Moran, Perochio Biografia
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<center>'''<big>Capitán de Mar y Guerra del siglo XVI.</big>'''</center><br> | <center>'''<big>Capitán de Mar y Guerra del siglo XVI.</big>'''</center><br> | ||
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La nave capitana se batió, con el fuerte de Belle Isle, por querer que sus fuegos fueran más efectivos, se acercó en demasía, lo que le llevó por falta de conocimientos de esas costas a varar, pero a su vez las altas pleamares de la zona al poco tiempo pudo poner a flote de nuevo a su buque. | La nave capitana se batió, con el fuerte de Belle Isle, por querer que sus fuegos fueran más efectivos, se acercó en demasía, lo que le llevó por falta de conocimientos de esas costas a varar, pero a su vez las altas pleamares de la zona al poco tiempo pudo poner a flote de nuevo a su buque. | ||
- | Al estar la plaza de Blavet fortificada por los hugonotes, se trasladó a Saint Nazaire y allí desembarcó a la infantería, '''<ref>Don Antonio Cánovas del Castillo dice: | + | Al estar la plaza de Blavet fortificada por los hugonotes, se trasladó a Saint Nazaire y allí desembarcó a la infantería, '''<ref>Don Antonio Cánovas del Castillo dice: «No cabe positiva y duradera grandeza militar y nacional donde hay pobreza é impotencia económica. Toda la historia de España está en este hecho al parecer insignificante…Los soldados que el Gran Capitán llevó de Málaga para conquistar á Nápoles iban ya descalzos y hambrientos…» A esto añade don Cesáreo Fernández Duro: «Página lastimosa de esa historia, la de Bretaña, empieza con la impresión de los que, esperando un cuerpo lucido y numeroso que les librara de la dependencia de los reyes franceses, sintieron, al ver de cerca hambrientos, descalzos y pocos á los soldados de fama universal que tan distintos se figuraban. Comunicábala al Rey D. diego Maldonado, Comisario que hacía veces de Embajador en Nantes, al mismo tiempo que D. Juan del Águila daba cuenta del arribo y despedida de la escuadra conductora. En la muestra aparecieron 2.100 hombres sanos, ó que lo aparentaban; 600 enfermos, que á los pocos días aumentaron en un tercio, desnudos todos, armados con espadas sin vaina, acreedores á seis pagas de atraso, tan rotos, flacos y demacrados, que, excitada la caridad de las damas bretonas al verlos desembarcar en brazos, concurrieron á una con camisas, jergones y alimentos en su alivio. El Maestre de Campo pedía desde el momento á su señor socorro con que pudieran siquiera comprarse zapatos, pólvora y cuerda, raciones para las dos galeazas y cuatro pataches que allí quedaban en tan mal estado como todo lo demás; y no obstante, á renglón seguido, indicaba la conveniencia de apoderarse de los puertos principales de Normandía, sobre todo de Brest, á fin de ‹dar en Inglaterra y en Flandes›»</ref>''' que iba al mando de don Juan del Águila, que así pudo ponerse en contacto con el duque de Mercoeur y unir sus fuerzas. |
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Su marinería tomó parte muy activa, en la construcción de unos fuertes, cuya obra fue dirigida por el ingeniero español Cristóbal de Rojas, en la plaza de Blavet, para así hacer frente al que tenían en su poder los hugonotes, se quedó Morán en el mismo puerto, lugar donde desembarcaron las tropas españolas, siendo su fuerza naval de dos galeazas, tres galeras y otros vasos pequeños. | Su marinería tomó parte muy activa, en la construcción de unos fuertes, cuya obra fue dirigida por el ingeniero español Cristóbal de Rojas, en la plaza de Blavet, para así hacer frente al que tenían en su poder los hugonotes, se quedó Morán en el mismo puerto, lugar donde desembarcaron las tropas españolas, siendo su fuerza naval de dos galeazas, tres galeras y otros vasos pequeños. |
Revisión de 08:58 7 dic 2015
Contenido |
Orígenes
Vino al mundo en el virreinato de Nápoles.
Se le conocía en España con el sobrenombre de “Perucho”.
Hoja de Servicios
Participó en la defensa del fuerte de los Gelves, yendo a las órdenes de Álvaro de Sande.
Después estuvo al servicio del almirante don García Álvarez de Toledo. Poco después a las de don Juan de Austria, hasta que fue rendida la Goleta.
Al llevar a cabo la expedición de 1589, al mando de don Juan de Águila, en el auxilio que les prestó el rey Felipe II a los católicos franceses de Bretaña.
Después de una dura navegación por los malos tiempos, se toparon con siete naves inglesas, que ante la presencia de las españolas, viraron y se alejaron.
La nave capitana se batió, con el fuerte de Belle Isle, por querer que sus fuegos fueran más efectivos, se acercó en demasía, lo que le llevó por falta de conocimientos de esas costas a varar, pero a su vez las altas pleamares de la zona al poco tiempo pudo poner a flote de nuevo a su buque.
Al estar la plaza de Blavet fortificada por los hugonotes, se trasladó a Saint Nazaire y allí desembarcó a la infantería, [1] que iba al mando de don Juan del Águila, que así pudo ponerse en contacto con el duque de Mercoeur y unir sus fuerzas.
Su marinería tomó parte muy activa, en la construcción de unos fuertes, cuya obra fue dirigida por el ingeniero español Cristóbal de Rojas, en la plaza de Blavet, para así hacer frente al que tenían en su poder los hugonotes, se quedó Morán en el mismo puerto, lugar donde desembarcaron las tropas españolas, siendo su fuerza naval de dos galeazas, tres galeras y otros vasos pequeños.
A pesar de todas las deficiencias, la ciudad de Dola estaba sitiada por los calvinistas de Enrique IV, con trescientos caballos y mil ochocientos hombres, al saber de la llegada de los españoles, no quiso enfrentarse a ellos y abandonó el sitio, esto cambió la opinión de los bretones sobre los españoles, ya que su fama les precedía, en unión a las tropas de Mercoeur se dirigieron a poner en sitio la población de Hennebont, para rendirla se desmontaron seis cañones de grueso calibre de las galeazas y con ellos en pocos días derrumbaron sus defensas, esta victoria tuvo un doble efecto, ya que se pudieron reunir veinte mil escudos, con los que se pagó a la gente parte de la deuda y se añadió otra victoria, mejorando más la opinión de los bretones.
Águila viendo la desmoralización de los hugonotes, reforzó de nuevo las defensas de la ciudad conquistada, al terminar guarneció la Vannes, asegurada, se puso en camino a la villa de Crevique, siendo ganada en pocos días y de aquí llegó a Balvet, pero ya con todo su entorno en poder de los españoles, lo que la hacía algo más segura, ya que era conocedor de la ayuda pedida a la reina de Inglaterra. Todo esto se hizo antes de finalizar el año de 1590.
Fueron empezando a llegar los fondos y a normalizarse la situación, pues se recibió artillería de campaña, lanzas de ristre para la caballería, vestidos, algún dinero y en abril del 1591 un buen refuerzo de dos mil hombres, que eran muy necesarios no tanto por las bajas sufridas en combate, sino por los enfermos que ya fueron en principio y que en algunos casos habían ido a más.
Con estos refuerzos, comenzó a escaramuzar, ya que se habían reunido alemanes, franceses, bretones y normandos, estos en el interior de la Bretaña y en la costa los intentos de desembarco de los ingleses, pero a pesar de todo ello, en un asalto imprevisto por todos conquistó la población de Rosbiene, el castillo de Brontera y el más importante de la zona de Blain, situado a siete leguas de la ciudad de Nantes, y donde se capturó un botín de cien mil escudos, que vino casi a normalizar la situación económica de las fuerzas.
Poco después de todas estas conquistas y por no considerarse necesario se le dio la orden a Morán de regresar a España, llegando con tan solo dos de sus galeazas, pero el almirante don Diego Brochero, al revisar los buques se apercibió que no eran los apropiados por su mucho calado para realizar las misiones de desembarco de tropas en caso necesario, dando la orden de ser sustituidos por cuatro galeras. Continuando al mando el propio almirante.
Lo que nos deja sin saber nada más de don Perochino Morán.
Notas
- ↑ Don Antonio Cánovas del Castillo dice: «No cabe positiva y duradera grandeza militar y nacional donde hay pobreza é impotencia económica. Toda la historia de España está en este hecho al parecer insignificante…Los soldados que el Gran Capitán llevó de Málaga para conquistar á Nápoles iban ya descalzos y hambrientos…» A esto añade don Cesáreo Fernández Duro: «Página lastimosa de esa historia, la de Bretaña, empieza con la impresión de los que, esperando un cuerpo lucido y numeroso que les librara de la dependencia de los reyes franceses, sintieron, al ver de cerca hambrientos, descalzos y pocos á los soldados de fama universal que tan distintos se figuraban. Comunicábala al Rey D. diego Maldonado, Comisario que hacía veces de Embajador en Nantes, al mismo tiempo que D. Juan del Águila daba cuenta del arribo y despedida de la escuadra conductora. En la muestra aparecieron 2.100 hombres sanos, ó que lo aparentaban; 600 enfermos, que á los pocos días aumentaron en un tercio, desnudos todos, armados con espadas sin vaina, acreedores á seis pagas de atraso, tan rotos, flacos y demacrados, que, excitada la caridad de las damas bretonas al verlos desembarcar en brazos, concurrieron á una con camisas, jergones y alimentos en su alivio. El Maestre de Campo pedía desde el momento á su señor socorro con que pudieran siquiera comprarse zapatos, pólvora y cuerda, raciones para las dos galeazas y cuatro pataches que allí quedaban en tan mal estado como todo lo demás; y no obstante, á renglón seguido, indicaba la conveniencia de apoderarse de los puertos principales de Normandía, sobre todo de Brest, á fin de ‹dar en Inglaterra y en Flandes›»
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
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