Soto, Hernando de Biografia
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Revisión de 13:34 28 nov 2020
Orígenes
Vino al mundo en la población de Villanueva de Barcarrota, (según otras fuentes, en Jerez de los Caballeros) provincia actual de Badajoz, el 27 de octubre c. de 1497.
Hoja de Servicios
Muy joven viajó a América en la expedición de Pedrarias Dávila, que se hizo a la vela el día catorce de abril del año de 1514, que estaba compuesta por algo más de veinte naves y dos mil hombres y mujeres, en ella iban futuros grandes capitanes y colonizadores de las nuevas tierras descubiertas de América, como Almagro, Belcázar, Fernández de Oviedo, Bernal Díaz y Juan Vespucio.
Participó en el descubrimiento y exploración de la actual costa de Nicaragua, llevando de jefe a Gaspar de Espinosa, y al ser conocedor del terreno, acompañó a Hernández de Córdoba en 1524 para finalizar la conquista y colonización de éste país.
Los intereses de la época, lograban grandes mudanzas de amigos y compañeros, pues se vio enfrentado a Gil González Dávila, que lo apresó y lo desterró durante un tiempo a la población de León de Nicaragua, donde le dio el cargo de Regidor, hasta que Pizarro le llamó, para que se le uniese y con su ayuda realizar la conquista del Perú.
No tardó en unirse a él, sólo el tiempo justo que llevó preparar su parte de la expedición, reuniendo cuatro naves y cien hombres, acudiendo a su cita con Pizarro en la isla de Puna.
En 1532, participó distinguiéndose en los combates de Tumbes y en Cajamarca, siendo en este último el jefe de la caballería, fue uno de los que apresó a Atahualpa, pero censuró a su propio capitán por la muerte del gran jefe nativo.
Con la parte que le correspondía del botín, por la conquista del Perú y su imperio, con el consiguiente saqueo de Cuzco, consiguió una gran fortuna, que le hizo de nuevo enfrentarse con su capitán, pues nada bueno podía pasar con ello, por lo que resolvió regresar a España, realizándolo en 1536.
Acostumbrado a la conquista y el riesgo, no podía estar mucho tiempo inactivo, así que pidió y consiguió, por medio de una capitulación Real, que en 1537, le autorizaba a llevar a cabo un viaje para la conquista de la Florida, siendo así mismo nombrado, adelantado y gobernador de la isla de Cuba, a donde se dirigió, haciéndose a la vela el 6 de abril de 1538.
A su llegada a la isla, que fue en el mes de junio, inmediatamente se puso a organizar la defensa de La Habana y en el acopio y almacenamiento de víveres y pertrechos, para la conquista de la Florida.
Se hizo a la vela desde la isla, el 18 de mayo de 1539, con una flota de nueve naves, quinientos quince hombres y doscientos treinta y siete caballos, dejando de Gobernadora de la isla a su esposa doña Isabel de Bobadilla, que era hija de Pedrarias, y con la que había contraído matrimonio en su vuelta a la Península.
Toda la expedición fue por cuenta de su peculio particular, en la que había invertido hasta su último real.
La expedición estaba proyectada, no sólo para la conquista y colonización de la Florida actual, sino más bien a una gran parte del sur de aquellas tierras.
Desembarcó, en la bahía del Espíritu Santo, la Tampa actual, el 25 de mayo de 1539, rescató a Juan Ortiz que estaba cautivo y había sufrido tortura, por haber naufragado en la expedición de Narváez, el cual se le unió y le sirvió de intérprete.
En previsión de algún desastre, dejó en la costa a parte de sus hombres, como defensa de los buques y él se adentró en aquellos territorios.
Por espacio de tres largos años duró aquella exploración, en la que se mantuvieron duros combates con los indios y extraordinarias penalidades.
Siempre hablando de los territorios actuales de los Estados Unidos; Se logró adentrar por el estado de Georgia, llegando al río Savannah y desde las proximidades de la cordillera de los Apalaches, se dirigió al Sur a través de Alabama.
En la primavera de 1541, logró alcanzar las orillas del río Misisipí o río del Espíritu Santo, después de haber librado múltiples batallas y encuentros con los indios, como consecuencia de ellos sus fuerzas estaban muy mermadas; aunque en el año de 1519 Álvarez de Pineda ya descubrió la desembocadura del gran río, el verdadero descubridor de él fue Soto, pues lo descubrió probablemente a la altura de Memphis en el estado de Tennessee.
Por este lugar, fue por donde cruzaron el famoso río, en cuatro balsas construidas al efecto, lo pasaron para continuar al Oeste, hasta llegar a la actual Oklahoma.
Les cogió el invierno y lo pasaron en las orillas del río Arkansas, poniéndose en marcha ya en marzo de 1542, siguiendo una ruta en dirección al Sur en busca de la mar, pero ya sólo quedaban trescientos hombres y cuarenta y dos caballos.
Soto murió de fiebres, en ese viaje de regreso a orillas del río Misisipí, el día veintiuno de mayo del año de 1542 (Calendario Juliano), su cadáver con sus armas fue metido en un troco de árbol, cubierto con una manta y lastrado para que se hundiera en el mismo cauce del río, para evitar que lo descuartizaran los indios.
A su fallecimiento se hizo cargo de la dirección de la expedición Luis Moscoso de Alvarado, quien pretendió llegar a Méjico, atravesando Arkansas y Tejas, pero viendo la imposibilidad, retrocedió en dirección al río Misisipí, al llegar construyeron varias balsas y canoas, para navegar con ellas por el río alcanzando así su desembocadura, una vez allí volvieron a ponerse manos a la obra y construyeron unos buques, que con ellos y por fin, pudieron llegar en el año de 1543 a la costa de Nueva España, actual Méjico.
Y todo esto se sabe, gracias a que algunos de ellos contaron la historia, así ha llegado hasta nosotros, ojala hubieran muchos más casos tan claros.
Bibliografía:
Díaz del Castillo, Bernal.: Historia verdadera de la conquista de la Nueva España. Espasa-Calpe Madrid, 1933.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957, por don José María Martínez-Hidalgo.
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa-Calpe.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.
González de Canales y López-Obrero, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo IV. Ministerio de Defensa. Madrid, 2001.
López de Gómara, Francisco.: Historia General de las Indias hasta 1552. Tomo I Hispania Victrix. Tomo II Conquista de Méjico. Ediciones Orbis, S. A. Barcelona, 1985.
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