L'Hermitte Expedicion en el Pacifico 1624

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L'Hermitte expedición en el Pacífico. II a XII de 1624


Finalizada la tregua de los doce años entre España y las Provincias Unidas, aunque dicha tregua no les había impedido atacar los intereses españoles, el 29 de abril de 1623 zarpa de Texel una escuadra holandesa rumbo al océano Pacífico, compuesta por 11 buques de guerra, 1.639 hombres y 294 cañones. Esta nueva incursión holandesa contra los intereses españoles estaba financiada por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y organizada por el Príncipe Maurice de Nassau por ello fue conocida como “Flota Nassau”.

Puesta al mando de Huguenot Jacques L'Heremite (L'Hermitte), marino francés refugiado en Holanda por cuestiones religiosas, y su segundo al mando Gheen Huygen Schapenham. En la costa portuguesa capturaron cuatro carabelas que se dirigían a Brasil. Tres fueron enviadas a Holanda y la cuatro incorporada a la escuadra. En la costa africana capturan un buque flamenco y ahorcan a cuatro holandeses por ser leales a España. Cerca de Cabo Verde estalló una epidemia y murieron casi 200 hombres, ordenando L'Hermitte torturar y ahorcar al médico de la expedición. Cerca del estrecho de Magallanes perdió la escuadra 20 hombres en el naufragio de un patache y de la carabela portuguesa, y otros 19 a manos de los indios cuando desembarcaron para recoger leña.

La escuadra pasó al Pacífico en febrero de 1624 por el estrecho de Le Mayre, recalando en las islas Juan Fernández. Las instrucciones dadas a L'Hermitte eran navegar lejos de la costa para no activar los avisos costeros sobre su presencia, capturar los buques que llevan la plata a Panamá y establecer una base en la costa del Pacífico.

El 6 de mayo capturan un pequeño buque español al mando del capitán don Martín Larrea. Los holandeses torturaron a varios tripulantes para obtener información sobre la flota de la plata. Confesaron que había salido de Callao rumbo a Panamá tres días antes. Larrea consigue convencer a L'Hermitte que, por problemas de pronunciación, la información no era correcta, y que la flota había salido trece días antes. De haber creído la primera información, los holandeses habrían podido capturar la flota de la plata. Larrea se jugó la vida y los holandeses nunca supieron que la información que les había dado era falsa.

Bloqueo de Callao

Dibujo de un patache, igual que un  bergantín pero más pequeño y de líneas más finas, con el mismo aparejo de un bergantín con dos palos, en el de más a proa llevaban velas cuadras -como las fragatas- el segundo más a popa era una cangreja, vela de forma trapezoidal, inclinada en la parte superior, más alta hacía proa, que se anuda a éste palo, así como al árbol o palo normal y por bajo a otro palo llamado botavara, de forma que se podía orientar y navegar casi cara al mismo viento, era el encargado de hacer de correo con las órdenes entre los mismos buques de una escuadra, dada su gran velocidad y poder por ella pasar la línea de las escuadras o flotas con mayor rapidez dando las órdenes recibidas del mando, siendo su armamento de pequeños cañones y poco peso de proyectil, al mismo tiempo por su poco calado era el encargado de reconocer las costas y en tiempos de paz como guarda de los puertos.

El 7 de mayo de 1624 llegó la escuadra holandesa al Callao de Lima, fondeando a unas leguas al norte de la ciudad. Sólo cuatro días antes habían zarpado de Callao los buques de la Armada del Mar del Sur rumbo a Panamá con 8 millones de pesos. Eran los galeones San José y San Felipe y Santiago. En el puerto sólo quedaron para su defensa el galeón Nuestra Señora de Loreto, que estaba desarmado, y el patache San Bartolomé. El virrey del Perú, don Diego Fernández de Córdoba, marqués de Guadalcázar, organizó la defensa.

Hasta la llegada del enemigo a la vista del puerto, era la primera noticia que tenía de ellos. L'Hermitte lanzó un primer ataque al día siguiente de su llegada, desconociendo que los galeones con los caudales ya habían partido rumbo a Panamá. Desembarcaron la mañana del 8 de mayo 600 holandeses y se lanzaron sobre la ciudad, rechazados por las tropas y milicianos mandados por el virrey. Las tropas eran unos pocos soldados de caballería y los milicianos eran vecinos desarmados montados en mulas para hacer bulto. El arriesgado engaño tuvo éxito y el enemigo regresó a la playa y reembarcó.

En los días siguientes los españoles siguieron preparándose para la defensa. Tres días más tarde, el 11 de mayo, los holandeses atacaron el puerto al acercarse con varias lanchas cargadas de tropas, siendo de nuevo rechazados con algunas pérdidas. El virrey ordena construir algunas lanchas armadas y baterías flotantes, y, en tan sólo 20 días, quedan listas dispuestas para la defensa. Todas ellas fueron puestas al mando del general don Juan de Cea, que a bordo del galeón Loreto, fondeado en Chucuito, coordinó las operaciones de estas fuerzas sutiles. Los holandeses realizan nuevos intentos de desembarco, todos rechazados y lo único que consiguen es incendiar con brulotes algunos pequeños mercantes surtos en el puerto.

L'Hermitte fallece por disentería el 2 de junio y es sustituido por el inexperto segundo al mando, el vicealmirante Schapenham, quedando ahora como segundo el contralmirante Julius Wilhelm Verschoor. El nuevo comandante holandés decide mantener el bloqueo de Callao con algunos buques de su escuadra, mientras ordena realizar incursiones en la costa del Pacífico con algunos galeones.

El 6 de junio de 1624 llegan a Guayaquil los galeones Mauritius y Hoop (algunas fuentes llaman Verwachting) al mando del contraalmirante Verschoor. Llegaron sin ser detectados y capturaron con sus lanchas a tres fragatas, dos bergantines y cuatro buques menores surtos en el puerto. En varias lanchas embarcaron 400 hombres y entraron en el estuario para llegar a la ciudad. Los 200 vecinos armados con que contaban el corregidor don Diego de Portugal para la defensa, sólo pudieron organizar la evacuación lo más rápidamente que pudieron. Los holandeses saquearon la ciudad y se retiraron a sus naves, momento en que son hostilizados por las tropas españolas de refuerzo llegadas de Quito, Cuenca y otros lugares, consiguiendo matar a 70 holandeses y hundir dos lanchas. Este mismo escuadrón saqueó la isla de Puna unos días después, asesinaron al misionero don Alonso de Encinas, quemaron su capilla y la mayor parte de los buques capturados, retirándose después a Callao.

Otro escuadrón holandés al mando de Cornelius Jacobszoon y compuesto por los galeones Eendracht, Koning David, Griffoen y Hazewind, llegó a Pisco el 11 de junio. En esta ocasión los barcos son descubiertos con antelación y, cuando se acercaron en sus botes, son rechazados en las playas por las tropas españolas al mando de don Diego de Carvajal. Al amanecer del día siguiente volvieron a intentar un desembarco con siete botes cargados con tropas y, esta vez consiguen desembarcar, avanzando sobre la ciudad. La caballería y las tropas españolas consiguen, después de varios combates, que las tropas reembarquen en sus barcos, alejándose el 15 de junio.

Dibujo de un galeón de finales del siglo dieciséis y hasta finales del diecisiete, siendo los primeros que comenzaron a realizar los tornaviajes desde el puerto de Acapulco en el océano Pacífico, con derrota a las islas Filipinas. Como todos los galeones de la época llevaban tres palos, trinquete, mayor y mesana, los dos primeros con velas cuadra igual que las de los posteriores navíos, en el tercero o mesana, una vela cuadra arriba y una latina, para poder cazar el viento viniera en la dirección que quisiera y así evitar quedarse parados por completo, portaban artillería como a tales buques pero por llevar siempre personas o tropas, más carga general (de todo un poco) y sobre todo las especias de la zona, en la mayoría de ocasiones solo llevaban una línea de cañones disponibles para defenderse, eran de lento navegar y algo tormentosos por la altura de la obra superior (o muerta) sobre todo cuando el viento era lateral al rumbo. En la proa como siempre llevaban varios foques.

Schapenham abandonó a primeros de agosto el bloqueo de Callao. En varios meses de bloqueo no había conseguido nada y había perdido hasta 400 hombres en los diferentes combates. Decide atacar de nuevo a la menos defendida Guayaquil. Se presentó ante el puerto con cuatro barcos y 600 hombres. El nuevo corregidor, don José de Castro, contaba con tropas de milicias llegadas de refuerzo y estaba listo para la defensa. Los holandeses consiguen entrar en el puerto y quemar dos bergantines que estaban en construcción antes de ser rechazados. Intentaron otros tres nuevos desembarcos los días 25 y 28 de agosto de 1624. Rechazados de nuevo con algunas pérdidas y dejando 28 prisioneros a manos de los españoles, levaron anclas y pusieron rumbo norte, hacia las costas de Nueva España.

La escuadra de Schapenham llega a Acapulco a finales de octubre. El comandante español don Pedro Legorreta, con escasas defensas, poco pudo hacer para rechazar al enemigo, que estuvo una semana frente al puerto. Los holandeses partieron rumbo norte a la espera de interceptar al Galeón de Manila. Al no encontrarlo, el 29 de noviembre, ordena su comandante cruzar el océano Pacífico. Llegó a las islas Marianas, de allí recaló en Batavia, donde la escuadra es disuelta y Schopenham murió a finales de 1626. Según algunas fuentes varios de los buques entraron en Texel el 9 de julio de 1626.

Schapenham, que había sufrido graves pérdidas materiales y humanas, se justificó como pudo el no haber conseguido ninguno de los objetivos. Incluso se inventó una victoria naval contra la Armada española. A pesar de ese fracaso, la preocupación de la Corte española fue enorme al conseguir los holandeses entrar en el océano Pacífico sin levantar ninguna sospecha de su presencia.

Bibliografía:

A.H.N. Diversos-Colecciones, 26, N. 38. Victoria de Lima y Callao sobre la armada holandesa.

Bradley, Peter T.: Spain and the Defence of Peru, 1579-1700. Lulu Enterprises Inc., 2009.

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Saiz Cidoncha, Carlos.: Historia de la piratería en América española. Editorial San Martín. Madrid, 1985.

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