Cuba y Canarias 1629
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Cuba y Canarias 1629
Encontrándose don Fadrique en la Habana se enteró de la llegada de una escuadra fuerte holandesa a la isla de San Cristóbal, hay diferencias en cuanto al número de buques enemigos, una cifra media da ochenta y siete, a los cuales se enfrenta el 2 de diciembre de 1629 siendo un duro combate pero consiguió destruirlos por completo.
En la parte Sur de la isla se encontraban los ingleses con un fuerte llamado Charles, contando con veintidós cañones de hierro y nueve pedreros, con una guarnición de mil seiscientos hombres, dispuesto de tal forma que todo el fondeadero se encontraba bajo el fuego de la artillería. Pero no estaban solos pues compartían rapiña con los franceses en la cercana isla de las Nieves así se cubrían mutuamente, estos a su vez disponían de dos fuertes en la parte Norte, uno era el de Basse-Terre, con once piezas y otro no muy lejano, al igual que el inglés con sus fuegos cubría todo el fondeadero resultando muy complicado poderlos tomar. Pero nada de todo esto paró a don Fadrique, en una semana de combates los tomó a los tres, capturando un botín de dos mil trescientos prisioneros, ciento veintinueve cañones con cuarenta y dos pedreros, más mil trescientas cincuenta armas de fuego, sufriendo solo la pérdida de cien españoles.
A primero de 1630 iba a zarpar una Flota de Tierra Firme de la Habana decidiendo darle escolta, en el viaje no hubo ningún problema, pero al dejar a buen recaudo la Flota en la bahía de Cádiz, se le comunicó la presencia de una escuadra holandesa en las islas Afortunadas, por ello no llegó a desembarcar, levando anclas con rumbo al lugar. Al arribar a las islas los encontraron dados a la banda por estar siendo carenados, dada esta circunstancia de plena confianza por las dificultades que atravesaba la Real Armada, en este caso le costó muy poco destruirlos todos.
Pero como los documentos, tratados y capitulaciones están para romperlos, al año siguiente los ingleses y franceses ante la debilidad contrastada de la Armada española regresaron a las Antillas, no sólo se conformaron con recuperar lo limpiado por don Fadrique, sino que se extendieron por las islas de Antiguas, Anguila, San Bartolomé y Monserrat.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
O‘Donnell y Duque de Estrada, Hugo.: Los Álvarez de Toledo el Mar. Junta de Castilla y León. María del Pilar García Pinacho (Ed.) Los Álvarez de Toledo Nobleza viva. 1998.
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