Cabrera, Bernat de Biografia

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Revisión de 12:15 15 abr 2011

Biografía de Bernat de Cabrera

XV Almirante del Reino de Aragón.

Vizconde de Bas de Cabrera.

Mayordomo del rey Pedro IV de Aragón “El Ceremonioso”

Vino al mundo a lo largo del año de 1298 en la villa de Calatayud.

Provenía de familia noble y bien acomodada, por lo que eligió la carrera de las armas, en las que obtuvo brillante victorias y acrecentó sus territorios y títulos, que le proporcionaban mejor posición económica, alcanzando ya una edad para la época muy apropiada se retiró a sus tierras, que estaban en San Salvador de Breda.

No en balde llevaba muchos años de una guerra a otra, entre ellas el aplastamiento de los nobles en el reino de Aragón, cuando intentaron no obedecer. Posteriormente acudió a la toma de Mallorca, desposeyendo del torno a don Jaime, primo de don Pedro IV. Reconquistó las islas de Cerdeña y Sicilia, finalizando su trayectoria militar con la reconquista de los ducados de Atenas y Neopatria, así que nada le fue regalado, más bien se lo ganó a sangre y fuego.

Pero en el año de 1353, por necesitar el Rey un general fuerte para dirigir su flota y ejército contra la isla de Cerdeña, fue llamado por las mismas Cortes y elevado a la categoría de Almirante por Real cédula del día veintiuno de junio del mismo año, con todos los poderes de hacer y deshacer en cuanto lo creyera necesario, tanto entre la armada como en el ejército.

Jerónimo Zurita nos cuenta las palabras de las mismas Cortes porque era elegido: «. . porque en valor y prudencia y en todas las buenas partes que se requerían para semejante cargo excedía este caballero á todos los de su reino »

Los dirigentes de la isla sublevada, habían llegado a un trato con la república de Génova, de esta forma pudieron reunir sesenta galeras, para enfrentarse a las de Aragón, la cual había buscado también apoyo y obtenido con la república de Venecia, la cual aportaba veinte galeras, a las que se unieron las cuarenta y cinco, cuatro leños y cinco naves aragonesas yendo en cada una cuatrocientos hombres de guerra.

Se entabló el combate en el Alguer en aguas de la isla de Cerdeña, el día veintisiete de agosto, después de un duro enfrentamiento la coalición aragonesa-veneciana consiguió un triunfo total, pues solo pudieron huir diecinueve galeras enemigas; entre heridos y muertos se calcula la cifra de ocho mil hombres más los tres mil doscientos prisioneros. Por parte de la coalición vencedora se perdieron dos mil trescientos hombres.

Con este acto, se regresó a la época de Roger de Lauria, recobrando la marina militar de Aragón un gran reconocimiento y mantuvo la supremacía naval en el Mediterráneo occidental. Por lo que Cabrera fue recibido como el gran héroe que todos daban por sentado.

Ese mismo año se puso a trabajar y redactó unas Ordenanzas Navales, que al año siguiente de 1354 se realizaron varias copias, para entregarlas a todos los que pudieran necesitarlas.

Ese mismo año, formó una expedición contra Cerdeña, estando formada por cincuenta galeras; veinte naves y trescientas velas de transporte, en la que se llevaba a un ejército de veinte mil hombres.

Llegó el Rey y tomó el mando una vez preparada, zarpando con rumbo a Alguer, donde don Pedro IV desembarcó con todo el ejército, dando sitio a la población, consiguiendo rendirla el día veintidós de diciembre del mismo año, los enemigos perdieron entre muertos, heridos y prisioneros a once mil hombres.

Se produjo el incidente que se convirtió en guerra entre los dos Pedros, el I de Castilla y el IV de Aragón, al saquear el almirante de Aragón, don Francisco de Perellós, que pasaba por las aguas de Sanlúcar de Barrameda con rumbo a Francia, dos naves cargadas de mercancías con bandera de Génova, ante la mirada atónita del rey de Castilla don Pedro IV que casualmente estaba pescando, siendo incrédulo de lo que estaba sucediendo en sus propias aguas.

Pedro I pidió al rey de Aragón una reparación de aquel acto, pero Pedro IV ni se dignó a contestar a su misiva, esto provocó el rápido alistamiento de la escuadra de Castilla y la de sus aliados, que se presentaron el día ocho de abril del año de 1359 ante el puerto de la ciudad Condal, a la que sometieron a bombardeo y asedio.

Pero como Cabrera había dispuesto perfectamente sus naves les resultó imposible desembarcar y tomar la ciudad, por lo que don Pedro I resolvió conquistar la isla de Ibiza, para así hacer salir a la flota aragonesa, pero el almirante de Aragón no estaba muy por la labor de combatir contra los castellanos y fue efectivo, ya que los cortesanos de don Pedro I le dijeron que él no debía batirse con un inferior, así que don Pedro I abandonó la conquista de la isla, mientras que Cabrera regresó a la ciudad Condal sin combatir.

Esta postura del almirante de Aragón, estaba provocada por que en su anterior fase de militar había sido embajador muy leal de su Rey ante las Cortes de Navarra y Castilla, ganando así el aprecio de sus reyes y cosa rara en la época, al parecer Cabrera era de los que prefería una mala alianza a una buena guerra.

De hecho toda su fuerza cercar del Monarca y por saber que el pueblo de Aragón así como su Hacienda estaba en muy malas condiciones, propuso crear una especie de partido pacifista que protegiera al Rey y evitara las guerras al menos por el momento.

Aquí es donde se la jugó, pues los nobles que habían sido doblegados por él se pusieron en su contra, así como ciertas informaciones dejadas caer por personas allegadas al monarca, ya que se le llegó a acusar de haber asesinado al infante don Fernando en el año de 1363, todo esto y tan cerca terminó por convencer a don Pedro IV de que como se le decía, había cometido alta traición.

Con esta acusación pasó a ser encarcelado y procesado, que a decir de los cronistas no fue muy claro el juicio, por lo que la sentencia fue de muerte.

Como era costumbre en la época, las sentencias máximas se realizaban en el lugar más público y a la vista de todos, que no era otro sitio que la plaza del mercado, por ello el día veintiséis de julio del año de 1364, siendo viernes y en la ciudad de Zaragoza fue ajusticiado

Unos años después, el mismo Monarca que mandó se le ajusticiara reconoció su error, otorgando a su nieto don Bernardino todos lo bienes confiscados añadiendo el condado de Osona, todo figura en una escritura fechada el día cinco de febrero del año de 1381, en la que se hace referencia a las palabras del Rey, que dice:

« Fue aquel Almirante varón de elevado corazón y gran consejo; lamento los extremos rigores con él habidos, cuando fuimos provocados á indignación e ira; rehabilito por completo su memoria y vuelve á su gracia al nieto de D. Bernardo »

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Laurencín, Marqués de.: Los Almirantes de Aragón. Datos para su cronología. Establecimiento Tipográfico de Fortanet. Madrid, 1919.

Salas y González, Francisco Javier.: Marina Española de la Edad Media. Imprenta Ministerio de Marina. Tomo I, 1925, 2ª Edición. Tomo II, 1927. Edición póstuma.

Zurita, Jerónimo.: Anales de la Corona de Aragón. C. S. I. C. Institución “Fernando el Católico” Zaragoza 1967. Facsímil de la Edición Príncipe de 1562 y la mejorada de 1585.

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