Austria, Juan Jose de Biografia
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Vino al mundo en la ciudad de Madrid, el día siete de abril del año de 1629. | Vino al mundo en la ciudad de Madrid, el día siete de abril del año de 1629. | ||
Revisión de 17:35 1 jul 2011
Vino al mundo en la ciudad de Madrid, el día siete de abril del año de 1629.
Era hijo natural de Felipe IV y de la famosa cómica María Inés Calderón « La Calderona »
Felipe IV, queriendo seguir los pasos del rey Carlos I, le puso por nombre Juan, como al vencedor de Lepanto.
Le dio una esmerada educación y después, un lugar en la corte que « hacía disonancia grande con la buena opinión de los príncipes »
Le nombró prior de la Orden de San Juan de Jerusalén y le dio el cargo de capitán general de la mar o gobernador general para el Mediterráneo y el Océano, encomendándose así, como en el caso de su antecesor, los conflictos que había entre los generales, a algunos de los cuales se relevó de su cargo e incluso, se le encarceló, sustituyéndoles otros con título de gobernadores: don Luis Fernández de Córdoba, para las galeras de España, Giannettino Doria, para las de Nápoles, y Jerónimo Gómez de Sandoval, para los buques redondos.
El nombramiento de don Juan causó muy buena impresión entre los marinos.
Se dispuso que no estando él, al juntarse las escuadras del Océano y del Mediterráneo, recaería el mando de ambas flotas en el general o gobernador, en cuyas aguas se fuera a realizar la operación.
Salió don Juan de la bahía de Cádiz con treinta y dos velas de guerra, ocho brulotes y seis galeras de la escuadra de las de España, que escoltaban a la Real donde embarcó el príncipe don Juan.
En el estrecho de Gibraltar, apresaron aun navío francés y por las costas españolas del Mediterráneo, se reforzó mucho la armada, saliendo desde el puerto de Tarragona, con rumbo a los mares de la península itálica, en el año de 1647.
Al mando de sus fuerzas se presentó don Juan, en el puerto de Nápoles, estando sublevada la población contra el virrey, duque de Arcos, la armada bombardeó la ciudad y el puerto, disparando sobre ella unos dieciséis mil proyectiles.
Al principio el desembarco no pudo realizarse, pero transcurrido un tiempo se pudo llevar a efecto.
Se presento ante el puerto de Nápoles una escuadra francesa, compuesta de treinta navíos, con tres galeones portugueses y algunos brulotes, se enfrentaron ambas flotas, lograron hacerse a la mar los españoles y ocho buques de los nuestros, cortaron la línea de los franceses, llevando a cavo un cañoneo cumplido, en un combate donde la lluvia interrumpió parcialmente éste.
Al siguiente día les tocó el turno a las galeras, que fueron las que se dedicaron a escaramucear, a los franceses, causándoles algunas bajas y desconcierto en su línea.
Después los franceses se dedicaron a realizar lo que los españoles bautizaron como « guerra galana », que se traducía por el bombardeo lejano, manteniendo las distancias convenientes para evitar los abordajes. (La referencia a la guerra galana, no era por ser galantes los franceses, sino por estar casi siempre rehuyendo el combate)
El combate en si, quedó indeciso, pero obligó a los franceses a poner proa a otro rumbo, abandonando las aguas dejando la mar para los españoles. (Este acto en la mar, es claro signo de victoria)
En el año de 1648, pudo don Juan iniciar la pacificación del reino de Nápoles, con acertadas medidas, terminando de realizarlas el nuevo virrey duque de Oñate, después de un combate en tierra, en el que venció a los ejércitos franceses desembarcados.
El duque de Oñate resulto asesinado, por lo que el Rey le ofreció la corona de éste reino a don Juan, que con su alta lealtad hacía su padre la rechazó, dedicándose en cuerpo y alma, a las actividades que dieran como resultado la pacificación del reino.
Su padre el Rey en agradecimiento lo nombró virrey de Sicilia, cargo que ocupó efectivo el día veintisiete de diciembre del año de 1648, pero existía una ley desde la época de don Felipe II, la cual dictaba que al menos durante dieciocho meses permaneciera la Corte en Messina, que era la mitad del tiempo que los virreyes ejercían el cargo, (igual que en los americanos y todos los destinos de oficiales de marina fuera de la Península, que eran de tres años.) Por diferentes razones no pudo tomar el mando efectivo, dado que los representantes de los naturales no se presentaron a la ceremonia.
Una vez satisfecho por haber conseguido la pacificación, volvió a abordar su galera la Real y con una escuadra compuesta de treinta y nueve velas de guerra, nueve galeras, ciento veinte tartanas y polacras y ochenta falucas, para embarcar municiones y víveres, pues llevaba a diez mil hombres de infantería y novecientos caballos, para el desembarco, puso rumbo a la Toscana, a ésta se unieron posteriormente las galeras de Génova con otros tres mil hombres y la de Sicilia que aportó ocho navíos.
Después de pacificar Palermo el día vientres de marzo de 1650, se dirigió a terminar con la rebelión, llegó y puso a la gente en tierra frente a Piombino, que tras unos días de feroz resistencia caía rendida el día diecinueve de junio, quedando solo la fortaleza de Porto Longone, (al éste en la isla de Elba), la cual también aguanto un tiempo el envite de los Tercios, pero al estar sola después de un prolongado asedio de cuarenta días se rindió, terminada la guerra se reintegro a Palermo donde arribó el día veintiocho de agosto de 1650.
En el año de 1652, el Rey le nombró generalísimo de las fuerzas de mar y tierra que atacaron a la ciudad de Barcelona, ante la que se presentó con seis galeras del reino de Nápoles, cinco del de Sicilia y cuatro buques de transporte.
Consiguió hacerse con la ciudad en el mes de octubre, después de formalizar un sitio, habiendo tenido lugar un brillante y afortunado desembarco de seiscientos hombre, el duelo de la artillería de doce galeras, contra las instaladas en la playa, fue una demostración de poder contra poder y por último el abordaje en Mataró de diez galeras contra un navío, que estaba acoderado al amparo de una torre artillada.
También se ensayo un invento que resultó fallido, el cual consistía en colocar un mortero, sobre un lanchón, pero al primer disparo éste se desfondó yéndose al fondo por el gran peso de la pieza.
Durante el transcurso de estas operaciones y durante el tiempo que duró el sitio, tuvo que acudir a la plaza de San Feliu, a donde habían llegado refuerzos de los ejércitos franceses.
Forzaron el puerto con mucho valor y a toda boga, participando el duque de Alburquerque con cinco galeras y el marqués de Bayona con otras cinco, mientras que don Juan con cuatro acalló los fuegos de las baterías instaladas en tierra.
Don Juan hizo fracasar el paso de un convoy, que trataba de llegar a la ciudad de Barcelona, utilizando el medio de dispersión de la escuadra francesa al mando de Ferrière.
Conquistada y acalladas las armas, en la ciudad de Barcelona, don Juan se ganó una gran simpatía entre la población de la ciudad, por las suaves condiciones que les impuso y la concesión de una amnistía general que fue firmada con fecha del día nueve de octubre del año de 1652.
Con el apoyo que los ciudadanos le prestaron, prosiguió la guerra contra el invasor francés, campaña en la que para su desgracia no consiguió grandes éxitos. De nuevo su padre con fecha del día veintiocho de enero del año de 1653 lo nombró virrey de Aragón, en el verano siguiente de nuevo los franceses pasaron la frontera, apoderándose de Castellón de Ampurias y Figueras, por último atacaron Gerona que fue defendida por sus ciudadanos aguantando hasta la llegada del ejército, que para ello se había preparado, yendo a la cabeza don Juan seguido por cinco mil quinientos infantes y mil ochocientos caballos. El enfrentamiento fue duro, pero cayó del lado de don Juan, por lo que los franceses tuvieron que abandonar la tierra que no era de ellos.
En el año de 1656, el Rey le nombró gobernador general de Flandes, cuando de dirigía a aquellos territorios, embarcado en cuatro buques, estuvo a punto de caer prisionero, de una fuerza corsaria, que le apresó a tres, pudiendo escapar gracias a la ligereza del su buque. En aquellos lugares, emprendió las necesarias acciones de guerra, en las que precisamente no se demostró ser un genio. El acertado socorro a la plaza de Dunkerque, fue debido más bien a la actuación de Condé, que era un subordinado de él.
Dado que demostró no ser el más indicado para esta misión, se le envió a dirigir la guerra contra Portugal, si bien al principio las cosas no le fueron muy bien, le cambió el signo en el año de 1662, en que conquistó algunas plazas, pero luego en el año de 1663, se le volvieron las tornas, comenzando a irle mal, llegando los enemigos a apoderarse de la ciudad de Valencia de Alcántara, población que estaba ya en territorio español.
Al fallecer el rey don Felipe IV, don Juan se dedicó especialmente a la política, pero con la gran enemistad de la reina Regente doña Mariana de Austria, que era inducida por su confesor el padre Nithard.
Su gestión como gobernante fue desdichada, pues se dedicó a nimiedades, cuando en realidad los problemas en los territorios de Flandes, habían empeorado enormemente.
Llegó a dominar al Rey, pero éste a pesar de su débil carácter, se llegó a revolver en su contra y se dice, que esta actitud del Rey, le sentó tan mal, que esto fue una de las causas de su muerte.
Puede resumirse en un juicio rápido sobre don Juan, diciendo que fue, más bien malo como general y desacertado como político, pero su mejor cualidad fue sin ninguna duda su valor como soldado.
Falleció el día diecisiete de septiembre del año de 1679.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1857. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid, 1973.
Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Mariana, Padre.: Historia General de España. Imprenta y Librería de Gaspar y Roig. Madrid, 1849-1851. Miniana fue el continuador de Mariana.
VV. AA.: Historia General de España y América. Ediciones Rialp. Madrid, 1985-1987. 19 tomos en 25 volúmenes.
Compilada por Todoavante.