Convoy de la Victoria 5/VIII/1936
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1936 Convoy de la Victoria 5 / VIII
Todo vino por la insistencia del general Franco, (hay que recordar que aún no era el Generalísimo ni el Jefe del Estado), por lo que las órdenes eran confusas, pero las validaba el Gobierno Provisional formado en la ciudad de Burgos a cuya cabeza figuraba, el general Cabanellas, por ser en esos momentos el general más antiguo de los alzados, aunque se daba la coincidencia, que éste era de pensamiento republicano y masón, falleciendo en el transcurso de la guerra en el año de 1937, cuando formaba parte de « Terminus » o Cuartel General del Generalísimo.
Franco estaba convencido de que había que transportar a las tropas de África, para acabar lo antes posible con la guerra, cosa que por unas u otras razones no pudo ser. Pero desde el principio fue una acción descabellada, precisamente por la falta total y absoluta del desconocimiento del general, que lo era del Ejército y no era capaz de valorar las diferencias, entre las escuadra roja y del cañonero Dato y el guardacostas Uad-Kert, que iban a ser la única protección del convoy.
El llamar a la escuadra ex-republicana, como Roja, no es ni más ni menos como la denominaron sus propios combatientes, aquí no entran para nada opiniones sectarias. Hay que recordar, que el presidente de la República don Manuel Azaña, el día 20 de julio de 1936 firmó un Decreto Ley, por el que quedaban disueltos los ejércitos de Tierra y Mar de la República, para así no tener que pagar el sueldo a los alzados, pensando quizás que esto los retraería, por ello pasó a ser un ejército y una marina, formada por revolucionarios y que se auto denominaron el Ejército Rojo y la Flota Roja, aunque otros autores decidieron denominar al ejército, como Popular de la República, pero en cambio la Armada no cambio su nombre original que se impuso al producirse la revolución.
(La aviación todavía no estaba separada como un ejército más y pertenecía al de Tierra. Menos la parte que correspondía a la Aeronáutica Naval, que dependía de la Armada. Loa norteamericanos hicieron esta separación al terminar la 2ª Guerra Mundial)
Para los que algo entienden de la Armada, el cañonero y el guardacostas, tenían enfrente o en las cercanías, nada más que al acorazado Jaime I; cruceros Cervantes y Libertad, los siete destructores, Barcaiztegui, Ferrándiz, Diez, Churruca, Lepanto, Alcalá Galiano y Lazaga, más a cinco submarinos; C-1, C-2, C-3, C-6 y B-5, más aparte algunos patrulleros de poco valor militar.
Por lo que previamente al embarque de tropas en los mercantes, hubieron conversaciones entre el comandante del Dato, capitán de corbeta don Manuel Súnico Castedo y el general Kindelán, quienes manifestaron de viva voz al general Franco, la casi total seguridad de perder a los hombres y los buques, si un solo destructor rojo se interponía en su derrota, pues contaba con suficiente superioridad, para poner fuera de combate ó hundir al cañonero y mucho más al guardacostas, y ni que decir tiene contra los mercantes sin defensa alguna, pero Franco estaba decidido a no perder ese combate y lo único que pidió a los dos era que, pusieran todo de su parte para que el convoy llegara, pues en él iba la salvación de España.
Por ello el general Kindenlán, ordenó el apoyo aéreo de todas sus fuerzas disponibles para ayudar o como poco alertar con la vigilancia aérea, al comandante del cañonero, para que éste pudiera tomar las decisiones que mejor le parecieran, así se alistaron a dos Dornier Wal los números 5 y 8, seis Breguet XIX, dos cazas Niuport, tres Fokker, tres Savoia 62 y como reserva tres Breguet XIX y a tres Savoia 62.
Como el puerto estaba vigilado por los buques de la escuadra roja, que además se iban turnando, en la noche del 4 al 5 de agosto, se realizó el embarque de la tropa, así en el Ciudad de Algeciras (1), se embarcaron a mil doscientos hombres de La Legión; en el Ciudad de Ceuta (1), a unos trescientos cincuenta soldados de Regulares, con cien toneladas de explosivos, de los diferentes calibres de la munición, seis cañones de 105 m/m y dos ambulancias; mientras en el Arango, lo hicieron unos cincuenta hombres de Regulares; ésta era toda la fuerzas mil seiscientos hombres, seis cañones de campaña, cien toneladas de munición y dos ambulancias.
Al amanecer, se dieron cuenta que era un día cerrado pero en calma, se pusieron en vuelo varios aviones, con la misión de explorar en círculos, primero las aguas cercanas y después ir alejándose, para saber la posición de los buques rojos. Mientras la tensión aumentaba en los buques, pues dependiendo de lo que los aviones transmitieran y se evaluarían los riesgos, se haría a la mar el convoy o no.
El primero en ser descubierto fue el Lepanto, al que atacaron los Breguet y el Dornier nº 8, logrando hacer blanco con una bomba que le causó cuatro muertos y varios heridos, obligándole a entrar en Gibraltar, con varios daños, algunos de cierta importancia.
Los aviones fueron localizando a más buques, pero a distancias que no les daría tiempo material de poder interceptar al convoy, incluso había algunos descansando en Tánger, por ello a las 0720 el Savoia nº 3, realizó la señal convenida, de que el estrecho estaba libre de enemigos.
Por lo que a las 0730 el Kert levó anclas haciéndose a la mar seguido del Dato, pero nada más dar avante, se recibió la orden de parar la operación, por lo que el cañonero pasó la orden al patrullero que ya estaba fuera de puntas.
Se paralizó la operación, por la súbita presencia del destructor Churruca, que se le había dado la orden de sustituir al Lepanto, que estaba a punto de hacerse a la mar, por que las autoridades de Gibraltar, se hicieron cargo de los heridos, pero se negaron en redondo a admitir a los fallecidos. (Una vez más queda de manifiesto la humanidad de los británicos ¿No?).
Ello obligó a paralizar la operación que quedó aplazada hasta las 1530. En que de nuevo se volvió a realizar la vigilancia aérea de la zona, por lo que a las 1630, se recibió la orden de comenzar a levar anclas.
Se hicieron a la mar el Kert (TN. Arderius), Dato(CC. Manuel Súnico), remolcador Arango (TN. Miquel) y el remolcador Benot (AN. Lazaga), seguidos de los mercantes Ciudad de Algeciras (TN. Díez del Corral) y el Ciudad de Ceuta, (TN. Boado).
Fueron formando una línea de fila, conforme iban saliendo de puntas, pero la orden era la que cada buque navegara a su máxima velocidad, sin guardar para nada formación alguna, ello provocó que se quedaran descolgados los más lentos y en total desorden, por lo que el Dato, tenía que ir recorriendo la línea una y otra vez.
Para terminar de arreglar las cosas, el viento comenzó a aumentar su velocidad, siendo de Levante, lo que puso las cosas muy difíciles a algunos, entre ellos al remolcador Benot, que cargado con ochenta cajas de municiones y cuatro cañones, comenzó a embarcar agua que no podía desalojar, ante esta situación se le dio orden de regresar a Ceuta, lo cual pudo hacer por estar aún muy cerca de ella.
Por las diferencias de velocidad al final se compuso una línea de fila pero con mucho espacio entre ellos, lo que aumentaba el tiempo de poder ser apoyados por el Dato en caso de necesidad, el convoy quedó de proa a popa compuesto por el Ciudad de Algeciras, Ciudad de Ceuta, Dato, Uad Kert y Arango.
Pero mientras a poniente del estrecho estaba de vigilancia el destructor rojo Alcalá Galiano, al mando del TN. Eugenio Calderón Martínez, quién avistó al convoy, por lo que maniobró para atacarlo, pero se acercó con rumbo al 090, que tuvo que rectificar al 045, por recibir el fuego de las baterías de costa de Ceuta.
En ese instante el Dato se encontraba unas cinco millas de Punta Carnero, al oír los disparos de la baterías de costa, viendo al destructor que venía a avante toda y desde la altura de Tarifa, abriendo fuego con sus piezas de 120 m/m de proa en salva, por ir en caza, sobre el buque cabeza del convoy Ciudad de Algeciras y a unos diez mil metros de distancia.
Por lo que el Dato, metió la caña a babor, saliéndose de la línea de fila y maniobrando, para interponerse entre el enemigo y el convoy, al mismo tiempo que abría fuego con sus piezas de 101,6 m/m, que estaban en ese instante a su mayor alcance.
El destructor rojo, que ya había centrado al mercante, se vio en la necesidad de dirigir sus fuegos contra el Dato; el fuego continuo en rumbos paralelos de vuelta encontrada, mientras que en apoyo del Dato, abrió fuego sobre el Galiano la batería de Punta Carnero, con sus dos obuses de 155 m/m, aunque por ser de este tipo de artillería era de muy corto alcance, pero hacía ruido.
El destructor mantenía su alta velocidad, con la intención de pasar por la popa del último buque del convoy; en este momento se sabe que había centrado al cañonero y en su rumbo se iba a encontrar con los buques de popa del convoy el guardacostas Uad Kert y el remolcador Arango.
Fue el momento más crítico del encuentro, pues todos estaban a merced del destructor enemigo, el Uad Kert en un único esfuerzo por aliviar al Dato, abrió fuego con su única pieza de 76 m/m, sobre el Galiano y a bordo del Arango, el comandante de los Regulares, ordenó a estos que efectuaran fuego de fusilería y que calaran las bayonetas, por si se producía una oportunidad de entrar al abordaje en el destructor.
Al realizar la maniobra el Galiano, el Dato, metió caña a estribor, con la intención de continuar el combate y descentrarse del enemigo, por lo que se encontraron en rumbos paralelos y de la misma vuelta.
El fuego del Dato, se fue haciendo más preciso al ser más cortas las distancias, por lo que se veían claramente los piques de sus proyectiles, cayendo y casi rozando la amura de babor del destructor.
El Galiano, parecía que tenía la intención de entrar en la bahía de Algeciras, pero en ese momento, debió sufrir algún impacto del Dato, pues sus fuegos ya iban muy centrados, al que de improvisto le ayudo desde el aire el Dornier D-8, pilotado por el TN. Ruiz de la Puente y unos instantes después se le unió el Dornier D-5, pilotado por el AN. Moreno y Mateo Sagasta, siendo éste último el que le lanzó 18 bombas de 11,4 kilos de peso, mientras el destructor tenía a toda su tripulación abriendo fuego, sobre el Dato y sobre los aviones, a estos últimos les disparó catorce proyectiles de cañón y fuego de ametralladora.
El destructor, viéndose así casi acorralado, con el preciso fuego del Dato y el ataque de los aviones, decidió, estando casi a la altura de Punta Europa, dejar de disparar y manteniendo su alta velocidad, rompió el contacto con rumbo a Málaga.
Desde el guardacostas Uad Kert, se aseguro que dos aviones Savoia, atacaron al Galiano, poco después, el Dato continuó cayendo a estribor para colocarse por la aleta del último buque del convoy que era el Arango.
El combate duró unos treinta minutos, pero en ese tiempo el Dato había disparado al enemigo casi un centenar de proyectiles.
Ya en el puerto de Algeciras, estando todos dentro, faltaba por entrar el Dato, siendo el último en atracar, pero entonces se dio cuenta de que un destructor estaba queriendo entrar en la bahía, a pesar de estar tensadas las amaras, el Dato abrió fuego sobre él, pero solo efectuó tres salvas, la primera cayó corta, larga la segunda y en la estela del destructor la tercera, por haber éste aumentado su velocidad, pero entonces se cayó en la cuenta de que era el británico Basilisk, que procedía de Levante, intentado entrar en su base del Peñón; pero por su gran similitud con los que estaban en poder de los rojos, esta confusión le podía pasar al más experimentado marino, pues no en balde los ahora enemigos estaban basados en un modelo británico y éste no difería a simple vista.
Hasta aquí el combate y sus vicisitudes, que ponen muy de manifiesto, tanto la diferencia de moral, como de la capacidad de los mandos, de uno y el otro bando, que en definitiva fue el mismo con el que acabaría la guerra, por eso la ganaron unos y la perdieron los otros, y es que la experiencia y el disponer de mandos adecuados, es la base indiscutible para ganar una guerra.
El total de efectivos transportados, eran la 1ª Bandera del Tercio, con su Plana Mayor y sección de Transmisiones de la 2ª Legión del Tercio, el 3º Tabor de Regulares y personal del 3º Tabor de Regulares de Larache, con material de transmisiones, 1.200 proyectiles de artillería, dos ambulancias, 76 hombres de la sección de Automovilismo, una estación radiomóvil y dos millones de cartuchos de fusil. En total unos mil seiscientos hombres.
(1) Al proclamarse la República se cambiaron muchos nombres de buques, tanto de la Armada como de las Compañías que dependían del Estado, en este caso concreto, el Ciudad de Algeciras, antes era el Miguel Primo de Rivera. En el caso del Ciudad de Ceuta, antes era General Sanjurjo, solo como dato curioso por las circunstancias del momento.
Bibliografía:
Alonso, Bruno.: La Flota Republicana y La Guerra Civil de España (Memorias de su Comisario General). Espuela de Plata. Sevilla, 2006.
Benavides, Manuel D.: La Escuadra la manda los cabos. Ediciones Roca. México, 1976.
Cerezo Martínez, Ricardo.: Armada Española del siglo XX. Ediciones Poniente. Madrid, 1983.
Cervera Pery, José.: Alzamiento y Revolución en la Marina. Editorial San Martín. Madrid, 1978.
Gómez-Santos, Marino.: Trasmediterránea 1917-1992. Compañía Trasmediterránea. Barcelona, 1991.
Moreno de Reyna, Fernando y Salvador.: La Guerra en el Mar. Hombres. Barcos y Honra. Editorial AHR. Barcelona, 1959.
Moreno de Alborán y de Reyna, Fernando y Salvador.: La Guerra Silenciosa y Silenciada. Historia de la campaña naval durante la guerra de 1936-39. Gráficas Lormo. S. A. Madrid, 1998.
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