Génova contra Aragón 1454
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1454 Génova contra Aragón
En 1454 de nuevo los genoveses declararon la guerra al rey de Aragón, pusieron su escuadra al mando de Juan Felipe Frisco un pertinaz enemigo de los aragoneses, dirigiéndose a atacar Nápoles e incendiar la escuadra aragonesa. Enterado Vilamarí se hizo a la mar con sus veinte galeras, para ir en busca de la enemiga, descubriéndola a los pocos días entre las islas de Capri e Ischia, compuesta por catorce velas, pero incomprensiblemente la escuadra genovesa se refugió en la isla Prócida, viendo esto Vilamarí puso rumbo a Nápoles para reforzar sus defensas, de las que carecía por completo.
La escuadra genovesa se limitó a hacer acto de presencia sobre Nápoles durante tres días, pero navegando siempre fuera del alcance de las lombardas apostadas para dar protección al puerto, al anochecer regresaban a su puerto base. Esto llamó la atención a Vilamarí, decidiendo salir una noche y situarse en la isla de Ischia, dejando pasar el día, al anochecer vio pasar la escuadra dando la orden de seguirlas de lejos, los enemigos fueron entrando en su puerto, cuando ya estaban fondeados en Ponza, divisaron las velas aragonesas, ante la sorpresa decidieron picar los cables y salir huyendo siendo perseguidas, dándole alcance a seis cuando ya se habían navegado unas veinticinco millas, una de ellas la capitana al mando de Fregoso, quienes volvieron a utilizar el sistema para no combatir de dirigirse a la playa y embarrancar, donde sí fueron alcanzadas las enemigas, sacándose de ellas todo lo aprovechable entre ello se dejaron incluso los estandartes, no dejando lugar a duda por este hecho lo mal que debieron verse.
Vilamarí decidió pasar unos días para verificar que en el refugio de Ponza no había nada importante, estando allí fondeadas las galeras aragonesas se advirtió la llegada de unas genovesas al mando de Anequino, quien no sabía lo ocurrido con su escuadra, a ello se sumo la inteligencia del guerrero,
Vilamarí aprovechando la captura de los estandartes ordenó izarlos en sus galeras, engañando con este ardid al genovés, no quedándole otro remedio que rendirse.
Regresando a Nápoles con dos galeras enemigas y muchos caballeros apresados, no pudiendo salvar más naves por su mal estado se les dio fuego. Al resto de las huídas en el primer combate tuvieron la desagracia de ser casi todas hundidas por un nuevo temporal.
Bibliografía:
Zurita, Jerónimo.: Anales de la Corona de Aragón. C. S. I. C. Institución ‹Fernando el Católico› Zaragoza, 1967. Facsímil de la Edición Príncipe de 1562 y la mejorada de 1585.
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