Corbete y Cea, Pedro Biografia
De Todoavante.es
(→Orígenes) |
|||
Línea 10: | Línea 10: | ||
==Orígenes== | ==Orígenes== | ||
- | Por los expedientes de Limpieza de Sangre de la Catedral de Sevilla, se sabe que su hermano Luis nació en Lima en el año de 1646, siendo Canónigo de la Santa Iglesia y sobre Pedro hemos encontrado unas octavas '''<small>(1)</small>''', que indican que también vino al mundo en Lima, pero | + | Por los expedientes de Limpieza de Sangre de la Catedral de Sevilla, se sabe que su hermano Luis nació en Lima en el año de 1646, siendo Canónigo de la Santa Iglesia y sobre Pedro hemos encontrado unas octavas '''<small>(1)</small>''', que indican que también vino al mundo en Lima, pero sin saber el año, aunque fue segundo hijo, siendo sus padres don Roberto Corbete, Caballero de la Real y Militar Orden de Calatrava y Veinticuatro de Sevilla, nacido en la misma ciudad, y su esposa, doña Mariana Cea, en la ciudad de Lima. |
==Hoja de Servicios== | ==Hoja de Servicios== |
Última versión de 10:20 30 sep 2024
Almirante General de la armada del Mar Océano.
Orígenes
Por los expedientes de Limpieza de Sangre de la Catedral de Sevilla, se sabe que su hermano Luis nació en Lima en el año de 1646, siendo Canónigo de la Santa Iglesia y sobre Pedro hemos encontrado unas octavas (1), que indican que también vino al mundo en Lima, pero sin saber el año, aunque fue segundo hijo, siendo sus padres don Roberto Corbete, Caballero de la Real y Militar Orden de Calatrava y Veinticuatro de Sevilla, nacido en la misma ciudad, y su esposa, doña Mariana Cea, en la ciudad de Lima.
Hoja de Servicios
En 1671 estaba al mando del galeón San Salvador, como capitana de una flota de Indias con rumbo a Tierra Firme.
Durante unos años estuvo al mando de la escuadra de la Guarda de la Carrera de Indias, en la que tuvo varios encuentros con los enemigos de España, saliendo siempre con gran acierto de los combates, sobre todo por su pericia marinera.
En el viaje de regreso a la Península en el año de 1673, a parte de su Flota prestó protección a los galeones Santísima Trinidad y Nuestra Señora de Aránzazu, que venían al mando del capitán de Mar y Guerra don Mateo Pérez de Garayo.
Existe un documento, que dice:
- «arriba el día veintisiete de septiembre del año de 1673 al puerto de Veracruz, por haber transportado al nuevo virrey de Nueva España el duque de Veragua, pero llegó ya enfermo siendo trasladado al pueblo de Chapultepec, donde había una casa ya dispuesta donde hacían parada todos los virreyes hasta que se preparaba el ceremonial para su entrada, pero no se pudo mover y falleció el día trece de diciembre; para estos casos se le entregaba siempre un sobre lacrado por Rey el cual fue abierto por los oidores, quienes comunicaron al Obispo D. Fr. Payo de Rivera, que era de momento el Virrey, Gobernador y Capitán General del Virreinato; embarcó el marqués de Mancera en la capitana zarpando de regreso a la Península el día tres de julio del año de 1674»
En el año de 1676 estaba al mando del galeón Santa Cruz formando parte de la escuadra española que tuvo que pasar el estrecho para unirse a la holandesa del almirante Ruyter en el Mediterráneo, al arribar recibió orden de trasbordar al Santiago, con el que participó en el combate de Agosta el día veintidós de abril, en el que tuvo una acción meritoria al conseguir desviar dos brulotes que le lanzaron los franceses, estando en el centro de la línea española al costado de la Real al mando del capitán general don Diego de Ibarra.
Posteriormente participó en el combate de Palermo el día dos de junio del mismo año de 1676, donde la escuadra aliada por no estar bien mandada sufrió un fuerte golpe, donde murieron varios mandos, entre ellos los dos superiores, tanto el holandés Jan de Haen que había sustituido a De Ruyter y por parte española don Diego de Ibarra. La superioridad en buques y sobre todo en artillería montada en ellos era manifiesta a favor de los franceses, quienes por la formación adoptada facilitaron el uso de sus brulotes, que fueron en realidad los que hicieron el daño, perdiendo los españoles cinco galeones y dos galeras, y los holandeses dos galeones, siendo salvados cuatro por la encomiable labor y demostración de valor de las dotaciones de las galeras, que a pesar de estar rodeados de enemigos, lograron sacarlos del centro del combate y salvarlos, entre ellos se encontraba el anterior buque insignia holandés de De Ruyter el Eendracht.
Por las pérdidas sufridas en este combate de jefes, fueron ascendidos al título de Almirantes, el conde de la Monclova, don Agustín Durán y don Pedro Corbete y como Gobernador de la armada a don Fernando Carrillo marqués de Villafiel.
Posteriormente pasó a tomar el mando de varias Flotas de Indias, pues sale mencionado entre los grandes al mando de estas Flotas, comenzando por el príncipe de Montecharsio, don Manuel de Bañuelos, don Diego de Ibarra, don Nicolás de Córdova, don Enrique Enríquez, don José Centeno, don Francisco Martínez de Granada, don Pedro Corbete y don Diego de Córdova
En el año de 1691 era almirante general y estaba al mando de una escuadra, típica de la decadencia de los Austrias encarnada en esos instantes por don Carlos II, transportando tropas y bastimentos con destino final a Génova y Nápoles, realizando escala previa en el puerto de Rosas. La composición de la escuadra dará mejor idea de lo que comentamos, pues eran en total ocho velas de las escuadra de Flandes y Océano, con dos buques de fuego, un patache, un pingue, un buque hospital, una saetía y una tartana (falta uno) pero con esta mezcla de buques, consiguió llevar las tropas y bastimentos navegando por rutas nada normales.
A principios del año de 1692, una escuadra francesa de veinte buques al mando del conde d’Estrées, había dado fuego a un todo un convoy ingles compuesto de sesenta buques, recibiendo orden de zarpar en busca de la escuadra enemiga, a la cual no pudo divisar.
En el mismo año con su escuadra compuesta por veintiún buques, levó anclas y zarpó de la bahía de Cádiz con rumbo a Nápoles, para enfrentarse a una escuadra francesa de veintitrés, al arribar a la ciudad no se encontró a nadie, pero tampoco durante el trayecto.
En el año de 1693, se sabe que permanecía en aguas de las Antillas al mando de unos pocos buques regresando a la Península a finales de año, donde se abastecieron los buques de alimentos, agua y pertrechos de guerra, zarpando ya entrado el mes de diciembre con rumbo al cabo de San Vicente, por tener aviso de que varios buques franceses estaban a la espera de la llegada de la Flota de Tierra Firme, pero otra vez no pudo divisarlos, pero sí a la Flota a quien le dio protección hasta la bahía de Cádiz.
Con fecha del día diecisiete de junio del año de 1693, dio una «Instrucción con el orden de batalla que dió el Gobernador general de la Armada, D. Pedro Corbete, á los navíos y galeras de su mando para las operaciones en Italia (sic)»
La época era también propicia para los fraudes, conocedor de ello don Pedro y como gobernador de la escuadra, dicta una orden con fecha del día veintidós de octubre del año de 1693, entregándosela al Auditor General de la Armada don Salvador Loche, en la que entre otras cosas dice:
- «…á fin de reconocer y examinar ocularmente si se cometen algunos fraudes o si se passan plaças supuestas, para que inmediatamente y sin otras averiguaciones ni circunstancias, se castigue a los incursos en las penas del Vando»
El sábado 11 de octubre, por la tarde estando en la casa de los Venerables Sacerdotes le dio un «insulto» falleciendo horas más tarde en su casa donde fue trasladado, en 1698 en la ciudad de Sevilla.
Fue sepultado el domingo 12 de octubre, en la iglesia de las Monjas de San José, de la congregación de las Mercenarias Descalzas
Las octavas son de autor don Pedro Peralta, en su poema «Lima Fundada» en el canto 7º dice:
de rostrada corona está ceñido,
y en el aire de un Neptuno valeroso
el bastón un tridente ha confundido?
éste será el Corvete generoso
que hará ver, como siempre engrandecido
el genio que más alto se sublima,
o navegue, o combata, influirá Lima.
de sus glorias será famoso lustre;
calle de Agripa la proeza cauta,
calle del Doria la experiencia ilustre:
que ser podrá, naval bélica pauta
de cuanto héroe el tiempo nunca frustre;
que a ser perenne, necesario fuera
inventar nuevos mares que rindiera»Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra.» Madrid 1895-1903.
Ortíz de Zúñiga, Diego.: Anales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla. Guadalquivir S.L. 1988. Edición Facsímil de la Imprenta Real. Madrid, 1795-1887.
Todoavante ©