de la familia Real.
Fueron agasajados todos los oficiales por don Carlos, con varios convites, música y juegos, subiendo a bordo del Fénix S.M. zarpando la escuadra el día 7 de octubre, siendo domingo y un día esplendido de sol y mar en calma, a pesar de esto toda la Corte se mareó, menos el Rey, arribando al puerto de Barcelona el día 16 siguiente, pero de nuevo el S.M. muy contento por la travesía, recibido por las autoridades de la Ciudad Condal con gran esplendor, ordenó que permaneciera la escuadra fondeada y que sus oficiales disfrutaran de los acontecimientos, de forma que no pudo regresar a Cartagena hasta el día 2 de noviembre siguiente.
Al arribar posteriormente a la bahía de Cádiz, se le destinó al Departamento de Ferrol, realizando el desplazamiento de transporte en el navío Guerrero, al desembarcar fue nombrado ayudante del general Orozco, que era el jefe de los batallones de Infantería de Marina.
Permaneció en el destino hasta recibir una orden superior, para embarcarse en el navío Príncipe, para ello se tuvo que desplazar al puerto de Santander, por haberse construido del buque en el astillero de Guarnizo, pasando a realizar las pruebas de mar de pasó que navegaban con rumbo a Ferrol, de donde volvió a hacerse a la mar para cumplir la misión de guardacostas en aguas del Cantábrico.
En una de sus arribadas para reponer víveres y agua, fue nombrado por el general conde de Vega Florida a la sazón capitán general del Departamento, como su Ayudante, destino en el que permaneció hasta la declaración de guerra con el Reino Unido.
Éste le dio el mando de una barca catalana (así se conoce a un cierto tipo de buque), armada para la guerra y con ella realizó varias comisiones, en una de ellas iba dando escolta a un convoy cargado con tropas y pertrechos de guerra desde Santander a Coruña, siendo atacado en el transcurso del viaje por un corsario británico, al que se enfrentó a pesar de estar mucho mejor armado, nada influyó en su ánimo y tan duramente se le respondía al cañón que, optó por darse a la fuga, su decidida acción salvó el convoy arribando a Ferrol sin mayores consecuencias.
Cumplida la comisión a plena satisfacción del capitán general, le ordenó embarcar en el navío Gallardo, con el que permaneció cruzando las aguas del Cantábrico, en evitación de los insistentes intentos de impedir el libre tráfico marítimo de aquel mar, al arribar de uno de ellos, se le ordenó trasbordar al navío San Isidro, haciéndose a la mar en la misma comisión, hasta la firma de la Paz con el Reino Unido. De donde se le ordenó pasar al Departamento de Cádiz, permaneciendo en éste poco tiempo, para de nuevo recibir la orden de pasar al de Cartagena
Se encontraba en este último Departamento cuando le fue entregada, la Real orden del día 15 de enero del año 1766, por la que era ascendido al grado de teniente de fragata. A los pocos días el capitán general del mismo, el teniente general don Carlos Reggio, le nombró su Mayor General en la escuadra, que debía de arrumbar a la regencia de Argel y transportar a España a los cautivos cristianos.
Arribó la escuadra y desembarco, se presentó al embajador de Marruecos, que a su vez lo había sido de España, Sidi-Amet-el-Lazel, quien en unión de los padres Redentores, permanecieron seis largos meses de conversaciones con el Dey y sus ministros, hasta alcanzar un acuerdo económico, que se efectuó lo más rápidamente posible, embarcando los rescatados en los buques, cuando ya estaban preparados para zarpar de pronto se levantó un duro temporal, que dada la estrechez de la zona en la que estaba fondeada la escuadra, su comandante en jefe dió la orden de picar los cables y largar velas, pues vista la virulencia del viento era preferible hacerle frente en la mar que en aquel rincón rodeados de tierra, por el gran peligro de que pudieran faltar o garrear las anclas e ir los bajeles a encallar, por esta razón a Morales no le dio tiempo de embarcar quedándose con el Embajador, hasta que pasado el temporal se le transportó a Cartagena.
De todo fue informado S. M. y el gobierno, quedando tan satisfechos de lo realizado por don Basco, que mereció la aprobación de todos sus actos y conducta, por lo que el Rey firmó la Real orden del día 3 de septiembre del año 1767, con su ascenso por méritos al grado de teniente de navío.
Poco tiempo después se le concedió licencia para llegar a la isla de Malta, donde permaneció un tiempo corriendo caravanas, para posteriormente ingresar en la orden de San Juan de Jerusalén, de aquella isla.
A su regreso se le destinó al Departamento de Cartagena, donde recibió la Real orden del día 21 de abril del año 1774, con el ascenso al grado de capitán de fragata, otorgándosele un tiempo después el mando de la Santa Teresa, con la que realizó un socorro a la ciudad de Melilla, por estar siendo atacada por los moros, al concluir su comisión regresó a Cartagena a embarcar nuevos pertrechos y víveres, pero a su vez quedó incorporado a la división al mando del brigadier don Francisco Hidalgo de Cisneros, arribaron a la ciudad sitiada y desembarcaron todo lo que llevaba, pero en previsión de más ataques, don Francisco, le ordenó para con su buque y en conserva del jabeque San Luis, partieran en protección de las islas Chafarinas, comisión que fue cumplida regresando a Cartagena posteriormente.
Su buque fue incorporado a la expedición contra Argel, en la escuadra al mando del general Castejón, realizando el bombardeo de la plaza y prestando su apoyo al desembarco, pasando posteriormente a ser comisionado para transportar a los heridos a la Ciudad Condal, al concluir regresó a Cartagena, donde recibió la orden de arribar a Cádiz.
Posteriormente fue incorporado a la escuadra del marqués de Casa Tilly, en la que iba como apoyo del convoy que transportaba a las tropas del general Cevallos, en el ataque que se realizó a las colonias españolas invadidas por los portugueses, en la travesía apresó a una fragata enemiga, por lo que obtuvo una precisa y valiosa información del enemigo.
Lo que facilitó la conquista de la isla de Santa Catalina, al terminar la escuadra puso rumbo a Montevideo, al arribar y tranquilizar la zona, por orden de su general con la fragata de su mando zarpó con rumbo a la isla de Santa Catalina para llevar los pliegos de la paz conseguida, y al mismo tiempo se le nombró su comandante, relevando en el puesto al brigadier don Juan de Lángara, permaneciendo en su cargo hasta devolver la isla a los portugueses como acuerdo de la Paz, regresando a la bahía Cádiz con su buque.
Se le entregó al Real orden del día 11 de septiembre del año 1777, con su ascenso al grado de capitán de navío, poco tiempo después se le otorgó el mando del Serio, con el que realizó la campaña de Brest, a las órdenes del teniente general don Luís de Córdova, al terminar la campaña se le ordenó transbordar al navío San Justo, e incorporarse a la escuadra del teniente general don Miguel Gastón con la que arribó a la bahía de Cádiz.
Al regresar don Luís de Córdova, de nuevo quedó incorporado a su escuadra, por ello participó en el gran bloqueo de Gibraltar, acudiendo el día 13 de septiembre del año 1782, en apoyo a las baterías flotantes, de triste recuerdo y a continuación el día 20 de octubre siguiente participó en el combate de cabo Espartel, contra la escuadra del almirante británico lord Howe.
Encontrándose en el Departamento de Cádiz, le fue entregada la Real orden del día 21 de diciembre del año de 1782, con su ascenso al grado de brigadier, al firmase la Paz con el Reino Unido se le otorgó el mando de dos navíos, para cruzar con ellos sobre las aguas de los presidios españoles en el norte de África.
Regresó a Cádiz, recibiendo la orden de pasar a Cartagena, donde se estaba formando la expedición al mando del general don Antonio Barceló, quedando incorporado a ella zarpando el día 1 de julio del año 1783, arribando después de una penosa navegación a fondear ante la ciudad de Argel el día 26 siguiente, comenzando el bombardeo el día 1 de agosto, añadiéndose uno el día 4, dos el 6, dos el 7 y dos más el día 8, lanzándose un total de 3.752 granadas y 3.833 balas contra la ciudad y sus defensas en los nueve bombardeos, lo que ocasiono gran pérdida de vidas y bienes.
A su regreso se le entregó la Orden de acercarse a la Corte, para lo que se le dio licencia, permaneciendo unos años en ella, al terminar su estancia en ella se le destinó al Departamento de Cádiz, donde al presentarse se le dieron sucesivos mandos de navíos, sobre todo para realizar los cruceros entre los cabos de Santa María y San Vicente, así como en varias ocasiones hacerse llegar a las islas Terceras.
Se encontraba en su Departamento cuando le fue entregada la Real orden del día 14 de enero del año 1789, con su ascenso al grado de jefe de escuadra, con la orden de incorporarse a la escuadra de Evoluciones, con base en el puerto de Cartagena y al mando del teniente general don Francisco de Borja y como Segundo de la escuadra, enarbolando su insignia en el navío San Pablo, con el que realizó varias salidas a la mar.
Pasados unos meses se le dio de nuevo la orden de pasar al Departamento de Cádiz, siendo incorporado a la escuadra al mando del marqués del Socorro, con la que navegó hasta el cabo de Finisterre, cumpliendo la comisión de cubrir la llamada campaña del mismo cabo, para evitar el gran armamento que estaba realizando el Reino Unido, por las diferencias sobre territorios en Nutka, así previsoramente ya estaban alertados de la presencia española, llegando a un acuerdo que evitó la guerra de nuevo, por lo que la escuadra regresó a Cádiz y Díaz prosiguió hasta Cartagena.
Al ser declarada la guerra entre la república francesa y España, la escuadra de evoluciones al mando del teniente general don Francisco de Borja, recibió la orden de zarpar siendo a principios del año 1793 cuando se efectuó, comenzando una larga campaña, mantuvo un enfrentamiento con dos fragatas enemigas, posteriormente en el golfo de Parma en la isla de Cerdeña asistió al apresamiento de la fragata Hélene y ver ardiendo por orden de su capitán a la Rinchmon, para evitar que cayera en manos de los españoles, prosiguió la campaña con la conquista de las islas de San Pedro y de San Antíoco, y seguido pasó a apoyar con el fuego de los buques, el avance de los ejércitos napolitano y piamontés por las riberas del Var.
Continuó la campaña, al tomar el puerto de Tolón y protección de la costa provenzal, estando en esta última se declaró una epidemia a bordo de los buques, por el mal estado de los alimentos embarcados, lo que les obligó a regresar a Cartagena, donde al fondear fueron desembarcados más de tres mil enfermos.
Se le otorgó el mando de cuatro navíos y dos fragatas del mismo Departamento, haciéndose a la mar desde Cartagena, para arribar a la Ciudad Condal donde dejó a salvo un convoy con tropas y pertrechos de boca y guerra, incorporándose a la escuadra del mando del teniente general don Juan de Lángara, que se suponía se encontraba cruzando sobre el cabo de Rosas, pero por haber caído en poder de los revolucionarios franceses se le indicó que se había retirado al puerto Mahón, a donde aproó y se reunió con ella, así reforzada zarpó la escuadra con rumbo a las costas del noroeste, donde permaneció hasta finalizar la guerra, regresando a su puerto de salida.
Encontrándose en el Arsenal, se le entregó la Real orden del día 5 de septiembre del año 1795, con su ascenso al grado teniente general, arriando su insignia anterior y quedando sin mando de buques.
Se le ordenó desplazarse al Departamento de Cádiz, donde se le encomendaron comisiones de su alto grado, permaneciendo en la ciudad departamental.
Falleciendo en Cádiz en el año 1813. No sabemos la fecha exacta, pero sí que se le dio sepultura en el cementerio a extramuros de la misma ciudad el día 26 de junio.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
Terrón Ponce. José L.: El Gran Ataque a Gibraltar de 1782 (Análisis militar, político y diplomático). Ministerio de Defensa. Madrid, 2000. Premio Ejército 1999.
Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.
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