Porlier y Asteguieta, Rosendo Biografia

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Rosendo Porlier y Asteguieta Biografía


Brigadier de la Real Armada Española.

Caballero profeso de la Militar Orden de Santiago. 1790, sig. 6.602.

Orígenes

Nació en la ciudad de Los Reyes (Lima) el 21 de mayo de 1771, siendo sus padres don Antonio Porlier y de la Luz, Caballero de la Orden de Carlos III y, del Consejo y Cámara de Indias, y doña María Josefa de Asteguieta y de Iribarren.

Hoja de Servicios

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cartagena, el 28 de enero de 1786. Expediente N.º 3.553.

El 13 de enero de 1789 fue ascendido a alférez de fragata, formando parte de la dotación de la fragata Soledad, en la escuadra al mando del general don Félix de Tejada, transportando unos regalos del nuevo rey de España don Carlos IV, que éste enviaba a su hermano el Rey de las Dos Sicilias, don Fernando IV, arribando a su capital la ciudad de Nápoles el 7 de junio de 1789, donde fueron agasajados durante un tiempo, pasando posteriormente a Liorna a entregar los suyos a los Duques de la Toscana, cuya Duquesa era la hermana de don Carlos IV, doña María Luisa, quien al ver el inmejorable estado de los buques abordaron la insignia pasando una corta revista naval.

Al regresar pasó a embarcar en varios buques todos ellos destinados al corso, permaneciendo hasta producirse el terremoto en la noche del 8 al 9 de octubre de 1790 en la ciudad de Orán, por su efecto las murallas de la ciudad y fortalezas quedaron destruidas, momento aprovechado por los moros para intentar conquistarla, siendo destinado desde el primero momento a prestar apoyo a las tropas allí destinadas, viendo el Gobierno lo imposible de rehacer todo, se mandó a un diplomático para hablar con el Bey de Mascara, llegando al acuerdo de mantener una tregua, durante la cual las tropas españolas serían retiradas y la plaza quedaría en poder del Bey, en una de sus arribadas le fue entregada la Real orden del 1 de marzo de 1791, con su ascenso al grado de alférez de navío, la plaza fue abandonada y entregada a finales del mismo año.

Por Real orden del 9 de septiembre de 1791 se le ascendió al grado de teniente de fragata.

Prosiguió en sus cruceros por el Mediterráneo en comisión de corso, participando en diferentes combates.

A principios del año 1794 en la escuadra al mando del general don Federico Gravina participó en la campaña sobre Rosas, tomando parte en el rescate de las tropas de marina que en el castillo de la Trinidad estuvieron soportando el fuego enemigo, siendo reembarcados todos sus efectivos, el último su Gobernador el teniente de navío don Esteban Morera, quien embarcó el 6 de enero.

Por Real orden del 22 de noviembre de 1794, se le ascendió al grado de teniente de navío.

Por Real orden del 26 de febrero de 1795, se le ascendió al grado de capitán de fragata graduado.

Continúo en su comisión de corso, hasta llegarle la orden del 12 de marzo de 1797 para embarcar en el navío Príncipe de Asturias, como Ayudante del general don Federico Gravina, siendo el Segundo al mando de la escuadra del océano a las órdenes del general don José de Mazarredo.

Tomó parte muy activa al mando de lanchas cañoneras en la defensa de la bahía de Cádiz, hostigaron a las fuerzas navales británicas al mando de Horacio Nelson, cuando ésta por el acoso de las lanchas y un temporal abandonaron el bloqueo, Mazarredo ordenó zarpar detrás de los enemigos el 5 de febrero de 1798, permaneció en su caza cuatro días sin poderle dar alcance, regresando a la bahía de Cádiz después de ocho días de mar.

El 13 de mayo de 1799, realizó su segunda salida la escuadra del océano al mando del general don José de Mazarredo con rumbo al Mediterráneo, para reunirse en el Arsenal de Cartagena con la francesa al mando del almirante Eustache Bruix, ya reunidas pusieron rumbo al sur, pasaron el Estrecho y remontaron el océano Atlántico hasta llegar a Brest, donde fondearon ambas escuadra el día 8 de agosto del siguiente. Poco después estando en el mismo Arsenal francés transbordó junto con su general al navío Neptuno.

Zarpó el 14 de diciembre de 1801 con una división compuesta por cinco navíos, una fragata y un bergantín, al mando del general don Federico Gravina en auxilio de la escuadra francesa al mando del almirante Villarret, dando protección a un convoy con tropas del ejército al mando del general Leclerc, estando destinadas a combatir la insurrección de los negros en la isla de Santo Domingo.

Participando a su vez en las operaciones realizadas en Puerto Príncipe y Guarico, al terminar la pacificación pasó por la Habana regresando a la península, quedando desembarcado por orden del 8 de junio de 1802, desde que comenzó a navegar era la primera vez que se quedaba en esta situación, se encontraba en el Departamento cuando le fue entregada la Real orden del 5 de octubre de 1802, notificándole su ascenso al grado de capitán de fragata efectivo.

Elevó petición y se le concedió una licencia para viajar a Madrid, regresó de su estancia en la capital, siéndole entregada la orden superior del 27 de diciembre de 1804, otorgándosele el mando de las fuerzas sutiles de la puerta de Sevilla.

Con fecha del 16 de febrero de 1805, se le ordenó embarcar en el navío Argonauta, insignia del general don Federico Gravina quien lo nombró primer Ayudante de la Mayoría de la escuadra, zarpando el día 10 de abril junto a la francesa al mando del vicealmirante Villeneuve con rumbo a la Martinica y en ella al mando de los buque menores participó en la recuperación del Fuerte Real y el peñón del Diamante y después del resto de la isla, por su demostración de valor se le entregó al regresar a la península la Real orden del 5 de octubre siguiente siendo ascendido al grado de capitán de navío.

El 8 de junio al regreso de la escuadra combinada a la península, encontrándose sobre la isla Antigua se divisó a un convoy de quince velas de transporte británicas, Villeneuve dio la orden a dos fragatas que lo apresaran y escoltaran hasta San Juan de Puerto Rico, las capturaron ordenándoles tomar el rumbo a su destino, cuando estaban en ello divisaron en la lejanía a dos goletillas enemigas, las cuales efectuaron unos disparos de aviso e izaron señales, aparentemente para avisar a una escuadra que estaría fuera de la vista, llevando a confusión a los dos capitanes franceses, para evitar el supuesto enfrentamiento ordenaron pegarle fuego a todo el convoy, perdiéndose por los documentos de los respectivos capitanes, algo más de cinco millones de francos.

El 22 de julio participó en el combate del cabo Finisterre, donde se enfrentó la escuadra combinada a la británica del almirante Calder, la orden del almirante Villeneuve, de virar por avante, dejó solos a los españoles ante la escuadra enemiga, resultando apresados los navíos San Rafael y Firme.

La combinada arribó a la bahía de Cádiz el día 20 de agosto, el 31 siguiente el general don Federico Gravina, enarboló su insignia en el navío Príncipe de Asturias, donde pasó Porlier formando parte de su plana mayor, zarpó la combinada el 20 de octubre y al siguiente 21 tuvo lugar el combate de Trafalgar, en él combatió a su bordo, siendo uno de los que pudo regresar a la bahía de Cádiz.

Concurrió entre los días 9 a 14 de junio de 1808, al ataque de las fuerzas sutiles contra la escuadra francesa del almirante Rosilly, como jefe de una batería de morteros, consiguiéndose la primera victoria sobre las armas napoleónicas al rendirse el almirante francés al frente de los restos de la escuadra de su país del combate de Trafalgar.

Se le ordenó llegar a Sevilla, para recibir órdenes de la Junta, por expreso deseo del brigadier don José Serrano Valdenegro, regresando a la ciudad de Cádiz el 24 de julio, tomando el mando de la fragata Atocha, al día siguiente con ella apoyó con sus cañones en diferentes combates a las fuerzas del ejército en las aguas del Mediterráneo, el 15 de enero de 1809 bombardeó las baterías enemigas que hostigaban el avance de las tropas, facilitando con ello su progresión, fondeando en la bahía el 26 de diciembre seguido.

En el mes de enero de 1810 zarpó con rumbo a Cartagena, donde desembarcó pertrechos de guerra, regresando a la bahía el 22 de febrero, el 12 de julio zarpó con rumbo a Veracruz, llevando de viajero al nuevo virrey de Nueva España, acompañándole hasta ciudad Méjico, regresando a Veracruz para formar con la dotación de su buque un refuerzo, destinado al apostadero de San Blas en el océano Pacífico, pero al tener que cruzar el virreinato mantuvo un combate en Urepetiso, al llegar a su destino dejó a su dotación en el apostadero, poniéndose en camino de regreso, al llegar a la población de Guanajuato, se le confió un convoy cargado con plata entregándolo en ciudad Méjico.

En el mes de octubre de 1811 se le dió el mando de las fuerzas de la ciudad de Toluca, enfrentándose al ataque realizado por más de veinte mil efectivos, por esta acción se le entregó posteriormente la Real orden del día 24 de mayo del año 1811, con su ascenso al grado de brigadier.

En el mes de diciembre seguido salió con las fuerzas a sus órdenes, al llegar a la plaza de Tenango la atacó y recobró el 31 siguiente, prosiguiendo su avance y tomando la población de Tenansingo, sufrió dos ataques el primero entre el 3 al 17 de enero de 1812 en la Barranca de Tegnaloya y el 21 siguiente sobre la misma plaza, éste al mando los insurrectos del cura Morelos, donde se mantuvo el 22, pero sobre las nueve de la noche se vió obligado a retroceder hasta Toluca, donde se guareció por recibir fuertes ataques, hasta ser relevado por el coronel Castillo Bustamante, mientras las tropas realistas ponían sitio a Guantla.

Regreso a ciudad Méjico, saliendo de ella con la división del Olazabal, teniendo que resistir un fuerte ataque en Ojo de Agua, por las tropas al mando del cura Morelos, alcanzaron la plaza de Jalapa, donde permaneció hasta quedar algo franco el camino, al poco de salir en el Puente del Rey tuvieron otro combate, tan duro que Olazabal se vió obligado a retirarse, quedándose solo Porlier, por ello rodeó la montaña pudiendo acceder al puerto de Veracruz, donde embarcó en su fragata Atocha, zarpando con rumbo a la Habana, donde al llegar entregó su mando, pasando de transporte a la Prueba desembarcando en la bahía de Cádiz el 7 de octubre de 1815.

Elevo petición y se le concedió licencia para Madrid, al cumplirse el plazo se le añadió una prorroga pero esta fue interrumpida por la llegada de la Real orden del 23 de marzo de 1819, por serle otorgado el mando del navío San Telmo, del porte de 76 cañones, el 11 de mayo siguiente se hizo a la vela desde la bahía de Cádiz, por ser destinado a las fuerzas navales del mar del Sur, navegando junto al navío Alejandro I, de 74 y las fragatas Prueba, de 34 y Marina de transporte.

Los buques estaban en muy mal estado y pronto comenzaron a manifestar sus graves averías.

El navío Alejandro, ex-ruso, se vió forzado a regresar a Cádiz, habiendo cruzado la equinoccial, por estar podrido su casco y embarcando mucha agua, teniendo la suerte su comandante de poder fondear en la bahía de Cádiz.

Prosiguieron viaje el San Telmo y las dos fragatas, al doblar el cabo de Hornos sufrieron los muy malos tiempos propios de la estación, pues estaba cerca el invierno austral, obligando a cada comandante a sortear como pudiera aquellas aguas, quedando todos separados sin remisión.

Llegó primero al Callao la fragata Prueba, después de capear durante cuarenta y tres días el duro temporal, el 9 de octubre fondeaba la fragata Marina en las cercanías de su compañera de tragedias, el comandante y la tripulación expresaron que al separarse del navío el 2 de septiembre, éste tenía graves averías en el timón, tajamar y verga mayor, pero nada más podía aportar por no poder perder la proa a la rugiente mar.

En un principio y queriendo pensar bien, se suponía habría puesto rumbo a Río de Janeiro, por ello allí se estuvo mucho tiempo esperando noticias.

Del navío San Telmo no se volvió a saber nada, siendo lo peor la pérdida de toda su dotación compuesta por seiscientos cuarenta y cuatro tripulantes, suponiéndose se iría a pique en el cabo de Hornos o como aparentemente se ha sabido después, sobre alguna zona helada del casquete polar, lo bien cierto es que de nuevo la mar fue la sepultura, como en otras muchas ocasiones para otras dotaciones y sus buques, sin distinción de grados.
Lápida en el Panteón de Marinos Ilustres de don Rosendo Porlier y Asteguieta. Brigadier de la Real Armada Española. Caballero profeso de la Militar Orden de Santiago.
Lápida en el Panteón de Marinos Ilustres de don Rosendo Porlier y Asteguieta.
Cortesía del Museo Naval. Madrid.

Así terminó, la carrera y su vida el ilustre brigadier don Rosendo Porlier, esclarecido marino de altas prendas y de valer marinero, militar y científico.

La Armada guarda con religioso cariño su memoria, habiendo colocado una lápida, en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando que dice:

A la memoria

del Brigadier de la Armada

D. Rosendo Porlier

Muerto en el navío de su mando «San Telmo»

en un naufragio en el cabo de Hornos

1819.

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