Javat y Aztal, Juan Gabriel Biografia
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Vino al mundo en la población de Ochagavia en el valle de Salazar en la actual provincia de Navarra a lo largo del año de 1765, fueron sus padres don Juan José Javat y Salbo y de su esposa doña, María Josefa Aztal y Franco, tanto sus padres como sus cuatro abuelos habían nacido en la misma población.
Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el día quince de abril del año de 1783. Expediente N.º 1.717.
Apenas tenía los estudios preliminares terminados, cuando recibió la orden de embarcarse, para proseguir con lo náuticos, por lo que participó en el combate naval de Finisterre.
Prosiguió su carrera militar, y en el año de 1793, se le ascendió al grado de teniente de navío, permaneciendo en tierra.
Al año siguiente el de 1794, recibió la orden de desplazarse a su nuevo destino, que no era otro que el Apostadero de La Habana.
Estando en este apostadero se le otorgó el mando del bergantín Saeta, que era de reciente construcción y con base en Veracruz, con la misión de controlar el tráfico de armas y el contrabando, que era muy habitual en esta agua.
En el año de 1798, se le comisionó para transportar al nuevo Gobernador García Dávila, desde el apostadero de la Habana hasta Veracruz, en el trayecto se encontró con un bergantín británico, al que combatió y apresó, resultando herido en la cabeza en el transcurso del combate el propio Gobernador, a Javat le atravesó la boca un disparo, entregando el mando a su segundo el alférez de navío don Luis Arrue, que al poco tiempo sufrió una graves quemaduras, por lo que ya curado Javat retomó el mando, al arribar a Veracruz fueron terminados curar. Por este acto se les ascendió a ambos como premio, al grado superior por Real Orden del día doce de abril del año de 1799, Javat al grado de capitán de fragata y Arrue al de teniente de fragata.
A su regreso de Veracruz, ya en el año de 1799 arribó al apostadero de la Habana el día catorce de abril, desembarcándose de su bergantín ciento noventa mil pesos y diecinueve soldados.
El día diecisiete siguiente zarpó de la Habana, como aviso de la división al mando de don Dionisio Alcalá Galiano que debía transportar a la Península los caudales que él había dejado en éste puerto, más otros que ya estaban depositados en él, y que a su vez daba escolta a un convoy cargado de mercaderías.
La flota seguía el rumbo al noroeste, para cruzar por el canal viejo de Bahamas, para así coger los buenos vientos que los traerían a la Península, estando allí al día siguiente y con permiso del Jefe, se separó de la flota para proseguir en su misión, de impedir o tratar de hacerlo, el contrabando sobre la isla de Cuba y seno mejicano.
Se dedicó a cruzar por los cayos, y en la madrugada del día diecinueve, sobre el de Bahía Honda consiguió avistar a dos balandras, que por sus formas y situación las dio por corsarias.
No se lo pensó y puso rumbo de vuelta encontrada, pero de pronto se le cruzaron en el rumbo cuatro goletas, así que utilizó el viejo truco de enarbolar pabellón británico, a lo que los enemigos izaron el suyo, que lógicamente era el mismo, pero atentos los de las balandras y pensando que el bergantín era español, levaron anclas para salir entre todos a su encuentro y así conseguir una victoria más fácil.
De las goletas, la que iba en cabeza era una corsaria de Providencia, que a su vez llevaba presas a las otras tres, pero no se dejaron engañar, por lo que arrumbó a refugiarse entre los caños, que por ser de menos calado le era relativamente fácil, pero el bergantín forzó de vela y le dio alcance antes de que pudiera llegar a tal posición, se entabló combate, pero no duró mucho pues fue capturada la goleta en pocos minutos.
Trasbordó la dotación de presa a la goleta, pero en esos momentos las tres que iban apresadas aprovecharon, para forzar vela y huir, pero además en direcciones opuestas entre ellas, para así evitar el ser de nuevo apresadas todas, pero Javat no cejó en su empeño, por lo que dispuso armar con un cañón al bote del bergantín y con tropa; les dio orden de salir tras una de ellas, mientras que el bergantín lo hacía tras otra y la goleta apresada a por la última, así consiguió apresarlas a las tres de nuevo; nada escapaba a su tenacidad.
Las balandras armadas con 10 y 12 cañones aprovecharon esta caza, de la que ellas se vieron libres y observando el resultado prefirieron dirigirse a los cayos, para introducirse despacio y sin riesgos entre ellos, donde consideraron estar a salvo por el mayor calado del bergantín y fondearon en esta posición privilegiada.
Javat llevado de su ímpetu no daba nada por perdido, así que ordenó a la lancha que fuera sondeando el lugar, para seguirle el bergantín y evitar en quedar encallado.
En esos momentos, trasbordó al bergantín uno de los patrones de una de las goletas, don José María Caldés que era por estar siempre en ellos un gran conocedor de los cayos, quien le aconsejó que no lo hiciera, pues seguro que por ser de mayor manga que el bote, éste no podría sondear todo el ancho necesario, por lo que era prácticamente imposible pasar, ya que había conocido casos parecidos.
Javat hizo caso y ordenó que el capitán de la goleta corsaria trasbordara al bergantín, éste era un conocido de la zona y por nombre Bryan Windley, a quién acompañaron otros doce miembros de su dotación, así quedaron asegurados a su bordo, nombrando al pilotín Pedro Bou como capitán de ella y la dotación de presa a sus órdenes, para que marinaran la goleta Carlota, que así se llamaba e iba armada con varios cañones, entre ellos uno de cuatro libras, más una dotación de presa en las demás.
Como se dejaba allí a las dos balandras enemigas, no era seguro el enviar las goletas por si solas, así que formó división con el bergantín Saeta y las cuatro goletas, poniendo rumbo a La Habana, al hallarse en las aguas de la isla de la Tortuga en la anochecida del día veinte de abril, sabedor de que desde allí ya no era posible darles alcance a las goletas, forzó de vela para adelantarse a ellas, llevando a remolque a una por tener rendido el palo trinquete, lo que le hacía retrasarse mucho del resto.
En la noche del día veinticinco, un típico golpe de viento, partió el cable de remolque de la goleta, pero el mal tiempo les impidió el volvérselo a dar, por lo que el bergantín se dirigió a Veracruz y la goleta como pudo arribó al puerto de Campeche, llegando el resto de las goletas al puerto de La Habana.
El bergantín Saeta arribó a Veracruz el día veintinueve de abril, desde aquí envió su informe al virrey Miguel José de Azanza, en el que le indicaba, que había divisado sobre el canal de Bahamas a una división británica, en su viaje de regreso a la Habana y pocos días antes de la salida de la flota con rumbo a la Península, del mando de don Dionisio Alcalá Galiano, por eso se unió a ella para hacer de descubierta de la flota, que al dejar a esta en franquicia, mantuvo el combate y apresamiento de las goletas, y que en su viaje de regreso, fue cuando avistó sobre el cabo de San Antonio a una división británica, formada por entre tres o cuatro navíos.
Recibió la orden de regreso a la Península en el año de 1803.
En el año de 1804, se encontraba al mando de un batallón de Infantería de Marina, en el Departamento de Cádiz, pero ya cansado de tanto ir y venir, envió su petición de baja en el servicio y en la Real Armada, el cual le fue concedido y se retiró.
Al sobrevenir la invasión napoleónica, pidió el reingreso en la Corporación, y se le admitió de inmediato, por eso pudo participar en los combates, que entre el día nueve y catorce de junio del año de 1808, dieron la victoria a las armas españolas, con la rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly, que eran los restos del combate de Trafalgar.
En el mismo mes de junio, la Junta Suprema de Sevilla, lo comisionó para llevar unos pliegos a nuestros virreinatos de América, regresando en el mes de diciembre, de tan alta misión.
Por la misma Junta, un tiempo después de su regreso, le designó como Ministro Plenipotenciario a la ciudad de Constantinopla, regresando por el año de 1819.
Al ser proclamado, lo que es conocido en la Historia como el Trienio Liberal, en el año de 1820, se le designó como Secretario de Estado del nuevo Gobierno, y ascendido a jefe de escuadra; pues las circunstancias obligaron al rey Fernando VII, a aceptar muy a su pesar, la autoridad de las nuevas Cortes.
En el año de 1822, se le designó como Ministro Plenipotenciario de España ante el Reino Unido, por lo que viajó a la capital de este reino, Londres.
En el año de 1823, al ser invadida España de nuevo por los « Cien mil Hijos de San Luis », que en realidad fueron ochenta mil, por petición del “Deseado” penetraron en la Península para devolverle sus poderes absolutos, consiguiéndolo después de unos breves combates, de esta forma fue derogada la Constitución de 1812 y don Fernando VII ya no tenía ninguna vigilancia externa a su poder.
Al serle notificado el nuevo cambio político, Javat se vió obligado a abandonar su cargo, por lo que no regreso a España, sino que se embarcó y se marchó, siendo así un emigrado español más a tierras americanas.
Por lo que es un español que se añade a la larguísima lista, de los que falleció y nadie sabe donde ni cuando, pero este es el triste fin de muchos españoles, que llevados por sus ideas, se vieron forzados a vivir o mal vivir, por los interminables vaivenes de la política, a lo largo sobre todo del siglo XIX, que a nuestro corto entender, fue sin duda alguna el más nefasto de toda nuestra Historia.
Bibliografía:
Arrue, Carmen. Nos ha facilitado el siguiente documento.: AGN. Instituciones Coloniales. Gobierno Virreinal. Marina (068). Volumen 46. Expediente 14.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Sin iniciales del compilador.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 28-2ª parte, 1926, página 2.610.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid, 1973.
Gómez, Santiago: Gómez, Santiago: Documento; carta fechada en Veracruz el 29 de abril de 1799. Archivo General de Indias, Estado, 28. N.33.
Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.
Compilada por Todoavante.