Hundimiento patrulleros Uad-Muluya y Uad-Lucus 10/IX/1936

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En la mañana del 9 de octubre 9 de 1936, se recibió en la Comandancia Militar de Ceuta, un cable que pedía auxilio desde las posiciones de Manilba (frente de Málaga), pues estaban siendo hostigados con fuego desde dos patrulleros de la marina roja, quienes les impedían hacer sus correspondientes avances y careciendo de artillería, estaban imposibilitados de devolverles el fuego y por ello defenderse.  
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En la mañana del 9 de octubre 9 de 1936, se recibió en la Comandancia Militar de Ceuta, un cable que pedía auxilio desde las posiciones de Manilba (frente de Málaga), pues estaban siendo hostigados con fuego desde dos patrulleros de la marina roja, quienes les impedían hacer sus correspondientes avances y careciendo de artillería, estaban imposibilitados de devolverles el fuego y por ello defenderse.
Pasada la petición de apoyo al almirante don Francisco Moreno y por la prontitud en que debía de realizarse el cometido, a pesar de contar con el cañonero '''''Cánovas''v''' y varios patrulleros, estos por su poca velocidad no podrían llegar a tiempo, mientras que el cañonero estaba con las calderas apagadas y necesitaría un tiempo mucho más largo para poder acudir, mientras el '''''Canarias''''' se encontraba en Algeciras desembarcando una bandera del Tercio, (si no se da esta circunstancia hubiera sido el destinado para no tener dudas del resultado del enfrentamiento), razón por la que solo le quedaba el crucero '''''Almirante Cervera''''', el cual no quería utilizar demasiado por tener su artillería principal muy desgastada, pero al menos podría abrir fuego seguro con la secundaría, dejando patente su inferioridad si aparecían los destructores rojos, ya que el '''''Cervera''''' en esos momentos no era un crucero, sino un destructor y pobre, con su artillería de 101 m/m (4 pulgadas), pues la montada en los destructores era de 120 m/m (4'7 pulgadas) y más moderna, aparte de 33 nudos de velocidad máxima para el crucero y 36 para los destructores. El crucero estaba siempre listo para zarpar, lo realizó en pocos minutos, salió de puntas poniéndose a rumbo y a su máxima velocidad, para acortar la distancia lo antes posible y arribar a tiempo al punto de destino.
Pasada la petición de apoyo al almirante don Francisco Moreno y por la prontitud en que debía de realizarse el cometido, a pesar de contar con el cañonero '''''Cánovas''v''' y varios patrulleros, estos por su poca velocidad no podrían llegar a tiempo, mientras que el cañonero estaba con las calderas apagadas y necesitaría un tiempo mucho más largo para poder acudir, mientras el '''''Canarias''''' se encontraba en Algeciras desembarcando una bandera del Tercio, (si no se da esta circunstancia hubiera sido el destinado para no tener dudas del resultado del enfrentamiento), razón por la que solo le quedaba el crucero '''''Almirante Cervera''''', el cual no quería utilizar demasiado por tener su artillería principal muy desgastada, pero al menos podría abrir fuego seguro con la secundaría, dejando patente su inferioridad si aparecían los destructores rojos, ya que el '''''Cervera''''' en esos momentos no era un crucero, sino un destructor y pobre, con su artillería de 101 m/m (4 pulgadas), pues la montada en los destructores era de 120 m/m (4'7 pulgadas) y más moderna, aparte de 33 nudos de velocidad máxima para el crucero y 36 para los destructores. El crucero estaba siempre listo para zarpar, lo realizó en pocos minutos, salió de puntas poniéndose a rumbo y a su máxima velocidad, para acortar la distancia lo antes posible y arribar a tiempo al punto de destino.

Revisión de 11:56 26 dic 2014

1936 Hundimiento de los patrulleros Uad-Muluya y Uad-Lucus 10 / IX



En la mañana del 9 de octubre 9 de 1936, se recibió en la Comandancia Militar de Ceuta, un cable que pedía auxilio desde las posiciones de Manilba (frente de Málaga), pues estaban siendo hostigados con fuego desde dos patrulleros de la marina roja, quienes les impedían hacer sus correspondientes avances y careciendo de artillería, estaban imposibilitados de devolverles el fuego y por ello defenderse.

Pasada la petición de apoyo al almirante don Francisco Moreno y por la prontitud en que debía de realizarse el cometido, a pesar de contar con el cañonero Cánovasv y varios patrulleros, estos por su poca velocidad no podrían llegar a tiempo, mientras que el cañonero estaba con las calderas apagadas y necesitaría un tiempo mucho más largo para poder acudir, mientras el Canarias se encontraba en Algeciras desembarcando una bandera del Tercio, (si no se da esta circunstancia hubiera sido el destinado para no tener dudas del resultado del enfrentamiento), razón por la que solo le quedaba el crucero Almirante Cervera, el cual no quería utilizar demasiado por tener su artillería principal muy desgastada, pero al menos podría abrir fuego seguro con la secundaría, dejando patente su inferioridad si aparecían los destructores rojos, ya que el Cervera en esos momentos no era un crucero, sino un destructor y pobre, con su artillería de 101 m/m (4 pulgadas), pues la montada en los destructores era de 120 m/m (4'7 pulgadas) y más moderna, aparte de 33 nudos de velocidad máxima para el crucero y 36 para los destructores. El crucero estaba siempre listo para zarpar, lo realizó en pocos minutos, salió de puntas poniéndose a rumbo y a su máxima velocidad, para acortar la distancia lo antes posible y arribar a tiempo al punto de destino.

Foto del Almirante Cervera.

Al mismo tiempo, se comunicó por radio a todos los efectivos aéreos que estaban en vuelo, que si alguno portaba armamento y se podía dirigir a la zona, atacara a los buques enemigos. Coincidiendo, que un hidro el D-4 (Dornier Wal), estaba haciendo un vuelo de exploración sobre Málaga, por ello al recibir el mensaje viró y se puso a rumbo al lugar señalado, localizando en poco tiempo a los dos patrulleros y al parecer una lancha más pequeña, a los cuales les arrojó dos bombas de 50 kg (una a cada uno), pero no hizo blanco, pasando a notificar la situación al crucero, confirmándole la necesidad de llegar cuanto antes. Foto del D-4

El hidro D-4, pertenecía al Grupo 1-G-70 al mando del comandante don Luis Rambaud Gomá compuesto por dos escuadrillas la 1-E-70 de la Aeronáutica Naval, al mando del T.N. don Miguel Ruiz de la Puente, con los hidros D-4, D-5 y D-8, mientras la 2-E-70 al mando del capitán don Julio Meléndez Machado pertenecientes a la Aviación Militar los G-17, G-21, G-24 y G-31.

Foto del D-2 amerizando y del 70-16.

Habiendo soltado todo su armamento el D-4, se dirigió a su base en la, bahía de Cádiz donde amaró después de cuatro horas y cuarenta minutos de vuelo, quedando amarrado a los muertos preparados para ellos.

Foto del Uad-Lucus, en fechas anteriores a la Guerra. Jane's Fightin Ships 1934.

A las 1630 horas, comenzaron a caer en los alrededores de los patrulleros las granadas lanzadas desde el crucero Almirante Cervera, anunciando así su presencia. Rápidamente fue acortando distancias y mientras mantenía el fuego que si bien era muy nutrido pero de poca efectividad por estar utilizando la artillería principal, pero al ir acortando la distancia entro en juego la secundaria y ésta realizó su trabajo, pues en pocos minutos fueron hundidos los patrulleros Uad-Muluya y Uad-Lucus, así como se pudo ver a través de los prismáticos que el tercer buque era la lancha J-5 de Tabacalera.

Al mismo tiempo, aparecieron cuatro aviones rojos, quienes atacaron al crucero nacional, pero éste se defendió con su artillería DCA, (Defensa Contra Aeronaves) y se dio a uno de ellos por derribado, pero sin confirmación visual segura. (Según otras fuentes, fueron cinco los trimotores que efectuaron el ataque).

Foto en la que se aprecia el estado en que quedó hundida la lancha de Tabacalera. Pertenece al libro de Alcofar Nassaes Para dar muestra veraz de lo mal que estaban las ánimas de la artillería principal del crucero del calibre de 152 m/m (6 pulgadas), éste gastó doscientas setenta y cuatro granadas de las que no hizo blanco ninguna, pero en cambio las de 101 m/m segundaría que en realidad fue la que cumplió la misión ya que hundió a los patrulleros y lancha, utilizando solo veintidós proyectiles. Señal inequívoca de que era prácticamente inservible el crucero como a tal. Desde el puente y zonas altas del crucero, se apercibieron que entre los habitantes de Estepona había cundido el pánico, pues estaban ya saliendo con sus coches, motocicletas y caballerías todos aquellos que disponían de ellos, el resto a pie y corriendo a veces. Todo porque al parecer, algunos de los proyectiles de la artillería principal, al ser disparados desde tan corta distancia y a tiro tenso, debieron de rebotar en la superficie del agua yendo a caer a la carretera, lo que fue interpretado como un ataque directo a la población. El crucero nunca hizo fuego en ese sentido, entre múltiples razones porque nadie le había dado la orden de hacerlo, precisamente por la inseguridad en el tiro que podía caer en zonas nacionales. Terminada su misión el crucero viró y puso rumbo a Ceuta, donde al llegar ya se tenía noticias del éxito de su aparición e intervención, por ello su comandante capitán de fragata don Salvador Moreno, fue felicitado por su hermano y almirante de la flota nacional. En el tiempo que el crucero permaneció en la mar, en el Cuartel General de Ceuta se escuchaban las noticias de la zona roja, en ellas dejaban de manifiesto que, el crucero había tenido que acercarse sobre los dos mil metros, para poder hacer fuego efectivo sobre los patrulleros, pero al mismo tiempo confirmaban la perdida de los dos patrulleros y la lancha más un avión, incluido su piloto.

Bibliografía:

Alcofar Nassaes, José Luis.: Las Fuerzas Navales en la Guerra Civil Española. Dopesa. 1971.

Guerrero Flores, Francisco A. O’Donnell Torroba, César. Rodríguez Sosa, Vicente.: Proa al Cielo. Imágenes de la aviación naval española desde 1917. Agualarga. Madrid, 2004.

Jane’s Fighting Ships. 1934. Oscar Parkes. London, diciembre 1934.

Moreno de Alborán y de Reyna, Fernando y Salvador.: La Guerra Silenciosa y Silenciada. Historia de la campaña naval durante la guerra de 1936-39. Impreso en Gráficas Lormo. S. A. 1998.

Salas Larrazabal, Jesús.: La Guerra de España desde el Aire. Ariel. 1972.

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