Argonauta (1806)

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Revisión de 09:43 20 jul 2011

        Navío francés de 74 cañones llamado Argonaute, del tipo Téméraire, que comenzó su construcción en Lorient el 10 de julio de 1794 a cargo del ingeniero Sané. Botado el 22 de diciembre de 1798 y entregado a la Marina francesa en septiembre de 1799. Desplazaba 1.550 toneladas y medía 59,5 metros de eslora, 14, 5 metros de manga y 7,5 metros de calado. Zarpó de Rochefort para la expedición a Santo Domingo con la escuadra de Villaret-Joyeuse. Entre 1803 y el 10 de agosto de 1805 estuvo en el puerto de Ferrol bloqueado por las escuadras británicas. Tomó parte en la batalla de Trafalgar y quedó en Cádiz con la escuadra del almirante Rosilly. 

         El 18 dediciembre de 1806 es cambiado por el navío español de 74 cañones Vencedor, pasando el Argonaute francés a llamarse Argonauta en la Real Armada española. En 1808 se encontraba en el departamento de Cádiz, debiendo hacer una recorrida y apresto según una Real Decreto del 10 de junio de 1808. 

         La tarde del 13 de junio de 1808 salió del arsenal de La Carraca para batir a la escuadra francesa del almirante Rosilly, que se rindió a la española al mando del general Apodaca el 14 de junio. Estaba al mando del brigadier don Ramón Topete. 

         Junto al navío Castilla sirvió de pontón para prisioneros franceses. El 26 de mayo de 1810 los presos franceses a bordo del navío picaron los cables y el navío fue a la deriva hacia el Trocadero, ocupado por el ejército francés quea sediaba la plaza. Varias lanchas y botes con españoles y británicos a bordo se acercaron al navío para sacar a los franceses. Apoderándose de las armas de los centinelas, los prisioneros franceses dispararon contra los que intentaban subir a bordo, mientras otras lanchas de los franceses se acercaron desde Puerto Real y sacaron a muchos de los prisioneros. 

          Los aliados españoles y británicos querían hacerse de nuevo con el control del navío, pues los franceses  podrían utilizarlo como batería flotante o sus restos ser utilizados para las fortificaciones. Ante el peligro reseñado, el 29 de mayo se acercaron varias lanchas para pegarle fuego. Todavía se encontraban a bordo algunos franceses y se le intimó a abandonar el navío. Los prisioneros franceses no lo abandonaron y a las cinco de la tarde los españoles y británicos le incendiaron, quedando completamente en llamas a las siete de la tarde. Al llegar la noche el fuego había destruido el navío a flor de agua, hundiéndose posteriormente los restos.

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