Santangel, Luis de Biografia
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Caballero Español.
Escribano de Ración de la Corona en la ciudad de Valencia.
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Orígenes
No es un marino, pero tuvo mucho que ver, con la marina y sobre todo con el descubrimiento de las Indias, luego llamadas América.
Se desconoce su fecha de nacimiento, pero lo que si se sabe ya con certeza a pesar de que varias localidades, se han querido arrogar su nacimiento pero ha sido confirmado, siendo en la ciudad de Valencia y pertenecía a una familia de judíos-aragoneses conversos.
Su abuelo fue el fundador de la comunidad judía de Calatayud (según otros de Daroca) siendo muy próspera, pero su padre tuvo que abandonarla por perder fuerza económica la población, trasladándose a Valencia, donde ya vino al mundo Luís.
A pesar de lo difícil de conocer sus años infantiles y mozos, se sabe que su padre con alto poder económico lo envió con un tío (hermano de su padre) a la ciudad de Nápoles, que también tenía su mismo nombre y apellido siendo en esta ciudad un jurista famoso y al servicio de Alfonso V.
En esta capital fue a varios colegios, donde recibió una exquisita educación aprendiendo varias materias, siendo precisamente en las matemáticas en las que más destacó.
A su regreso a España ya le tenían novia preparada, por ello se desposó con doña Juana de la Caballería, que como era de esperar también era hija de judíos conversos.
En el año de 1471, se le colocó en la oficina de Impuestos de su ciudad natal, en ella se cobraban éstos de los tejidos fabricados e importados de Lombardía, que hacían su llegada y desembarco en el puerto del Grao.
En este puesto permaneció durante seis años cuyo desempeño fue ejemplar y le proporcionó una buena fama, lo que se tradujo en que al salir de él en el año de 1477 ya se tuvieran noticias de Santángel en la Corte.
Hoja de Servicios
En el año de 1481, fue nombrado por el rey Fernando V “El Católico”, como escribano de ración de su casa (o lo que es lo mismo, era el encargado de llevar las cuentas a todos los empleados en el servicio del Rey, con referencia a las entradas y salidas de dinero realizadas por ellos en las compras para el mantenimiento de la Corte).
En el año de 1491, estuvo ocupando una plaza de tesorero en la Hermandad de Sevilla.
Estando en esta ciudad fue cuando le presentaron a Cristóbal Colón, con el que trabó un buena amistad, pues éste le contaba todo lo que se podía encontrar en el viaje a la especería y lo lucrativo de poder enlazar por occidente con aquellas tierras, ya que los viajes serían mas cortos de los que realizaban los portugueses y se les podría hacer la competencia, por lo que se ganaría tiempo y por lo tanto a buen seguro se obtendría un mayor beneficio, a parte de no tener que depender de ellos.
Cuando se enteró de que las negociaciones de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos, se habían truncado y que Colón abandonaba Granada ya derrotado totalmente. No se lo pensó dos veces y se dirigió a la Reina, con la cual mantuvo varios audiencias en las que le insistió tanto ofreciéndole un préstamo, que fuera lo suficiente para cubrir los gastos de la expedición, que doña Isabel no tuvo más remedio que hacer llamar de nuevo a la Corte a Cristóbal Colón, para que terminara de explicar los pormenores del programado viaje.
Al término de ellas se llegó al acuerdo y Santángel adelantó los ciento cuarenta mil maravedíes, que fue la cantidad calculada para llevar a cabo el armamento, víveres y la dotación de los buques necesarios, que era lo demandado por Colón para realizar su soñado viaje de descubrimiento.
En el Archivo de la Tesorería General de Aragón se conserva un documento, en el que se hace referencia a las condiciones del préstamo, pero que nada dice de la mitológica versión del embargo o custodia de las alhajas de la Reina como respaldo de tal endeudamiento de la Corona.
El documento, sin tocar coma ni punto dice así:
- «En el mes de Abril de 1492, estando los Reyes Católicos en la Villa de Santa Fé, capitularon con Don Cristóbal Colón para el primer viaje de las Indias, y por los Reyes lo trató su Secretario Juan de Coloma, y para el gasto de la Armada prestó Luis de Santángel, escribano de raciones de Aragón, 17.000 florines»
Como se puede apreciar, no hay ninguna palabra que dicte o mencione el tan traído y llevado préstamo concedido como garantía de las joyas de la Reina.
Bien es cierto que en alguna obra se hace mención a ello, pero en una de ellas, también se explica que la Reina las ofreció (era una Trastámara y no quería deber nada a nadie), pero don Luis de Santángel no las aceptó, diciendo más o menos:
- «Que él no le iba a quitar a la Reina sus joyas y con ello impedir, que S. M. no pudiera lucirlas en las ocasiones, que fuera necesario dejar al nivel que correspondía a España delante de otras naciones.»
No se sabe con certeza, si esto fue real o no, pero a juzgar por lo escueto del documento, es muy posible que al dejarlo tan claro todo de palabra se redujese a un simple reconocimiento de deuda.
Después del éxito de éste viaje, se le devolvió el dinero al año siguiente y un tiempo más tarde los Reyes le gratificaron con un donativo de quinientos florines, más el nombramiento de consejero Real.
En 1494, al ser desposada su hija con un prócer de nombre don Ángel de Villanueva, el rey don Fernando le donó para aportar a la dote de su hija la cantidad de treinta mil sueldos.
En el año de 1497, fue denunciado a la Santa Inquisición, lógicamente por las tristes envidias de este país, pero como el Rey lo tenía en gran aprecio, ya que sus cuentas nunca le fallaban (ya sabemos lo puntilloso que era don Fernando con ellas) intervino ante el alto tribunal en defensa de don Luís, pero no quedó aquí la defensa, ya que otra de las posturas de siempre de los Reyes Católicos, era evitar siempre segundas partes a un problema ya resuelto, por ello lo comentó con la doña Isabel y de acuerdo los dos le firmaron con fecha del día treinta de mayo del mismo año, un privilegio Real, como «estatuto de pureza de sangre», para que ya jamás el alto Tribunal pudiera volver a molestarlo. (Hecha la Ley, hecha la trampa.)
Se desconoce así mismo la fecha y lugar de su fallecimiento, pero por las últimas investigaciones, se sabe fue en febrero de 1498 en la ciudad de Alcalá de Henares.
Notas
- Como se puede apreciar no es un marino, pero si alguien que gracias a su intervención se consiguió el descubrimiento, lo que viene a ratificar que casi todo en la vida es «Poderoso Caballero es don Dinero» y por él, se tuvieron que construir muchos buques de guerra y transporte, por lo que es lógico aseverar que también se necesitaron marinos.
- Por ello se le ha incluido en estas biografías, pues aunque solo aportó el dinero, sí que tubo unas grandes consecuencias marítimas y mucha parte de la posterior grandeza de España, y sin él, es muy posible que nuestra Historia Naval no sería tan extensa y prolija, por ello a lo mejor no estaríamos hablando de esta inmensa Historia Naval de España.
Bibliografía:
Casas, Fray Bartolomé de las.: Historia de las Indias. Biblioteca de Autores Españoles. Ediciones Atlas. Madrid, 1957.
Colón, Cristóbal.: Diario. Relaciones de viajes. Alba Libros. Madrid, 2005.
Colón, Cristóbal. Diario. Relaciones de viajes. Sarpe, 1985. En la que recogen los cuatro viajes que realizó a las nuevas tierras.
Colón, Cristóbal.: La Carta de Colón anunciando el descubrimiento del Nuevo Mundo. 15 febrero- 14 marzo 1493. Graficas Yagües, S. L. Madrid, 1961. Traducida y estudiada por Carlos Sanz.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Sin iniciales del compilador.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 54. 1964. página 219.
Fernández de Navarrete, Martín.: Colección de Viajes y Descubrimientos que hicieron por mar los españoles desde fines del siglo XV. Ediciones Atlas. Madrid, 1955. 3 Tomos.
Fernández de Oviedo Valdés, Gonzalo.: Historia General y Natural de las Indias. Edición y Estudio de Juan Pérez de Tudela Bueso. Biblioteca de Autores Españoles. Atlas. Madrid, 1992. Basada en la obra original del año de 1548.
Zurita, Jerónimo.: Anales de la Corona de Aragón. C. S. I. C. Institución ‹Fernando el Católico› Zaragoza, 1967. Facsímil de la Edición Príncipe de 1562 y la mejorada de 1585.
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