Gran convoy británico captura 9/VIII/1780
De Todoavante.es
Gran convoy británico captura 9/VIII/1780
Se encontraba en la mar don Luis de Córdova cuando le llegó informe, del paso algo separado de la costa por el cabo de Finisterre de un convoy británico, con una pequeña escolta de un navío y dos fragatas, al parecer con rumbo a las islas Afortunadas para cruzar el océano, su escuadra estaba compuesta por treinta y seis navíos más ocho fragatas, entre ellos nueve franceses al mando Mr. de Beausset.
Dio orden a las fragatas de ir en vanguardia separadas a la vista para cubrir más mar, estando a 60 leguas al Oeste del cabo de San Vicente fue descubierto por una de ellas, pasando por banderas la señal del rumbo, poco después comenzó a cerrarse el cielo y empezar a llover dificultando la visión, era el 9 de agosto.
Al ir acortando distancias se apercibieron de la nula escolta, dado que el navío y las dos fragatas los dejaron a salvo en el paralelo de las Terceras por orden de sus jefes, por ello el Mayor General de la Escuadra, el capitán de navío don José de Mazarredo aconsejó dar la orden de caza general, la cual no era muy del parecer de sus compañeros, ante ello don Luis confió en el buen hacer de su Mayor (ya contrastado en su viaje de Brest a Cádiz), ordenando que así se ejecutara.
La maniobra de caza se prolongó varias horas por ser más ligeros los mercantes (aunque a costumbre de la época todos iban armados) y por la cerrazón impedía averiguar el rumbo de huía de cada uno, no obstante se pudieron apresar cincuenta y dos buques, logrando escapar al parecer sólo uno. (Los diferentes listados de ellos se contradicen, en unos las cincuenta y cinco velas se incluyen los escoltas y en otros no)
Una vez reunidos los apresados se le entregó el mando de una escuadra al jefe don Vicente Doz, pues a pesar de enviar gente a marinarlos, al llevar tropas del ejército no se quiso correr el riesgo por ser inferiores en número pudiera alguno escaparse, arribando a la bahía de Cádiz entre tres y cuatro días más tarde.
Pavía nos dice:
Se capturaron 294 cañones, mil seiscientos noventa y dos hombres de las dotaciones, mil trescientos cincuenta y nueve del ejército, más doscientos ochenta y cuatro pasajeros, varios miles de fusiles, munición y pólvora para el ejército en sus colonias, sumando todo el mayor apresamiento sufrido por el Reino Unido.
Todo estaba valorado en más de ciento treinta millones de reales o su equivalente en libras un millón seiscientas mil. El desastre sufrido fue tan importante que por primera vez en su historia por una acción de guerra, hizo temblar la Bolsa de Londres.
Al conocerse el apresamiento el político Horacio Capole escribió a Horacio Mann, entre otras cosas le dice:
A pesar de ser buques mercantes, por reunir condiciones aconsejables algunos de los apresados pasaron a formar parte de la Armada después de ser mejorados, sobre todo los cinco fuertes y marineros indiamen, convirtiéndose: la Hillborough, de 30 cañones, en la Santa Balbina, de 34 cañones; la Royal George, de 28, en la Real Jorge; de 30; la Monstraut, de 28, en la Santa Bibiana, de 34, y las Geoffrey y Gatton ambas de 28, fueron respectivamente la Santa Paula, de 34 y Colón, de 30.
A ello se sumó la vital importancia para los británicos de este convoy, pues en esos momentos estaban en guerra contra los independentistas de sus trece colonias, (los futuros Estados Unidos de Norteamérica) y precisamente su interceptación por la Armada española, provocó la pérdida del combate de Yorktown, siendo el principio del fin del poder británico sobre sus colonias. Convirtiéndose al mismo tiempo en una de las grandes victorias navales españolas, sobre la Marina Real Británica.
Era normal buscar un culpable, aunque en este caso nada podía hacer por la gran inferioridad del convoy, sumándose la nula escolta, fue sin duda alguna un exceso de confianza del propio Almirantazgo británico, o una de esas órdenes que no se debieron dar, pues queda demostrado que cuando le interesaba si enviaban escuadras de protección, pero en este caso se equivocaron por completo o no disponían de buques suficientes. Fue como no, el capitán John Montray quien estaba al mando en jefe del convoy, al regresar fue juzgado en Consejo de Guerra, la sentencia fue de culpabilidad y como consecuencia fue degradado y expulsado de la marina.
Robert Beatson, escribió sobre el tema:
Esta es parte de la ayuda española a la independencia de los Estados Unidos de América, pero por circunstancias de no saber vender el jamón, es muy poco conocida incluso en el país americano y ya no digamos en esta España, que no recuerda ni el principio de la reconquista, sus personajes, razones, azares y demás ostracismos.
Bibliografía:
Barbudo Duarte, Enrique.: D. José de Mazarredo. Teniente General de la Real Armada. Madrid, 1945. Premio Virgen del Carmen 1944-1945. Facsímil 2008. Fragata Libros Náuticos, S. L.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
Todoavante ©