Britanicos susto huyen 1744
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En este viaje al encontrarse en el canal de Bahama, se desató un duro temporal desarbolando el navío, por ello su comandante dio orden de armar bandolas y de esta guisa pudo arribar a San Juan de Puerto Rico. Pasado el temporal se presentó una división de navíos británicos con la intención de capturar el buque, de hecho viendo su estado, incapaz de poder presentar combate y menos contra tres de igual porte, le enviaron un emisario para rendirse, pero astutamente les pidió un tiempo para poder hablarlo con sus oficiales y dotación. | En este viaje al encontrarse en el canal de Bahama, se desató un duro temporal desarbolando el navío, por ello su comandante dio orden de armar bandolas y de esta guisa pudo arribar a San Juan de Puerto Rico. Pasado el temporal se presentó una división de navíos británicos con la intención de capturar el buque, de hecho viendo su estado, incapaz de poder presentar combate y menos contra tres de igual porte, le enviaron un emisario para rendirse, pero astutamente les pidió un tiempo para poder hablarlo con sus oficiales y dotación. | ||
- | Aprovechando ese corto espacio de tiempo, eligió a Soto para embarcar en una balandra decomisada y dirigirse al puerto de la Habana, lo consiguió burlando la vigilancia de los buques enemigos arribando al puerto de destino, sin detenerse se dirigió al general al mando de la escuadra de la Habana, don [[Reggio_y_Brachiforte_Saladino_y_Colonna,_Andres_Biografia|'''Andrés Reggio''']] a quien puso al corriente de la situación, éste dio las órdenes oportunas y en poco menos de una hora estaba toda la escuadra con rumbo a San Juan. | + | Aprovechando ese corto espacio de tiempo, eligió a [[Soto_y_Aguilar_Montoya_y_Navarro,_Juan_de_Biografia|'''Soto''']] para embarcar en una balandra decomisada y dirigirse al puerto de la Habana, lo consiguió burlando la vigilancia de los buques enemigos arribando al puerto de destino, sin detenerse se dirigió al general al mando de la escuadra de la Habana, don [[Reggio_y_Brachiforte_Saladino_y_Colonna,_Andres_Biografia|'''Andrés Reggio''']] a quien puso al corriente de la situación, éste dio las órdenes oportunas y en poco menos de una hora estaba toda la escuadra con rumbo a San Juan. |
Los enemigos no esperaban que en tan pocos días tuvieran encima la escuadra española, por ello al divisar sus velas desde la Aguadilla de la Isla, su reacción fue la propia de los “valientes”, pues eran inferiores en número y por ello su jefe (que desconocemos) dio la orden de largar todo el trapo y salir huyendo forzando de vela consiguiendo en poco tiempo quedar fuera del alcance visual. Se dieron cables de remolque al navío, mientras carpinteros de la escuadra pasaron a él para ir poniéndolo a punto, arribando al puerto de la Habana. | Los enemigos no esperaban que en tan pocos días tuvieran encima la escuadra española, por ello al divisar sus velas desde la Aguadilla de la Isla, su reacción fue la propia de los “valientes”, pues eran inferiores en número y por ello su jefe (que desconocemos) dio la orden de largar todo el trapo y salir huyendo forzando de vela consiguiendo en poco tiempo quedar fuera del alcance visual. Se dieron cables de remolque al navío, mientras carpinteros de la escuadra pasaron a él para ir poniéndolo a punto, arribando al puerto de la Habana. |
Revisión de 08:19 2 may 2019
1744 Susto a los británicos
El teniente de fragata don Juan de Soto y Aguilar permaneció en la Habana realizando distintas comisiones hasta octubre de 1744, por dársele la orden de trasbordar al navío Príncipe zarpando rumbo a la Península.
En este viaje al encontrarse en el canal de Bahama, se desató un duro temporal desarbolando el navío, por ello su comandante dio orden de armar bandolas y de esta guisa pudo arribar a San Juan de Puerto Rico. Pasado el temporal se presentó una división de navíos británicos con la intención de capturar el buque, de hecho viendo su estado, incapaz de poder presentar combate y menos contra tres de igual porte, le enviaron un emisario para rendirse, pero astutamente les pidió un tiempo para poder hablarlo con sus oficiales y dotación.
Aprovechando ese corto espacio de tiempo, eligió a Soto para embarcar en una balandra decomisada y dirigirse al puerto de la Habana, lo consiguió burlando la vigilancia de los buques enemigos arribando al puerto de destino, sin detenerse se dirigió al general al mando de la escuadra de la Habana, don Andrés Reggio a quien puso al corriente de la situación, éste dio las órdenes oportunas y en poco menos de una hora estaba toda la escuadra con rumbo a San Juan.
Los enemigos no esperaban que en tan pocos días tuvieran encima la escuadra española, por ello al divisar sus velas desde la Aguadilla de la Isla, su reacción fue la propia de los “valientes”, pues eran inferiores en número y por ello su jefe (que desconocemos) dio la orden de largar todo el trapo y salir huyendo forzando de vela consiguiendo en poco tiempo quedar fuera del alcance visual. Se dieron cables de remolque al navío, mientras carpinteros de la escuadra pasaron a él para ir poniéndolo a punto, arribando al puerto de la Habana.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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