Sarmiento de Gamboa, Pedro Biografia
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Vino al mundo en la villa de Pontevedra, otras fuentes dicen que fue en la población de Alcalá de Henares y sobre el año se centra entre los años de 1530 a 1532. Siendo sus padres, don Bartolomé Sarmiento y de su esposa, doña María de Gamboa.
No se tienen muchos datos de su vida juvenil, pero por lo dejado escrito, se puede deducir que debió pertenecer a una familia acomodada, pues tenía gran facilidad para el latín y las matemáticas, ya que ambas eran muy utilizadas por él en sus textos.
Se cuenta, que mantuvo una entrevista con la reina Isabel “La Virgen” de Inglaterra, de una duración de hora y media, siendo él el que describe que la Reina, hablaba con elegancia este idioma; lo cual nos da un poco la medida de sus conocimientos y de la educación recibida.
Además su gran conocimiento de las matemáticas, le facilitó el destacar en el de la geografía, astronomía y náutica. Haciendo referencia en sus escritos a que: « sus deudos siempre habían empleado su vida en el Real servicio », lo que viene a ratificar lo dicho.
Por todo ellos se llega a la conclusión, bien por continuar en el Real servicio, como sus antepasados o bien por encomienda, lo cierto es que pasó a las Indias, sobre el año de 1557, estableciéndose en las tierras del actual Perú, al parecer por una denuncia sobre su persona, le obligó a abandonar la Península.
Ya su verdadera confirmación viene dada, por que el año de 1567, llevado por sus conocimientos de las matemáticas, confirmó la existencia de tierras e islas desconocidas en las latitudes más al Sur, presentó su ofrecimiento para llevar a cabo su descubrimiento, al licenciado Castro, que a la sazón era el gobernador del Perú.
Castro le agradeció, que persona tan distinguida se ofreciera para ello, prometiéndole al mismo tiempo en nombre del Rey de España, favorecer este negocio, por lo que le donó el cargo y el total gobierno de ella.
Sarmiento conocedor de la política, aceptó el cargo, pero no se dejo seducir por la grandeza de la empresa, por ello para ganarse la confianza del Gobernador, hizo que se nombrara al general don Álvaro de Mendaña, como titular de ella, ya que éste era sobrino del Gobernador, por lo que quedó en sus manos sólo la responsabilidad de marcar las derrotas y conservar el mando del vaso Capitana, para mejor guiar el rumbo a seguir y mantener el mando de su bajel.
Como era de esperar, al principio la navegación se hizo subordinada a la derrota marcada por Sarmiento, pero pasado un tiempo, tanto Mendaña como el piloto mayor Hernán Gallego, se fueron desentendiendo de lo mandado, recurriendo solo a él cuando las cosas se ponían feas o entre ellos existían divergencias de parecer.
A pesar de ello, se fueron descubriendo varias islas, entre ellas las de Avachumbi y Ninachumbi, que están situadas por debajo del paralelo 14º Sur y más de doscientas leguas de Lima; pero esto es imposible, aunque figure en las cartas originales, pues a esa distancia no las hay, pero también puede ser un error de estima, por no dejárselo hacer a Sarmiento.
A continuación de éstas se encontraron con una, que le pusieron por nombre Isla del Nombre de Jesús, y a continuación; la de Atoglu ó Santa Isabel de la Estrella, desde la cual de vieron muchas más, decidiéndose desembarcar para reconocerlas en las que parecían más grandes, siendo Sarmiento el encargado de explorarlas, entre ellas las Salomón, como queda demostrado por las coordenadas expuestas en carta al Rey desde Cuzco y fechada el día cuatro de marzo del año de 1572.
Sospesando que en algunas de ellas se podían establecer colonias, lo requirió de su superior, pero de nada le valieron sus argumentos incluidas sus protestas; pero a tanto llegó el desacuerdo, que la expedición intentó regresar a Lima, desoyendo los consejos de rumbos y derrotas de Sarmiento, lo que les llevó a sobrepasar los 30º de latitud Norte, encontrándose ya sobre la costa del virreinato de Nueva España.
Al lograr llegar a tierra, los compañeros le acusaban de no haberlos sabido conducir, por lo que fue perseguido por ellos, por todo ello se desplazó hasta los territorios de la actual Nicaragua, donde de su pecunio particular ya tenía un viaje concertado para regresar a España y poner en conocimiento del Rey, todo lo que había sucedido, pero haciéndolo en primera persona, ya que no se fiaba de intermediarios.
Pero por esos días, se enteró que el virrey del Perú, había sido destituido y nombrado uno nuevo, don Francisco de Toledo, esto le hizo cambiar de planes, así que se dirigió de nuevo a Lima y se entrevisto con él, poniéndolo al día de todo lo que había sucedido, para que estuviera en el conocimiento de hechos y personas.
Una vez terminada esta misión, estaba resuelto a regresar a España, pero el virrey quería realizar un viaje de reconocimiento de sus responsabilidades, por ello le pidió que se quedase y le condujese, al mismo tiempo que le hacía compañía; pero él a parte de todo esto, aprovecho el viaje para ir tomando notas, lo que le sirvió para posteriormente escribir la historia de los Incas, junto a las descripción geográfica de todo el virreinato.
Por orden del virrey se hizo a la mar en el mes de octubre del año de 1579, en persecución del pirata Drake, que había atravesado el estrecho de Magallanes, y estaba dedicado a su grata labor, de pillaje, robo, saqueo y demás, pues incluso hizo cautivos para ser vendidos como esclavos.
Sarmiento ya había tenido dos encuentros con este pirata, uno sobre el Callao, donde le represó a una nao y la otra, después de larga persecución sobre las aguas del actual Panamá, llevando Sarmiento a dos naves bajo su mando, la Nuestra Señora de la Esperanza y la San Francisco, pero el pirata consiguió escabullirse, ya que al parecer por noticias posteriores se adentró en el océano Pacífico.
Al revisar los puntos posibles donde pudiera estar y no encontrarlo, puso el rumbo al Sur, en su derrota fue tomando notas de todas las ensenadas y posibles puertos con la intención de realizar un informe detallado de ellas y hasta el estrecho, para con él proponer al Rey los medios necesarios ejerciendo de verdad el control y dominarlo, tratando con ello impedir que nuestras posesiones de las Indias y de los mares del Sur, estuvieran a merced de agresiones tan fácilmente, cuando cruzar el estrecho no lo era tanto, siendo un lugar con posibilidades de ser cerrado al tráfico enemigo con pocas fuerzas.
Éste desvío y ruta le llevo treinta días de mar tratando de alcanzar el estrecho de Magallanes, donde solo lo pudo hacer él con su nave, pues la del mando de don Juan de Villalobos, por lo vientos contrarios y los temporales se vio forzado a arrumbar a el Callao para no irse al fondo.
Sarmiento reconoció el Estrecho tomando buena nota de todo él, siendo además el primer hombre en cruzarlo de occidente a oriente, al salir por el cabo de Las Vírgenes viró a Norte con rumbo a la Península, al encontrase en las cercanías de las isla de Cabo Verde se encontró con un corsario francés, con el que combatió y puso en fuga; después de este éncuantro ordenó a un patache de su mando, que llevara las noticias del descubrimiento y del pirata Drake al virrey del Perú, pues no dejaba de seguir estando a sus órdenes.
Al año siguiente de 1580 regresó a España, realizando el viaje hasta donde se encontraba la Corte, que fue en la ciudad de Badajoz, en ella fue recibido por S. M. entregándole la documentación, con las descripciones de todo lo descubierto y reconocido; viendo el Rey que aquello no era materia de una persona sola, convocó una junta para trazar los planes, en la que estuvieron don Antonio de Eraso, don Juan Delgado, don Antonio de Illescas y el propio Sarmiento.
Se analizó la posibilidad de establecer fortificaciones en el Estrecho y decidido esto, por orden de S. M. se informó al duque de Alba, marqués de Santa Cruz y a don Francés de Álava, que se encontraban todos en Lisboa por la reciente victoria y anexión de éste país a España.
Estos acordaron y resolvieron, que se fortificara y poblara, pero ambas riberas, para impedir el paso de enemigos, realizándose los trabajos en las zonas más angosta del estrecho, así la artillería tendría su efecto e impediría el paso o al menos lo dificultaría.
Se ordenó aprestar la expedición, dándole la dirección de ésta a Sarmiento, a parte de ser ya nombrado Gobernador y Capitán General del Magallanes, pero la escuadra, se puso bajo el mando de don Diego Flores Valdés; llegó la Real instrucción del día veinte de agosto del año de 1581, librada en Lisboa, por ello nada más recibirse se hicieron a la mar desde Sanlúcar a fines del mes de septiembre, la escuadra compuesta por veintitrés naves, pero contra el parecer de Sarmiento, pues era conocedor de que se acercaban las fechas de las temidas tormentas y tempestades en esa zona, además de ser seguido por todos los pilotos de la flota.
Pero don Diego se impuso y la expedición se hizo a la vela, efectivamente estando entre cabos les cogió un temporal, por lo que se perdieron cinco naves, eso aún estando en la misma bahía de Cádiz y medio guarecidas por la costa, pero no fue simplemente la pérdida de los vasos, si no que con ellos se ahogaron ochocientos hombres de sus dotaciones.
Lograron regresar a duras penas y con muchos sufrimientos al puerto de salida, pero como la orden era Real, se volvió a formar la expedición en la bahía de Cádiz.
Pero continuaba la guerra entre Sarmiento y Flores, a pesar de estar ya en la mar, lo que causo por una mala orden de Flores, se perdiera una fragata y lo peor fueron todas las calamidades que sobrevinieron después.
El día nueve de enero del año de 1582, lanzaron las anclas en las islas de Cabo Verde; Sarmiento, en compañía del gobernador, del ingeniero Antonelli y de Diego Flores, desembarcaron y reconocieron varias de las islas, designando la de Santiago como lugar apropiado, para ser fortificada, se la bojeo para componer un buen mapa de sus costas con una descripción de todas ellas y en particular de ésta última; se le entregó a Flores la documentación para hacerla llegar al Rey, pero nunca llegó a manos del Monarca, pues llevado de su rivalidad las hizo desaparecer.
Ya entrados en el mes de febrero, se levaron anclas y se hicieron a la mar, con rumbo a Río de Janeiro, a donde arribaron el día veinticuatro de marzo, pero como era la época de los temporales en el hemisferio Sur, invernaron en éste, permaneciendo hasta el mes de noviembre, pero Sarmiento no estuvo inactivo, pues se dedicó a ver todo aquello que hacía falta para mantener a los vasos en servicio; al mismo tiempo que se tuvo que dedicar a prevenir la codicia de algunos de sus compañeros, para evitar males mayores.
El día de Todos los Santos levaron anclas y se hicieron a la mar, con rumbo al Magallanes con todas las naves disponibles que sumaban dieciséis, pero a pesar de sus desvelos, muchas de ellas estaban castigadas en su forros y herrajes.
Por ello al pasar el paralelo 38º Sur y recibir el primer viento fuerte de aquellas latitudes, se fue a pique un bergantín, con lo que de nuevo se ponía de manifiesto la indolencia del jefe de la expedición, ya que no seguía ninguno de los consejos de Sarmiento; poco tiempo después le pasó lo mismo a la nao Riola, pero con el agravante de que este vaso trasportaba a los que debían quedarse de dotación en los fuertes a construir, por lo que perecieron más de trescientas cincuenta personas.
Pero a todo esto el temporal continuó sotaventando a la nao de Flores, que continuó su descenso hacía el paralelo 28º Sur, pues poco más pudo hacer contra las fuerzas de la naturaleza y esto propició el encontrar refugió en la isla de Santa Catalina.
Entonces fue Sarmiento el que no quería oír hablar de retroceder, por lo que se hizo a la vela la expedición desde la isla de Santa Catalina, a donde se había refugiado, zarpando el día trece de enero del año de 1583, cuando al haber recorrido unas pocas millas, se fue a pique la nao, que precisamente era la que llevaba todas las provisiones de la expedición.
Logrando llegar a las cercanías del río de la Plata, dándose el caso de que por una incidencia, se daba por vencida la constancia de Sarmiento, por ello volvieron a atacarle, para que desistiese del realizar el viaje, pues la expedición había perdido otras tres naos, aunque estas por conocidas connivencia.
Por ello en las cercanías del Mar de la Plata se separaron tres de ellas, que al mando de Eguino, pusieron rumbo a Río de Janeiro, ya que estaban en muy mal estado, intentando con ello que se reparan en éste puerto, pero al mismo tiempo se conseguía disminuir el número de naos.
No quedando aquí el problema, pues otras tres, al mando de Alonso de Sotomayor, se separaron con rumbo al Mar del Plata, con la idea de que éste fuese por tierra a Chile, de donde había sido nombrado Gobernador, y así aún disminuía más la fuerza de la expedición.
A pesar de las negativas de Flores se hizo a la mar, arribando al Estrecho a principios del mes de febrero, pero por todo lo sucedido la expedición había quedado reducida a dos naos y tres fragatas, que lograron después de muchas penalidades fondear «. .al abrigo de la gran barranca del cabo de las Vírgenes »
Al día siguiente, se junto un viento y una corriente, que logró lanzar fuera del estrecho a la capitana, viendo a esta que no podía hacerse contra los elementos le siguieron otras tres naos, navegando con rumbos del primer cuadrante.
Viendo Sarmiento que nada se podía hacer, se puso a la vela para intentar darle alcance, una vez estaba a la distancia de la voz, se puso en contacto don Diego Flores, pero éste nada pudo hacer, porque se le habían sublevado parte de la dotación de su capitana.
Esto les obligó a intentar regresar, haciendo una aguada en la isla de San Vicente y después de muchas peripecias, lograron arribar a Río de Janeiro (en esos momentos español) a primeros de mayo, al desembarcar ya les estaba esperando el general don Diego de Alcega, que con cuatro naos cargadas de víveres, eran enviadas por expreso deseo del Rey, para ayudar a que la empresa de Sarmiento no fracasara, y a las que acompañaban varias cartas Reales para Sarmiento y Diego Flores, por la oportunidad de que se había informado, de las tropelías de los corsarios franceses y por ello de la urgencia en fortificar el paso del estrecho de Magallanes.
A pesar de todo ello, la obstinación de Flores y a pesar de haber realizado mil tropelías con bajeles y hombres, logró tirar por la borda tan costosa expedición, pues en el mes de junio del mismo año de 1583 y casi furtivamente, pues ni siquiera se despidió de la autoridades, ordenó el regreso a España, eso sí, llevándose consigo los mejores vasos y los mejores hombres, con gran parte de todos las provisiones.
Sarmiento, no se rindió, pues a pesar de la guerra declarada por los hombres y los elementos, consiguió poner en marcha los pocos buques que le quedaban, que eran cinco naos, dotándolas con quinientos treinta hombres y con ellos alcanzó el Estrecho.
Pero los vientos contrarios y las corrientes, lo devolvió al Atlántico, pero en un alarde de destreza, logró acercarse a la costa norte y desembarcó con cien de sus arcabuceros, y sosteniendo combates con los indios hasta que estos se dieron por vencidos.
Al poco tiempo, una de sus naos pudo pasar por la angostura del estrecho y allí, fue donde fundo dos ciudades, una la de Nombre de Jesús y la otra la de Don Felipe, donde se estableció tomando las justas providencias para su gobierno político y civil, eclesiástico y militar.
Sarmiento fue arrojado por una tempestad del estrecho y logró no sin grandes sufrimientos arribar a Brasil, sabedor de lo que deberían de estar pasando en aquellos lugares, pretendió el socorrerlos, pero naufragó al intentar entrar en el puerto del Salvador.
Por lo inhóspito de aquellas tierras, pronto se apoderó de ellas el hambre y la miseria, lo que fue provocando la muerte de todos sus habitantes, desamparados por la inaccesibilidad de los lugares y la poca o nula capacidad de poderse sostener en ellas sin auxilios del exterior, pues nada crecía en ellas.
Trató de regresar a España, pero después de innumerables contratiempos, su nao fue atacada por unas de los ingleses, lo que provocó que al no ir suficientemente armada se tuviera que rendir; fue llevado a Londres, donde fue recibido por la reina Isabel, quién como ya sabemos le trató con mucho esmero y agasajos, manteniendo aquella famosa conversación en latín, convenciéndola para que le diera la libertad y así fue.
Pero al cruzar al continente, en Francia cae prisionero de los hugonotes al mando del vizconde de Béarn, quienes le meten en tenebrosos calabozos, consiguiendo la libertad, gracias a la simpatía y la generosidad de nuestro Rey, quién mando pagar el alto rescate pedido por los que lo mantenían cautivo.
En el año de 1592, fue como Almirante de los galeones, que salieron para Nueva España, siendo ésta la última noticia que se tiene de él.
De entre los documentos por él escritos, que se pudieron salvar al ser apresado por los ingleses, pues se evitó que cayeran en sus manos siendo tirados al mar, pero él consiguió salvar unos pocos siendo los siguientes:
« Carta al Rey desde el Cuzco al 4 de marzo de 1572, en que se le da cuenta de sus servicios y del suceso del viaje que por industria hizo Álvaro de Mendaña en el año de 1567 al descubrimiento de las islas de Salomón y los malos tratamientos que recibió »
« Relación y derrotero del viaje y descubrimiento del estrecho de la Madre de Dios, antes llamado de Magallanes »
« Memorial presentado por P. S. a su llegada a España, año 1580, sobre la clase de buques que convenía para la empresa al estrecho de Magallanes »
« Tiempo en que se debía salir de España; navegación desde aquí, así como desde Lima - Chile y por dentro del Estrecho y fuertes que se debían construir en él »
« Relación que se dirigida al Rey por P. S. el 1º de junio de 1583 de lo sucedido á la Armada Real del cargo del general Diego Flores Valdés, desde el 27 de septiembre 1581, que salió de Sanlúcar, hasta su retroceso al Janeiro, sin haber embocado el estrecho, en 1583 »
« Relación dirigida al Rey por P. S. el 1º de junio 1583, de los capitanes, maestros y pilotos nombrados para la Armada del Estrecho, y de los pobladores que fueron a él; con el suceso de ellos hasta el retroceso, desde la boca del mismo Estrecho al Janeiro en 1583 »
« Derrotero de la navegación que hizo la Armada Real del cargo del general Diego Flores Valdés, desde su salida de Sanlúcar, el 27 de septiembre de 1581, hasta su arribada al Janeiro desde la boca del Magallanes; escrito por P. S., con fecha 1º de junio de 1583 »
« Relación dirigida al Rey por P. S. de la navegación que hizo la armada de Diego Flores Valdés desde 2 de febrero de 1582, que salió de la isla de Cabo Verde, hasta 25 de marzo siguiente, que entró en el Janeiro; y de lo ocurrido en él hasta el 30 de octubre »
« Relación dirigida a S. M. por P. S. desde Pernambuco, con fecha 18 de septiembre de 1584, de su navegación desde el Janeiro al estrecho de Magallanes, con el general Diego de la Rivera; su desembarco; y todo lo obrado hasta el 26 de mayo de dicho año que un temporal lo echó de allí y le obligó á arribar al Brasil »
« Instrucción y derrotero que dio P. S. estando en el Janeiro, en noviembre de 1584, al barco ‹San Antonio› que enviaba con socorro á los pobladores que habían quedado en el Estrecho »
« Cuatro Cartas de P. S. al Rey y al secretario Antonio de Eraso, desde Janeiro á 5 y 24 de enero, 3 y 5 de octubre de 1585, dando cuenta de sus tentativas infructuosas para socorrer la gente que dejó en el Estrecho, y suplicando se le enviasen pronto auxilios »
« Sumaria relación, con fecha en el Escorial 15 de septiembre de 1590, de P. S. de G., gobernador y capitán general del estrecho de la Madre de Dios, antes nombrado de Magallanes, y de las poblaciones en él hechas y que se han de hacer por Vuestra Majestad »
« Memorial y tres relaciones presentadas al Rey por P. S. de G., de lo que convenía proveerse, con presupuesto de costo, para la población y fortificación del estrecho de Magallanes »
Y por último « Carta al Rey, con fecha de Bonanza 24 de abril de 1592, dando cuenta de hallarse pronta á dar la vela la armada de galeones del cargo del general Juan de Uribe Apallúa, para dar conserva á la flota de Nueva España »
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1958. compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 54, 1929, páginas 609 a 611.
Fernández Duro, Cesáreo. La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.
Fernández de Navarrete, Martín. Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la viuda de Calero. 1851.
Landin Carrasco, Amancio.: Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1945.
Miniana, Padre: Historia General de España; del Padre Mariana. Madrid, 1849-1851. Miniana fue el continuador de Mariana.
Compilada por Todoavante.