Topete y Fuentes, Ramon Biografia

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Biografía de don Ramón Topete y Fuentes


Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Orígenes

Vino al mundo en la población de Morón de la Frontera, provincia de Sevilla, en el año 1743, fueron sus padres, don García José Topete y Topete, Alcalde noble de la ciudad y doña María de Fuentes y Verart.

Hoja de Servicios

El día 20 de marzo del año 1759, sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz. Expediente N.º 843.

Al terminar sus estudios básicos de aprendizaje y aprobar las clases teóricas, se le ordenó embarcar, realizándolo sucesivamente en los navíos, Princesa, África, España, Septentrion, Velasco y Guerrero, con los que realizó transportes de tropas a las islas Canarias y las Baleares, cruceros por el Mediterráneo y la consabida, de mantenerse cruzando entre los cabos de Santa María y San Vicente, en protección del tráfico mercante y de caudales, de los buques procedentes de ultramar.

Por Real orden del día 15 de febrero del año 1767 se le ascendió al grado de alférez de fragata, siéndole ordenado su embarque en el navío San Fernando, el cual formando división con los San Genaro y Campeón, zarparon para realizar un crucero por el mar Cantábrico, en él por sus buenas maneras y perfecto orden se le entregó la Real orden del día 17 de septiembre del año 1767, con su ascenso al grado de alférez de navío tan sólo siete meses después de su primer ascenso.

Realizó un cambio de destino, siéndole ordenado al entregarle el pasaporte para embarcar de transporte en el navío San Isidro, desembarcando en el Departamento de Cartagena, donde al llegar se le ordenó embarcar en el jabeque Ibicenco, destinado a combatir el corso en protección del tráfico marítimo español, pues solían ser atacados por los berberiscos en sus travesías depredadoras; en un encuentro que tuvo lugar el día 20 de julio del año 1769, se enfrentó su buque contra dos goletas argelinas, a las que apreso, capturando a noventa y un moros, dejando en libertad a dieciocho españoles cautivos para ser vendidos o cobrar rescate.

En día 30 de octubre del año de 1769 se batió junto al Vigilante contra otro jabeque argelino llamado Sahin de 32 cañones, era muy superior en potencia de fuego a los dos español, tras tres horas de duro combate se le venció y apresó siendo marinado a Cartagena.

Conocido por el jefe de estas fuerzas dedicadas a contrarrestar la piratería de los moros, el general don Antonio Barceló, lo propuso para otorgarle el mando de la goleta San Francisco, la cual se le concedió con fecha del día 19 de mayo del año 1770, con ella continuó en la comisión de combatir el corso, pero estando en la mar se le declararon una fiebres viéndose obligado a abandonar momentáneamente, dando la orden de poner rumbo a Cádiz donde desembarcó por enfermo.

Por su gran labor en la lucha contra las regencias norteafricanas y el buen cumplimiento de las órdenes, por recomendación de su general se le entregó la Real orden del día 13 de enero del año 1771, con su ascenso al grado de teniente de fragata, continuando al recuperarse con las navegaciones por el mar Mediterráneo, pasando como oficial subordinado sucesivamente a los navíos Princesa y Monarca, visitando nuestras posesiones norteafricanas, los puertos de Nápoles y Génova y Francia, regresando a su Departamento de Cartagena el día 1 de septiembre siguiente quedando desembarcado.

Por orden superior se le ordenó embarcar en el navío América, realizando un viaje redondo por todo el seno mejicano, tocando en los puertos de Cartagena de Indias, la Guaira, Puerto Cabello, Veracruz y la Habana, desde donde zarpó con rumbo a la bahía de Cádiz, fondeando en ella el día 31 de marzo del año 1774.

El día 25 de abril siguiente se le otorgó el mando de la goleta Atocha, siendo incorporada a la expedición del marqués de Casa Tilly, participando en los combates contra las colonias portuguesas en tierras limítrofes de Brasil, pero instaladas en tierras de España, para su reconquista se transportaba al ejército del general Cevallos, el cual llevo a cabo la conquista de la isla de Santa Catalina y otras operaciones militares con el apoyo de la Armada, al concluir la paz y concretar sus límites regresó la expedición a la bahía de Cádiz.

Su orden de desembarco se le dio el día 16 de diciembre del año 1776, pero al llegar a tierra se le entregó la Real orden del día 16 de marzo próximo pasado, con su ascenso al grado de teniente de navío, no se quedó aquí las gracias de S. M. pues al terminar de leerla, se le entregó otra Real orden fechada el día 6 de junio anterior, con su ascenso al grado de capitán de fragata, todo gracias a los excelentes informes de sus superiores por las acciones que particularmente tuvo con su corbeta y posteriormente al mando del bergantín San Antonio, con éste en los combates del río grande de San Pedro contra los buques portugueses y posteriormente por la destrucción al cañón de las baterías de costa enemigas, facilitando mucho el desembarco de las tropas.

Recibió la Real orden de serle otorgado el mando de la fragata Soledad, pero él se encontraba en Cartagena, se le concedió pasaporte para abordar de transporte la urca Presentación, zarpando el día 9 de mayo del año 1777, porque su fragata se encontraba en el Departamento de Ferrol, donde desembarcó y alistó su buque, el cual iba en situación de armada en transporte, con poca dotación y casi sin artillería, con la comisión de transportar pliegos al marqués de Casa Tilly, quien se encontraba en el Mar del Plata.

Desde aquí y por orden del marqués en el año 1778, participó en la expedición con destino a la toma de Fernando Póo y Annobón, donde estuvo por espacio de catorce meses siempre en apoyo de las tropas, al mismo tiempo se le destinó para transportar tropas desde el puerto de Montevideo a las mencionadas islas en varias ocasiones, estando la fuerza de desembarco al mando del conde de Argelejos.

De regreso a la península de esta misión, fue atacado por dos fragatas de guerra británicas, por ello no pudo oponer mucha resistencia, fue batido y apresado, siendo desembarcado con su escasa tripulación en la isla de San Miguel una de las islas de las Azores, desde donde en buques portugueses pudieron restituirse a la península. Pasó el Consejo de Guerra, por la obligación de ello, pero no se encontró ningún defecto en su proceder por la más que manifiesta inferioridad, pues de no rendirse, solo hubiera ocasionado muertes innecesarias.

El día 24 de mayo del año 1781, se le destinó al Departamento de Cádiz, donde se le nombró Segundo comandante del navío Rayo, perteneciente a la escuadra del general don Luis de Córdova, se mantuvo en su destino hasta el día 1 de noviembre del año 1781.

En este mismo día su general le confió el mando de la fragata Santa Lucia, participando en el bloqueo del peñón de Gibraltar; el día 7 de mayo del año 1782 se encontraba con su fragata en el apostadero de Algeciras, zarpando con la fragata Santa Clara y la corbeta Arlequina, por saberse de la salida de Gibraltar de dos fragatas de guerra, cuatro corsarias y otras mercantes. También zarparon del mismo apostadero los jabeques San Antonio y San Sebastián para patrullar cerca de Tánger, mientras se hicieron a la mar el Murciano y San Luis pasando a patrullar con las fragatas cerca de Gibraltar. La corbeta Arlequina se vió obligada a regresar de arribada a Algeciras a las 1600 horas al no poder aguantar la mucha mar y viento. Dos faluchos apostados en las inmediaciones informaron con señales de la salida de los británicos al anochecer, formando los buques españoles una línea de bloqueo entre punta Carnero y Sierra Bullones.

A las 2200 horas emprendieron la caza de cuatro de las embarcaciones enemigas. La fragata Santa Clara capturó a las 2300 a la fragata corsaria Valiant. La fragata Santa Luisa y los jabeques capturaron a las fragatas mercantes Royal Breton y Thompson, de 300 toneladas cada una. El resto de buques enemigos escapó por la oscuridad y mucho Levante.

El día 13 de septiembre del año 1782 se llevó a cabo el infructuoso ataque de las baterías flotantes, contra el peñón de Gibraltar, estaba embarcado de segundo comandante en el batería de dos puentes Paula Primera, al mando de don Cayetano Lángara; Topete se mantuvo a bordo de la incendiada batería, hasta instantes antes de que volara por efecto de la explosión de su santa bárbara.

El día 1 de diciembre siguiente, se le otorgó el mando de la fragata Nuestra Señora del Carmen, perteneciente a las fuerzas navales del general don Antonio Barceló, participando a sus órdenes en las continuas comisiones de combatir el corso.

Al regreso de uno de los cruceros a su departamento de Cartagena, se le entregó la Real orden del día 21 de diciembre del año de 1782 comunicándole su ascenso al grado de capitán de navío, al año siguiente formó parte de las fuerzas al mando del mismo general, para llevar a cabo el primer bombardeo de la ciudad de Argel, a su regreso permaneciendo en las mismas comisiones de corso; en el año 1784 se le dió la orden de quedar asignado al Departamento de Ferrol.

El día 1 de mayo del año 1790, se le ordenó embarcar de Segundo comandante en el navío de tres baterías Salvador del Mundo, siendo el buque insignia del general marqués del Socorro, zarpando a realizar la campaña del cabo de Finisterre, en prevención de los ataques de la escuadra británica por la propiedad de Nutka, permaneciendo en la mar hasta llegar la noticia de haberse firmado la paz, en cuyo momento se le dio el mando del mismo navío, para trasladarlo a Ferrol por pasar a desarme.

En el año 1793, se declaró la guerra a la República Francesa, siéndole otorgado el mando del navío Magnánimo, perteneciente a la escuadra del mando del general don Francisco de Borja, compuesta por veinticuatro navíos y nueve fragatas, zarpando el día 26 de febrero del año 1793, con rumbo al golfo de Parma en la isla de Cerdeña, la derrota las fragatas Perla y Santa Casilda, divisaron una vela a la que dieron caza siendo apresada la fragata de la República francesa Hèléne, del porte de 34 cañones, pasando a incorporarse a la escuadra española con el nombre de Sirena.

Arribaron al golfo de noche, su entrada no era fácil, pero la pericia de los mandos suplió la falta de luz y señales, fondeando para desembarcar a las tropas, que se unieron a las de los corsos que aún resistían, revisaron la isla de San Antíoco y los enemigos ya no estaban, regresando a embarcar las tropas, para saltar a la de San Pedro, donde encontraron alguna resistencia y a la fragata Richmond, atracada a un muelle, a la que le ofrecieron rendición, pero su capitán decidió darle fuego.

Conquistada la isla, esperaron al día siguiente a que llegaran sus propietarios a quienes se les entregó, arriando la bandera de España, zarparon de nuevo con rumbo a Barcelona donde arribo el día 4 de junio desembarcando a los prisioneros y repuso víveres, más pertrechos de guerra zarpando el día 7 siguiente rumbo a Génova y posteriormente a Córcega, de acuerdo con los ejércitos napolitano y piamontés, fueron apoyándoles con su fuegos en su avance por las riberas del Var, prosiguiendo hasta Niza y Villafranca, pero encontrándose aquí se produjo una epidemia por el mal estado de los alimentos embarcados, obligando al general don Francisco de Borja, a poner rumbo a Cartagena donde arribó entre los días 8 y 9 de agosto, donde fueron desembarcados más de tres mil hombres de las dotaciones.

Una vez repuestas las dotaciones pasó de nuevo la escuadra al océano Atlántico, recalando en las islas Sisargas, avanzando con su navío el Magnánimo en vanguardia de la escuadra una densa niebla le impidió evitar unos bajos en los que varó y perdió su buque; pero su decidida actuación fue comenzar a disparar salvas avisando con ello a los buques que seguían sus aguas, evitando con ello que la catástrofe fuera de mayores consecuencias, aún así se realizó una acción de salvamento, con ello se logró sacar toda la artillería y los pertrechos de su buque disminuyendo así las pérdidas totales.

Cuando llegó a Ferrol, él mismo solicitó ser juzgado en Consejo de Guerra, pero como era de suponer salió absuelto de todos sus cargos y repuesto con todos los honores en sus responsabilidades y grado.

El día 1 de julio del año 1798 se le otorgó el mando del Arsenal de Ferrol, permaneciendo en su destino hasta el día 15 de febrero del año de 1800, por haber recibido la Real orden, comunicándole serle otorgado el mando del navío San Agustín, perteneciente a la escuadra del general don Juan Joaquín Moreno.

En la mañana del día 25 de agosto fue señalado el enemigo por el vigía de Monte Ventoso, la flota británica estaba compuesta por cinco navíos, uno de ellos de tres puentes más cinco fragatas, siendo los London, de 112, cañones; Fame, Impetuous, Bizarre y Captain, de 74, al mando en Jefe del contralmirante Warren y al mando del capitán de navío Pellew, el convoy de ochenta y siete velas, yendo entre ellos varios navíos de la India, los cuales fueron confundidos a larga distancia por Moreno como navíos de guerra, por ello al principio dio una fuerza de 10 unidades, transportando un ejército de doce mil hombres al mando del teniente general Pullney.

Desembarcaron en la playa de Domiños con la intención de doblar la línea española, visto esto personalmente por el general en jefe don Juan Joaquín Moreno, dió la orden de desembarcar la marinería y las tropas de sus buques, dándole el mando a Topete, siendo los primeros en llegar al combate con los enemigos, en las alturas de la Graña y de Brión, sostuvo tenaces y reñidos combates con los enemigos, esta tenaz resistencia les hizo ver lo difícil de su avance e intentar envolver para terminar su intención de pegar fuego a la escuadra allí fondeada, acudiendo poco tiempo después las tropas del ejército al mando del conde de Donadío, jefe de los campos volantes, al unirse los británicos pensaron se enfrentaban a un ejército completo, (cuando la realidad era que había un español por cada cuatro británicos), ellos contaban con noventa y cuatro velas y diez mil hombres de desembarco, los españoles, reuniendo todas las tropas disponibles, no llegaban a superar los dos mil quinientos, pero fue tan feroz la resistencia que los enemigos decidieron dar media vuelta y avanzar, en dirección a sus buques en los que reembarcaron dejando para mejor ocasión su arrogancia, abandonando toda la artillería en la playa, desembarcaron el 25 y el 27 de madrugada abandonaron las aguas de Ferrol.

A Topete y a los que con él acudieron a la lucha se les concedió el « Escudo de Distinción », para usarlo en la manga izquierda de su casaca.

Pasó con la escuadra al mando del mismo general a Cádiz, cuando la escuadra francesa del almirante Linois se encontraba bloqueada por una británica más numerosa, se hicieron a la vela desde este puerto, para acudir en ayuda de la aliada lograron desbloquear con su presencia.

Al regreso, el almirante francés quería llevar a Cádiz al navío Hannibal capturado a los británicos del porte de 74 cañones, lo que impidió, al llevarlo a remolque de la fragata francesa L’Indienne, que la escuadra fuera a su marcha normal.

Por esta razón fue zarpando la escuadra combinada y casi al mismo tiempo la británica de Gibraltar, con solo cinco navíos contra nueve. Al entrar en el Estrecho trasbordó el general Moreno a la fragata Sabina del mando de don Miguel María Gastón siguiendo las instrucciones de don José de Mazarredo y poco tiempo después la abordó el contralmirante francés Linois, navegando en esos momentos con las gavias tomadas rizos para no adelantarse en demasía al buque a remolque.

La formación se había variado, quedando por su mal estado los navíos de la división francesa los tres en vanguardia, Desaix, de 74, Indomptable, de 80 cañones, y el Formidable, de 80, en una segunda línea por la popa del Formidable pero abierto a estribor un cable el bergantín Vautour, de 14; en una tercera línea la Sabina a popa del Indomptable en el centro de la formación y a estribor a proa del San Agustín la fragata francesa Muirón y en cuarta línea, los españoles, San Fernando, el francés Sant-Antoine, al mando de Mr. Le Roy, Real Carlos, al mando de capitán de navío don J. Ezquerra, San Hermenegildo al mando del capitán de navío don J. Emparan, Argonauta y San Agustín. El Sant-Antoine era el recién entregado San Antonio español a Francia, navegando con rumbo al O.

La noche del día 12 de julio de año 1801 era cerrada, casi nula su visibilidad, siendo aprovechada esta circunstancia por el navío Superb al que le acompañó la suerte en forma de una racha de viento de Levante, consiguiendo acercarse todo lo posible al Real Carlos, sobre el que descargó casi simultáneamente toda su artillería por la aleta de popa estribor del navío español, pero algunos de los proyectiles fueron a impactar por la cercanía en la que se encontraba en el San Hermenegildo, el cual al recibirlos pensó que algún enemigo estaba a su altura aprovechando la oscuridad casi completa, viéndose atacado ordenó abrir fuego, pero fue a dar de lleno en el Real Carlos, éste a su vez al ser atacado pensó lo mismo que su compañero, por ello los dos arribaron sobre el contrario, llegándose a lanzar granadas de mano y frascos de fuego, provocando un gran incendio en el Real Carlos, el cual alumbró la escena y nadie se lo creía, pues era dos tres baterías españoles combatiendo entre sí hasta aniquilarse mutuamente, pues el fuego en el San Hermenegildo era incontrolable.

Al firmase la paz al año siguiente 1802, se le encargó pasar con su navío en conserva con el San Fernando, a Ferrol por desarme de ambos buques.

Por una promoción del día 5 de octubre del año 1802, recibió la Real orden de esta fecha con su ascenso al grado de brigadier, pero no le regalaban nada, pues había permanecido veinte años en el grado de capitán de navío.

Por Real orden del día 15 de abril del año 1803, se le ordena un nuevo cambio de destino de Arsenal, pasando del anterior de Ferrol al de Cádiz, para pasar a tomar el mando del Arsenal de la Carraca por Real orden del día 19 de noviembre siguiente, donde las circunstancias lo pusieron a prueba, quizás la más dura de todos aquellos años, puesto que durante su mando tuvo lugar el combate de Trafalgar, donde faltaba de todo y hubo que improvisar para poder alistar lo mejor posible la escuadra, viniendo después el laborioso trabajo de intentar recuperar los buques que regresaron del combate, todos, en muy malas condiciones.

Por Real orden del día 19 de febrero del año 1806, deja su anterior destino y se le otorga el mando del navío Argonauta, siendo uno francés, intercambiado por el español Vencedor, participó con su buque en el combate y rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly, entre los días 9 y 14 de junio del año 1808, siendo la primera derrota de los napoleónicos en la península.

Por Real orden del día 23 de febrero del año 1809 fue ascendido al grado de jefe de escuadra, se le otorgó el mando de nuevo del Arsenal de La Carraca en el mes de enero del año 1810, cuando en éste mismo año el mariscal Soult ataco a la isla gaditana, se encontró con que Topete la había fortificado y repartido la artillería de los navíos que ya no navegaban, de tal suerte que le fue imposible al mariscal de Francia, lograr una victoria en la tacita de Plata.

Lo bien dispuestas que estaban las defensa, no sólo impidieron el avance francés, sino que la salvaron de la invasión napoleónica, durante todo el transcurso de la guerra de la Independencia, a pesar de los distintos y continuados intentos que se realizaron para conseguirlo.

En el mes de febrero del año 1811, se le relevó del mando a petición propia, alegando y con motivos, sus constantes achaque a su cuerpo por la falta de salud.

El día 4 de septiembre del año de 1813, fue nombrado Inspector y Comandante General, de los regimientos del Real Cuerpo de Infantería de Marina, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento.

Que ocurrió en su ciudad natal, el día 1 de diciembre del año de gracia de 1822, cuando contaba con setenta y nueve años de edad.

Le fue concedida la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, por haber cumplido con exceso el reglamento de la misma, siendo uno de los primeros en recibirla.

Bibliografía:

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