Aragon, Octavio de Biografia
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Fue nombrado gobernador de Flandes el archiduque Alberto, quien requirió sus servicios al Rey y se lo concedió, por ello paso de nuevo a los países bajos, donde participo al mando de la caballería en cuentas ocasiones se dieron, en la última que tomó parte recibió un arcabuzazo en la cabeza, por ello cuando se recuperó pasó a tomar el mando de una compañía de lanzas en Sicilia, con una renta de 25.000 escudos pasando a las órdenes del Virrey el [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''duque de Osuna''']], pero no conforme con su mando demandó se le entregara el de las galeras del Reino, por estar ausente su general don Pedro de Leiva. | Fue nombrado gobernador de Flandes el archiduque Alberto, quien requirió sus servicios al Rey y se lo concedió, por ello paso de nuevo a los países bajos, donde participo al mando de la caballería en cuentas ocasiones se dieron, en la última que tomó parte recibió un arcabuzazo en la cabeza, por ello cuando se recuperó pasó a tomar el mando de una compañía de lanzas en Sicilia, con una renta de 25.000 escudos pasando a las órdenes del Virrey el [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''duque de Osuna''']], pero no conforme con su mando demandó se le entregara el de las galeras del Reino, por estar ausente su general don Pedro de Leiva. | ||
- | En 1611 se reúnen las escuadras de Nápoles ([[Bazan_y_Benavides,_Alvaro_de_Biografia|II marqués de Santa Cruz]]) con sus doce galeras, Génova, con diez, Sicilia con siete y Malta con cinco, con un gran ejército a bordo de ellas, con destino a atacar la fortaleza de Querquenes el 28 de septiembre, en ella los turcos se defendieron como era su costumbre, pero tras largo y porfiado combate fueron vencidos y la fortaleza conquistada, hundiendo once velas turcas y berberiscas, capturando quinientos turcos puestos al remo y llevándose a todo animal vacuno que cupo en las galeras. En esta acción don Octavio formaba parte de la escolta personal del '''II Marqués de Santa Cruz''', demostrando gran valía y arrojo personal en cuantas acciones fueron necesarias. | + | En 1611 se reúnen las escuadras de Nápoles ([[Bazan_y_Benavides,_Alvaro_de_Biografia|'''II marqués de Santa Cruz''']]) con sus doce galeras, Génova, con diez, Sicilia con siete y Malta con cinco, con un gran ejército a bordo de ellas, con destino a atacar la fortaleza de Querquenes el 28 de septiembre, en ella los turcos se defendieron como era su costumbre, pero tras largo y porfiado combate fueron vencidos y la fortaleza conquistada, hundiendo once velas turcas y berberiscas, capturando quinientos turcos puestos al remo y llevándose a todo animal vacuno que cupo en las galeras. En esta acción don Octavio formaba parte de la escolta personal del '''II Marqués de Santa Cruz''', demostrando gran valía y arrojo personal en cuantas acciones fueron necesarias. |
Salió de Palermo con rumbo a Cartagena, en la derrota combatió en diferentes ocasiones con los moros a los que venció siempre sin perder bajel, devolviendo la libertad a cientos de cristianos y aumentando su escuadra con los vasos apresados, granjeándose una gran fama de invicto general, así mismo tomó parte muy activa en la expulsión de los moriscos de la península. | Salió de Palermo con rumbo a Cartagena, en la derrota combatió en diferentes ocasiones con los moros a los que venció siempre sin perder bajel, devolviendo la libertad a cientos de cristianos y aumentando su escuadra con los vasos apresados, granjeándose una gran fama de invicto general, así mismo tomó parte muy activa en la expulsión de los moriscos de la península. | ||
- | Llegado a Cádiz el general marqués de San Germán le requirió para tomar el mando como maestre de campo, participando en la jornada de Larache, la cual fue tomada ganando nuevos laureles, pero el general don Pedro de Leiva quien participo al mando de su escuadra, se quedó en Cádiz, pasando de nuevo a tomar el mando de la escuadra de galeras de Sicilia, donde llegó después de otros varios encuentros con naves berberiscas y siempre venciéndoles sufriendo ninguna o pocas pérdidas. | + | Llegado a Cádiz el general marqués de San Germán le requirió para tomar el mando como maestre de campo, participando en la jornada de Larache, la cual fue tomada ganando nuevos laureles, pero el general don [[Cerda_y_Leyva,_Pedro_de_la_Biografia|'''Pedro de Leiva''']] quien participo al mando de su escuadra, se quedó en Cádiz, pasando de nuevo a tomar el mando de la escuadra de galeras de Sicilia, donde llegó después de otros varios encuentros con naves berberiscas y siempre venciéndoles sufriendo ninguna o pocas pérdidas. |
- | Habiendo recibido el [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque''']] aviso de la presencia de galeras turcas en la isla de Cerdeña, ordenó a don '''Octavio''' se hiciera a la mar con su escuadra de ocho bajeles, siendo la '''''Concepción''''' | + | Habiendo recibido el [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque''']] aviso de la presencia de galeras turcas en la isla de Cerdeña, ordenó a don '''Octavio''' se hiciera a la mar con su escuadra de ocho bajeles, siendo la capitana la '''''Concepción''''', '''''Patrona''''', '''''Milicia''''', '''''San Pedro''''', '''''Escalona''''', '''''Fortuna''''', '''''Osuna''''' y '''''Peñafiel''''', saliendo inmediatamente de Palermo, al llegar a la isla la bojearon en busca de enemigos, pero no hallándolos pasó a las costas de Argel, en esos momentos en poder de musulmanes, corría el mes de julio de 1613, al llegar a la cercanías de Chicheri puso rumbo a ella y desembarcó las tropas, se formaron dos grupos, uno volante para atacar y otro firme como reserva y refuerzo en caso de verse obligados a retirarse, el primer grupo fue tan efectivo que a pesar de la resistencia tomaron el terreno y el castillo. |
La facilidad de todo ello nos vino dada, pues los moros pretendieron parar la infantería con un sólo cañón, el cual para situarlo abrieron la puerta de la fortaleza, de esta forma sólo hizo un disparo dado que no les dio tiempo a efectuar otro por ser desbordados por las tropas, al entrar la venganza fue la propia, pues pasaron por las armas a trescientos enemigos y se libró el gobernador por ser persona de rescate, y estar herido en un brazo, pasando al saqueo de la fortaleza, de donde apresaron doscientos mosquetes, cincuenta arcabuces y cien picas, esto en cuanto a armas, pero también se sacaron sedas y otras telas, así como gran cantidad de aljófares mientras el segundo grupo les cubría la espalda, pues de los poblados cercanos acudieron a defender a los suyos en número de unos seis mil, viendo que era mucha gente don Octavio dio orden de regresar a los buques, lo que se hizo sin sufrir pérdida alguna a pesar del mucho fuego, fueron capturados unos pocos moros y en total fueron muertos unos quinientos, de los nuestros un soldado y un capitán, más otros treinta heridos, antes de salir pegaron fuego a cuatro bajeles enemigos pequeños que en el puerto se encontraban. | La facilidad de todo ello nos vino dada, pues los moros pretendieron parar la infantería con un sólo cañón, el cual para situarlo abrieron la puerta de la fortaleza, de esta forma sólo hizo un disparo dado que no les dio tiempo a efectuar otro por ser desbordados por las tropas, al entrar la venganza fue la propia, pues pasaron por las armas a trescientos enemigos y se libró el gobernador por ser persona de rescate, y estar herido en un brazo, pasando al saqueo de la fortaleza, de donde apresaron doscientos mosquetes, cincuenta arcabuces y cien picas, esto en cuanto a armas, pero también se sacaron sedas y otras telas, así como gran cantidad de aljófares mientras el segundo grupo les cubría la espalda, pues de los poblados cercanos acudieron a defender a los suyos en número de unos seis mil, viendo que era mucha gente don Octavio dio orden de regresar a los buques, lo que se hizo sin sufrir pérdida alguna a pesar del mucho fuego, fueron capturados unos pocos moros y en total fueron muertos unos quinientos, de los nuestros un soldado y un capitán, más otros treinta heridos, antes de salir pegaron fuego a cuatro bajeles enemigos pequeños que en el puerto se encontraban. | ||
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Fue tan importante victoria que poco tiempo después de su llegada se celebró una procesión y misa para no olvidar nadie el acontecimiento. Por orden del duque de [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Osuna''']] a cada cristiano liberado se le entregó un escudo de oro, para que pudieran de momento comer y resarcirse de los padecimientos sufridos. El 27 de octubre como era costumbre se realizó para festejar el acontecimiento una procesión con misa dando gracias al Altísimo. La fiesta duro tres días con grandes hogueras y fuegos artificiales, con gran jolgorio del pueblo y alegría de los participantes en tan magna ocasión. | Fue tan importante victoria que poco tiempo después de su llegada se celebró una procesión y misa para no olvidar nadie el acontecimiento. Por orden del duque de [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Osuna''']] a cada cristiano liberado se le entregó un escudo de oro, para que pudieran de momento comer y resarcirse de los padecimientos sufridos. El 27 de octubre como era costumbre se realizó para festejar el acontecimiento una procesión con misa dando gracias al Altísimo. La fiesta duro tres días con grandes hogueras y fuegos artificiales, con gran jolgorio del pueblo y alegría de los participantes en tan magna ocasión. | ||
- | Pasados unos días ya en 1614 llegó don | + | Pasados unos días ya en 1614 llegó don Pedro de Leiva tomando el mando de la escuadra, el '''Duque de Osuna''' recomendó al Rey A don Octavio se quedará en su virreinato y para ello se le concedió el mando de la caballería. |
- | Hubo un problema que se tuvo que dilucidar por los jueces, pues don '''Octavio''' reclamó a don Pedro de Leiva (a nuestro juicio con mucha razón) le fueran abonados los beneficios de los apresamientos efectuados mientras él estuvo al mando de las galeras, esto se prolongó en el tiempo y prácticamente no se llegó nunca a un acuerdo, de ahí que don Octavio a veces actuara un poco por su cuenta, lo que le llevó a su vez a enfrentarse con el duque de Osuna don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro Téllez Girón''']]. | + | Hubo un problema que se tuvo que dilucidar por los jueces, pues don '''Octavio''' reclamó a don '''Pedro de Leiva''' (a nuestro juicio con mucha razón) le fueran abonados los beneficios de los apresamientos efectuados mientras él estuvo al mando de las galeras, esto se prolongó en el tiempo y prácticamente no se llegó nunca a un acuerdo, de ahí que don '''Octavio''' a veces actuara un poco por su cuenta, lo que le llevó a su vez a enfrentarse con el duque de '''Osuna''' don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro Téllez Girón''']]. |
- | Una de sus salidas con la pequeña fuerza a su disposición fue por octubre de 1616, para no tergiversar la historia transcribimos la carta de Osuna al Rey: | + | Una de sus salidas con la pequeña fuerza a su disposición fue por octubre de 1616, para no tergiversar la historia transcribimos la carta de [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Osuna''']] al Rey: |
{{Cita|'''«Señor. — Don Octavio de Aragón ha vuelto de Levante: tomó tres caramuzales, un bergantín y cien esclavos; trae de la Armada del Turco los avisos que he enviado a V.M. de cuán malparada la dejó el capitán Rivera. También la he tenido de haber dado garrote en Constantinopla a un fraile francisco con quien me correspondía, harto hombre de bien. El Bayle de Venecia ha hecho en esto lo que V.M. puede esperar siempre de los negocios que cayeren en sus manos: están presos los padres Jesuinos: he escrito al embajador de Francia y algunos esclavos míos que allí pueden, para que les ayuden, poniéndoles en algún temor de que si se hace justicia de ellos, la haré de otros tantos esclavos que tengo de Constantinopla, y de consideración. De lo que sucediere daré cuenta a V. M. En Nápoles, 9 de noviembre de 1616. – Biblioteca Nacional. Manuscrito H 16. Folio 26 v.»'''}} | {{Cita|'''«Señor. — Don Octavio de Aragón ha vuelto de Levante: tomó tres caramuzales, un bergantín y cien esclavos; trae de la Armada del Turco los avisos que he enviado a V.M. de cuán malparada la dejó el capitán Rivera. También la he tenido de haber dado garrote en Constantinopla a un fraile francisco con quien me correspondía, harto hombre de bien. El Bayle de Venecia ha hecho en esto lo que V.M. puede esperar siempre de los negocios que cayeren en sus manos: están presos los padres Jesuinos: he escrito al embajador de Francia y algunos esclavos míos que allí pueden, para que les ayuden, poniéndoles en algún temor de que si se hace justicia de ellos, la haré de otros tantos esclavos que tengo de Constantinopla, y de consideración. De lo que sucediere daré cuenta a V. M. En Nápoles, 9 de noviembre de 1616. – Biblioteca Nacional. Manuscrito H 16. Folio 26 v.»'''}} | ||
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No obstante al ser nombrado don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro''']] virrey de Nápoles ordenó le acompañara a su nuevo virreinato, donde se encontró que don '''Pedro de Leiva''' no se presentó a tomar el mando de la nueva escuadra, por ello y como a tal virrey el '''Duque de Osuna''' le nombro en su lugar a don '''Octavio''' al mando de las galeras de Sicilia y de Nápoles por Real cédula del 27 de mayo de 1618. | No obstante al ser nombrado don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro''']] virrey de Nápoles ordenó le acompañara a su nuevo virreinato, donde se encontró que don '''Pedro de Leiva''' no se presentó a tomar el mando de la nueva escuadra, por ello y como a tal virrey el '''Duque de Osuna''' le nombro en su lugar a don '''Octavio''' al mando de las galeras de Sicilia y de Nápoles por Real cédula del 27 de mayo de 1618. | ||
- | En el mismo 1618 el virrey '''Duque de Osuna''' recibió noticias de nueva salida de escuadra turca con rumo a su virreinato, dio orden a don Octavio de hacerse a la mar con la escuadra, enarbolando su insignia en '''''La Negra''''', más cinco galeras, junto a un patache, un galeón y tres naves, con rumbo a la Goleta, por continuar en manos de turcos y darles un escarmiento, al llegar atacaron dando al fuego a diez naves de alto bordo y saqueando la ciudad, volviendo a la mar donde pasados once días se encontraron con una escuadra compuesta por doce galeras turcas, inmediatamente forzaron de boga y la capitana embistió a la contraria, el resto eligió a su contrincante, tras duro enfrentamiento lograron capturar siete de ellas, en la capitana otomana iba su jefe el bajá de Saloní quien fue capturado, éste pidió al Duque que para poder pagar su rescate le permitiera regresar a Constantinopla, dando por buena su palabra se lo permitió, acompañándole 14 de sus cercanos, pasado un tiempo el Duque recibió como compensación varios regalos muy valiosos y entre ellos uno muy curioso, siendo un juego de vasos contra ponzoña, pues si en ellos se vertía algún veneno se cuarteaban. | + | En el mismo 1618 el virrey '''Duque de Osuna''' recibió noticias de nueva salida de escuadra turca con rumo a su virreinato, dio orden a don '''Octavio''' de hacerse a la mar con la escuadra, enarbolando su insignia en '''''La Negra''''', más cinco galeras, junto a un patache, un galeón y tres naves, con rumbo a la Goleta, por continuar en manos de turcos y darles un escarmiento, al llegar atacaron dando al fuego a diez naves de alto bordo y saqueando la ciudad, volviendo a la mar donde pasados once días se encontraron con una escuadra compuesta por doce galeras turcas, inmediatamente forzaron de boga y la capitana embistió a la contraria, el resto eligió a su contrincante, tras duro enfrentamiento lograron capturar siete de ellas, en la capitana otomana iba su jefe el bajá de Saloní quien fue capturado, éste pidió al Duque que para poder pagar su rescate le permitiera regresar a Constantinopla, dando por buena su palabra se lo permitió, acompañándole 14 de sus cercanos, pasado un tiempo el Duque recibió como compensación varios regalos muy valiosos y entre ellos uno muy curioso, siendo un juego de vasos contra ponzoña, pues si en ellos se vertía algún veneno se cuarteaban. |
La escuadra volvió a hacerse a la mar, en su navegar encontrándose sobre la Fosa de San Juan divisaron una galeota de 22 bancos, arrumbando a ella y capturándola, con todo lo que transportaba, mercancías, municiones y pólvora, así como una doncella con sus dos esclavos calabreses, a quienes se les dio la libertad al regresar a Nápoles. | La escuadra volvió a hacerse a la mar, en su navegar encontrándose sobre la Fosa de San Juan divisaron una galeota de 22 bancos, arrumbando a ella y capturándola, con todo lo que transportaba, mercancías, municiones y pólvora, así como una doncella con sus dos esclavos calabreses, a quienes se les dio la libertad al regresar a Nápoles. | ||
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Durante el tiempo que permaneció al mando de las escuadra de galeras, había capturado nueve galeras turcas de fanal, quince buques redondos de corsarios y veinte bergantines de diferentes tamaños, cautivando a 1.800 esclavos puestos al remo, de ellos cuatro beis y varios arráeces de rescate, así como muchas banderas y estandartes. | Durante el tiempo que permaneció al mando de las escuadra de galeras, había capturado nueve galeras turcas de fanal, quince buques redondos de corsarios y veinte bergantines de diferentes tamaños, cautivando a 1.800 esclavos puestos al remo, de ellos cuatro beis y varios arráeces de rescate, así como muchas banderas y estandartes. | ||
- | Tuvo lugar algo que es complicado de entender y a la larga resulto la caída del Duque de Osuna. Fue un viaje de don Pedro Téllez a Marsella donde fue recibido casi como un rey. Don '''Octavio''' se quedó a la espera del regreso fuera del puerto, donde al parecer por alargarse en demasía los festejos llegó a faltar la comida en la escuadra, esto le decidió abandonar a su Virrey regresando a Nápoles, eso sí enarbolando el estandarte Real en vez de el del [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque''']] para no incurrir en falta a su Rey y con un detalle muy raro, pues entró en Cadaques desembarcando el equipaje de don '''Pedro'''. | + | Tuvo lugar algo que es complicado de entender y a la larga resulto la caída del '''Duque de Osuna'''. Fue un viaje de don '''Pedro Téllez''' a Marsella donde fue recibido casi como un rey. Don '''Octavio''' se quedó a la espera del regreso fuera del puerto, donde al parecer por alargarse en demasía los festejos llegó a faltar la comida en la escuadra, esto le decidió abandonar a su Virrey regresando a Nápoles, eso sí enarbolando el estandarte Real en vez de el del [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque''']] para no incurrir en falta a su Rey y con un detalle muy raro, pues entró en Cadaques desembarcando el equipaje de don '''Pedro'''. |
- | Como es natural al intentar embarcar el Virrey su escuadra no estaba, escribió al Rey y su Consejo pidió explicaciones a don Octavio por este desaguisado, indicándole entre otras cosas: {{Cita|'''«…no alegaba causa bastante que le excusara en dejar al Duque de Osuna en Marsella; antes se advertía que en el billete decía muchas palabras indecentes, sin que fueran necesarias para su defensa, con que venía a agravar la culpa, y así era de parecer que S.M. mandara hacer con él alguna demostración que fuera de ejemplo.»'''}} | + | Como es natural al intentar embarcar el Virrey su escuadra no estaba, escribió al Rey y su Consejo pidió explicaciones a don '''Octavio''' por este desaguisado, indicándole entre otras cosas: {{Cita|'''«…no alegaba causa bastante que le excusara en dejar al Duque de Osuna en Marsella; antes se advertía que en el billete decía muchas palabras indecentes, sin que fueran necesarias para su defensa, con que venía a agravar la culpa, y así era de parecer que S.M. mandara hacer con él alguna demostración que fuera de ejemplo.»'''}} |
Prudente el Rey antes de tomar una resolución sobre el tema, ordenó que don '''Octavio''' ampliara de su puño y letra lo sucedido, por ello respondió con fecha del 6 de enero de 1621 desde Palermo, entre otras cosas diciendo: {{Cita|'''«…probando que su conducta guiada por el mejor servicio, pues tenía empeño el Duque de Osuna en que entrara con las galeras dentro de la cadena del puerto de Marsella, y esto, que de falta militar, le estaba expresamente prohibido por el cardenal Borja. Viéndose en el aprieto; que al mismo tiempo le iban faltando las provisiones y le parecía no ser conveniente pedir a Francia lo que hubiera menester, y que la residencia del Duque se dilataba por gozar de las fiestas con que le brindaban, tomó resolución de dejarle. Anteponiendo el servicio a cualquiera otro respeto humano, ordenó arbolar el estandarte con las insignias de S.M., abatiendo el que llevaba con las armas del Duque, pues si ya había navegado antes con esta bandera, fue cuando las galeras eran suyas; más en este viaje ya no lo eran, por haberlas consignado el Duque a la Cámara de Nápoles, y éste no tenía más autoridad que el respeto que se debía a su persona…»'''}} | Prudente el Rey antes de tomar una resolución sobre el tema, ordenó que don '''Octavio''' ampliara de su puño y letra lo sucedido, por ello respondió con fecha del 6 de enero de 1621 desde Palermo, entre otras cosas diciendo: {{Cita|'''«…probando que su conducta guiada por el mejor servicio, pues tenía empeño el Duque de Osuna en que entrara con las galeras dentro de la cadena del puerto de Marsella, y esto, que de falta militar, le estaba expresamente prohibido por el cardenal Borja. Viéndose en el aprieto; que al mismo tiempo le iban faltando las provisiones y le parecía no ser conveniente pedir a Francia lo que hubiera menester, y que la residencia del Duque se dilataba por gozar de las fiestas con que le brindaban, tomó resolución de dejarle. Anteponiendo el servicio a cualquiera otro respeto humano, ordenó arbolar el estandarte con las insignias de S.M., abatiendo el que llevaba con las armas del Duque, pues si ya había navegado antes con esta bandera, fue cuando las galeras eran suyas; más en este viaje ya no lo eran, por haberlas consignado el Duque a la Cámara de Nápoles, y éste no tenía más autoridad que el respeto que se debía a su persona…»'''}} | ||
- | Agregaba una relación de sus hechos de armas como disculpa ante lo realizado, por considerar que el [[ | + | |
+ | Agregaba una relación de sus hechos de armas como disculpa ante lo realizado, por considerar que el [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque''']] le había faltado el respeto. | ||
Mientras esto sucedía se cruzaron dos cartas, una de don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro Téllez''']] a don '''Octavio''', y respuesta de éste, son cartas sólo publicadas en una ocasión y que aquí por su interés transcribimos, si bien son algo largas nos facilitará situarnos en el momento y cómo se lanzaban dardos entre ambos. | Mientras esto sucedía se cruzaron dos cartas, una de don [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Pedro Téllez''']] a don '''Octavio''', y respuesta de éste, son cartas sólo publicadas en una ocasión y que aquí por su interés transcribimos, si bien son algo largas nos facilitará situarnos en el momento y cómo se lanzaban dardos entre ambos. | ||
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{{Cita|'''«Carta de desafío del Duque de Osuna a D. Octavio de Aragón, por habello dejado en Marsella y venídose con las galeras a España sin decir nada al dicho Duque. Año de 1620.''' | {{Cita|'''«Carta de desafío del Duque de Osuna a D. Octavio de Aragón, por habello dejado en Marsella y venídose con las galeras a España sin decir nada al dicho Duque. Año de 1620.''' | ||
- | '''Señor D. Octavio de Aragón. — Yo llegué a Marsella el lunes por la mañana a 27 de julio, y viernes último del mes comenzó a embarcarse ropa para seguir mi viaje; hoy sábado, por la mañana, me han venido a avisar que V.S. zarpaba con las galeras la vuelta de España, llevando en ellas toda mi ropa y de los que han quedado en tierra. Habiendo de embarcarme esta noche, mi detención en este puerto ha sido de cinco días, y sin haber hecho en todos cuatro tiempo para pasar el golfo; y aunque yo hubiera hecho la cuenta de mi detención, debo dársela a mi Rey. Ya V.S. me ha dejado en Francia y más de 200 españoles, gente tan principal como V.S. verá por esta lista, a quien de persona a persona no osara V.S. ofender, obligando a dar qué pensar y hablar a todo el mundo, y a mí, y a esta gente, a riesgo de otros mil peligros evidentes. Que V.S. se haya partido por falta de alimentos, no puede ser, pues como V.S. verá por este papel, firmado de los oficiales del sueldo, llevan en la caja de S.M. 1.500 escudos; y el capitán Pedro Lobay, de mi parte ofreció a V.S. todos los bastimentos que fueran menester, y lo propio hizo el capitán Viciguerra y el Proveedor de las galeras deste reino; ni V.S. me ha pedido bastimentos, ni dineros: dichomelo, ni por escrito, ni enviándomelo a decir la causa de su partida, de donde infiero que desacato tan grande a mi persona, en un hombre como usía no puede ser, ni atreverse a ello, sin expresa orden de S.M. en que mande a V.S. me deje en Francia, con la circunstancias que V.S. ha dicho, y cuando esto fuera así, V.S. sabía bien hasta donde se extiende la licencia que los ministros tienen de replicar a la órdenes de S.M., y del ejemplo de V.S. se puede haber aprendido de mí, en su mesma persona; pues cuando llegué a Sicilia hallé a V.S. en tan baja fortuna, que por sentencia del Consejo de Italia estaba V.S. cesado del servicio de S.M. y suspendido de todo género de oficios, y mandado restituir mucha hacienda, por los delitos que cometió en Mesina durante el oficio de Estrático; y comenzándome a servir de la persona de V.S., por compasión de sus trabajos, me llegó orden de su Majestad con D. Melchor de Borja, en que me mandaba quitase a V.S. el gobierno de la escuadra de aquel reino previamente, y lo entregase al dicho D. Melchor para la jornada de los Querquenes. No sólo repliqué a esta orden de S.M., doliéndome de la honra de V.S., por haberme echado a mis pies lastimosamente; pero embarqué 800 españoles sobre las ocho galeras de aquella escuadra, y siendo V.S. siciliano le envíe gobernándolo todo. Tuve consecutivamente en respuesta de mi carta, segunda y tercera orden de S.M. para desposeer a V.S. de aquella escuadra y entregalla al dicho D. Melchor de Borja, a que también repliqué, manteniendo a V.S. en el gobierno de ellas cuatro años. Y finalmente, todos los acrecentamientos que V.S. hoy tiene, así de puesto como de rentas y sueldos, ha venido por mi mano, que no son tan cortos, que de honores son los que S. M. tiene que dar en Sicilia y en Nápoles, en Consejos de Estado de aquellos reinos, y de sueldos y rentas, importaran 11.000 ducados al año, sin 200.000 escudos de que V.S. se ha aprovechado, que no sé que haya español que se halle en este estado en tan poco tiempo; y pues V.S. estaba ya contento cuando llegó a Sicilia, con sólo capitán de la milicia | + | '''Señor D. Octavio de Aragón. — Yo llegué a Marsella el lunes por la mañana a 27 de julio, y viernes último del mes comenzó a embarcarse ropa para seguir mi viaje; hoy sábado, por la mañana, me han venido a avisar que V.S. zarpaba con las galeras la vuelta de España, llevando en ellas toda mi ropa y de los que han quedado en tierra. Habiendo de embarcarme esta noche, mi detención en este puerto ha sido de cinco días, y sin haber hecho en todos cuatro tiempo para pasar el golfo; y aunque yo hubiera hecho la cuenta de mi detención, debo dársela a mi Rey. Ya V.S. me ha dejado en Francia y más de 200 españoles, gente tan principal como V.S. verá por esta lista, a quien de persona a persona no osara V.S. ofender, obligando a dar qué pensar y hablar a todo el mundo, y a mí, y a esta gente, a riesgo de otros mil peligros evidentes. Que V.S. se haya partido por falta de alimentos, no puede ser, pues como V.S. verá por este papel, firmado de los oficiales del sueldo, llevan en la caja de S.M. 1.500 escudos; y el capitán Pedro Lobay, de mi parte ofreció a V.S. todos los bastimentos que fueran menester, y lo propio hizo el capitán Viciguerra y el Proveedor de las galeras deste reino; ni V.S. me ha pedido bastimentos, ni dineros: dichomelo, ni por escrito, ni enviándomelo a decir la causa de su partida, de donde infiero que desacato tan grande a mi persona, en un hombre como usía no puede ser, ni atreverse a ello, sin expresa orden de S.M. en que mande a V.S. me deje en Francia, con la circunstancias que V.S. ha dicho, y cuando esto fuera así, V.S. sabía bien hasta donde se extiende la licencia que los ministros tienen de replicar a la órdenes de S.M., y del ejemplo de V.S. se puede haber aprendido de mí, en su mesma persona; pues cuando llegué a Sicilia hallé a V.S. en tan baja fortuna, que por sentencia del Consejo de Italia estaba V.S. cesado del servicio de S.M. y suspendido de todo género de oficios, y mandado restituir mucha hacienda, por los delitos que cometió en Mesina durante el oficio de Estrático; y comenzándome a servir de la persona de V.S., por compasión de sus trabajos, me llegó orden de su Majestad con D. Melchor de Borja, en que me mandaba quitase a V.S. el gobierno de la escuadra de aquel reino previamente, y lo entregase al dicho D. Melchor para la jornada de los Querquenes. No sólo repliqué a esta orden de S.M., doliéndome de la honra de V.S., por haberme echado a mis pies lastimosamente; pero embarqué 800 españoles sobre las ocho galeras de aquella escuadra, y siendo V.S. siciliano le envíe gobernándolo todo. Tuve consecutivamente en respuesta de mi carta, segunda y tercera orden de S.M. para desposeer a V.S. de aquella escuadra y entregalla al dicho D. Melchor de Borja, a que también repliqué, manteniendo a V.S. en el gobierno de ellas cuatro años. Y finalmente, todos los acrecentamientos que V.S. hoy tiene, así de puesto como de rentas y sueldos, ha venido por mi mano, que no son tan cortos, que de honores son los que S. M. tiene que dar en Sicilia y en Nápoles, en Consejos de Estado de aquellos reinos, y de sueldos y rentas, importaran 11.000 ducados al año, sin 200.000 escudos de que V.S. se ha aprovechado, que no sé que haya español que se halle en este estado en tan poco tiempo; y pues V.S. estaba ya contento cuando llegó a Sicilia, con sólo capitán de la milicia de una galera de la escuadra de aquel reino, yo he hecho en todo esto lo que piden las obligaciones de mi nacimiento, y V.S. en el estilo que ha guardado conmigo, las que piden las del suyo; y por último, aseguro a V.S. que si en esta navegación de Nápoles a España he rehusado muchas veces de ir embarcado en galeras, y navegando en salvo, no ha sido tanto por los malos tiempos y la mar, como por la vida y costumbres que V.S. tiene de ellas, teniendo el castigo que cada día se puede esperar; y aunque creo que V.S. me debe entender, todos los españoles que en mis dos galeras fueron y volvieron de España el año pasado temiendo lo mismo, y quien tuviere hoy en día alguna curiosidad, hallará en la misma amistad y desdicha a V.S. que llevaba consigo.''' |
'''En todo lo que V.S. respondiere contra esto miente como muy ruin caballero, y también miente si niega que es vil e infame término el que ha usado conmigo; y aunque de la persona de V.S. a la mía hay en todo la desigualdad que el mundo sabe, sustentaré a V.S. con la espada en la mano ser ruin caballero, en cualquier lugar donde V.S. me llamare; y como ha sido pública a los ojos del mundo la injuria que V.S. ha intentado de hacerme, lo será esta carta también.»'''}} | '''En todo lo que V.S. respondiere contra esto miente como muy ruin caballero, y también miente si niega que es vil e infame término el que ha usado conmigo; y aunque de la persona de V.S. a la mía hay en todo la desigualdad que el mundo sabe, sustentaré a V.S. con la espada en la mano ser ruin caballero, en cualquier lugar donde V.S. me llamare; y como ha sido pública a los ojos del mundo la injuria que V.S. ha intentado de hacerme, lo será esta carta también.»'''}} | ||
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Escrito por don [[Fernandez_Duro,_Cesareo_Biografia|'''Cesáreo Fernández Duro''']], dice: {{Cita|'''«Conocido el carácter de Osuna, es de presumir que sin la prisión y vicisitudes que le acabaron, por estos lamentables documentos hubiera tenido lance personal con D. Octavio, personificación de la miseria humana. En la “Colección de Documentos Inéditos” se hallan las órdenes en que efectivamente, y con repetición, prevenía el Rey que el mando de las galeras de Sicilia se entregara a [[Borja_y_de_Velasco,_Melchor_Francisco_Antonio_de_Biografia|D. Melchor de Borja]]; inserta asimismo ciertas cartas de la Marquesa de Ladrada, hija de D. Pedro de Leiva, con grandes inculpaciones contra D. Octavio, entre la que se nota la de haber tomado las órdenes sagradas por escapar a la justicia; inculpaciones de que con calor le defiende el Duque, escribiendo a S. M. La carta de desafío, salvo la forma y los reproches, en cuanto al agravio del abandono en Marsella y desacato a su persona es racional, ofreciendo por la contestación insolente la mejor prueba de ser D. Octavio de Aragón un ruin caballero.»'''}} | Escrito por don [[Fernandez_Duro,_Cesareo_Biografia|'''Cesáreo Fernández Duro''']], dice: {{Cita|'''«Conocido el carácter de Osuna, es de presumir que sin la prisión y vicisitudes que le acabaron, por estos lamentables documentos hubiera tenido lance personal con D. Octavio, personificación de la miseria humana. En la “Colección de Documentos Inéditos” se hallan las órdenes en que efectivamente, y con repetición, prevenía el Rey que el mando de las galeras de Sicilia se entregara a [[Borja_y_de_Velasco,_Melchor_Francisco_Antonio_de_Biografia|D. Melchor de Borja]]; inserta asimismo ciertas cartas de la Marquesa de Ladrada, hija de D. Pedro de Leiva, con grandes inculpaciones contra D. Octavio, entre la que se nota la de haber tomado las órdenes sagradas por escapar a la justicia; inculpaciones de que con calor le defiende el Duque, escribiendo a S. M. La carta de desafío, salvo la forma y los reproches, en cuanto al agravio del abandono en Marsella y desacato a su persona es racional, ofreciendo por la contestación insolente la mejor prueba de ser D. Octavio de Aragón un ruin caballero.»'''}} | ||
- | A esto añadir por haberlo encontrado en un documento, lo que le dice el Rey al [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque de Osuna''']] en carta privada, entre otras cosas le hace saber: '''«…y con esto cesará el fin que se llevaba de hacer general a D. | + | A esto añadir por haberlo encontrado en un documento, lo que le dice el Rey al [[Tellez_Giron_y_Fernandez_de_Velasco,_Pedro_Biografia|'''Duque de Osuna''']] en carta privada, entre otras cosas le hace saber: '''«…y con esto cesará el fin que se llevaba de hacer general a D. Octavio de Aragón, de que se os avisó antes de agora, para vos solo. Madrid 28 de enero de 1620. — Yo el Rey. — Antonio de Aróstegui.»''' |
No obstante don '''Octavio''' por orden de S. M. pasó cinco meses de encierro en un castillo, dado que el infractor no cesaba de enviar cartas a la corte, el Rey concluyo que al término de la prisión pasara a Palermo teniendo la ciudad como cárcel. | No obstante don '''Octavio''' por orden de S. M. pasó cinco meses de encierro en un castillo, dado que el infractor no cesaba de enviar cartas a la corte, el Rey concluyo que al término de la prisión pasara a Palermo teniendo la ciudad como cárcel. |
Última versión de 11:47 30 abr 2023
Octavio de Aragón Biografía
General de las Galeras de Nápoles y Sicilia.
General de la Caballería en Nápoles.
Capitán de tropas en Flandes.
Caballero de la Real y Militar Orden de Santiago.
Vino al mundo en Palermo por 1565, era hijo de don Carlos de Aragón, y desde muy niño a su hijo lo dedico a la carrera de las armas.
Sabemos que al ser nombrado Gobernador de Flandes don Alejandro Farnesio en 1576 por fallecimiento de don Luis de Requesens, pasó a su servicio de su propio peculio, allí mantuvo sus primeras armas contra los insurrectos flamencos, permaneciendo en sus obligaciones hasta 1587 cuando se encontraba al mando de una compañía de lanzas, participando en la empresa de la Esclusa, así mismo pasó a territorio francés donde también dejó muy alto su nombre, pasando posteriormente al socorro de París, continuando la campaña sobre Legni y Corbiel, donde al finalizar regresó a Flandes, por no contar con suficientes años se le honró con puesto en el Consejo de guerra.
Un nuevo destino, para ello viajo a la Lombardia formando parte de la famosa caballería de Milán (entonces considera la mejor del mundo) donde permaneció tres años, tomando parte en la guerra de Saboya, donde en una casi temeridad cargó con su escuadrón rompiendo la línea enemiga en el combate de Briquerasco, y algo parecido en los posteriores de Val de Moyra y Chilo, en el último él sólo con sus hombres tomo diez banderas enemigas.
Fue nombrado gobernador de Flandes el archiduque Alberto, quien requirió sus servicios al Rey y se lo concedió, por ello paso de nuevo a los países bajos, donde participo al mando de la caballería en cuentas ocasiones se dieron, en la última que tomó parte recibió un arcabuzazo en la cabeza, por ello cuando se recuperó pasó a tomar el mando de una compañía de lanzas en Sicilia, con una renta de 25.000 escudos pasando a las órdenes del Virrey el duque de Osuna, pero no conforme con su mando demandó se le entregara el de las galeras del Reino, por estar ausente su general don Pedro de Leiva.
En 1611 se reúnen las escuadras de Nápoles (II marqués de Santa Cruz) con sus doce galeras, Génova, con diez, Sicilia con siete y Malta con cinco, con un gran ejército a bordo de ellas, con destino a atacar la fortaleza de Querquenes el 28 de septiembre, en ella los turcos se defendieron como era su costumbre, pero tras largo y porfiado combate fueron vencidos y la fortaleza conquistada, hundiendo once velas turcas y berberiscas, capturando quinientos turcos puestos al remo y llevándose a todo animal vacuno que cupo en las galeras. En esta acción don Octavio formaba parte de la escolta personal del II Marqués de Santa Cruz, demostrando gran valía y arrojo personal en cuantas acciones fueron necesarias.
Salió de Palermo con rumbo a Cartagena, en la derrota combatió en diferentes ocasiones con los moros a los que venció siempre sin perder bajel, devolviendo la libertad a cientos de cristianos y aumentando su escuadra con los vasos apresados, granjeándose una gran fama de invicto general, así mismo tomó parte muy activa en la expulsión de los moriscos de la península.
Llegado a Cádiz el general marqués de San Germán le requirió para tomar el mando como maestre de campo, participando en la jornada de Larache, la cual fue tomada ganando nuevos laureles, pero el general don Pedro de Leiva quien participo al mando de su escuadra, se quedó en Cádiz, pasando de nuevo a tomar el mando de la escuadra de galeras de Sicilia, donde llegó después de otros varios encuentros con naves berberiscas y siempre venciéndoles sufriendo ninguna o pocas pérdidas.
Habiendo recibido el Duque aviso de la presencia de galeras turcas en la isla de Cerdeña, ordenó a don Octavio se hiciera a la mar con su escuadra de ocho bajeles, siendo la capitana la Concepción, Patrona, Milicia, San Pedro, Escalona, Fortuna, Osuna y Peñafiel, saliendo inmediatamente de Palermo, al llegar a la isla la bojearon en busca de enemigos, pero no hallándolos pasó a las costas de Argel, en esos momentos en poder de musulmanes, corría el mes de julio de 1613, al llegar a la cercanías de Chicheri puso rumbo a ella y desembarcó las tropas, se formaron dos grupos, uno volante para atacar y otro firme como reserva y refuerzo en caso de verse obligados a retirarse, el primer grupo fue tan efectivo que a pesar de la resistencia tomaron el terreno y el castillo.
La facilidad de todo ello nos vino dada, pues los moros pretendieron parar la infantería con un sólo cañón, el cual para situarlo abrieron la puerta de la fortaleza, de esta forma sólo hizo un disparo dado que no les dio tiempo a efectuar otro por ser desbordados por las tropas, al entrar la venganza fue la propia, pues pasaron por las armas a trescientos enemigos y se libró el gobernador por ser persona de rescate, y estar herido en un brazo, pasando al saqueo de la fortaleza, de donde apresaron doscientos mosquetes, cincuenta arcabuces y cien picas, esto en cuanto a armas, pero también se sacaron sedas y otras telas, así como gran cantidad de aljófares mientras el segundo grupo les cubría la espalda, pues de los poblados cercanos acudieron a defender a los suyos en número de unos seis mil, viendo que era mucha gente don Octavio dio orden de regresar a los buques, lo que se hizo sin sufrir pérdida alguna a pesar del mucho fuego, fueron capturados unos pocos moros y en total fueron muertos unos quinientos, de los nuestros un soldado y un capitán, más otros treinta heridos, antes de salir pegaron fuego a cuatro bajeles enemigos pequeños que en el puerto se encontraban.
De nuevo el Duque recibió otro aviso (dejando muy claro que el espionaje funcionaba a la perfección), por ello al llegar don Octavio le comunicó que debía salir de nuevo a aguas de Grecia, en previsión Osuna ordeno reforzar las galera capitana con ciento sesenta mosquetes, y cien en las restantes, a su vez se cambió la chusma por estar en tierra fresca, por ello en poco tiempo se revisó toda el velamen y palos, diciéndole que al parecer eran como doce las enemigas al mando de Mahomet-Bajá.
Saliendo de Palermo el 12 de agosto, en su derrota se encontró un buque de griegos, estos le comunicaron la presencia en la isla de Samos de dos galeras turcas, para no perderse en el laberinto de isla la insignia de don Octavio fue abordada por dos griegos conocedores de ellas, quienes le guiaron al cabo del Cuervo por ser paso obligado para los otomanos, por ello el 29 de agosto se divisaron velas, eran diez, formadas cinco en vanguardia, dos en la batalla y tres en retaguardia, pero todas ellas de fanal (signo de ser importantes sus arráeces) don Octavio no se lo pensó a pesar de estar en inferioridad numérica, pasaron al ataque y abordaron a siete enemigas, el ataque fue tan virulento que en menos de una hora la enemigas estaban rendidas, las tres restantes sin combatir se dieron a la fuga sin prestar ningún apoyo a las suyas, las maltratadas enemigas pusieron rumbo a tierra donde embarrancaron, por esta razón sólo se pudieron liberar a los cristianos al remo, y ver los destrozos sufridos, porque el resto se lo llevaron refugiándose en tierra, aunque en las turcas las bajas fueron muy elevadas, esto facilitó que los vasos fueran puestos a flote y dándoles remolque fueran llevados a su puerto de partida.
De regreso a treinta millas de Palermo avistaron un bergantín que fue capturado, apresando a diecisiete turcos, encontrándose a diez millas del puerto el viento roló y el mar aumento su fuerza, con un duro temporal de viento, truenos y sus relámpagos, gracias a uno de ellos pudieron advertir la capitana y tres más iban de proa contra el muelle, comenzaron a darse órdenes y evitaron entrar en tan difícil situación, pues de no ser por la destello se hubieran perdido, al amanecer se encontraban a salvo a tres millas de distancia, se aguantaron hasta que el viento de tramontana cedió y se levantó un levante que calmo las aguas, de esta forma a la una del mediodía consiguieron entrar todos; de los vasos dos de ellos sufrieron durante el temporal embarrancamiento, una con pocos daños y la otra algo más maltratada, pero todos a salvo y sin bajas que lamentar.
De las apresadas una era de 28 bancos y las restantes de 26, y todas con su fanal, el gran recuerdo guardado de cualquier combate victorioso de la época.
Se liberaron mil doscientos cristianos y se capturaron seiscientos turcos, fue encarcelado Mahomet-Bajá, quien era Bey de Alejandría, e hijo de Piali-Bajá con dos de sus mujeres, dos arráeces, porque los otros cinco murieron en el combate, así como mucha pólvora, balas y cuerda, por parte española sólo perdieron la vida el capitán don Martín de Arrés, caballero de San Juan, nacido en Antequera y cinco soldados, sufriendo treinta heridos de ellos todos sanaron por completo. Una gran victoria sin duda ninguna.
A los pocos días de descanso por nuevas noticias el virrey le dio orden de salir con su escuadra de Sicilia formada por las ocho galeras (por continuar ausente su general iba como teniente general al mando) con rumbo a levante en busca de bajeles turcos, por saberse estaban maltratando ciertas costas de la zona, enarbolaba su insignia en la galera La Concepción de treinta remos, al mes siguiente se encontró con otra escuadra turca de la misma cantidad de velas que la suya, no dudo un segundo lanzándose a por ellas, como era normal la insignia española contra la igual mora al mando Sinan-Bajá, la cual al recibir el golpe quedo maltrecha, al mismo tiempo que comenzaban a saltar los soldados, tras pertinaz defensa la vencieron, realizando cada una de las restantes lo propio, logrando en unas horas terminar con todas las enemigas, bien hundidas o apresadas, librando a varios centenares de cristianos al remo y entrar en Palermo con cuatro apresadas y más de un millar de prisioneros, que inmediatamente fueron puestos al remo, de ellos 60 de rescate. Lo casi más importante es que entró en Palermo seguido de una escuadra turca compuesta por 30 velas, las cuales en ningún momento intentaron cortarle el paso.
Fue tan importante victoria que poco tiempo después de su llegada se celebró una procesión y misa para no olvidar nadie el acontecimiento. Por orden del duque de Osuna a cada cristiano liberado se le entregó un escudo de oro, para que pudieran de momento comer y resarcirse de los padecimientos sufridos. El 27 de octubre como era costumbre se realizó para festejar el acontecimiento una procesión con misa dando gracias al Altísimo. La fiesta duro tres días con grandes hogueras y fuegos artificiales, con gran jolgorio del pueblo y alegría de los participantes en tan magna ocasión.
Pasados unos días ya en 1614 llegó don Pedro de Leiva tomando el mando de la escuadra, el Duque de Osuna recomendó al Rey A don Octavio se quedará en su virreinato y para ello se le concedió el mando de la caballería.
Hubo un problema que se tuvo que dilucidar por los jueces, pues don Octavio reclamó a don Pedro de Leiva (a nuestro juicio con mucha razón) le fueran abonados los beneficios de los apresamientos efectuados mientras él estuvo al mando de las galeras, esto se prolongó en el tiempo y prácticamente no se llegó nunca a un acuerdo, de ahí que don Octavio a veces actuara un poco por su cuenta, lo que le llevó a su vez a enfrentarse con el duque de Osuna don Pedro Téllez Girón.
Una de sus salidas con la pequeña fuerza a su disposición fue por octubre de 1616, para no tergiversar la historia transcribimos la carta de Osuna al Rey:
Lo que sigue, es otro documento donde se entremezclan los hechos de don Octavio de Aragón, con los anteriormente relacionados pero que no son los mismos.
No obstante al ser nombrado don Pedro virrey de Nápoles ordenó le acompañara a su nuevo virreinato, donde se encontró que don Pedro de Leiva no se presentó a tomar el mando de la nueva escuadra, por ello y como a tal virrey el Duque de Osuna le nombro en su lugar a don Octavio al mando de las galeras de Sicilia y de Nápoles por Real cédula del 27 de mayo de 1618.
En el mismo 1618 el virrey Duque de Osuna recibió noticias de nueva salida de escuadra turca con rumo a su virreinato, dio orden a don Octavio de hacerse a la mar con la escuadra, enarbolando su insignia en La Negra, más cinco galeras, junto a un patache, un galeón y tres naves, con rumbo a la Goleta, por continuar en manos de turcos y darles un escarmiento, al llegar atacaron dando al fuego a diez naves de alto bordo y saqueando la ciudad, volviendo a la mar donde pasados once días se encontraron con una escuadra compuesta por doce galeras turcas, inmediatamente forzaron de boga y la capitana embistió a la contraria, el resto eligió a su contrincante, tras duro enfrentamiento lograron capturar siete de ellas, en la capitana otomana iba su jefe el bajá de Saloní quien fue capturado, éste pidió al Duque que para poder pagar su rescate le permitiera regresar a Constantinopla, dando por buena su palabra se lo permitió, acompañándole 14 de sus cercanos, pasado un tiempo el Duque recibió como compensación varios regalos muy valiosos y entre ellos uno muy curioso, siendo un juego de vasos contra ponzoña, pues si en ellos se vertía algún veneno se cuarteaban.
La escuadra volvió a hacerse a la mar, en su navegar encontrándose sobre la Fosa de San Juan divisaron una galeota de 22 bancos, arrumbando a ella y capturándola, con todo lo que transportaba, mercancías, municiones y pólvora, así como una doncella con sus dos esclavos calabreses, a quienes se les dio la libertad al regresar a Nápoles.
Pocos días después repuesto todo lo necesario e incluso cambiado muchos de los bogantes por los más descansados recién aprendidos, regresaron a mar abierto, sólo que esta vez la escuadra estaba compuesta por dos galeras, todo por haberse recibido el aviso de haber salido un cuñado del bajá en una galera de 22 bancos, transportando mucho dinero y joyas, así como una valioso ajuar, al ser divisada se lanzaron a por ella y tras dura pelea la rindieron, el bajá fue hecho prisionero, pero los cristianos a bordo hablaron mucho y bien de él y su agradable comportamiento para con ellos, llegándose a pensar quería ser cristiano, contaba con doce años de edad; el botín consistió en un cajón con monedas, seda en cantidad, todo el servicio de plata, un raro por hermoso alfanje perfectamente guarnecido con empuñadura de oro y piedras preciosas.
Regresaron a puerto y permanecieron unos días de descanso, hasta que el Virrey dio la orden a don Octavio de hacerse a la mar, la escuadra la componían tres galeras y un patache con la intención de asestar unos golpes que pusieran en fuga a los turcos de la zona; de nuevo sobre la Fosa de San Juan divisaron cinco galeras, pero empezando a anochecer no considero era el mejor momento, por ello las siguieron de lejos y sin fanales encendidos, en espera del orto, maniobró en consecuencia ganado barlovento, por ello sobre las 10 de la mañana les dieron alcance, llegado el momento los turcos formaron la media luna y toda su gente en las cubiertas, pensando que así no les harían daño, no contaban con la presteza y dureza de quienes tenían enfrente, como era normal acometieron con rapidez sin pensar, el combate se prolongó hasta las cinco de la tarde, cuando los turcos se vieron sobrepasados y sin poder oponerse a los cristianos, en el combate dos galeras turcas se fueron al fondo, las tres restantes se rindieron, al ser abordadas sólo encontraron lo normal en buques corsarios, pólvora y proyectiles, escaso botín para tan largo enfrentamiento. Se liberaron más de 140 cristianos al remo, siendo cautivados unos 80 turcos puestos al remo, con todo ello regresaron a puerto.
Casi sin descanso en mayo siguiente de 1618, por orden de S.M. el Virrey la transmitió a sus dos generales, el II marqués de Santa Cruz, al mando de la escuadra de Nápoles y don Octavio de Aragón la de Sicilia, ambos se reunieron y aproaron a la Goleta donde capturaron a la capitana y cuatro buques, obligando al resto a refugiarse en Argel, dejando por un tiempo las aguas limpias de piratas.
El Duque de Osuna escribe al Rey pidiendo permiso para tomar Túnez y Argel, pues dada la cercanía a las costas de Sicilia y Nápoles no es propio dejara a los enemigos tan cerca; en la parte que no interesa el documento dice:
En dos ocasiones por portar documentación reservada viajó a Cartagena y de aquí a la Corte. Durante su mando siempre estuvo preparado y dispuesto para no dejar ocasión de hacer el bien para su patria. Entre otros destacados mandos, recibió la orden de ser el ayo del hijo del virrey, por ser persona muy entendida en armas y letras. Y como no, formaba parte del Consejo colateral del virreinato.
Relato de incursión o razzia de D. Octavio de Aragón, desde el 13-11 al 28-12 del 1619.
Carta del Duque de Osuna dando cuenta de la jornada hecha en Levante por D. Octavio de Aragón.
Relación que hizo D. Octavio de Aragón al Duque de Osuna de la presa de la galera Capitana de Santa Maura.
Durante el tiempo que permaneció al mando de las escuadra de galeras, había capturado nueve galeras turcas de fanal, quince buques redondos de corsarios y veinte bergantines de diferentes tamaños, cautivando a 1.800 esclavos puestos al remo, de ellos cuatro beis y varios arráeces de rescate, así como muchas banderas y estandartes.
Tuvo lugar algo que es complicado de entender y a la larga resulto la caída del Duque de Osuna. Fue un viaje de don Pedro Téllez a Marsella donde fue recibido casi como un rey. Don Octavio se quedó a la espera del regreso fuera del puerto, donde al parecer por alargarse en demasía los festejos llegó a faltar la comida en la escuadra, esto le decidió abandonar a su Virrey regresando a Nápoles, eso sí enarbolando el estandarte Real en vez de el del Duque para no incurrir en falta a su Rey y con un detalle muy raro, pues entró en Cadaques desembarcando el equipaje de don Pedro.
Como es natural al intentar embarcar el Virrey su escuadra no estaba, escribió al Rey y su Consejo pidió explicaciones a don Octavio por este desaguisado, indicándole entre otras cosas:
Agregaba una relación de sus hechos de armas como disculpa ante lo realizado, por considerar que el Duque le había faltado el respeto.
Mientras esto sucedía se cruzaron dos cartas, una de don Pedro Téllez a don Octavio, y respuesta de éste, son cartas sólo publicadas en una ocasión y que aquí por su interés transcribimos, si bien son algo largas nos facilitará situarnos en el momento y cómo se lanzaban dardos entre ambos.
Respuesta a esta carta de D. Octavio de Aragón al Duque de Osuna.
A esto añadir por haberlo encontrado en un documento, lo que le dice el Rey al Duque de Osuna en carta privada, entre otras cosas le hace saber: «…y con esto cesará el fin que se llevaba de hacer general a D. Octavio de Aragón, de que se os avisó antes de agora, para vos solo. Madrid 28 de enero de 1620. — Yo el Rey. — Antonio de Aróstegui.»
No obstante don Octavio por orden de S. M. pasó cinco meses de encierro en un castillo, dado que el infractor no cesaba de enviar cartas a la corte, el Rey concluyo que al término de la prisión pasara a Palermo teniendo la ciudad como cárcel.
Continuo su lucha por acreditarse de nuevo y por fin en 1622 se le entregó el mando de una escuadra de ocho galeras, salió rumbo al canal de Constantinopla donde en septiembre seguido realizó un desembarco en Modón, capturando algunas piezas de artillería y recuperando unos cuantos cristianos, a su regreso mantuvo varios enfrentamientos con naves turcas de las que capturo algunas. A su regreso no volvió a tener mando, pues no consta en las siguientes expediciones que dieron la vela tanto desde Sicilia como Nápoles, desconociéndose la razón y no ser nombrado de nuevo en ningún documento, bien pudiera ser pasara a la península y encerrándose en su villa permaneciera sus últimos días, donde la muerte le sorprendió a principios de 1623.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo: El Gran duque de Osuna y su marina. «Sucesores de Rivadeneyra» Madrid. 1885.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
VV. AA.: Colección de documentos inéditos para la historia de España. Facsímil. Kraus Reprint Ltd. Vaduz, 1964. 113 tomos. Esta obra es conocida como el CODOIN. Abreviatura de Colección de Documentos Inéditos de la Historia de España. En esta ocasión Tomo XLVI, pág. 395… y Tomo XLVII, pág. 467…
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