Ben, Ines de
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Se encontraba en la pescadería cerca de su marido, al ver caerlo comenzó a cargar y disparar, fue herida primero en un muslo y al poco en la cabeza, siendo retirada de la línea de fuego para tratar de curarla. Al retirarse los enemigos y desaparecer se fueron sacando números, doña Inés reclamó el coste pagado de su peculio de ochocientos ducados, para reconstruir unos trozos de muralla de los primeros combates, más por haber sido herida y perdido a su marido, nada de esto fue atendido por el Gobierno. | Se encontraba en la pescadería cerca de su marido, al ver caerlo comenzó a cargar y disparar, fue herida primero en un muslo y al poco en la cabeza, siendo retirada de la línea de fuego para tratar de curarla. Al retirarse los enemigos y desaparecer se fueron sacando números, doña Inés reclamó el coste pagado de su peculio de ochocientos ducados, para reconstruir unos trozos de muralla de los primeros combates, más por haber sido herida y perdido a su marido, nada de esto fue atendido por el Gobierno. | ||
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| - | Ésta es la otra cara de la moneda, | + | Ésta es la otra cara de la moneda, éstas siempre tienen anverso y reverso a doña Inés le tocó la peor parte. La herida en la cabeza durante el último asalto la dejó ciega. Nadie se acordó de ella, ni las autoridades, muchos años después cuentan la vieron vagar por las calles de Coruña pidiendo limosna para no morir de hambre. Se ignora cuál fue su destino. |
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Tampoco sabemos cuántas de ellas cayeron en el combate y al parecer las crónicas nada dicen al respecto. | Tampoco sabemos cuántas de ellas cayeron en el combate y al parecer las crónicas nada dicen al respecto. | ||
Revisión de 07:54 14 sep 2015
Inés de Ben
Defensora de Coruña en 1589.
Hoja de Servicios
Participó como otras muchas olvidadas en la defensa de Coruña cuando el ataque de Drake en 1589, donde María Pita se ganó la fama pasando a la historia.
Se encontraba en la pescadería cerca de su marido, al ver caerlo comenzó a cargar y disparar, fue herida primero en un muslo y al poco en la cabeza, siendo retirada de la línea de fuego para tratar de curarla. Al retirarse los enemigos y desaparecer se fueron sacando números, doña Inés reclamó el coste pagado de su peculio de ochocientos ducados, para reconstruir unos trozos de muralla de los primeros combates, más por haber sido herida y perdido a su marido, nada de esto fue atendido por el Gobierno.
Ésta es la otra cara de la moneda, éstas siempre tienen anverso y reverso a doña Inés le tocó la peor parte. La herida en la cabeza durante el último asalto la dejó ciega. Nadie se acordó de ella, ni las autoridades, muchos años después cuentan la vieron vagar por las calles de Coruña pidiendo limosna para no morir de hambre. Se ignora cuál fue su destino.
Tampoco sabemos cuántas de ellas cayeron en el combate y al parecer las crónicas nada dicen al respecto.
La "pequeña" Historia siempre es la base de la grande, por contra solo se conocen apuntes como este que en el fondo nada dicen, solo queda patente que la guerra aunque se gane, siempre se pierde.
A pesar de ser solo unas líneas la traemos a estas biografías, porque su esfuerzo y valor quedó demostrado, no solo en el combate, sino afrontar (por desgracia) su miserable destino. Aquí queda constancia de que al menos existió, no es el caso de muchas más que ni siquiera esto.
Bibliografía:
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
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