Spinola y Mora, Benito Maria de Biografia
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Revisión de 11:16 19 oct 2014
Orígenes
Descendía de una noble familia genovesa, que a su vez estaba emparentada con la de los Doria.
Vino al mundo en la ciudad de Génova, en los seis primeros meses del año de 1687.
Hoja de Servicios
Llevado de su pasión por la mar, comenzó navegando de muy joven con los buques de su familia, al producirse la guerra de Sucesión se presentó en Barcelona y se alisto en el ejército a las órdenes del Monarca, combatiendo en el ataque y posterior defensa de la Ciudad Condal, al terminar la guerra le pidió al rey Felipe V su pase a la Armada, siendo aceptada su petición ingresando directamente con el grado de alférez de navío en el mes de diciembre del año de 1713.
El día quince de junio del año de 1715, zarpó del puerto de Barcelona la expedición para la conquista de la isla de Mallorca, al mando del general don Pedro Gutiérrez de los Ríos, estaba formada por dieciocho buques de guerra, seis galeras, veintiséis transportes, diecisiete saetías, cuarenta y una tartanas, veinticinco pingües, dos galeotas, dos saetías armada y cuarenta barcas, en las que se trasportaba a un ejército formado por veinticuatro batallones de infantería, mil doscientos caballos y seiscientas mulas para transportar la artillería y el tren de carros con toda la impedimenta de boca y guerra, estando al mando del caballero d’Asfeld. Como segundo jefe de la expedición iba el marqués de Mari y escogió a Spínola como ayudante personal.
Se logró llegar a la isla, las fuerzas fueron desembarcadas en un punto cercano, para que fueran del través sobre la capital, haciendo coincidir la escuadra su presencia cuando las tropas estuvieran ya rodeando la población, al ir entrando en la gran bahía mallorquina la escuadra el día veinticuatro, al ser vista por la población y con el ejército rodeándola, el marqués de Rubí entregó la ciudad por capitulación, por lo que regresó la preciada isla en posesión de la monarquía española.
Al ver lo fácil que había resultado, se aprovechó la fuerza y parte de la escuadra con una porción del ejército se acercó a la isla de Ibiza, al arribar se les comunicó que Mallorca ya estaba en su poder, por los que se les conminaba a que siguieran su ejemplo para evitar derramamiento innecesario de sangre, al mismo tiempo que se les garantizó que podrían salir de la isla los austriacos que quisieran, ante esta benevolencia no la desaprovecharon y capitularon, incorporándose de nuevo la isla a la corona española.
Como ayudante del segundo de la escuadra, se le encomendó llevar la grata noticia al puerto y ciudad de partida para ponerla en conocimiento del Rey, donde se celebraron fiestas por la victoria conseguida y a tan bajo coste.
Le fue ordenado incorporarse a la escuadra del marqués de Mari, embarcando en el navío insignia Santa Isabel de 60 cañones, zarpó de Barcelona el día quince de agosto del año de 1717, compuesta por doce navío, seis fragatas, dos bajeles de fuego, dos bombardas y tres galeras, para dar apoyo a ochenta trasportes cargados con nueve mil hombres y seiscientos caballos, más los consabidos respetos de artillería de sitio y de campaña, los ingenieros y los bastimentos propios de víveres más la pólvora, con rumbo a la isla de Cerdeña donde consiguieron desembarcar con el apoyo de la escuadra, manteniendo de nuevo duros combates, que dieron un final feliz ya que fue conquistada en menos de dos meses, regresando igualmente a enarbolar el pabellón español, era un trozo más de los territorios perdidos durante la guerra de Secesión.
Participó Spínola en toda la campaña, puesto que seguía de Ayudante del marqués de Mari. Se quedó con la escuadra en el puerto de Barcelona, encontrándose allí recibió la Real Orden del día dieciséis de mayo del año de 1718, por la que se le notificaba su ascenso al grado de teniente de navío, cesando en el puesto de ayudante del marqués.
Recibiendo la orden de embarcarse en el navío San Felipe el Real, que era el buque insignia del general don Antonio de Gaztañeta, quien estaba preparando otra expedición. La cual se puso en marcha desde el mismo puerto de Barcelona el día dieciocho de junio del año de 1718, la escuadra estaba compuesta por los navío; San Felipe el Real, de 80, Príncipe de Asturias, de 72, Triunfo, de 60, San Luis, de 60, Santa Isabel, de 60, San Pedro, de 60, San Carlos, de 60, San Fernando, de 60, San Juan Bautista, de 60, San Isidro, de 50 y San Francisco, de 50, cuatro galeras, diez fragatas y tres mercantes armados, que dieron escolta y protección al convoy formado por otras trescientas cuarenta velas, que trasportaban un ejército de treinta mil hombres, con destino a la conquista de la isla de Sicilia, estando la fuerza de desembarco al mando del marqués de Lede.
Se produjo el desembarco a cuatro millas de la ciudad de Palermo, sucediéndose duros enfrentamientos por ser muy reñidos los combates, sobre todo en la ciudad de Messina pues su guarnición piamontesa no cedía en ningún momento hasta ser vencidos en toda la línea, pero por las sucesivas victorias más el apoyo de la población, facilitó la conquista de las ciudades de Palermo y la mencionada, consiguieron vencer al resto quedando en poder de la corona de España la ansiada isla.
De la escuadra se destacó una división a la isla de Malta, quedando disminuida su fuerza, además de no existir una declaración de guerra, pero esto una vez más a los británicos les importaba poco.
Estando cruzando sobre el cabo Passaro el día nueve de julio, se vió venir a una escuadra británica, pero por lo dicho, no se tomaron medidas de protección, al poco comenzaron a realizar movimientos que hicieron dudar de sus intenciones, por ello al ir acercándose a los españoles y estar ya bajo el alcance de su artillería, sin previo aviso rompieron el fuego, por ello les resultó una fácil victoria a la escuadra del almirante Byng.
Como siempre el que llevó el peso del combate, fue el navío San Felipe el Real, en el que precisamente iba Spínola, solo pudo acudir la fragata Volante en su ayuda, pero acosada por tres navíos británicos de 70 cañones no pudo soportar más el fuego que durante cuatro horas estaba manteniendo, pero su comandante antes de darse por vencido se fue a pique con toda la dotación, salvándose unos pocos. El navío no se quedó atrás, pues llegó a tener a seis enemigos rodeándole incluido el buque insignia británico, cayó herido Gastañeta y poco después Spínola, viendo las bajas y la situación ya insostenible pues se estaba terminando la pólvora, se tomó la decisión de rendir el buque, cayendo prisioneros los que quedaban, siendo una victoria británica, pero en este conseguida muy vilmente, aunque no sería la última en la que utilizaron este sistema.
Hubieron reclamaciones por parte de España, de las cuales se produjo solo facilitar el ser canjeados todos los prisioneros, entre ellos Spínola, al regresar se le ordenó embarcar en la escuadra del general don Baltasar de Guevara y con ella entró en la bahía de Cádiz en octubre del año de 1718, pero para no desaprovechar ocasión, en el viaje, se cruzaron con una fragata británica, la cual fue atacada y apresada.
En el mes de enero del año de 1719, se le ordenó embarcarse en la Flota de Indias al mando del general don Francisco Cornejo, con esta Flota cruzó el Atlántico realizando el recorrido propio de ellas, La Guaira, Cartagena de Indias, Veracruz y la Habana, donde se desembarcaba el azogue y se embarcaba el situado.
Estando en este puerto en el mes de septiembre, se produjo una sublevación de las tripulaciones, provocada por la falta de recibir sus pagas, contribuyendo a calmar las aguas de los rebeldes aunque con mucha razón, logrando ser sofocada al fin sin haber sufrido grandes desperfectos, ni humanos ni materiales.
Regresó a la Península habiendo trasbordado a la Flota de Indias al mando del general Guevara, arribando a la bahía de Cádiz el día veinte de diciembre del año de 1720, permaneció destinado en esta Flota, por lo que realizó dos viajes redondos a Tierra Firme, al regresó del último, recibió el día cuatro de agosto del año de 1721 la orden de trasbordar al navío Buen Consejo, con el que realizó una viaje a las islas Filipinas, a su regreso y con el mismo navío, volvió a cruzar el Atlántico con rumbo a Montevideo, al regresar a la bahía de Cádiz al poco de estar en ella se le entregó la Real Orden del día trece de mayo del año de 1727, por la se le comunicaba su ascenso al grado de capitán de fragata. (Obsérvese que entre una fecha conocida y la siguiente han pasado casi seis años, por lo que los viajes a las islas Filipinas, no eran de corta duración precisamente, aunque se escriban en dos líneas como mucho.)
Se le ordenó embarcar en la escuadra al mando del general don Rodrigo Torres, zarpando de la bahía de Cádiz el día dieciséis de junio siguiente, realizando un crucero sobre el canal de la Mancha, realizando el apresamiento de cinco buques mercante con pabellón del Reino Unido.
Regresaron a Cádiz con las presas y al llegar, se le entregó la Real Orden con fecha del día tres de agosto del mismo año de 1730, por la que se le comunicaba su ascenso al grado de capitán de navío, pero de nuevo su antiguo jefe, el marqués de Mari, le designo como Mayor General de su Flota de Indias, haciéndose a la vela desde la bahía de Cádiz el día dieciocho de agosto del año de 1731, para efectuar el recorrido propio de estas flotas, La Guaira, Cartagena de Indias, Veracruz y la Habana, regresando a la bahía de Cádiz con el situado.
Al desembarcar, recibió la orden de desplazarse a Alicante, donde se le entregó el mando de uno de los navíos pertenecientes a escuadra del general don Francisco Cornejo, llevando de segundo al mando de la escuadra a don Blas de Lezo con la que zarpó de éste puerto el día quince de junio del año de 1732, siendo la expedición contra la plaza de Orán, dando protección y apoyo al ejército al mando del duque de Montemar, formado por veintiséis mil hombres, embarcados en quinientos treinta y cinco buques de todo tipo, acción que obtuvo el éxito gracias al apoyo de las fuerzas navales, y las previsiones tomadas por el jefe de la expedición don Francisco Cornejo, por ellas en ningún momento dejaron de apoyar al ejército desembarcado.
Al regresar de esta expedición se le ordenó cruzar por el Mediterráneo, de forma que permaneció y visitó los puertos de Nápoles, Civita Vechia, Ancora, Palermo, la Specia, Génova, Villafranca, Tolón, Mahón y de aquí regresó a su base en Cartagena.
Pero tuvo el tiempo justo para alistar de nuevo su navío (no dice en ninguna fuente cual era, es una pena) pues se le dio la orden de cruzar de nuevo a Nápoles, para incorporar su buque a la escuadra del general don Gabriel de Alderete, con el que realizó varios cruceros por el Mediterráneo, de regreso a Cádiz, se encontró en el rumbo con tres buques de la regencia de Argel, que fueron batidos pero se pudieron alejar, unos días más tarde, se cruzaron con otro del porte de 16 cañones, pero a éste no le dejó irse, por lo que fue apresado y marinado hasta Cartagena.
A su regreso, se le ordenó pasar a la Flota de Indias del mando del teniente general don Manuel López Pintado, ya marqués de Torre Blanca, con la que realizó un tornaviaje a Tierra Firme, regresando el día veintisiete y veintiocho de agosto del año de 1737, con caudales. Unos días después recibió la Real Orden fechada el día veintinueve de agosto siguiente, por la que se le ascendía al grado de jefe de escuadra. (En esos momentos el grado intermedio de brigadier no existía).
Se le otorgó el mando de una división de tres navíos y tres fragatas, con la que realizó un viaje a Lisboa en el mes de mayo del año de 1740, con pliegos reservados para esta Corte, zarpando de nuevo con rumbo al mar Báltico, visitando varios de los puertos rusos y de regreso a España, realizó escalas en los departamentos franceses de Brest y Rochefort, realizando su entrada en la bahía de Cádiz el día cuatro de septiembre del año de 1742.
Por Real Orden del día diecisiete de febrero del año de 1746, se le notifica su ascenso al grado de teniente general y en el año de 1747, se le nombró como segundo jefe de la escuadra del general don Andrés Reggio, con esta escuadra cruzó el Atlántico para visitar La Guaira, Cartagena de Indias, Veracruz y la Habana donde fondearon para descanso de las dotaciones, estando en él se presentó una escuadra británica al mando del almirante Knowles, que hizo ostensibles demostraciones de reto hacía los españoles.
La británica era muy superior, pero don Andrés Reggio no era un cobarde y a pesar de estar en el conocimiento de su inferioridad, se hizo a la mar con su escuadra para enfrentarse al británico, por ello el día doce de octubre de 1748 y casi sobre la misma costa, se trabó el pertinaz combate, que fue duro a porfía; Spínola estaba al mando del navío Invencible, con el que se mantuvo firme contra sus enemigos, logrando a pesar de estar totalmente desarbolado, regresar con su buque al puerto en bandolas, sufriendo las bajas de veintiún muertos, dos de ellos oficiales y cuarenta y ocho heridos, entre estos últimos su capitán de Pabellón don Juan Bautista Bonet. En el combate salieron mucho peor parados los británicos que tuvieron que abandonar las aguas de la isla de Cuba.
Permaneció de apostadero en este puerto, con diferentes misiones llevándolas todas a buen fin, hasta que recibió la orden de arbolar su insignia en el navío Fénix, con el que zarpó al mando de una Flota de Indias, con rumbo a la bahía de Cádiz, donde dejaron caer las anclas el día ocho de junio del año de 1750, siendo desembarcados quince millones ochocientos cuarenta y siete mil cuatrocientos veintitrés pesos fuertes (plata).
Por su meritoria carrera el Rey le otorgó el privilegio de ser nombrado gentil hombre de Cámara con entrada y como símbolo de ello se le entregó la llave.
Permaneció en el Departamento de Cádiz, hasta que por Real Orden del día veinte de febrero del año de 1753, se le nombró en propiedad como comandante general del Departamento de Cartagena, a donde se dirigió por tierra llegando el día dieciséis de marzo, tomando posesión del mando el mismo día, permaneció en él hasta el día veintitrés de diciembre del año de 1755, por serle concedida una licencia para recuperar su salud.
Regresó el día diez de agosto del año de 1756, permaneciendo hasta el día dieciocho de diciembre del año de 1759, en que se le volvió a conceder licencia para recuperarse, regresando el día diez de mayo del año de 1760, permaneció en él hasta el día dieciocho de junio del año de 1761, ya que fue llamado a Madrid, por haber sido nombrado por S. M. Consejero en el Supremo de la Guerra.
Alto puesto que desempeñó hasta sobrevenirle el óbito, el día 5 de julio del año 1774 en la Villa y Corte. Contaba con ochenta y siete años de edad, de ellos como marino sesenta y uno al servicio de España.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga, 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 57, 1927, páginas 835 y 836.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Rodríguez de Campomanes, Pedro. Conde de Campomanes.: Itinerario de las carreras de postas. Facsímil de la edición príncipe de 1761. Ministerio de Fomento. Madrid, 2002.
VV. AA.: El Buque en la Armada Española. Sílex. Madrid, 1981.
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