Martinez de Irala, Domingo Biografia
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Revisión de 09:48 14 ago 2011
Vino al mundo en la villa de Vergara actual provincia de Guipuzcoa, a lo largo del año de 1509. Al parecer pertenecía a una familia acomodada.
Sus primeras noticias las tenemos, al ir embarcado en la expedición del Adelantado don Pedro de Mendoza, que en el año de 1534 puso rumbo al estuario del Río de la Plata.
Por lo que asistió a la primera fundación de la ciudad de Buenos Aires, participando en cuantas acciones y combates tuvieron lugar en esta ocasión.
En el año de 1536, participó en la expedición destinada a la exploración del río Paraná, a las órdenes de Juan de Ayolas zarpando de Buena Esperanza el día catorce de octubre.
En sus arriesgadas exploraciones, fue el que descubrió el actual territorio de Paraguay, siendo el que fijo el punto para la construcción del puerto de Asunción, donde posteriormente se fundó la villa del mismo nombre y actual capital de Uruguay.
Con su incansable y fuerte carácter de explorador, el día dos de febrero del año de 1537, fundó la población de Candelaria de la que fue nombrado Gobernador por Juan de Ayolas, hasta que éste regresara de su viaje de exploración a la Sierra de la Plata.
Las órdenes de Ayolas eran de no arriesgarse a salir de allí, pero Irala no podía soportar tanta pasividad, por lo que estuvo realizando pequeñas exploraciones de los territorios colindantes.
La expedición de Ayolas no tuvo suerte, siendo atacada por los indígenas de la tribu de los payaguaes los cuales los exterminaron, al no quedar supervivientes nadie pudo saber lo que había ocurrido, hasta que la falta de noticias obligó a ir en búsqueda y así se supo el fatídico final.
En el año de 1539 llegó a la villa de Asunción el veedor Real don Alonso de Cabrera, el cual ante la ausencia de Ayolas confirmo a Irala como Gobernador interino del Río de la Plata.
Ya como gobernador ese mismo año ordenó formar dos expediciones, una a su mando para terminar con los ataques de los indios de la tribu de los Agaces y la otra al mando de Gonzalo de Mendoza contra la tribu de los Carios, consiguiendo con ello ampliar la zona de seguridad de Buenos Aires.
Pero pasaba el tiempo y se seguía sin tener ninguna noticia de la expedición de Ayolas, por lo que formó a finales del mismo año de 1539 una expedición que se internó en dirección al Chaco, al llegar a esta zona se encontró con lo que quedaba de la expedición de Ayolas, a parte de confirmárselo unos indios más pacíficos.
Viendo este triste fin de sus compañeros decidió regresar a Buenos Aires, una vez aquí decidió trasladar a todos sus pobladores a Asunción quedando así fundado el primer Ayuntamiento en el año de 1542, ya que el territorio era menos hostil y la tierra más rica, a lo que se añadía que habían tribus que se dedicaron a ayudarles a construir y a labrar la tierra, solo unas pocas de ellas se mostraron guerreras.
Formó Irala una buena fuerza con sus hombres y las tribus amigas, permaneciendo un tiempo en dar caza a todos los oponentes, lo que se consiguió al no dar tregua a nadie que no le obedeciera, consiguiendo pacificar el territorio por completo.
Al ser nombrado Gobernador el Adelantado Alvar Núñez Cabeza de Vaca, éste lo nombró maestre de campo confiándole la exploración del río Paraguay, zarpando del puerto de los Reyes de la población de Asunción, navegó por él hasta más arriba de las doscientas cincuenta leguas, justo hasta la actual división fronteriza con Perú.
En el mes de marzo del año de 1544, se encontró con otros españoles, que eran enviados por el presidente de la Audiencia del Perú don Pedro de La Gasca, para comunicarle que estaba en territorio de su jurisdicción y que a estas tierras solo tenían acceso los españoles que dependían de su Gobierno.
Ante esto se pudo en camino de nuevo a Asunción (1) y tuvo que desplazarse con sus fuerzas, en dirección NE del territorio en poder de los indígenas de la tribu de los guaicurúes, que era la más poderosa de todo aquel territorio, los cuales habían cometido traición por faltar a su palabra de paz concertada, por lo que decidió no entablar combate, pero sí apresar a sus jefes los cuales fueron juzgados y ejecutados, así quedo el territorio en total tranquilidad y no hubo que lamentar la perdida de vidas innecesarias.
Al llegar a Asunción, el día veinticinco de abril se produjo el « motín de los comuneros », como consecuencia de ello, el veedor don Alonso de Cabrera ordenó el procesamiento de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, pero como no tenía jurisdicción sobre el Gobernador le obligó a embarcar bajo su custodia con rumbo a la Península, zarpando en marzo del año de 1545.
Dejando como Gobernador interino a Irala, quien nombró a sus tenientes Juan Gabriel de Lezcano, Nufrio de Chaves, Francisco de Mendoza y Felipe de Cáceres, que lógicamente eran sus más fieles amigos en la zona.
A mediados de este año se sublevó toda la tribu de los indios Carios, que en conjunto eran más de quince mil hombres, consiguiendo entre combates y palabras apaciguar los ánimos. Lo que demuestra que no era el comportamiento narrado por otras plumas del, al parecer típico conquistador español y que basándose en ella nos han hecho creer, no sólo a nosotros, sino al mundo entero.
En el año de 1547, Irala se mantenía con la idea de llegar a la famosa pero inexistente Sierra de la Plata, para ello formó una expedición que salió del puerto de San Fernando con él a la cabeza, en el viaje sufrieron ataques de tribus entre ellos los mayas, a los que no dio cuartel, pero con tanto combate no se dieron cuenta que volvían a estar en las tierras del Perú, así que desilusionados por no haber encontrado nada regresaron a Asunción.
A su regreso hubo las típicas guerras fratricidas por el poder, en la que varios conquistadores mediaron o se interpusieron a su mando, consiguiendo al fin en el año de 1553 con el apoyo de sus amigos y la mayoría del pueblo, volver a ocupar interinamente el Gobierno.
Ya dueño de la situación, se dedicó a dos cosas principalmente, una crear otras poblaciones muchas de ellas basadas en caseríos de las propias tribus y la otra muy importante, el conseguir que todas ellas estuvieran comunicadas al menos por caminos marcados para que nadie se pudiera perder y de paso advertir a las tribus hostiles, que si atacan en ellos sería severamente castigados. Lo que casi consiguió por completo, por el entusiasmo de los indígenas en limpiar aquellas selvas y trazar libremente los caminos.
En este intervalo de tiempo el rey Carlos I, dicto un Real Cédula con fecha del día cuatro de noviembre del año de 1552, por el que se nombraba a Martínez de Irala Gobernador del nuevo territorio de Paraguay, la noticia y Cédula la llevó el primer obispo nombrado para el mismo territorio, fray Pedro Fernández de la Torres, pero por la misma se le prohibía hacer nuevos descubrimientos y colonizaciones.
Pero Irala no quiso entender lo que decía el Rey, así que en el mismo año de 1554 fundó la población de Ontiveros, al que le siguieron otras muchas sobre todo al norte de El Chaco, así como en la región de Guairá, donde surgieron muchas nuevas.
La facilidad que tuvo para ir poblando aquellas tierras, radicó en que permitía e incluso intervenía delante del obispo, para que éste permitiera la mezcla de razas exigiéndose solo la conversión a la Fé Cristiana de los nativos, así la población aumentaba rápidamente pasando a disponer de más brazos con sus nuevas familias para seguir avanzando en su pasión, que no era otra que colonizar por la buenas todo aquel territorio.
Al tener el territorio asegurado y en paz, regresó en otra expedición hasta el Perú, pero haciendo el camino por otros puntos, no queriendo dejar enemigos a sus espaldas, todas las tribus de la zona occidental del actual Paraguay las fue colonizando, así pudo regresar sin impedimentos.
Su última expedición fue al Alto Paraná, con los mismos resultados que en las anteriores, pues fue colonizando a todas las tribus a su paso, ampliando en mucho el territorio del futuro virreinato del Río de la Plata.
Falleció el día tres de octubre del año de 1556, en la ciudad de Asunción, al parecer se le desataron unas fuertes fiebres, que en pocos días acabaron con su vida. Según otras fuentes fue en el año de 1557.
Un escritor de finales del siglo XIX dijo de él: « fué, sin disputa, la figura más eminente que se destaca por su valor, su constancia y disposiciones para el gobierno, de entre los conquistadores del Río de la Plata »
Es conocido en su población natal, como el « capitán Vergara »
(1) Asunción era en aquella época una especie de Provincia del Río de la Plata, con capital en Buenos Aires. El que después pasara a ser un país independiente, con el nombre de Paraguay no debe de confundirse con la realidad del momento del biografiado, que por más, después la capital de ese nuevo país pasó a adoptar el nombre de la provincia. Por lo tanto y como mucho, podría ser nombrado Teniente de ella.
Bibliografía:
Casas, Fray Bartolomé de las.: Historia de las Indias. Biblioteca de Autores Españoles. Ediciones Atlas. Madrid, 1957.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo, 28 segunda parte, 1926, página 1923.
Fernández de Oviedo Valdés, Gonzalo.: Historia General y Natural de las Indias. Edición y Estudio de Juan Pérez de Tudela Bueso. Biblioteca de Autores Españoles. Atlas. Madrid, 1992. Basada en la obra original del año de 1548.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.
Hammond, Innes.: Los Conquistadores Españoles. Editorial Noguer. Barcelona 1975.
López de Gómara, Francisco.: Historia General de las Indias hasta 1552. Tomo I Hispania Victrix. Tomo II Conquista de Méjico. Ediciones Orbis, S. A. Barcelona, 1985.
Pereyra, Carlos.: Historia de la América Española. ED. Saturnino Calleja. Madrid 1924.
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