Gutierrez de Velasco, Francisco Biografia
De Todoavante.es
(Página creada con '<center> '''<big><big>Biografía de don Francisco Gutiérrez de Velasco</big></big>''' <br> <br> '''<big>General de Mar y Tierra que vivió a caballo de los siglos XVI y XVII....')
Edición más nueva →
Revisión de 15:50 25 ago 2012
Biografía de don Francisco Gutiérrez de Velasco
General de Mar y Tierra que vivió a caballo de los siglos XVI y XVII.
Orígenes
Se desconoce su fecha y lugar de nacimiento, pero debió de ser sobre los años de 158?
Hoja de Servicios
Se empieza a saber algo de él a partir del año de 1623, en el que sucintamente se dice que entre este año y el de 1637, estando unas veces al mando de la escuadra de galeras de Sicilia, apresó dieciocho velas, con banderas berberiscas, inglesa y holandesa.
Ostentaba el mando directo de la galera capitana de la escuadra de Sicilia, en la que cuando estaba presente, enarbolaba su insignia el marqués del Viso que era el capitán general de ellas, pero en sus ausencias por ser llamado a la Corte, tomaba el mando de la escuadra Gutiérrez.
Pasamos directamente al año de 1638, encontrándose reunidas las dos escuadras de galeras, las de España con nueve de ellas al mando del segundo don Juan de Orellana, por estar ausente su capitán general el marqués de Villafranca, pues los dos capitanes generales habían sido llamados a la Corte y la de Sicilia con seis.
Estaban realizando un transporte de tropas a Finale, cuando les salió al encuentro una escuadra francesa de galeras al mando del marqués de Pont-de-Courlay, compuesta también por quince de ellas, pero todas nuevas, bien armadas y aparejadas todo lo contrario que las españolas.
Era el día 1 de septiembre del año de 1638, Orellana llamó a Gutiérrez, ya que por ser el General de las galeras de España tenía el mando, conversaron y Gutiérrez le dijo que no era hora de batirse, primero por que ninguno de los dos generales estaba a bordo y mucho más importante, que las galeras de ambos estaban escasas de brazos para el remo y algunas hacían agua, lo que inevitablemente les llevaría a la derrota, por ello aconsejó intentar zafarse del encuentro.
Pero Orellana, no era de ese parecer, ya que evitar el combate era señal clara de aceptar la derrota de antemano y no estaba dispuesto a que esto lo pensaran los franceses, así que ordenó formar la línea de combate de línea, ocupando el centro las dos capitanas.
Cuando llegaron a distancia del alcance de artillería, las dos escuadras enfrentadas abrieron fuego, lo que resultó de una gran mortandad y siguió el combate, las dos con las proas frente a las proas.
Pero se daba la circunstancia que el viento era contrario a los españoles, por lo que al hacer fuego las artillería se quedaron sin poder ver a los enemigos, al quedar envueltos en una densa nube de humo, tanto la enemiga como la propia.
Esta nube artificial dio provoco un resultado aparente hasta que se deshizo, puesto que conforme unos vencían a su enemiga se pasaban a la siguiente, pero todo esto sin ver en realidad muy bien donde estaba cada uno, para terminar de confundir más el viento calmó de pronto, quedando casi sin visión. Al levantarse un poco el viento, se pudo advertir que por estar en las aguas del puerto de Génova, las españolas estaban remando con tres enemigas a remolque hacía él.
Y los franceses se mantenían en el lugar del combate, habiendo apresado seis españolas entre ellas las dos capitanas, con lo que habían conseguido hacer a más de ochocientos prisioneros y muerto Gutiérrez en el combate.
Lo curioso es, que al anochecer se levantaron los prisioneros españoles, consiguiendo hacerse con la patrona de España, que arrumbó a Génova, lo mismo ocurrió con la Santa Marta, pero en ésta por ser mayoría los forzados norteafricanos, arrumbaron a su tierra, mientras que a la capitana de Sicilia se le partió el cable de remolque y se fue a varar a la playa.
Los franceses en el combate perdieron dos de ellas que se fueron a pique, por lo que en total ellos perdieron cinco y nosotros igual número, si la que se fue a tierras norteafricanas se hubiera unido en Génova al resto, el combate se hubiera ganado, pero las dos escuadras cada una se quedó con tres de la contraria.
Sobre las bajas nos remitimos a un documento de la época que dice: « Murieron 4.500 franceses soldados, y entre ellos número excesivo de monsieures y personas de calidad de la Provenza; de los nuestros faltaron 1.400 entre soldados y esclavos; salieron heridos el cabo don Juan de Orellana y don Alonso Pérez de los Ríos; mataron dos capitanes de galeras de España; cautivaron á Miguel de Barrio, capitán de la Santa María; murió don Rodrigo de Velasco, cabo de las de Sicilia; don Cristóbal de Heredia y un maestres de campo; quedando 450 españoles y franceses heridos, que reconocieron en Génova, habiendo llevado allá por prisioneros los últimos. Suplióse los que nos tomaron con los que les ganamos; pero el destrozo de la gente fue notable, y parece que no se juntaron allí sino á deshacerse, instigados del odio y la emulación envejecida de ambas naciones. Sin embargo, fue mayor la pérdida de su gente, y con particularidad en personas nobles, que es mucho de ponderar, porque hubo galera de las suyas que no quedo con 12 hombres »
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903. Tomo IV, páginas, 165 a 168.
Compilada por Todoavante ©