Mar Cantabrico 1635
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1635 Mar Cantábrico
A don Juan Claros Pérez de Guzmán se le entregó el mando de una escuadra con base en Dunkerque, para contrarrestar el peso que comenzaban a tener las escuadras holandesas, las cuales estaban presentes en el Cantábrico y el Estrecho.
Se construyó toda una nueva escuadra compuesta por dieciocho galeones y doce fragatas. Éstas eran de entre doscientas y trescientas toneladas, armadas con 20 á 30 piezas de artillería y se diferenciaba de los galeones, sobre todo por no llevar castillo y toldilla elevadas, por ello quedaba como lisos arboladas con aparejo de vela latina, pues éste les permitía navegar casi con cualquier viento.
Se le entregó el mando y permaneció unos días adiestrando a las tripulaciones, a partir de aquí se lanzó a la mar y los éxitos se sucedieron con rapidez, en el mismo año consiguió capturar un gran número de bajeles enemigos, entre ellos un galeón capitana de la armada holandesa de 60 cañones, un tiempo después otro de 64 cañones, pero esta vez de nacionalidad francesa siendo de los mayores en ese momento. Unos días más tarde atacaron un convoy francés compuesto por sesenta y cuatro velas, de ellas cayeron en sus manos cuarenta y dos, arribando en olor de multitud.
Zarparon de nuevo el 14 de agosto formando la escuadra catorce galeones y seis fragatas, el 17 encontraron faenando ciento cuarenta buzas protegidas por un buque de 26 cañones, éste fue el elegido por el galeón capitana, al que rindió después de un duro combate, mientras tanto las fragatas iban dando caza a los buzas, pero antes recogían a la gente y luego los echaban a pique, resultando setenta y cinco de ellos hundidos, el resto se pudo poner a salvo. En el combate de la capitana perecieron cuarenta y seis españoles.
El 20 de nuevo avistaron otra flotilla de pescadores con sus buzas, pero esta vez la escolta era de seis galeones, solo que al ver a la escuadra pusieron aguas por medio abandonado a sus compatriotas, por ello fueron apresados otros veinte buzas. El 25 se encontraban reunidos once de los buques de la escuadra, mientras el resto estaba persiguiendo y hundiendo buzas, cuando en el horizonte se divisaron veintidós buques holandeses, entablándose combate, pero los españoles no abrieron fuego hasta estar a tocapenoles, en ese momento lo hicieron al unísono la artillería y los arcabuceros, traduciéndose en una gran destroza de la mayor parte de los buques enemigo, de resultas de este envite la capitana holandesa y tres de sus buques quedaron mochos, viendo esto sus compañeros prefirieron huir.
Al ir oscureciendo se divisaron de nuevo otras dieciocho velas holandesas, quienes acudían como refuerzo de los primeros, pero gracias a haberse deshecho de los primeros con rapidez y contundencia, al llegar estos se vieron en inferioridad y resolvieron retirarse sin combatir. Al arribar a puerto desembarcaron setecientos setenta y ocho prisioneros, pero de ellos unos doscientos eran ancianos o muy jóvenes, por ello fueron embarcados en un buque neutral y se les devolvió la libertad.
Bibliografía:
Álvarez de Toledo y Maura, Luisa Isabel.: Alonso Pérez de Guzmán. General de la Invencible. Junta de Andalucía. Cádiz, 1994. La autora es la Duquesa de Medina Sidonia y el libro escrito de los propios fondos de su biblioteca.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Martínez Friera. Coronel.: Las Batallas de España en el Mundo. Editorial Gran Capitán. Madrid 1950.
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