Magaz y Pers, Antonio Biografia
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Biografía de don Antonio Magaz y Pers
Almirante de la Real Armada Española.
Marqués de Magaz.
Vino al mundo en la ciudad de Barcelona, el día veintiuno de junio del año de 1864.
Ingresó en la escuela naval flotante, el día nueve de julio del año de 1878, como aspirante, pues solo contaban con catorce años de edad y a bordo de la memorable fragata Asturias, a la que se le había quitado el primer nombre de Princesa de Asturias, y que a falta de un lugar más apropiado se dedicaba a prestar sus últimos servicios como Escuela Naval Flotante.
En el año de 1880, ya ascendió a guardiamarina y posteriormente a alférez de navío en el año de 1884, teniendo la suerte de poder navegar todavía en buques veleros parte de su carrera, por no haberse impuesto en su totalidad la máquina de vapor, lo que no quitaba que las llevaran ya la mayoría, pero se mantenían la costumbre de hacer las largas navegaciones a vela pura.
Por ello, entre los nombre de buques en los que navegó en sus primero años se encuentran los siguientes, corbetas: Ferrolana, Tornado y María de Molina, así como en las fragatas: Blanca, Carmen, Zaragoza, Gerona y Lealtad, en las que adquirió una formación marinera envidiable y casi a la antigua usanza.
En el año de 1892, ya con el grado de teniente de navío, le cupo el honor de formar parte de la dotación de la replica de la nao Santa María, que al mando del capitán de fragata don Víctor María Concas y Palau, realizó el mismo viaje que la primogénita, como agasajo y celebración del cuarto centenario del descubrimiento de Tierra Firme.
En este viaje resultó herido, al reventar uno de los falconetes con los que se realizaban las salvas. (Menos mal que era fuego “amigo”)
Posteriormente, pasó a formar parte del crucero fajado Vizcaya, con el que participó en el combate naval de Santiago de Cuba, contra la marina de los Estados Unidos, el día tres de julio del año de 1898.
Desempeñó varios mandos en tierra, hasta que en el año de 1900 se le otorgó el mando del cañonero Mac Mahón, al dejar éste, volvió a desempeñar mando en distintos puestos y lugares, hasta que en el año de 1909 se le otorgó el mando del cañonero Temerario.
En el año de 1915, aun pudo disfrutar de la vela, al serle entregado el mando de la corbeta-escuela Nautilus, con la que le dijo adiós definitivamente a los buques propulsados por el Dios Eolo.
Al año siguiente y al desembarcar, se le confió la dirección de la Escuela Naval Militar, en la que permaneció poco tiempo, pues al entrar en servicio el acorazado España, se le otorgó su mando.
En opinión de sus jefes y de sus subordinados, era un hombre con un tacto, cultura, elegancia de espíritu y serenidad, que pronto se ganaba el aprecio de todos, por estas dotes demostradas, se le cesó en el mando del acorazado España, para ocupar el puesto de Delegado Naval de España, en la Comisión Permanente de la Sociedad de Naciones, en el año de 1920, para lo que fue ascendido al grado de contralmirante.
En el año de 1922 dejó este alto puesto, para hacerse cargo de la recién creada Aeronáutica Naval.
Al sobrevenir el Directorio Militar del general don Miguel Primo de Rivera, éste le llamó para ocupar el puesto de vocal de él, siendo el único representante de la Armada en el Directorio.
Pero a tanto llegó la confianza de don Miguel, que al salir éste con destino a tomar el mando directo de las tropas en la guerra de África, le nombró interinamente como Presidente del Directorio, por estar ausente entre los años de 1924 y 1925, hasta que se llevo a efecto el desembarco de Alhucemas y estar seguro de ser el primer paso para el final de la guerra, al estar convencido el general don Miguel Primo de Rivera regresó a Madrid, tomando de nuevo el mando.
Fue designado como Capitán General del Departamento de Cartagena, donde con dolorosa pena tuvo que despedir al Rey don Alfonso XIII, cuando abandonó España en la noche del día 14 de abril del año de 1931, a bordo del crucero Príncipe Alfonso y con rumbo al puerto de Ostia, pues había sido nombrado por el Monarca, por sus grandes servicios a España, como gentil hombre de Cámara de S. M..
Fue nombrado posteriormente embajador en el Vaticano, lugar nada desdeñable por su categoría, pasando posteriormente a la de Berlín, siendo el que notificó al Gobierno español del pacto entre Hitler y Stalin, esta noticia llamó poderosamente la atención en las altas esferas del poder, por la incredulidad inicial sobre el tal pacto de no agresión, entre dos jefes de estado que se creía imposible, por sus notables diferencias de criterio y política.
Abandonó la embajada de Berlín el día nueve de julio del año de 1940, siendo designado poco tiempo después, como embajador de España en Argentina, en su capital Buenos Aires, por ello cruzó el océano Atlántico y presentó sus credenciales, a finales del mismo año.
Regresó a España, donde se residenció en Madrid, sobreviniéndole el óbito el día trece de octubre del año de 1953, siendo ya nonagenario.
Estaba en posesión entre otras de las condecoraciones siguientes: Grandes Cruces del Mérito Militar, Mérito Naval, San Hermenegildo y la Muy Distinguida de Carlos III; por parte de la Santa Sede, las de San Gregorio el Magno y Pío IX; las de Italia; de San Mauricio y San Lázaro y de Francia, la Legión de Honor. Siendo como ya se a dicho, Gentil Hombre de Cámara de su Majestad.
Todo en su vida lo había conseguido, gracias a su gran formación y personalidad que le había dado tanto bien, pero dicen que la dicha nunca es completa, por eso se le puso a prueba justo diecisiete años antes de fallecer, precisamente cuando uno necesita la tranquilidad, pero a él como a otros muchos les tocó la peor parte, y no fue otra la razón, que el único de sus hijos que había escogido la carrera en la Corporación y que además iba a llevar el título otorgado a su padre en 1894; el capitán de corbeta don Juan Magaz y Fernández de Henestrosa, fuera uno de los muchos que fueron asesinados en la Cárcel Modelo de Madrid, en el mes de noviembre del año de 1936.
Tristes últimos años de su vida, pues le daba mucha esperanza de poder ver a un hijo ya con ese grado, pero aquella injusticia (como toda guerra) le había truncado su alegria personal y en el devenir de la Armada la continuidad de tan importante representante de la Corporación, pero todos sabemos que aquello que sucedió no tiene nombre, por lo tanto solo desearles en justicia, que los dos descansen en Paz.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por don José María Martínez-Hidalgo.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Suplemento 1953-1954, 1957, páginas, 367 y 368.
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