Cardona, Juan de Biografia
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Vino al mundo a lo largo del año de 1519, se desconoce el lugar. Así como se piensa que era perteneciente a la ilustre familia de los duques de Cardona.
Es de suponer que había recibido una buena educación y formación; al igual que todos los de esta época comenzó de marinero y fue ascendiendo los sucesivos grados, aprendiendo su oficio sobre las cubiertas de varios buques, una forma empírica de hacerlo pero que dio a España grandes marinos, algunos de los cuales son muy bien conocidos, por desgracia otros no tanto, como el que nos ocupa.
Por ello no hay muchos datos sobre su persona y se comienza a saber de él, cuando el día once de mayo del año de 1560 tuvo lugar la parte final de la desafortunada expedición sobre los Gelves, en la que navegando en la escuadra de las galeras de Sicilia, siguieron el derrotero de las del general don Juan Andrea Doria, (que cometió un grave error al dar la orden de regresar al fondeadero) pero por la estrechez del canal a atravesar para salir a la mar fueron a embarrancar todas ellas, lo que provocó que fueran capturados todos los hombres de la escuadra de Sicilia, entre ellos su general don Berenguer de Requesens que era su suegro y Cardona. Entre otros muchos generales como Sancho de Leyva y el propio hijo del duque de Medinaceli.
Solimán no quería dejar en libertad a los generales, pues mantenía la postura, que si los dejaba ir volvería a tener más enemigos, pero por una tregua firmada por el emperador don Fernando con Solimán, se vieron favorecidos los generales españoles que en el año de 1562 pudieron regresar a España.
El día veintitrés de julio del año de 1563, embarcado en una de las cincuenta galeras que al mando de don Sancho de Leyva iban a conquistar el Peñón de Vélez de la Gomera, volvió a ocurrir algo parecido, teniendo que abandonar el intento sufriendo un pequeño descalabro, arribando al puerto de Málaga el día dos de agosto. En esta ocasión ya destacó don Álvaro de Bazán ‹ El joven › futuro terror de los mares, para los enemigos de España.
En el año de 1565, nos lo encontramos ya como cuatralbo, cumpliendo la misión de vanguardia de la escuadra en aguas del archipiélago griego. Al ver a la escuadra turca avisó a su general, produciéndose el ataque de los mahometanos que efectuaron a la isla de Malta.
Por su destaca actuación en estos menesteres y por retiro del general de la galeras de Sicilia, este mismo año de 1565 es nombrado por el Rey don Felipe II, Capitán general de las Galeras de este Reino.
Con este mando participó muy activamente en la reconquista de la isla de Malta, a la que estuvo prestando su apoyo, tanto de fuego cuando era necesario, como realizando tornaviajes a Palermo para cargar sus galeras de pertrechos de boca y guerra haciéndolos llegar a los sitiados, incluso desembarcando a su ejército para abrirse camino a viva fuerza, consiguiendo al mismo tiempo aportar hombres a la resistencia del gran Maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén, hasta que se pudo contraatacar y resolver a favor la situación.
Al ser nombrado en el año de 1568 don Juan de Austria Generalísimo de las galeras de España reorganizó las escuadras, con ello intentó que las de los distintos reinos tuvieran una fuerza parecida, de forma que cada escuadra por separado fuera suficiente para mantener un combate y con ello ratificó a Cardona como el General de las de Sicilia.
Entre ambas fechas, el general de las galeras de Sicilia, se había mantenido vigilando sus aguas, de forma tan excepcional que había conseguido ampliar su escuadra considerablemente, por lo que don Juan valoró esto mucho, ya que sin coste para su Rey había aumentado sus buques de combate, afirmando así sus buenos servicios.
Por todo esto fue elegido por el Generalísimo, para formar parte de sus consejeros, así Cardona fue de los que estuvo en primera línea en cuanto a disponer de buques y su mantenimiento, así como con las capturas también había contribuido a tener brazos de repuesto para el remo.
Participó como era lógico en el combate naval de Lepanto, ocupando un puesto de honor al serle otorgado el mando de la escuadra de vanguardia, puesto que ya venía acreditado desde cuatralbo y como un muy buen táctico, al divisar a la escuadra turca en formación, viró y aviso de ello a don Juan, pero en vez de quedarse a reforzar el centro, se dirigió a ayudar a don Álvaro de Bazán, por haberse apercibido que la escuadra del ala derecha al mando de don Juan Andrea Doria, estaba separándose en demasía persiguiendo a la escuadra del ala izquierda de los turcos al mando de Uluch Alí, lo que ponía en grave peligro la retaguardia de la línea de la Santa Liga.
En principio situó sus galeras cubriendo el vacío creado, pero al ver que nada ocurría por esta parte, con arrojo y valentía ordenó forzar de remo, para llegar al refuerzo de las de don Álvaro, consiguiendo entre ambos que la línea no fuera rebasada y envuelta, contribuyendo ampliamente a la victoria final al hacer retroceder a las otomanas.
Por este motivo don Juan a finales del año de 1572, le otorgó el mando de la Escuadra de Socorro, compuesta por veintinueve galeras y el alto honor de mandar esta escuadra, como reconocimiento a su buen trabajo y mejor hacer. Ya que sin lugar a dudas, era la escuadra llamada a sacar de un apuro a cualquier otra de una formación, como ya lo había demostrado don Álvaro en Lepanto y dependiendo de las decisiones de su general, podía ser una victoria o una derrota.
Hay un paréntesis en su historial naval, ya que se vuelve a saber de él, cuando formó parte de la escuadra del Océano en el combate naval de San Miguel ó isla Tercera, cuando don Álvaro de Bazán estaba al mando de la escuadra del Océano, así como en el resto de todos los combates que hubieron en la conquista de las islas del vecino reino de Portugal en el año de 1582 y 1583.
No participó en la mal llamada Armada Invencible, ya que este nombre se lo pusieron los cortesanos del Rey francés, los cuales hicieron apuestas muy elevadas sobre los logros e incluso si salían ó no de éste ó aquel puerto; de la que oficialmente en España se conoce como « La Gran Armada contra Inglaterra » ó « La empresa de Inglaterra », por estar en esos momentos ocupando el puesto de mayordomo del Príncipe de Asturias.
Pero don Felipe II no dudó un instante después de ocurrido el desatino, en llamarlo a su lado y encomendarle la reorganización de la escuadra, lo que realizó muy rápida y cumplidamente.
Una vez reorganizadas las fuerzas navales de España, se le entregó el mando al duque de Tursi, pasando Cardona a mandar las escuadras del Mediterráneo, con las que llevó a efecto un ataque a berbería pero sin conseguir sus objetivos.
Achacando la causa de su fracaso a sus muchos años lo que le impedía servir a su Rey como en ocasiones anteriores, por lo que elevó súplica a S. M. para ser relevado de sus responsabilidades, lo cual le fue concedido por el Prudente Rey.
Regresó a su virreinato de Navarra con residencia en su capital, donde en el año de 1609 le sobrevino el óbito en la ciudad de Pamplona, contando con noventa años de edad.
Bibliografía:
Aparici, José.: Colección de documentos inéditos relativos a la célebre: Batalla de Lepanto. Sacados del Archivo General de Simancas. Imprenta Nacional. Madrid, 1847. Facsímil.
Carrero Blanco, Luis.: La Victoria del Cristo de Lepanto. Editora Nacional. Madrid 1948.
Cervera Pery, José.: Don Álvaro de Bazán. El Gran Marino de España. Colección Bazán. 1988.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez. Más otras entradas compiladas por Ángel Dotor.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid. 1973.
Rosell, Cayetano.: Historia del Combate Naval de Lepanto. Y juicio de la importancia y consecuencias de aquel suceso. Real Academia de la Historia. Madrid, 1853. Obra premiada por unanimidad en el concurso del mismo y Academia.
Zurita, Jerónimo.: Anales de la Corona de Aragón. C. S. I. C. Institución “Fernando el Católico” Zaragoza 1967. Facsímil de la Edición Príncipe de 1562 y la mejorada de 1585.
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